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XXXV

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Frizzy miró a Lauren, tratando de entender.

     Lauren se encogió de hombros. Al parecer el joven Dylan se había equivocado en algo. No parecía nada grave. Pero sí algo extraño.

     El príncipe levantó la mirada, y un color rosado estaba adornando sus mejillas. Él sabía lo que había pasado, dentro de todo el margen de error que parecía haber cometido su consejero, pero no parecía saber cómo explicarlo.

     Ni Frizzy, ni Lauren tenían idea de que tipo de equivocación pudo haber surgido, y había curiosidad. Pero no era apropiado preguntar al respecto, el príncipe parecía avergonzado, y dirigirse a él preguntándole algo como si nada seria un gesto de mala educación.

[•••]

     Ambas compañeras quedaron fuera de la habitación. Se pegaron a la pared, y se colocaron al lado de la otra.

     Y al hacerlo Frizzy no pudo quedarse callada mucho tiempo. Pero debido que se podía escuchar su voz a través de la puerta a penas abierta, tuvo que bajar la voz.

     —El príncipe está más perdido que nosotras.—susurró lo más bajo posible.—Parecía asustado y todo. Casi me rio, al parecer hubo un malentendido, pobrecillo.—suspiró— Pero bueno supongo que desde ahora veremos al príncipe todas las mañanas, a menos que quiera volver a cambiar todo a como estaba. Pero no creo, porque puede que con tal de verte—bromeó.

     —No empieces—respondió en otro susurro Lauren, algo fastidiada.

     Ese tipo de bromas la incomodaban bastante. No tenían nada de serio, y Frizzy no lo hacía con mala intención. Pero no le gustaba que hagan ese tipo de chiste, no le hacía mucha gracia, y sentía que no era tema apropiado para una broma.

      —Ay, pero que amargada. Era chiste.—volvió a hablar Frizzy en voz baja, mientras negaba con la cabeza lenta y divertidamente.

      —Lo sé

     —¿Y entonces? No te enojes pues.—le susurró la morena con un puchero en los labios—Te vas a arrugar más rápido. ¿Por qué te molesta tanto ese tipo de broma? Si no va en serio.

     —No me gusta.

     —Está bien, ya no reniegues tanto.—pidió en un susurro divertido la morena—Ya no bromearé con eso—dijo con una pausa—Por ahora—habló más bajo, evitando una risa.

     Lauren la miró unos segundos y luego negó resignada, y resopló un poco.

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     Decidieron quedar en silencio después, mientras esperaban el aviso del príncipe para poder recoger la bandeja, acordaron que para el camino de regreso a la cocina esta vez sería Frizzy quien la llevaría. Y Lauren llevaría la pequeña campana de regreso. Así podría ser algo justa la repartición del trabajo.

     Frizzy y su intranquilidad ante el silencio, hicieron que empiece a mover su pierna y pie derecho, creando un repetitivo sonido en el suelo del pasillo que daba a la habitación del príncipe.

     Lauren estaba con las manos detrás de la espalda, erguida, y esperando pacientemente. En un momento no pudo evitar mirar las uñas de su mano izquierda durante unos segundos, debido a la espera, para luego volver a colocarla detrás de la espalda.

     Justo segundos después de que Frizzy resople algo aburrida, el joven príncipe invitó de nuevo a ambas muchachas a pasar. Frizzy se quedó quieta unos segundos a propósito, para hacer que Lauren pase primero.

     Volvieron a abrir la puerta suavemente, el príncipe seguía sentado en su cama, usando la servilleta para limpiar algunas partes de su boca.

     Ambas se dirigieron a levantar la bandeja del regazo del príncipe. La morena le dio el pequeño instrumento a Lauren, y ella fue quien tomó la bandeja con los platos vacíos para el regreso, como habían acordado. Lauren ayudó a Frizzy a acomodar los platos vacíos en la bandeja de una manera que sea más fácil para llevar en su regreso a la cocina.

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     Con tranquilidad, ambas sirvientas terminaron de arreglar las cosas. Las dos estaban al lado derecho de la cama, y Frizzy estaba más cerca porque era ella quien estaba llevando la bandeja esa vez.

     El príncipe esperaba pacientemente el fin del servicio, sentado en su gran y lujosa cama. Y aunque lo intentó, ya no pudo evitar no dirigir su mirada hacia la otra sirvienta de la habitación.

Para ese momento, Lauren se había movido, un poco más atrás para así esperar a su compañera, quedando al pie de la cama. Con las manos detrás de la espalda y su postura de toda la vida.

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     Hubo nuevamente contacto visual, mucho más directo, posible gracias al panorama de permiso que había otorgado el príncipe para que puedan mirarlo y levantar la cabeza.

     Fue un poco más largo que el anterior, y el joven hijo de la realeza esta vez pudo sostenerla. Dedicándole después una amable sonrisa a la sirvienta al final de su cama, que fue respondida con un gesto amable que hizo Lauren con la cabeza.

