³²
La habitación de Maia, esta iluminada por la luz suave y cálida, lo cual, parecía envolver todo en una sensación de tranquilidad. Las cortinas se movían suavemente debido a la suave brisa. Un lugar silencioso, sin ruidos ni distracciones.
Los colores de su cuarto eran tonos blancos, celestes y lilas, creando un ambiente relajante y sereno.
En el aire, se podía percibir un aroma a Lavanda. La temperatura es perfecta, ni demasiado calor ni mucho frío, lo que le permitía sentirse cómoda.
Es por eso, que en un ambiente tan relajado como su habitación, era perfecto para...
Dormir.
Si, Maia dormía tranquilamente en su cama, se dispuso a terminar su tarea acumulada, pero no le salio muy bien, ya que con la excusa de "Voy a descansar los ojos" Terminó entre ronquidos.
Anne, entro a su cuarto, interrumpiendo su paz y tranquilidad. -- Maia... -- Llamó mientras la sacudía. -- Despierta, tengo que preguntarte algo.
La castaña se quejó, mientras abría sus ojos. -- ¿Que es lo que pasa?
-- Tendremos una cena con los LaRusso. -- Comunicó. -- También con Gabriel y Francisco, Johnny y los Diaz. Pensamos que sería una buena idea para presentar a sus parejas, oficialmente.
-- Bien, ¿Supongo que eso es genial, no? -- Habló la chica mientras se volvía a tapar.
-- Si, lo sé. Pero quería preguntarte si, ¿No te sentirás incomoda por Sam?
-- ¿Por qué debería estarlo?
-- Por lo que pasó entre ustedes dos y Miguel. -- Respondió.
La adolescente la miró con una ceja alzada. -- ¿Como sabes eso?
-- Bueno, Demetri...
-- Ese chismoso... -- Murmuró la castaña. -- Olvídalo, mamá. Esta bien, no me incomoda. Esos problemas con Sam quedaron en el pasado.
Anne se sorprendió, pues se sorprendía que unas adolescentes fueran capaces de olvidar sus diferencias, y unos adultos de casi sesenta años no.
Maia esperaba pacientemente, en el pasillo de la escuela, a los chicos nuevos para darles un recorrido por la secundaria. Se había ofrecido, ya que le darían créditos extras y todo era bienvenido.
-- ¿Ya podemos empezar con el recorrido, director? -- Preguntó la latina.
-- Aún faltan dos alumnos.. -- Miró la entrada y sonrió. -- Y allí vienen. -- Dijo mientras una niña peliroja y un niño moreno se acercaban. -- Ella es la Srta. Emily Smith y el es Kenny Payne. -- Miró a la latina. -- Los dejó a su cuidado.
-- Wow, como Liam Payne... -- La castaña soltó una risita. -- Están en buenas manos Señor director. -- Contestó con una sonrisa.
Sin más que decir, el hombre entró a su oficina.
-- Okay, vamos pequeñas estrellitas. -- Dijo con una sonrisa.
A medida que les enseñaba la escuela, notó que Emily se quedaba apartada, al igual que Kenny.
La castaña se acercó a la niña.
-- Emily.. Me gusta tu nombre.. -- Dijo, haciendo que la mencionada sonriera tímidamente.
Si había algo que Maia tenia en claro, era que, con cumplidos podías alegrarle el día a alguien.
-- Yo soy Maia. -- Se presentó. -- ¿De donde eres?
La niña la miró nerviosa. -- De Argentina..
-- ¿De verdad? -- La peliroja asintió tímidamente. -- ¡Genial! Yo también.. ¿Que ciudad?
-- Buenos Aires.. -- Contestó con una sonrisa.
Maia miró a Kenny, quien estaba apartado viendo el lugar. Su trabajo del día era hacerlos sentir cómodos, así que lo llamó.
-- Kenny.. -- El mencionado la miró. -- Ven aquí.. -- El niño se acercó con una sonrisa tímida. -- ¡Hey! Me gusta tu camisa de Dungeon Lord Legacies.
Al moreno se le iluminaron los ojos. -- ¿Te gusta Dungeon Lord Legacies?
Maia rió levemente. -- Bueno, lo jugué un par de veces... Porque mi amigo Demetri me obligó, ¡Pero es genial!
Los dos pequeños rieron tímidamente ante lo dicho.
-- Escuchen. -- Volvio a hablar la adolescente. -- Se que el primer día es difícil, pero luego conocerán a más personas con las cuales comenzarán una amistad... Y eso comienza con las presentaciones. Emily, el es Kenny. Kenny, ella es Emily.
-- Hola... -- Saludó el niño.
-- Me gustan tus zapatos. -- Comentó Emily.
-- Gracias.
La sonrisa de la castaña se hizo más grande al ver que siguieron hablando. Al parecer, una amistad se había formado en su recorrido.
Luego del recorrido, Maia fue a sus respectivas clases, al término de estas, fue en busca de Miguel. Lo encontró en la biblioteca repasando sus apuntes.
-- Cielos.. eres un nerd. -- Dijo con burla.
Una sonrisa se formó en el rostro del moreno. -- Prefiero ser un nerd, antes que dar un recorrido por unos puntos extras en química..
La chica llevó su mano a su corazón con falsa tristeza. -- Auch.. -- Miguel rió. -- De igual manera, los necesito.. -- Se sentó al lado del chico. -- Aún no se porque debemos estudiar..
Miguel la abrazó por los hombros y dijo. -- Para poder conseguir un trabajo, ganar dinero y vivir tranquilos como las personas ricas..
Maia frunció el ceño. -- Eso es muy complicado, me sale más fácil morirme..
Miguel rió y volvió su vista hacia su cuaderno. -- Los exámenes están a la vuelta de la esquina, deberías estudiar.
La chica frunció sus labios. -- El que estudia, duda de sus conocimientos. -- Miguel negó divertido. -- Deberías relajarte, y eso pasará en la cena del sábado.
Miguel asintió no tan convencido. -- Si, bueno. No creo que una cena con tu madre, Francisco y Gabriel sea bueno para relajarme.
La chica rió. -- Vamos, ellos ya te conocen y les caes bien...
-- Si, pero esto es más formal... ¿Entiendes?
-- Bueno...
-- ¿Que tal si piensan que no soy bueno para ti? -- Interrumpió. -- ¿Y si quieren que me aleje de ti? ¿Si doy una mala impresión? ¿Que pasaría si...?
Maia rodó los ojos y beso los labios de su novio, con intención de que se quedara callado.
-- Sobre piensas mucho las cosas, Pomelito... -- Dijo separándose. -- Todo saldrá bien, y te amarán... Así como lo hago yo. -- Le sonrió tranquilamente.
El moreno hizo lo mismo. -- Tal vez tengas razón.
-- Como siempre.
Maia decidió que sería buena idea ir al centro comercial, y comprar un lindo vestido para el sábado. Por lo tanto, al salir de la escuela, se despidió de su novio y fue a su vehículo.
Una vez que estaba en su camioneta, pudo ver que Emily iba caminando con su vista en el suelo, mientras otros tres chicos caminaban detrás de ella, al parecer la estaban molestando.
Maia arrancó y fue vigilando desde ahí. Hasta que en un momento, la niña en un intento de escapar y perderlos, se metió a un callejón.
Pero eso solo sirvió para quedar acorralada. La pequeña vio las caras de sus agresores se comenzaron a formar unas risas llenas de burlas, y sus ojos brillaron junto con la luz, de manera maliciosa.
-- Hey, ¿Que pasa, pequeña Zanahoria? -- Preguntó uno de ellos, su voz llena de desprecio. -- ¿Por qué tan sola?
Emily trató de pasar entre ellos, pero estos la agarraron de manera brusca.
-- ¡Déjenla! -- Dijo una voz firme detrás de ellos.
Los chicos se voltearon, encontrándose con Maia acercándose a paso seguro y firme, con sus ojos llenos de molestia.
-- Hola, lindura. -- Dijo uno de ellos. -- ¿Quien eres?
-- Eso no te importa, tarado. -- Respondió molesta. -- Suéltala.
Los chicos se miraron con sonrisas. -- ¿Sino que?
-- Les patearé el trasero hasta que defequen... -- Respondió, luego hizo una mueca al haber sonado como Johnny.
-- Eres una chica, ¿Por qué no vas a limarte las uñas? -- Preguntó el chico, pensando que era gracioso.
-- ¿Por qué no dejas de ser un idiota? -- Preguntó de vuelta la castaña.
Por fin soltaron a Emily, para luego acercarse a Maia de manera amenazante, pero esta no se intimidó. En cambio, se acercó más para hacerles frente.
Lo siguiente que hizo, fue golpear el rostro de uno, y realizar una patada directo a los geniales, haciendo que se retorciera de dolor en el suelo. Lo otros retrocedieron con miedo.
-- Deja de llorar, nenita. Eso no fue nada. -- Dijo mientras tomaba la mano de la pelirroja. -- Le hice un favor a tu futura novia, ahora no tendrá hijos con una mierda como tu.
Con una última patada un las costillas del tonto, ambas chicas se fueron.
La niña miró a Maia con gratitud. -- Gracias... -- Dijo con voz temblorosa.
La chica sonrió. -- No hay problema. -- Dijo. -- Nadie debería pasar por algo así. Deberías aprender algo de defensa personal... ¿No quieres aprender algo de Karate?
-- ¿Sabes hacer Karate? -- Preguntó con sorpresa.
-- ¡Claro! Soy la mejor de mi clase. -- Dijo con diversión, logrando que la pelirroja riera. -- Podrías unirte a mi dojo... -- Pensó durante unos segundos. -- No, mejor no, estamos en una guerra de Karate. No quiero que salgas lastimada... Yo te enseñaré.
-- ¿De verdad harías eso por mi? -- Cuestionó con una sonrisa.
-- Si, para que cada vez que te molesten, respondas con tus puños. -- Contestó. -- Pero deberías saber que, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, solo cuando sea necesario, ¿Bien?
-- Si.
-- No. Es Si, sensei. -- Corrigió. -- Ahora dilo.
-- Si, sensei. -- Repitió sonriendo.
Maia fue a dejar a Emily en su casa, no queria que la pequeña pasara por otra situación tan fea como la anterior. Lo raro fue que, al pedirle la dirección, la pelirroja se puso algo nerviosa al principio, pero luego le dio la dirección.
Luego de eso, Maia fue al centro comercial, al llegar, se sorprendió al ver que no había tanta gente. El estacionamiento estaba vacío, eso era una genialidad para los que conducen.
Luego de estacionar, entro al lugar. Era enorme, con varias plantas y cientos de tiendas. Comenzó a caminar, mirando las tiendas y vitrinas. Había de todo, desde ropa y accesorios hasta electrónica y juguetes.
Se detuvo en una tienda de ropa y comenzó a seleccionar algunos vestidos para probarse. Se decidió por un vestido corto, al cuerpo de color negro. Se sentía hermosa en aquel pedazo de tela.
Luego fue por una malteada de chocolate, tomándola mientras seguía en busca de algo para gastar su dinero. Entro a una tienda de música y compró un vinilo de Bruno Mars, y dos cd's uno de Tan Bionica y otro de Soda Stereo, estaba segura de que a Johnny le gustaría su música, así que los compro para disfrutarlas con el y Miguel.
Por último, decidió entrar a una joyería, quería comprar un regalo para Miguel. No había una razón en especial, solo quería darle algo porque le nacía y quería demostrar su amor. Compró dos anillos, simples, pero hermosos, cada uno con una piedra en forma de corazón.
Finalmente, luego de varias horas de caminar, decidió irse a casa. Estaba agotada. Pero cuando iba a salir por la puerta, apareció Tory, con su uniforme.
La rubia desvió la mirada, para luego seguir su camino, pero Maia la detuvo delicadamente por la muñeca.
-- Tory, espera...
-- ¿Que quieres? -- Preguntó la rubia cortante.
-- ¿Podemos hablar? -- Preguntó. -- Solo un minuto...
La de ojos verdes dudo por un instante, pero finalmente suspiró y la miró, esperando a que hablara.
-- Solo quiero decirte que te extraño, Tory. Extraño pasar tiempo contigo, y me entristece que las cosas entre nosotras estén así, por culpa de una rivalidad que no nos pertenece.
Nichols se quedó en silencio. -- No me arrepiento por la pelea en casa de LaRusso. -- Dijo finalmente. -- De lo que si me arrepiento es de perder tu amistad. Pero tu también tienes que entenderme, ella...
-- Ella tuvo errores. -- Interrumpió. -- Como todo ser humano. Pero no por eso iniciaras una pelea, ¿En que cambiaría eso? ¿Querías matarla y luego terminar en la cárcel? -- Tory no respondió, Maia suspiró. -- ¿Sabes? No quiero hablar de Sam...
-- Me porte como una idiota... -- Murmuró la rubia.
-- ¿Por qué no dejas a Cobra Kai? -- Preguntó con esperanza. -- Podrías unirte a nosotros, sabes que tienes un lugar con el Sensei Lawrence.
Tory negó. -- No puedo hacer eso. Cobra Kai y el sensei Kreese me apoyan.
-- Eso es lo que quieren hacerte creer... Pero no voy a interferir en tus decisiones, solo quiero decirte que puedes contar conmigo... Menos en las peleas.
La rubia soltó una pequeña risa, para luego acercarse a abrazarla, Maia lo aceptó gustosa. Al principio fue extraño, pero luego se sintieron bien.
-- Debo ir al trabajo. -- Murmuró la rubia, después de separarse.
-- Si, adiós...
Ambas continuaron sus respectivos caminos, las dos con una sonrisa en sus rostros.
Una sonrisa que a Maia se le borró al ver que un hombre, vestido completamente de negro, la esperaba en el estacionamiento.
El tipo volteó y Maia se percató de que era Kreese.
La chica rodó los ojos. -- ¿Otra vez usted? ¿Que hace aquí?
-- Bueno, creo que es un lugar público. Pero, principalmente, me gustaría hablar contigo.
-- Pues yo no quiero.
-- Deberías, después de todo, tengo información que te interesaría escuchar.
Maia frunció el ceño confundida, ¿De que información habla?
-- Es sobre tu familia.
-- ¿Mi familia? ¡¿Usted está averiguando cosas sobre mi familia?!
-- Pero, antes de decírtela. -- Continuó el viejo. -- Quiero que vuelvas a Cobra Kai, está en tu sangre. Deberías continuar con el legado, el estaría feliz.
-- ¿En mi sangre? ¿Legado? -- Preguntó. -- ¿De que habla? -- El hombre no respondió. -- Si usted se acerca a alguien de mi familia, la sangre de un Cobra Kai correrá, y será de usted...
-- Tu abuelo fue un Cobra Kai. -- Respondió, la chica abrió la boca con sorpresa. -- Y de los mejores. ¿Nunca te hablaron de el?
¿Abuelo? Maia pensó que era imposible, sus abuelos paternos murieron, mientras que los de parte de su madre, se habían separado y...
Bueno, tal vez, no era imposible después de todo.
-- Usted está mintiendo. -- Fue lo único que pudo decir.
Kreese rió. -- No, niña. No es ninguna mentira.
-- ¿Quien es? ¿Cómo se llama? ¿Donde está?
-- Eres muy ansiosa. Primero dime, ¿Te unirás a Cobra Kai?
-- No.
-- Okay.
Kreese volteó y comenzó a caminar, ignorando las preguntas de la castaña, quien se rindió al ver que no le hacía caso.
Estaba confundida. John Kreese no era una persona de fiar, pero, de igual manera, era inevitable dudar.
Su mente se llenó de dudas, a las que encontraría una respuesta si o si.
✨️ Tali's note
¿Que pasa si les digo que empecé otro fic con el Miguelon? 🙈
Si, amo al Miguelito.
En fin, el fanfic se llama "Nadie Más" y ya está publicado el cast en mi perfil. Si pueden ir y apoyar con una ☆ se agradece 💚
🤸♀️ Tali.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro