⇁ 07 ↼
「 ᴛɪɴᴛᴀ ɴᴇɢʀᴀ ʏ ғɪɴᴀ 」
En el silencio de la habitación, todo de repente parece de repente agraviado.
Me siento como un maldito larcho, de pensar que me escondo de mis amigos, de la realidad que me cuesta hacer frente, pero, al mismo tiempo me alivia estar a solas con Bellamy. Ha sido otra de las pocas personas que me ha acompañado desde mis comienzos en el juego del tablero, y que no me ha abandonado como muchos otros; aunque muchos de ellos no por voluntad propia.
Todavía no he tenido la oportunidad de saber nada de Selene, o de Alby; la idea de que los hayan matado, o desaparecido en mis tres meses de encierro, me arruga el corazón de culpa. Sin embargo, observo las heridas de mi antiguo estilista ( aunque era Janson, nunca lo consideré como tal ) y sin pensarlo mucho alcanzo del cuarto de baño, hacia un botiquín de emergencia bajo un compartimiento del lavamanos.
Agarro algunas gasas, alcohol, más vendas y pastillas para el dolor.
Para cuándo salgo, me encuentro a Bellamy sentado en mi cama, con el folder a un lado y cruzado de brazos, murmurando en bajo. Sonriente, me siento como todas esas veces privadas en las que charlábamos pero con temor a que alguien nos escuchase; ahora, ya no tenemos ese peligro encima. No tanto como antes, al menos.
—¿De dónde has salido tan magullado? Que yo recuerde, y sé que tengo buena memoria, estabas como una rosa hace unas horas —digo, convencido de que como a mí, los problemas le buscaban constantemente.
Mientras nuestros ojos se cruzan, sentándome a su lado, quiero saber su historia; como ha llegado hasta aquí, porqué va vestido de soldado y sin lucir colores o maquillaje en su rostro a excepción de su cabello permanentemente azul, y los tatuajes de su mandíbula y brazos.
Sus ojos son esquivos, y flexiona novedosos músculos al cruzarse de brazos, que recuerdo que no estaban antes de irme a la segunda arena. Su rostro se tuerce en una mueca molesta y suspirando, sobre todo por mi intensa mirada, decide responderme.
—Entrenamiento, Newt. Ya no me dedico sólo al diseño. Las cosas han cambiado mucho desde tu ausencia... —admite, pasando una mano por sus marcas en el rostro.
Yo, en silencio, comienzo a ponerles alcohol y a vendarlas.
Por unos momentos, permanecemos en silencio. Él quejándose en bajo, y yo administrándole gasas y más gasas. Parece una rutina, hasta que una nueva maldición la interrumpe.
—Augh, dios... Esa arde como el demonio —dice, refiriéndose a una bajo su marcada mandíbula.
De repente, me siento un poco extraño; la imagen de mi Bellamy, de mi estilista y amigo en el Capitolio parece haber desaparecido por completo. Antes no me había dado cuenta por la efusividad del momento, pero ha cambiado, como Thomas al parecer.
Está más musculoso, más serio y sin duda se comporta de manera más tensa que la última vez que nos vimos antes de separarnos. Mis manos comienzan a temblar un poco cuándo coloco una gasa en su hueso de la mandíbula, pero cuándo nuestros ojos se cruzan de nuevo, ya no me siento tan incómodo.
Porque bueno, sigue teniendo la misma mirada de mis recuerdos; así que eso me asegura que no todo ha cambiado entre nosotros.
—Has cambiado, Newt —sale con eso de la nada y me río, para coger más alcohol y ocuparme de sus nudillos.
—Bueno, perder la mitad de una pierna creo que ha tenido que ver mucho con ello —contesto, con sarcasmo e ignorando su mirada doliente y arrepentida, añado—: Además, podría decir lo mismo en tu lugar. ¿Este nuevo aspecto tuyo? Sin duda no queda nada de mi viejo estilista, quiero decir, ni siquiera tienes las uñas pintadas.
Intento sacarle una carcajada, algo que aligere el ambiente pesado que parece haberse instalado en la habitación, pero sólo consigo sacarle la sombra de una sonrisa.
Detengo mis movimientos de ocuparme de sus nudillos, cuándo lo veo estrechar sus manos con tanta fuerza que se ponen blancos. Mi ceño se frunce, queriendo saberlo todo de él mientras de repente, pienso en que realmente desde mi llegada, la falta de colores en el Distrito 13 era algo bastante notable.
—Aquí, al parecer, mostrar colores es signo de estar unido al Capitolio. El Distrito 13 es bastante más estricto y bueno, entre una cosa y otra, no quise quedarme de brazos cruzados, ¿entiendes? —Me mira, torcido, con una exasperación saliendo de sus labios—. Quiero decir, Newt, mientras estabas indispuesto... me negaba a esperar sentado. Quiero ayudarte en todo lo posible con tu nuevo papel, y...
No lo dejo terminar, alzando las manos al cielo.
—Sí, ya sé que tengo que cumplir con todo el papel del Sinsajo. No hace falta que me lo recuerdes —y cuando un silencio vuelve a atormentarnos, pienso en la posibilidad de haber sido demasiado hostil.
Pero Bellamy suspira, hundiendo sus hombros otra vez.
—Sé que esto es... demasiado para ti, Newt. Ya has sacrificado demasiado, tantas veces que me da miedo que no quede nada de mi chico brillante para el final que nos espera, sea cual sea. —Sus ojos vuelan deliberadamente hacia mi pierna, o faltante de ella. Trato de no removerme incómodo—. Pero esa es la cosa, no estás solo. Hay gente, demasiada, velando por lo que haces. Puedes pasarte por cualquier mesa a la hora de comer y verás que, en cada una de ellas eres mencionado. El caso es que no quise dejarte solo, por eso me empeñé en cambiar.
—Algo parecido a lo que hizo Thomas, ¿no? Yo también lo he visto diferente —murmuro, agarrando una de sus manos para comenzar a ponerle una pomada.
En la mesa a nuestra espalda descansa un vaso con agua y las pastillas; se las daré al acabar con todo. Vuelve a instalarse el silencio, y me niego a pensar en qué quizá yo esté en los huesos, en que quizá me veo como un tipo patético o algo; y cuando me doy cuenta de que lo estoy haciendo, de que mi respiración se agita, vuelvo a suspirar.
Trato de mantener la calma, porque lo último que necesita Bellamy ahora mismo es verme con un ataque de estrés o algo.
—Bueno, pues enhorabuena. Todos habéis mejorado en muchos aspectos y, soy yo quién debe alcanzaros porque me he quedado bastante detrás —admito, al momento consciente de que en parte es cierto.
La falta de ejercicio hace mella en mi cuerpo y tengo muchas ganas de pelearme con Heather o Ethan; me pregunto cómo les habrá ido con Chuck, y aunque me hubiera gustado compartir más a su lado, saber que está vivo es razón suficiente para mantenerme tranquilo.
Para que al menos una de las pesadillas desaparezca.
—Newt, ¿pero es qué no te das cuenta? Todos estamos intentando parecernos a ti. No tienes absolutamente nada que demostrar a nadie, porque ya lo has hecho y dos veces, cabe destacar —me señala, pero yo lo ignoro mientras doy por terminada la sesión de curación.
—Anda, calla y bebe —digo, con la esperanza de que deje de decir tonterías.
Lo hace y mientras termina de tomarse la pastilla y el agua, sólo desvío la mirada hacia la carpetilla mientras la sostengo entre mis dedos casi sin pensar en lo que hago. El material es áspero y duro, y está cerrado por una liga.
Entonces, Bell deja el vaso en el suelo y señala el folder de mis manos.
—¡Ah, sí! Antes de toda esta conversación deprimente, esta era razón de mi venida en primer lugar... —pero lo interrumpo, apartando de un movimiento la carpeta y señalando sus nudillos ahora vendados con los ojos.
—Sí, antes de que desvíes el tema, eso no parece causado por entrenamiento cuerpo a cuerpo, ¿qué has hecho, Bellamy? —De nuevo, la familiaridad nos une y cae rendido a mis pies.
Vuelve a suspirar, pasa una mano por sus rizos azules y lo dije sin tapujos.
—Haymitch. Nos hemos encontrado antes de venir aquí, y... bueno, nos hemos peleado.
Y lo dije tan tranquilo.
Una parte de mí, no sabe qué pensar; una parte de mí está feliz de que por fin alguien le haya dado a probar mi misma medicina, pero... la otra y que aún se aferra a las partes en las que se ha sacrificado por todo el grupo y por mí, se culpa. No quiero preguntar, pero si soy consciente de algo es que ambos siempre se han llevado mal.
Nunca he sabido la razón, pero quizás ahora sea un buen momento para preguntar.
Coloco la carpeta sobre mi regazo, para enarcar una ceja.
—¿Y vas a decirme de qué iba la cosa?
Bellamy suspira, otra vez. Estrecha sus manos con movimientos repetidos mientras su mirada baja a nuestros pies. Luego, se aclara la garganta con un carraspeo y vuelve a ceder.
—Somos supervivientes, Newt. Todos nosotros y... aunque me gustaría decirte lo contrario, Haymitch me saca de quicio. Es misterioso, callado y siempre va un paso por delante, tú lo sabes bien. —Asiento, instándolo a seguir y no queriendo caer en las ramas del odio por su traición de hace tres meses—. Yo... siempre he vivido de esta forma. Incluso en el Capitolio, era igual.
—¿Qué quieres decir con eso?
Cruzamos miradas y por primera vez, veo que su mandíbula tiembla. Está inseguro, pero abierto conmigo. Eso me alivia de alguna forma; inevitablemente, alcanzo su muslo derecho dejando caer mi mano ahí, para darle apoyo. Lo recibe con una sonrisa y no la aparto.
—A pesar de lo que la gente hable a mis espaldas, no me conocen. No saben qué he tenido que hacer para sobrevivir, las cosas que he tenido que sacrificar hasta llegar en donde estaba y... y Haymitch nunca lo ha entendido. Siempre me ha mirado por encima del hombro y bueno, claramente, nunca ha estado de acuerdo con mi amistad contigo. Pero la respetaba, supongo... —Deja la frase a medio acabar, y me inclino hacia él.
—¿Hasta qué...?
—Hasta que desapareciste por tres asquerosos meses, Newt. Allí todo cambió; la aparente estabilidad que teníamos desapareció por completo y bueno, claramente lo odié cuando me enteré de lo que hizo. De lo que te hizo —se oye rabia en su voz—. Yo llegué después, claro. Tras que tu acabaras con los segundos juegos, todo fue una locura. Perdí... perdí a Raven y a Terence. No pude salvarlos y cuando llegué aquí, poco tiempo después de ti, me sentí devastado. Perdido, solo y toda esa mierda.
La mención de sus compañeros de preparación, de aquellos con los que había bromeado y cogido cariño, me cierra la garganta de golpe y me doy cuenta de que ni siquiera había pensado en ellos. La culpa me embarga el corazón; tan fuerte, que los latidos se apresuran y temo que me dé un ataque de pánico.
—¿Están...? —No termino de formalizar la pregunta, antes de que un simple y brusco movimiento de cabeza me responda.
Aprieto las manos sobre el folder, rezando porque descansen en paz. No puedo decir más, no puedo hacer nada más por ellos y me arrepiento de no haberme esforzado un poco más por conocerles. Otros nombres a mi larga lista.
—Lo siento, no pude... —Pero Bellamy me abraza, con furia.
—No te atrevas a terminar esa frase —dice, y no lo hago.
Nos quedamos abrazados varios minutos, quizás algo más que eso, pero cuando mis manos se aferran a sus fuertes hombros, las lágrimas se me atascan. Bellamy tiembla contra mi cuerpo y acariciando sus mechones azules, me esfuerzo por confiar en su juicio. Por no tomarlo todo solo ahora mismo y dándole un breve empujón, sacudo la carpeta en mis manos.
—Dejemos... todo eso atrás y dime de qué va esto. —El ambiente ennegrecido parece desaparecer de a poco cuando lo abre.
Saca hojas, bocetos y mientras menciona comentarios ligeros de que los hizo con Raven y Terence —ignorando la pena y amargura de su voz— finalmente me doy cuenta de que todos ellos son trajes. De los que llevé en las entrevistas, de sus creaciones o ideas desechadas, y mientras me arrullo al lado de Bell y sintiendo todo su calor, me quedo encantado con todos ellos.
Los trazos, los colores empleados y los mensajes que ofrecen me hacen creer más en mi causa; que hasta horas antes, me asolaba duramente.
—Son preciosos, Bell —y ambos sonreímos.
—Y eso que no has llegado a la última parte; esta es mía, por supuesto, pero... Espero vértelo puesto, cariño, si es que conseguimos hacerlo —añade con un tono jocoso y me permito voltear los ojos con gracia.
Dios, como había echado de menos también a Bell.
Esta separada por un fil negro y que al darle la vuelta entre mis dedos temblorosos, está dibujado mi insignia: la de las alas. La repaso con las yemas de mis dedos, encantando con la imagen y me ruborizo cuándo Bellamy me revuelve el cabello con suaves caricias.
Me río, para ver un montón de bocetos de mi mismo; con un cabello rubio demasiado brillante, con la piel clara y hecho con acuarelas. Allí, en un montón de ejemplos ( ya fuera de espalda, de frente o perfil ) salgo dibujado con un traje negro, oscuro, con algunas partes señaladas con cuero y con chaleco antibalas por precaución. Por la parte de atrás hay varios diseños; muchos no tienen una forma clara, pero uno rodeado con una tinta negra y fina, es el que más aparece.
Uno que lleva dibujado unas alas, grabadas en la parte de atrás.
Viéndolo ahí, con esos trazos delicados y formados con cariño, me invaden las lágrimas. Veo un mensaje en una esquina, con una letra cursiva y hermosa que dice: «Apuesto por ti, pajarito». Después dejo el boceto en la cama, me inclino a un Bellamy que está sonrojado —claramente avergonzado— y lo vuelvo a abrazar.
—¿Te gusta? Es lo que pienso que llevaría un total libertador como tú —escucho su voz, algo ahogada por hablar en el hueco de mi cuello—. Pero sólo si tú quieres, nadie te va a obligar a nada, Newt.
Y no hacen faltan las palabras para estar totalmente de acuerdo con él.
—Me encanta, Bell. Es precioso y... aunque creo que no me merezco, estoy emocionado por ponérmelo. —Me aleja por los hombros, recoge la carpeta y habla emocionado.
—Pues no se diga más, tengo que hablar con unos pocos amigos, quizás hasta le pida ayuda a Heather quien se ha mostrado interesada en lo que hago... —No deja de sonreír, yo tampoco.
Pero esa nueva información me impresiona.
—¿Y cómo es que te llevas bien con Heathy? Eso es una sorpresa muy grande, porque que recuerde, sólo está pegada a las faldas de Ethan. —Él se ríe y comenta que está totalmente de acuerdo.
Pero pronto se hunde de hombros y añade: —Digamos... que hemos intimado en tu ausencia. Ahora, creo que hasta podría decir que la veo como una hermana pequeña y es buena, quiero decir, tiene bastante imaginación.
Mientras me explica, lo veo caminar a la puerta y me levanto, con las manos sudando. No quiero que se vaya tan pronto, no quiero enfrentar a mis muertos todavía.
—¿Ya te vas? Puedes quedarte un rato más, si quieres.
—Oh, no, Newt. Mañana tengo que madrugar, estoy bajo una guardia que revisa la Heda y no puedo retrasarme. Tampoco quiero molestar, tú acomódate y descansa —me dice y soltando una risa que no quiero que suene incómoda, sale de la habitación.
Me acerco para asegurar la puerta y respirar cansado en el silencio de la habitación, que me apresa. Apoyo la frente en la puerta metálica, sin querer pensar más en Minho o en mi hermana, que está en estas mismas instalaciones y a la que no había vuelto a ver desde que intentó matarme. Siento sus manos sobre mi cuello y cuándo noto que me falta el aire, suenan dos golpes al otro lado. Suaves, pero concisos.
Emocionado, abro la puerta pensando que mi no-verdadero estilista ha cambiado de opinión.
—Sabía que te daría pereza madrugar... —comienzo a decir, hasta darme cuenta de que la persona que me espera es otra completamente distinta.
Mis ojos se cruzan con esos ojos achocolatados, nerviosos, alegres y efusivos y soy incapaz de decir nada cuándo salta a mi rostro. Mis pies trastabillan un poco al sostenernos a ambos y me sujeto del marco de la puerta.
Sus manos agarran mis mejillas, las acarician y... después me besa.
🏹🧡... ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por todo su apoyo.
omggg yo sé que dije que las actualizaciones serían más seguiditas pero en serio, he tenido muchas que hacer y muchos fics que subir (como el nuevo de newtmas en el mundo de harry potter ya publicado ) y pfff, lo bueno es que ya puedo decirles un buen feliz año y que disfruten de este cap. mucho más largo y dejándoles con las ganas, como me encanta.
los quiero mucho, no olviden dejarme todas sus opiniones. nos vemos pronto, mis tributos.
🧡🏹
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