XXXIII
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 -𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Estaba empezando a asimilar su nuevo comienzo en palacio, un lugar demasiado hermoso como para poder ser cierto. Un trabajo en condiciones mucho más dignas, que no había tenido la oportunidad de experimentar antes, causándole una sorpresiva y grata admiración.
Estaba dejando cosas atrás, necesitaba hacerlo, debía hacerlo. Porque por más de lo fuerte de su carácter y espíritu no podía enfrentarse a un monstruo tan horrible como la maldad de personas que con ayuda de su dinero podían hacer cualquier crueldad sin manchar sus manos.
Contra el oscuro poder de la maldad y el dinero, la valentía no sirve de nada.
Había que detenerse y reflexionar minuciosamente las cosas, sobretodo por lo delicado que era el tema. Ser esclavo de un impulso, solo podía tener una buena consecuencia si de un ideal fantástico se trataba. Eso lo sabía, porque muchas veces en las que había reaccionado antes de pensar por más loable que hayan sido sus inspiraciones, había terminado peor.
Y al ser ese en específico el eterno tema del tenebroso fantasma de un pasado trágico, la rigurosa calidad de razonamiento que debía tener, había de ser tratada con muchísimo más cuidado.
Ser sirvienta real no significaba que iba a poder enfrentarse a algo tan grande como el poder que le daba el dinero a las mujeres que vergonzosamente había de reconocer para sí como familia suya.
No podía enfrentarse a su pasado. Literalmente, no podía hacerlo si quería seguir viva. Tampoco quería hacerlo que se diga, su miedo seguía siendo muy fuerte, a pesar de estar lejos.
Con su silencio, iba a dejar las cosas atrás. No iba a volver a verlas, ni a interactuar con ellas, nunca más le pondrían un dedo encima, no iba a escuchar sus gritos, sus amenazas. Ese documento que tanto odiaba y en el que las mujeres pusieron su victoria durante tantísimo tiempo, estaba completamente anulado.
El no haber experimentado sensación de bienestar, paz, tranquilidad casi en ninguna etapa de su vida, hacía que el hecho de estarlo haciendo aunque sea de manera parcial, sea totalmente abrumador en todo el buen sentido de la palabra.
Todo de alguna manera estaba empezando a ser diferente, mejor. Y así debería ser durante todo lo que esperaba un duradero trabajo en castillo.
Concentrarse en lo prometedor del presente era lo más adecuado, no tenía sentido estresarse por un futuro lejano, porque algo que comenzó a comprender Lauren, era que el destino de una persona puede tomar otro rumbo, a pesar de parecer escrito. La lejanía de lo incierto, y tratar de marcarlo como algo solo para definir algo, era algo en lo que Lauren se había equivocado, porque siempre asumió una verdad en el futuro de su vida que terminó cambiando drásticamente.
El destino era maleable, pero podía estar escrito en cierta manera. Lo que hacía que se vuelva dinámico era que aquella suposición predeterminada podía cambiarse, si es que era posible, se tenían los medios, se deseaba y sobretodo era lograble dentro de las capacidades y condiciones del sujeto.
Por sí sola ella jamás lo hubiera hecho, se aseguraron de que no pudiera hacerlo. Y en un momento, sin que siquiera ella cuente con ello, técnicamente lo habían hecho por ella.
Su vida podía ser otra, podía empezar a darse la oportunidad de sentir y vivir las cosas que le habían quitado desde tan pequeña, en un ámbito emocional más que todo, porque su infancia no volvería a ella nunca, ya que en su momento la había perdido.
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Estaba mejor. Todo, estaba mejor.
Jamás en diez años llegó a pensar que en algún momento podía llegar a ese concepto.
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Cerró los ojos, y tratando de alejar su mente de las diferentes reflexiones que estaba teniendo a tan tardías horas de la noche, intentó empezar a caer dormida poco a poco.
Tendría más tiempo para poder refugiarse en su tiempo de asimilación, proceso y reflexión a lo largo del tiempo. Por aquella noche, había sido suficiente, pero le sirvió muchísimo para explorar dentro de su mente y tener una conversación consigo misma de manera profunda para así poder entender y procesar todas las cosas pudieran haber permanecido guarecidas en alguna parte de su cerebro debido a la gran cantidad de trabajo en la que tenía que focalizar su atención.
No podía ignorar sus propios fantasmas, tenía que asimilar varios, ser consciente de que no podía enfrentarse a muchos, porque no tenía que dejarse llevar por algún tipo de ataque de valentía que la lleve a una situación peor. Debía dejar atrás las cosas, callar sobre otras.
No había forma de querer comparar su vida con la de otros, o de declarar que su sufrimiento es mayor que el de alguien.
Cada quien vivía su historia a su manera, el sufrimiento no se mide porque la forma en la que cada persona la enfrenta no está sujeto a algún tipo de concepto, el mundo es heterogéneo y a pesar de la búsqueda de la certeza, lo relativo termina siendo el único limbo que brinda un equilibrio.
Su vida interctuaba con la de muchas otras personas, todas esas otras tenían sus propias y personales historias. Penas y alegrías. Autodeclararse o definirse como algo refugiándose en la idea de ser una única pobre víctima de una vida de tragedia, sería incluso insultar a la subjetividad de la vida.
Cada quien puede ser el villano en la historia de otra persona. Las Dhollen lo fueron para ella, y seguramente Lauren, y sus padres lo habían sido para ellas.
Pensaba en eso seguido. En general siempre pensaba mucho, razonaba mucho las cosas. Posiblemente esa sea la razón por la que no solía interactuar ni hablar mucho con su entorno. Se criticaba mucho a sí misma igualmente, se cuestionaba sus acciones, se replanteaba situaciones donde pudo haber reaccionado mejor, donde incluso a pesar de todas sus reflexiones, raciocinios, su paciencia con situaciones que la molestaban no era la mayor del mundo.
Pensaba en como es que hay humanidad en los impulsos, de los cuales no se debe ser esclavo, pero que si el colmo de un suceso llega son imposibles de ser reprimidos. Como ella incluso a pesar de evitarlo a toda costa, un buen par de veces había explotado, cuanto se había regañado por eso, pensando que estaba mal, a pesar de que no lo estaba. Y como es que había gente incapaz de entender conceptos de dignidad, que a parte de estar inmersos en la propia ética del ser humano parecen ser olvidados incluso por las mismas personas que los defienden.
Mientras el sueño la empezaba a vencer, se cuestionó a cerca de como podrían ser siglos futuros. Como esperaría el mundo a generaciones futuras, a sus hijos, si es que tenía, a las demás generaciones, en cientos de años. Tal vez la situación general, a cerca del respeto con los pobres, respeto a la dignidad de las personas mejore, la situación de las mujeres, los matrimonios arreglados, podían experimentar algún tipo de evolución a favor del bienestar. Si en siglos futuros se podría lograr lo que no se puede en el que ella vivía.
Esperaba que sí, y que su vida que comparada con el universo era simple y vanal había podido tomar un giro al menos para un progreso, la de muchas personas podía hacerlo, e incluso para cosas quien sabe muchísimo mejores. Y si así se puede deducir un tipo de cadena, el mundo en el que vivían podía tal vez correr la misma suerte.
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Así, con los ronquidos de Frizzy, cuyo volúmen subía y bajaba en momentos sorpresa, y cuyo sueño parecía tan profundo y pacífico. Lauren pudo quedar dormida, con lo último que pareció ser un suave y tranquilo suspiro.
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Los ronquidos de la morena, no fueron factor para impedir su sueño, ya que al estar dormida, su cerebro silencio el sonido en la habitación, brindándole así un sueño renovador y completo, a pesar de las altísimas horas en la noche.
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A medida que amanecía, y que la hora de levantarse para poder estar listas a las 5:30 de la mañana se acercaba, un nuevo día volvía a a anunciarse. Y mientras la nobleza podía seguir durmiendo plácidamente, los sirvientes, y toda la gente trabajadora de Londres, ya empezaba a despertarse.
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Al Lauren haberse quedado dormida más tarde que Frizzy, se le hizo mas difícil despertar del letargo. Llegando a bostezar varias veces mientras salía de su cama.
Una vez más la rutina se anunciaba y parecía ser la misma. Frizzy se levantó un poco antes, pero por el letargo que tampoco se iba de ella, quedó sentada al borde de su cama varios segundos, mirando un punto específico en la pared.
Lauren tuvo que chasquear los dedos delante del rostro de la morena repetidas veces para poder hacerla reaccionar de su trance de sueño, y no le quiso mencionar nada a cerca de los ronquidos, porque no quería avergonzarla y porque aquello no la había molestado para nada.
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Aquella mañana, tomando turnos nuevamente, ingresaron al baño para asearse, perfumarse un poco, y ponerse toda la ceremonia de uniforme que tenían.
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Cuando ambas ya estuvieron cambiadas, aseadas y ordenadas, Lauren volvió a peinar a Frizzy en ese su segundo día de trabajo oficial en el inmenso lugar. La morena no se quejó a pesar de que tener su cabello rizado tan estirado y tenso sea incómodo, ya que no había otra forma para poder hacer el peinado.
Lauren, se peinó a sí misma después de haber terminado con su compañera. Ambas fueron a colocarse el adorno de tela blanco para el cabello. Tomaron las llaves de la habitación y Frizzy fue quien esa vez las guardó en el bolsillo del delantal blanco del uniforme.
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Salieron de la habitación, exactamente a las 5:30 de la mañana por segunda vez. Todas las sirvientas salieron en orden, esa vez Desire no las acompañó porque se supone que ya sabían por donde dirigirse hasta la cocina, y realizar todos sus deberes de limpieza en la misma.
Aún así, se encontraron con ella y Amy en los pasillos, y a la relativa lejanía sólo levantaron los brazos agitando las manos amistosamente.
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Lauren y Frizzy bajaron las escaleras de la torre, a un paso algo apresurado después de aquello, levantando un poco el vestido negro para no pisarlo.
Cruzaron pasillos, y atravesaron ambientes, y al llegar al gran comedor supieron que estaban en el camino correcto. Afortunadamente no se habían desorientado en los inmensos ambientes de castillo.
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Siguieron caminando, bajando las escaleras a la cocina, junto a demás sirvientes y sirvientas que trabajaban en esa gran sección del castillo.
Si el anterior día había sido pesado, el actual también. Porque con lo tarde que había terminado el baile, todo el trabajo de lavar trastes se haría en la mañana. Toda la limpieza, ese día porque no podían quedarse hasta la madrugada haciendo eso, hubiera sido peor.
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Llegando a la cocina, la jefa de cocina, la señora Octavia salió a ver a ambas, y con su habitual estrés que podía notarse a pesar de que ambas muchachas llegaron a palacio a penas hace un día.
Se detuvo delante de ambas, y tomó un respiro.
-Buenos días muchachas. Me alegra ver su puntualidad-dijo amablemente haciendo una pausa-Lamento que su segundo día este siendo tan pesado. Pero que digo, siempre es así.-sacudió la cabeza-De todas formas me apena porque llegaron ayer a penas y ya han tenido que adaptarse como si llevaran aquí años. Sobre todo por el evento de ayer y la llegada de nuestro príncipe que se vio de sorpresa gracias al mal envió y retraso una carta.-dijo, empujando sus redondas gafas por el puente de su nariz, mientras que a pesar de sonar y estar nerviosa y apresurada ofrecía bastante amabilidad y educación-Ayer no tuve oportunidad ni de preguntar vuestros nombres por todo el estrés que estábamos afrontando-dijo- Me gustaría saberlos ahora, este ambiente es muy estresante pero se hace lo posible por llevar todo de alguna manera. Por eso necesito conocerlas, y más vale tarde que nunca.
-Yo soy Jocasta-dijo Frizzy, con algo de dificultad al decir su nombre-Pero si no es mucha molestia llámeme Frizzy. Que mis padres me perdonen pero mi nombre no me agrada mucho-pidió educadamente.-Y ella es Lauren-dijo señalando a su amiga al costado risueñamente.
Lauren hizo una reverencia amable con la cabeza. Siendo correspondida por la jefa de la cocina.
-Que gusto. Yo ya me presenté con ustedes. Espero que eso haya sido suficiente.-suspiró- Como habrán de suponer hoy se hace la ceremonia de llegada al príncipe para el pueblo, es algo pesado pero no como ayer, ya que el evento se dará en la tarde, las labores de cocina y limpieza siguen siendo las mismas, pero debido a lo de ayer vamos a tener que lavar todos los trastes hoy día-dijo mientras buscaba algo en el bolsillo de su delantal-El horario de nuestras tareas esta pegado en la puerta, no es muy complicado pero también siempre me tomo el tiempo de hacer uno para cada una de las personas aquí-dijo sacando del bolsillo dos pequeños pergaminos.
Ambas muchachas recibieron uno. Frizzy lo guardó para verlo después, pero Lauren decidió leerlo en el momento como un gesto de agradecimiento por la molestia que se había tomado la señora. Además, que el que estaba pegado en la puerta no lo había leído bien por el apuro.
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Más gente entraba en la cocina, y a medida de eso la bulla incrementaba. Frizzy empezó a hablar con Octavia preguntando algunas cosas simples, mientras después de ver que Lauren leía su pergamino dudaba si hacerlo ella también.
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Lauren se desconectó un momento de la conversación para ver las cosas en el pergamino.
Decía que a las 6 de la mañana empezaba todo oficialmente, de 6 a 8:30 las sirvientas cocineras preparaban el desayuno, las de limpieza lavaban trastes, y las designadas a servir la comida a la familia real a sus aposentos se dirigían a hacerlo, a menos que en casos ceremoniales especiales tengan que ir todos, y el servicio sea en el comedor, como había pasado el día anterior.
Después del desayuno, se volvían a lavar trastes, mientras se preparaban cosas para la hora del té. De 10 a 10:30 los sirvientes del área de cocina y jardinería podían comer algo, de 10:30 a 11 les tocaba comer algo a los de lavandería y limpieza general y de ambientes. De 11 a 11: 30 los jefes de área tenían oportunidad de comer algo, es decir Karoma, Octavia, y los jefes o jefas de jardinería y lavandería. De 11:30 a 11:45 todo se alistaba para la hora del té, a las 12, nuevamente los empleados designados llevaban te y galletas a la familia real, después de eso había exactamente una hora para el almuerzo, ese sí era en el gran comedor. Después nuevamente en intervalos de media hora y el mismo orden, los empleados podían comer. Se volvían a lavar trastes, y se seguía cocinando, seguía la cena, se repetían los intervalos, se volvía a lavar todo. Y en la cocina la rutina del día terminaba.
La cocina no sólo alimentaba a la familia real, sino a todos. Por eso la importancia del horario y los intervalos. En los horarios que los otros sirvientes de otras áreas comían había otro grupo de la cocina que se encargaba de llevarles comida. No había ni un margen de error en los horarios ni en la organización que se había dado.
Lauren recordó que también les habían indicado que ella y Frizzy eran parte de la limpieza general.
Cuando Karoma recibió a ambas esas fueron sus indicaciones. Levantó la cabeza después de leer, y decidió preguntar sobre el tema respetuosamente, interrumpiendo las cosas que estaba hablando Frizzy con la mujer, mientras ella aún tenía el pergamino entre manos.
-Perdón.-dijo educadamente, cortando la conversación de la jefa de cocina y su compañera de habitación
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Ambas le prestaron atención.
-Cuando llegamos, nos indicaron que estábamos en limpieza general también. Pero que no era nuestro trabajo principal.
Frizzy levantó las cejas recordando.
-Cierto-dijo la morena llevándose la mano a la frente.-Me olvidé de eso. Osea, sí sé que vamos a trabajar aquí en cocina la mayoría del tiempo. Pero cómo haremos cuando nos digan algo de limpieza general ¿tendremos dos horarios al mismo tiempo? Jesús que estrés
- No, cariño-explicó Octavia a Frizzy aguantando una sonrisa - Pero muchas gracias por recordármelo. Casi lo olvido yo tambien-dijo Octavia llevándose una mano a la cabeza para acomodar su cabello detrás de la oreja, mientras esta vez miraba a Lauren.
La mujer tomó un respiro, y se tomó un momento para organizar sus ideas.
Durante esos segundos, Lauren guardó el pequeño pergamino con el horario en el bolsillo de su delantal.
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- Lo que tengo entendido es que están en ese trabajo en casos de emergencia es decir cuando se necesiten manos extra. Vendrán a avisarles cada que eso pase, cuando necesiten que más gente limpie los aposentos de la realeza, que limpien los suelos, y cosas así. Como ya lo saben, su trabajo principal es aquí, y cuando las necesiten allá, alguien tomará su relevo aquí. Con eso no hay ningún problema.
Hizo una pausa reflexionando sobre algo
- Celine no es de venir a explicar cosas, es una mujer demasiado ocupada, los empleados a tiempo completo de limpieza general técnicamente se ven por si solos, es entendible, todos los jefes de área soportamoz mucho estrés. Pero no se preocupen mejor yo les diré.-dijo amablemente-En resumen. Van a venir a avisarles, y si no lo hacen no hay necesidad de ir a ningún lado. Limpieza general se encargan en su mayoría de tender camas, y limpiar pisos, que es lo más exhaustivo, porque hay que barrer, tapear, encerar, y para eso siempre se necesita ayuda extra. Pero no se estresen por eso, cuando sea requerido ya se los harán saber. Por lo demás trabajen con normalidad aquí. En cocina también hacen limpieza, pero con cosas relativamente más llevaderas comparado con lo que acabo de mencionarles, lavar trastes, pulir copas, y esas cosas. Si en algún momento Celine o Karoma pueden explicarles algo, está bien. Pero cualquier otra duda pueden hablar conmigo.
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-Muchas gracias-dijo Lauren. La muchacha a su lado agradeció también.
-La señora Karoma no nos explicó esa parte tan detallada.- dijo Frizzy más para sí misma.-Pero como dice Lauren, muchas gracias a usted señora. Era una duda importante de la cual estuvimos a punto de olvidar. Pero que felizmente no había sido tan complicada como parecía al principio.
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-No hay porqué. Karoma es una muy buena persona, solo que tiene sus cosas, como cualquiera. Es muy estricta, y es mi menor también. Es bastante seca, es muy pero muy seria, pero cuando la conocen bien es una mujer muy fuerte y ejemplar. Cualquier duda que tengan sobre el trabajo, pueden preguntarme tranquilamente, y también a Karoma, seguro les dijo su típico discurso de que no repite las cosas-dijo Octavia, riendo un poco.-Es solo para asustar, y para que desde un inicio la respeten, pero si se acercan a preguntar algo no se molestará.
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Octavia estaba un poco más tranquila, sus niveles de estrés estaban más controlados, la gente en la cocina ya sabía que hacer, y ya estaba trabajando, aún así lo atolondrado del ambiente estaba presente en cada rincón, y ya se estaba empezando a preparar el desayuno. La mujer se estaba tomando la molestia de hablar con ellas y explicar varias cosas que no había podido debido al tiempo ajustado que había tenido el día anterior.
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Después de un silencio entre las tres personas, la rubia mujer tomó la palabra nuevamente con un respiro.
-Bueno, Jocasta, Lauren.-dijo Octavia, mirando a las muchachas al mismo tiempo que mencionaba sus nombres-Creo que eso es todo por ahora, espero haber resuelto todas sus dudas y sus consultas. Y como ya dije, si tienen más pregunten. Ahora, más vale empezar con nuestro trabajo, en esta oportunidad lavaran los trastes, junto a las sirvientas que están allá y ya han empezado-dijo la jefa de la cocina señalando a una esquina de la cocina, donde en un gran espacio estaban lavando, secando y ordenando todos los trastes.-Ese será el trabajo del día para ustedes, los trastes de ayer también tienen que ser lavados, cualquier nuevo aviso, o servicio de limpieza o servicio que la cocina requiera de ustedes. Se les avisará.
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Con una amable reverencia de despedida que fue correspondida, Octavia se retiró de la presencia de las muchachas.
Y el estrés del que se había relajado, volvió a su cuerpo. El breve descanso que le otorgó la conversación había terminado.
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Las muchachas despues de esperar respetuosamente que la mujer se retire de su presencia, y se dirigieron rápidamente hacia la zona en la que les mandaron ese día.
Saludaron cordialmente a sus colegas, y empezaron a lavar todos los interminables trastes del día anterior.
Para eso Octavia ya había empezado a correr de un lado a otro por la cocina, supervisando, viendo que tal preparaban el desayuno. Y dando bastantes órdenes e indicaciones simultáneamente.
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El segundo día de trabajo, avanzaba a un ritmo rápido, pero mucho más relajado en comparación al día anterior. Que seguramente estuvo cerca de provocarle un desmayo a la pobre Octavia, que si ya era estresada de por si, con lo del día anterior casi le dio un desmayo.
Frizzy y Lauren se dedicaron a lavar específicamente todos los platos, y luego pasarlos a sus colegas de al lado para que los sequen con un pañuelo, y al mismo tiempo estas sigan la cadena y lo pasen a las siguientes, que eran las que los apilaban ordenadamente
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