     Fue una especie de saludo entre ambos, que a pesar de que el príncipe ya había saludado a ambas sirvientas, cuando entraron con el desayuno, este fue específico entre ambos modo de un nuevo y tercer reencuentro.

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     Eventualmente la morena de cabello rizado fue a colocarse al lado de Lauren. Para que así las dos puedan pedir permiso para poder retirarse de la presencia del príncipe, claro si es que ya no necesitaba algo más.

     El príncipe decidió hablar.

     —Pido disculpas por el malentendido, mi consejero ha escuchado cosas que no he dicho. Pero me alegra mucho que eso haya dado paso a esta situación, que he de confesar al principio no ha ocasionado una reacción propia de mi persona. Yo estaba confundido también, como ustedes han de estarlo. Me disculpo, es una situación que no estaba en mis manos. Pero a fin de cuentas es una muy buena noticia. Es todo un gusto poder volver a verla tan pronto señorita Harris—dijo, para luego dirigirse a Frizzy—Y si no es molestia, me gustaría enterarme de cual es el nombre de la muchacha que acompaña en el trabajo a la señorita.

     —Jocasta Godwin, su majestad—contestó con bastante respeto Frizzy, teniendo una especie de batalla con ella misma al mencionar su nombre.

     —Es un gusto señorita Godwin, tenía curiosidad en saber su nombre.—dijo amable el miembro de la realeza—Y gracias por el desayuno. Transmitan mis felicitaciones a Octavia y al grupo de cocineras. Pueden retirarse, que tengan un buen día.

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     Nuevamente, Frizzy y Lauren tuvieron que hacer una reverencia, con todo el respeto posible. Giraron, y se dirigieron a la puerta de la habitación. Lauren, abrió más la puerta, para ayudar a que Frizzy pase con la bandeja con los platos vacíos sin ningún problema, y ella salir después.

     Frizzy agradeció con la mirada, y salió primero de la habitación del príncipe. Para luego esperar a Lauren no muy lejos y aún lado de la pared.

     El príncipe le dedicó una última sonrisa amable a Lauren, y levantó su mano un poco para agitarla suavemente a a forma de despedida. Lauren no podía ni quería ser tan descortés ante un gesto tan dulce, por lo que levantando un poco la mano también la agitó de manera amable al despedirse.

     Salió de la habitación y cerró la puerta suavemente detrás de ella.

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     De repente ya afuera, se escuchó un fuerte sonido, que hizo eco incluso hasta en la habitación del joven príncipe. Por un segundo, Lauren se preocupó pensando que era Frizzy que se había caído con la bandeja. Pero, al girarse vio que la morena estaba sana e intacta, y que así como ella, se había quedado pasmada por el sonido que había soñado tan de repente.

     El sonido venía de cerca. Pero con lo fuerte que había sido seguro también se había escuchado en el primer piso. Hubo silencio, Lauren y Frizzy se reencontraron al mismo tiempo, desconcertadas por el sonido.

     —¿Y eso?—preguntó Frizzy asustada

     Lauren preocupada y con el ceño fruncido se encogió de hombros sin saber la respuesta.

[•••]

     Entonces, desde el mismo piso, pero desde otro ambiente, que había de ser la habitación de la princesa. La misma salió llorando desconsoladamente, con su ropa de dormir, y fue corriendo escaleras abajo.

     De la misma habitación salió la Reina, con su pijama igualmente, parecía furiosa, y empezó a gritar barbaridad y media mientras su hija corría escaleras abajo para escapar de ella. Podía deducirse, que la soberana había entrado a visitar a su hija en el desayuno, y que algo había salido terriblemente mal.

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      De su habitación el príncipe también salió, asustado y preocupado. Vio a ambas sirvientas totalmente desconcertadas en el pasillo, y tratando de ser lo más amable posible dijo que era mejor que regresen a la cocina lo más rápido posible antes de que la Reina se altere de la nada con ellas.

     Esa vez, Frizzy tardó más en reaccionar. Por lo que Lauren tuvo que darle un leve empujón para que pueda empezar a caminar. Más sirvientas mujeres, las encargadas del desayuno salieron también casi corriendo de las diferentes habitaciones, de la de los consejeros e incluso de la del rey, y empezaron a escapar del segundo piso.

     Toda la tranquilidad y paz del castillo, se fue por la borda.

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     Una gran cantidad de mayordomos empezó a salir de todos lados. E hicieron lo mejor para calmar a la Reina, el príncipe hizo lo mismo, empezando a discutir con su madre. Que no paraba de soltar barbaridades en contra de su pobre hija, de la que quien sabe a que parte del castillo había escapado.

     Fue horrible, sorpresivo, repentino. Más aún para las dos nuevas sirvientas, que no tenían ni la mínima idea de que es lo que había pasado. Y mucho menos por qué.

     Frizzy y Lauren bajaron las escaleras para regresar a la cocina de la manera más rápida que pudieron hacerlo.

     Llegando a la planta baja, los gritos de la Reina no paraban, y lo que decía en contra de su propia hija era demasiado hiriente como para alguna vez darlo por escrito.

     El príncipe tenía de las muñecas a su madre y hacia lo posible por hacerla reaccionar de su furia e impedir que vaya corriendo detrás de su hermana, los demás mayordomos también se estaban ganando insultos por más de no tener nada que ver. Pero a diferencia de las sirvientas mujeres que habían terminado escapando también, ellos se quedaron a calmar a la reina.

     Salió también el Rey, y la dama de la Reina, que fue la única mujer que decidió no salir corriendo. Todo el segundo piso, tenía un caos, y después de querer razonar tranquilamente, el Rey decidió que el escándalo que se había montado era tan vergonzoso que al final el terminó elevando tanto la voz que a Frizzy casi se le resbala una taza de la bandeja mientras ella y Lauren seguían avanzando en la primera planta para llegar a la cocina.

     La voz del rey había sido tan potente que se había escuchado a pesar de que las dos nuevas sirvientas ya estén en el primer piso.

     Hubo silencio, el Rey había ordenado hablar a solas con la Reina, en la sala del trono, y que todos, incluyendo el príncipe se vayan de ahí. La Reina, dejó de gritar, la voz de su esposo la hizo reaccionar. Y después de eso solo se escucharon muchos pasos, como diferentes puertas se abrían y se cerraban.

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     Lauren no quiso girar ni levantar la mirada a la segunda planta. No quería ver lo que había pasado, ni lo que estaba pasando. Nadie sabía que era lo que provocó aquel estruendoso sonido, que daba la sensación de que habían estrellado algo contra el suelo o una pared.

     Ambas compañeras, se desconcertaron incluso más al ver como la situación se hacía hasta familiar entre otros sirvientes, que también se habían asustado, pero que parecían haber visto la situación miles de veces. Que no reaccionaron, y siguieron su trabajo como si nada.

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     Llegaron al gran comedor, caminaron más y al fin llegaron a la cocina. Y pudieron estar más tranquilas. Bajaron las escaleras con cuidado, Frizzy sobre todo, ya que era ella quien ahora estaba llevando la bandeja con los platos y bandejas vacías.

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     Extrañamente, al llegar a la cocina, las cosas parecían tensas. Y la cantidad de gente irónicamente parecía haber disminuido un poco.

     La gente estaba nerviosa, seguramente porque ya todos se habían enterado lo que había pasado, debido a la cantidad de sirvientas de servicio de desayuno que habían entrado asustadas.

     Eso no era lo único. Ya que en la mesa que tenía la cocina, y en una de sus sillas, la princesa Ava Sangster estaba sentada, rodeada de varias sirvientas, incluida Octavia. La muchacha seguía llorando desconsoladamente, mientras sostenía su mejilla derecha, y Octavia intentaba ofrecerle un vaso de agua.

     Todo mundo presente en la cocina estaba cerca de ella, y la consolaban. Pero la manera en la que lloraba la pobre muchacha, podía romperle el corazón a cualquiera. Estaba descalza, porque había salido corriendo solo con su pijama, tenía una trenza francesa algo desordenada, ya que ese era el peinado que usó para dormir seguramente. Y su pijama color celeste claro con bastantes encajes era lo único que tenía puesto.

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     Lauren y Frizzy fueron a dejar la bandeja y los platos a la zona de trastes sucios, rápidamente. Dejándolos ahí un momento para lavarlos después. Las pobres manos de Frizzy estaban temblando, por lo que fue Lauren que terminó de poner todos los trastes sucios en la zona correspondiente para lavarlos después.

[•••]

     Y como parte de empatía propia de un ser humano, se unieron a todo ese grupo que consolaba a la pobre princesa. Su tristeza, dolía, mucho. Pero ya estaba empezando a tomar el vaso de agua que Octavia había estado intentando que tome.

     Tenía los ojos hinchados, aguados, y hasta rojos, y a pesar de estar tomando el agua no podía parar de llorar.

     Quien sabe que es lo que habría pasado en realidad. O cual había sido la verdad detrás de aquel maltrato que la reina había tenido para con su propia hija.

     A todo mundo en la cocina se le olvidó todo lo que estaban haciendo, las preparaciones para la hora del té, lavar los trastes, limpiar copas y demás cosas. Todo lo que había pasado había sucedido en una fracción de segundo, en la que todo había logrado ponerse de cabeza.

     A pesar de la alteración, las sirvientas parecían haber visto la situación muchas veces. Cosa que hacía la situación más triste todavía.

     Para ambas nuevas sirvientas, aquello era nuevo, repentino, sorpresivo, abrumador. Para Frizzy era imposible entender como alguien podía ser tan cruel con su propia familia, Lauren sabía que cuando hay crueldad la familia no importa, y el hecho de ver a al princesa en ese tipo de situación, hacia que el dolor que tenía la joven de la realeza, cale también en Lauren.

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