
XXII
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
La ama de llaves, analizó con la mirada a ambas muchachas. Y respondió a su reverencia. Frizzy parecía haber empezado a contener el aire.
Parecía mirarlas mal. No en el sentido de que no le agraden, porque a penas las había conocido. Sino, que por la gran responsabilidad que tenía dentro de castillo como jefa de la servidumbre, su rectitud y carácter tenía que ser intachable.
[•••]
El noble entonces, volteó para dirigirse por última vez a ambas muchachas. Tenía que irse, a cumplir los demás deberes que tenía por su posición de nobleza. Su despedida, lamentablemente tenía que ser bastante rápida.
Karoma Bundhensen no era una mujer muy paciente que se diga.
[•••]
—A partir de ahora, y como ya les comenté, Karoma les dará y dirá todo lo que tienen que hacer. —Habló. —Me despido, me gustaría quedarme pero no puedo, tengo apuro y mi deber de escolta solo llega hasta aquí. Me voy, no sin antes augurar lo mejor para ustedes. —Dijo, para luego mirar a Frizzy y empezar a dirigirse a ella. — Querida Frizzy, va a haber un gran vacío en casa sin tu presencia, y en vista de que ya me has delatado delante de la señorita Lauren, he de confesar que extrañaré mucho que tiendas mi cama todas las mañanas. —Comentó mirando a la chica.
—Yo también lo extrañaré. —Contestó Frizzy algo nostálgica.
El joven Harry, se despidió de ambas, con una reverencia. Y no pudo evitar darle un abrazo al final a quien solía ser la empleada de su familia. Gesto que fue gratamente correspondido.
Se despidió también de la ama de llaves, se dio la vuelta y empezó a retirarse, volviendo por el precioso camino por el que habían entrado, abrieron nuevamente las rejas para su salida, y al hacerlo volvió a subirse a su lujoso carruaje.
Él también se marchó.
[•••]
La mujer, hizo un gesto con las manos indicando a ambas que avancen, los guardias de la puerta, abrieron la misma para la mujer y ambas muchachas.
[•••]
Y si el palacio era una maravilla por fuera, por dentro era lo más bello visualmente ante el ojo de cualquier persona. El lugar más inmenso alguna vez imaginado, el más lujoso y el más elegante. Y solo hablando de la sala de recibimiento.
La mujer avanzó colocando las manos detrás de su espalda, ya que ambas muchachas la iban a seguir. Lauren fue avanzando, mientras no podía evitar fijarse en el gran candelabro que colgaba del techo.
Se dio cuenta que Frizzy se había quedado quieta totalmente hipnotizada viendo todo. La llamó en un susurró, haciéndola reaccionar y apretar su paso para alcanzarlas.
La mujer siguió avanzando, y entonces tras caminar derecho y a través de una puerta dónde otros dos guardias también las abrieron para ellas, llegaron a la gran sala Real, donde se realizaban los bailes más hermosos y exuberantes de todo el Reino.
El tamaño de el espacio de recibimiento no era nada en comparación con el sitio al que acababan de entrar, la belleza del lugar parecía superarse con cada espacio que tenía al castillo. La decoración, la luz del ambiente, las baldosas del piso. Todo era increíble. La arquitectura del lugar era imponente por dentro y por fuera.
Lauren no pudo evitar mirar a su alrededor con gran admiración, algunas decoraciones eran de oro, hasta el mismo techo era precioso, había otro candelabro, mucho más grande que el de la sala de recibimiento, más elegante y de oro.
Frizzy que estaba admirada de la misma manera no pudo evitar dejar caer su mandíbula por el gran impacto que lograba tener el lugar sobre las personas. Quedándose así por bastante tiempo.
[•••]
La ama de llaves, se detuvo casi en el medio de la sala, de donde salían dos bellísimas e inmensas escaleras a cada costado, con los barandales mejor tallados que alguna vez se pudo haber imaginado alguien.
Las muchachas se detuvieron igualmente, detrás de la mujer a una distancia prudente, mientras aprovechaban para seguir admirando el lugar. La morena seguía boquiabierta, y Lauren se había quedado mirando el candelabro.
Karoma Bundhensen se volteó, para verlas. Haciendo que Lauren deje de mirar el candelabro para mirar al frente en menos de un segundo, ya que esa mujer les iba a empezar a dirigir la palabra. Pero quien no reaccionó del trance, fue Frizzy, a pesar que Lauren carraspeó su garganta disimuladamente, intentando que lo haga.
[•••]
—Cierra la boca, se te van a meter las moscas. —Habló la ama de llaves, mirando y dirigiéndose a Frizzy.
Su voz era seca, y fuerte.
La morena obedeció al instante al escucharla, reaccionando por fin de su trance.
La mujer volvió a analizar estrictamente con su mirada a las chicas, y esta vez parecía mucho más seria. Volvió a mirar a Frizzy una vez más.
—Enderézate. —Ordenó. Y Frizzy lo hizo.
Frizzy en realidad era un poco más alta que Lauren, solo que como su postura era encorvada y la de Lauren erguida, parecían del mismo tamaño. Pero al enderezarse la morena, superaba la estatura de Lauren, casi una frente.
Luego, la señora Bundhensen, fijó su mirada en Lauren minuciosamente, por un tiempo mucho más largo que a la muchacha a su costado. Entrecerrando los ojos un poco.
La muchacha se sintió algo incómoda por ello, pero se mantuvo quieta.
—Tú estás bien. —Dijo la ama de llaves de repente con una mueca.
Quedó en silencio unos minutos, parada en frente de las muchachas, en medio de la sala Real. Y aún con las manos detrás de su espalda, las miró a ambas un momento más antes de hablar.
—Mi nombre es Karoma Sue Bundhensen. —Habló en un tono seco—Soy ama de llaves y jefa de los sirvientes de castillo. Ustedes han venido para cumplir un deber sagrado, y por ende no se soportarán conductas ni errores mínimos. Este es palacio, y no es cualquier lugar, es cuna de la familia Real a quienes debemos respeto y lealtad hasta la muerte. Han pasado a la sala Real porque desde aquí es se considera oficialmente los interiores de castillo. Ya que en la sala de recibimiento, valga la redundancia, solo se recibe gente cuyo acceso a interiores no es permitido, como el de los mensajeros, las personas que traen encargos, entre otras. —Hizo una pausa—Ser una sirvienta Real es y será el máximo honor que se puede tener para las personas de nuestro trabajo. El nivel de exigencia que se les dará es el máximo posible. Los errores aquí no existen, y mientras yo siga siendo ama de llaves no ocurrirán nunca.
En ese momento, de la escalera de la izquierda bajaron dos sirvientas, con sus respectivos e impecables uniformes, y entre sus brazos, doblados perfectamente traían otros, con zapatos incluidos. Bajaron rápido, y se pusieron al lado de la ama de llaves, como si lo hubieran ensayado.
Después, de las escaleras de la derecha bajaron dos mayordomos, con sus impecables uniformes también, incluyendo sus guantes blancos. A diferencia de aquellas dos sirvientas que bajaron primero estos fueron directamente donde las dos muchachas.
—Los dos mayordomos llevarán sus maletas al respectivo lugar donde van a quedarse, en la torre sur. —Habló la ama de llaves.
Cada mayordomo tomó la respectiva maleta de la chica a la que se habían acercado. El que se acercó a Lauren tomó su maleta, y el libro de la muchacha.
Y tan rápido como llegaron al lugar se fueron, esta vez en otra dirección. Rumbo a la torre sur del castillo, como se los habían dicho.
—Aquí, se comparte habitación. En mi caso, y por mi cargo no tengo porqué hacerlo, pero en el vuestro es necesario. Ya que muchos de los trabajos requieren ser realizados de dos. Razón por la cual, con quien serán emparejadas trabajarán de más cerca. —Volvió a hablar la mujer, e instintivamente Frizzy se pegó un poco más a Lauren al escuchar sus palabras—Ustedes a diferencia de otros casos, han llegado juntas, y se quedarán así. Estos son sus uniformes. —Dijo, y las dos sirvientas que estaban a ambos lados de la mujer, les entregaron el uniforme doblado que tenían entre manos.
Las muchachas los recibieron. Sosteniéndolo con ambas manos, y de la misma manera en que las sirvientas lo habían estado haciendo antes de entregárselos.
—Todos vienen en una talla única. Así que si necesitan algún arreglo en el mismo, lo tendrán que hacer ustedes. —Dijo de nuevo la jefa de la servidumbre, mientras esas dos sirvientas permanecían a ambos lados de ella aún. —Consta de un vestido negro que debe rozar el piso, de manga larga, puños blancos y cuello camisero blanco también. Delantal blanco con pecho, que se amarra por el cuello y al rededor de la cintura en forma de lazo en la última, con varios encajes por temas estéticos. El adorno de tela para sus cabellos funciona más como una especie de pequeño sombrero, que debe ser sostenido con ganchos, que también se les está siendo otorgado, y los zapatos, son botines de trabajo como cualquier otro, solo que de color negro.—Explicó la mujer. —Cada una está recibiendo dos uniformes exactamente iguales, ya que mientras uno está sucio y la sección encargada de lavandería los lava, usarán el otro. Las muchachas de lavandería recogen la ropa sucia cada miércoles y sábado. Y también otra pequeña sección que lava las ropas de la familia real totalmente a parte. Claro que en sus ropas íntimas van a tener que hacerlo ustedes mismas, para lo cual solo necesitan ir a la lavandería.
Hubo silencio un momento donde la señora tomaba aire en una gran bocanada, para seguir hablando.
—Respecto al peinado. —Dijo llamando a la chica que estaba a su derecha, para que se aproxime más, y se ponga de espaldas con las muchachas, para poder mostrar mejor el peinado. —Es una trenza de canasta. Consiste en dividir el cabello a la mitad, hacer dos trenzas, y unirlas en la parte baja de la cabeza, haciéndolas ver, precisamente pues como una canasta, pegada a la nuca. —Dijo mostrando y señalando cada parte del peinado de la sirvienta que estaba de espaldas. —Para esto también, necesitan tener una altura específica en el cabello, por órdenes de la Reina. Tienen que tener el cabello exactamente rozando los hombros, para que así el peinado requerido salga como es esperado. Si lo tienen más largo, lamento informar que van a tener que cortarlo.
La expresión de Frizzy palideció un poco con la última parte, ya que su ensortijado cabello llegaba hasta la mitad de su espalda, y le daba pena cortárselo. Lauren también tenía el cabello más o menos a esa altura, pero por el moño bajo que traía no se notaba, y así como Frizzy le iba a dar algo de pena tener que cortárselo tanto.
—Ahora bien. Habiendo explicado esto, me toca avisar en que campo se requiere su servicio. —dijo, indicando a la sirvienta con la que habían mostrado el peinado, volver a su lugar. —Ambas son requeridas para dos campos al mismo tiempo, limpieza y cocina, en lo cual trabajarán simultáneamente y con un horario. Dentro del ámbito de limpieza también tienen tareas específicas. Tender las camas. —dijo, y en ese momento a Frizzy se le escapó una sonrisita, al recordar al joven Harry. —Limpiar los pasillos, y trapear el piso de las áreas que se les indiquen. En la cocina, su servicio será requerido en todas las comidas, ahí la encargada de la cocina Octavia les dirá todo lo que tendrán que hacer. —habló.
En ese momento, el nombre que mencionó la señora, Lauren lo recordó, porque el Bibliotecario se lo había mencionado cuando le estaba contando algunas cosas de castillo.
—En este lugar, no existe el descanso, ni el tiempo libre. Todo el momento se trabaja, y me veo en la obligación de explicar con detalle todos los comportamientos que han de tener. —Continuó la señora, que a pesar de parecer cansada de hablar tanto, tenía que seguir haciéndolo. —A cualquier miembro de la familia real que puedan cruzarse en cualquier momento se lo saluda con el mayor respeto posible, no se levantan de reverencia si no se los dicen, y tienen prohibido mirarlos a los ojos a menos que ellos mismos se lo permitan. El Rey ha aceptado su presencia por algo, y deben estar a la altura de este trabajo. Más aún cuando su majestad el príncipe de Inglaterra cada vez está más cerca de llegar de su viaje. —hizo una pausa tomando bastante aire. —Su trabajo empieza mañana temprano en la mañana, y lo que queda de este día tendrán para poder hacer lo que les dije, arreglar su vestido y cortarse el cabello si así lo necesitan. Pronto llegará la hora del almuerzo, y en vista que aún no están listas para atender a la familia real. Desire y Amy—dijo señalando a las sirvientas de sus dos costados. —Las van a llevar a la torre sur, a su habitación, donde los mayordomos ya han puesto sus maletas, en el castillo no nos molestamos por darles a conocer cada parte del castillo, la Reina prefiere confiar en el sentido común de orientación de todos sus sirvientes, y no desea que se de ninguna guía por palacio, nosotros solamente la obedecemos sin reproche. Aún así y porque mañana será su primer día Desire les indicará dónde está la cocina, para que no se atrasen en caso terminen perdiéndose como ha pasado en algunos casos, de todas formas solo se las guiará a la cocina, lo demás tendrán que averiguarlo ustedes o preguntar. Cosa que dudo mucho, ya que por más de que palacio sea un lugar inmensurablemente enorme, su estructura y el sentido común de donde han de encontrarse los diferentes ambientes, no es muy difícil.
[•••]
—Antes de que lo olvide. —recordó. —Tienen terminantemente prohibido mantener cualquier relación con cualquier mayordomo o guardia de palacio, va en contra de todas las reglas establecidas. La torre donde nos quedamos todas las mujeres es la del sur, la de los varones al norte. No se puede ir a la otra sin el permiso requerido, por eso los mayordomos que llevaron sus maletas sí podían ir a la torre sur, y por eso también la parte encargada de lavandería puede ir a la norte a recoger la ropa sucia. —Dijo severamente. —Cualquier acto que vaya en contra de esta regla, será severamente sancionado siendo despedidas ambas personas inmediatamente de castillo, quitándoles el título de sirvienta Real, mayordomo Real o guardia Real. —sentenció. —Espero que todo lo que se les ha explicado haya sido perfectamente entendido. Porque no lo voy a volver a repetir. —Habló severamente. —Han sido recomendadas y el Rey lo ha aceptado por algo. Muchas sirvientas que son recomendadas no llegan a tener esta suerte. Ustedes sí, por el hecho de las recomendó el Gran Duque. —Las miró una vez más. —Estoy perfectamente enterada de la recomendación de ambas, señorita Godwin usted ha trabajado nada más y nada menos que con el gran Duque, y usted señorita Lauren, recomendada por el Duque también, bajo las influencias de nadie más que uno de los hombres más respetados, el Bibliotecario Vladimir Gees, dueño de la Biblioteca Nacional, en quien nadie me dejará mentir, el gran Duque confía con toda su alma.—suspiró. —Lo que me hace pensar en la excelencia de su trabajo, orden y carácter. Y personalmente pone mis expectativas muy muy altas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro