― Dios, Hanae. ¿Qué baño usaras?― Preguntó su compañera.

―Voy a mear detrás de los árboles del patio. ― Respondió mientras sacaba un moco de su nariz.

Aquella acción asqueo a sus compañeras, quiénes aún no entendía cómo es que Hanae usaba ambos uniformes escolares cuando quería.

Hoy llevaba falda con un gran sueter, su gorro blanco con rayas verdes jamás faltaría en su vestuario.

―¡No puedes mear cómo un animal! ― Gritó otra de sus compañeras.

―¿Por qué no?, mi espíritu animal es el gato, lo vi en tiktok. ― Respondió sin interés.

Hanae simplemente empezo a caminar hacia el patio, cuando desapareció de la visión de sus compañeras decidió entrar al baño de mujeres ya que se sentía femenina.

―Soy guapa pero hoy exageré, uff. ― se miró al espejo mientras lanzaba un beso a su reflejo.

Al terminar de orinar, se lavó las manos y salió de una forma sigilosa del baño de mujeres sin ser vista, se arregló su cabello, caminó hacia la cafetería bajo las atentas miradas de los demás.

―Qué me miran o qué, ni que fuera un payaso de circo. ― Pensó mientras sacaba su billetera.

Terminó comprando dos panes dulces y un jugo de naranja, se sentó en la banca al ver a los chicos del equipo de fútbol matarse por el balón.

― Le voy al negrooo, coñoo mi negro.― Gritó internamente al ver al chico de piel morena perder el balón.

Ciertamente, él pertenecía al club de fútbol pero hoy se sentía demasiado delicada para jugar. Comió aquellos dulces y espomjosos panes acompañado del jugo de naranja.

Se cruzó de piernas mientras acomodaba su pequeño sombrero, el sol de las diez a.m no era su favorito qué digamos, sacó su teléfono y observo las noticias.

Realmente nada muy interesante, decidió entrar a whatsapp, tampoco tenía amigos cómo para esperar un mensaje que no sea el de su padre o madre. Soltó un suspiro, realmente aquel día era bastante aburrido.

Decidió bajar a la cancha de fútbol y unirse, forzó la voz para escuchar aun más chillona.

―Hola niños, señorita lola quiere jugar. ― Pestañeo de forma exagerada mientras miraba al capitán del equipo.

―Hanae, ya te dijimos que para jugar debes quitarte la falda, además ambos grupos estamos completos.

―Excusas, estoy segura que con tacones puedo vencerlos a todos, osea, excuse me. Estás hablando con una profesional.

―Llevas dos semanas jugando, ¿Qué profesional vas a ser tú si ni sabes que es una finta? ― Preguntó su capitán

―Ay bueno, apostemos. Si logró anotar 3 goles, me dejarán jugar con falda cada que quiera. ― sonrió mientras extendía su mano.

Una chica pelirroja observaba aquel juego pero al ser interrumpido por una chica pelirubia se quedó confusa, sin embargo, el entrenador no tardó en explicar.

―Él es Hanae, es un jugador bastante excepcional y curioso, le gusta ponerse faldas y actuar femenino a veces. Fuera de eso, apenas lleva dos semanas pero es bastante bueno. ― Explicó el adulto.

―¿Será un 1 vs 21? ― Preguntó Anri.

―Al parecer...pero si le soy sincero, Hanae tiene muchos secretos aunque se haga el tonto.

Hanae sostuvo el balón bajo su pie mientras su pierna estaba extendida, él pateo el balón haciendolo volar, aquello sorprende un poco a Anri, intentado descifrar su próxima jugada.

―A ver, ¿cómo era que se hacía el chiveo? ― Preguntó

―¡Sé dice dribleo! ― corrigió otro de sus compañeros.

Hanae dominó de forma excelente el balón al saltar para recibirlo, giró su cuerpo y disparó a mitad de la cancha aún estando el aire.

El balón picó debajo de las piernas del portero, anotando el primer gol. Hanae cayó de pie mientras lanzaba una patada de forma refinada.

―Usted dice...¿Qué lleva dos semanas jugando? ⸻ Preguntó Anri, totalmente sorprendida.

―Así es, tan solo lleva dos semanas. Ni siquiera sabe que es un dribleo decente o apenas sabe que es chutar.

Es cómo si el cuerpo de Hanae se moviera solo al ver el balón o al tenerlo en su disposición, no depende de un equipo de alguien a quién hacerle pases, su velocidad y movimientos son descoordinados.

Pero él jamás ha dejado un mal pase sin utilidad, no importa en que posición juegue o en que lado de la cancha este, Hanae siempre busca la manera de poder anotar.

En menos de tres minutos, ella ya había podido anotar los tres goles dejándolos 3-0.

Hanae movió sus caderas y piernas de forma ridícula mientras imitaba el sonido de un delfín para celebrar, hasta el punto de hacer la moonwalk.

―Hola señoritas, adiós hombres. ― Ella juntó sus manos y las sacudió mientras se regocija en la gloria.

Al final, Hanae se terminó aburriendo el tercer tiempo y se salió del partido para ir a comer otra cosa. Él compró una botella de agua, se tiró un poco en la cara y se la limpió.

―Hanae, ¿Cierto? ― Ella voltea ante aquella voz.

―Sip, ese es mi nombre. ― Respondió con una pequeña sonrisa.

―Mi nombre es Anri Terieri, es un gusto conocerte. Pertenezco a la asociación de fútbol.

―Woah, ¿en qué le puedo ayudar? ― En menos de dos minutos, se acabó la botella de agua.

―Quiero que me cuentes algo, ¿Alguna vez has ido a nacionales o regionales?, ¿algún torneo?

―Fui a un torneo de videojuegos el mes pasado, ¿por qué?

―Oh no, me refería a un torneo de fútbol. ― Aclaró Anri.

―Ah, pues cuando me uní al equipo necesitaban un reemplazo, cómo me había perdido el entrenador me dijo cambiate rápido, me cambié y jugué en el torneo de hace dos semanas. ― Le dijo mientras pateaba la botella vacía, metiéndola en el basurero.

Anri se sorprendió, entonces..¿Ese chico podría ser el próximo prodigio?, ¡Si entrenaba en Blue Lock, tendrían oportunidad de ganar el mundial!

―Muchas gracias, Hanae-kun. Lamento las molestias.― Anri se despidió y se fue de aquel colegio.

No tardó en llamar a Ego y explicarle la situación de Hanae.

Por otro lado, la rubia se encogió de hombros y decidió volver al aula mientras se acomodaba su sombrero.

Ante la mirada de alguien, él solo volteó pero la persona que lo estaba mirando tan solo volteó rápidamente, dándole la espalda.

Ella se encogió de brazos, sin importarle demasiado siguió su camino hacia su salón.

Al entrar, observó su pupitre rayado con insultos, desvió su mirada hacia los responsables quiénes intentaban disimular su risa. Hanae tan solo suelta un suspiro.

―Ah, aquí vamos de nuevo. ― suspiro cansada.

―Hey, raritaaa. ¿O debería llamarte rarito?, ¡fenómeno!

―Fenómeno el útero de tu mamá, solo ella y Jesucristo sabrán cómo pudo parir un chamaco tan feo. ― Ella le sacó la lengua a su bullying.

Ahogó una risa al verlo fruncir el ceño.

Sí, Hanae terminó con un ojo morado  y recostada en varias bolsas de basura de la salida cuando la hora de salida llegó, quitó la sangre de su labio inferior.

Bajó su mirada para observar a sus tres agresores en el suelo, Hanae les había pegado con unas piedras y les pateo bastante fuerte.

―Para qué se meten con esta gata si saben que son ratas. ― se burló mientras se levantaba adolorido.

Tomó su mochila y caminó hacia la estación de tren, observó su celular para ver el mensaje de su madre quién preguntaba por qué no había llegado.

Ma.

¿Y tú por qué no llegas?

Estaba chambeando.

Alimentar gato no es trabajo.

No, ese no.
Estaba siendo batman.

👍🏻

Ya hice la cena

Oskers.

Ella apagó su celular y subió al tren, logró tomar un asiento libre para descansar un poco, la última parada era suya así que podría relajarse un poco más.

Al llegar a casa, su madre le recibió con el cálido aroma de estofado.

―¿Estofado con este calor?, princesa flama. ― Se burló Hanae mientras tiraba su bolso en el sofá.

―Cuando pongas algo más que la boca para la comida, opinas. ― Respondió su madre.

Su madre ni siquiera preguntó por el ojo morado de Hanae, se había hecho una idea de lo que había sucedido.

―Por cierto, te llegó una carta hace unas horas.

―ay~ seguramente fue un enamorado...o el recibo de la luz. ― Él tomó la carta y la saco del sobre.

Era una carta de parte de la asociación de fútbol, para unirse al dichoso proyecto llamado Blue Lock.

―Seré un perrito encerrado, woof. ― se burló mientras dejaba la carta encima de la mesa.

Se lavó las manos y fue a comer, no lo pensó dos veces en aceptar, necesitaba algo más de diversión en su vida.

Y Blue Lock se la daría.