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LXXXIV

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

Rapidamente a la mañana siguiente, Lauren se despertó con bastante ánimo. Posiblemente no se notaba mucho, por como era, pero lo estaba.

Frizzy pareció olvidar su confusión del día anterior por completo. Pero claro que deseaba hablar con Karoma, por lo que esperaba encontrársela ese día.

Por otra parte. Lamentablemente Octavia despertó enferma ese día, con un fuerte resfriado. Por lo que no podría dirigir la cocina al menos por unos tres días.

Y si ya ser parte de la cocina podía ser un alboroto, sin Octavia más cosas iban a estar peor. De todas maneras, había designado a otra cocinera para tomar su puesto durante esos días. Todos esperaban que eso funcione y que al menos puedan sobrellevar las cosas.

Felizmente fue así, al menos en su mayoría. Un cargo como el de Octavia, solamente ella sabía llevarlo a su perfección, eso no desacreditaba a la persona que le tocó encargarse, que hizo todo lo que pudo, y lo hizo bien.

El desayuno se retrasó un par de minutos. No por nada grave, sino porque el recipiente de mermelada no se podía abrir, parecía atascado y nadie podía abrirlo por una buena cantidad de tiempo, hasta que un mayordomo después de intentar varias veces, pudo conseguirlo.

Frizzy y Lauren se apresuraron en ir a la habitación del príncipe para compensar la tardanza de cierta manera. Aunque igual lo más probable es que siga dormido profundamente.

Y obviamente así estaba.

[•••]

—Su majestad Lauren sabe sacudir y voltear colchones, lo único que tengo que hacer es sostener la bandeja por ella—dijo la morena bromeando pero al mismo tiempo cansada de sacudir tanto la campana y que el príncipe se niegue a levantarse.

—No seré amable—Lauren siguió la broma.

Funcionó, un poco mejor de lo esperado debido a que Thomas hizo un esfuerzo por despertar y sentarse de la manera más rápida posible. A pesar de que sabía que lo que le dijeron era una broma.

—Ya, ya me senté ya esta— se excusó bostezando somnoliento.

—A este paso vamos a tener que traer un trombón para despertarlo—bromeó de nuevo Frizzy mientras ambas sirvientas empezaban a acomodar todo el desayuno, la bandeja y la pequeña mesa en el regazo del príncipe.

—Perdón querida Frizzy—dijo el príncipe frotando su rostro—Pero estos últimos días he estado peor en cuanto al sueño. Sé que hablo y me justifico mucho en mi viaje a Francia pero es verdad.—suspiró.

—¿Por cuanto tiempo se va?—se atrevió a preguntar Lauren.

—No mucho felizmente, unas 3 semanas y unos cuantos días. No es como mi viaje a Suecia, ese sí fue más de 5 meses.—resopló.

—Recuerdo que para el tiempo que llegamos Frizzy y yo se suponía que relativamente faltaba un mes para su llegada. Pero llegó antes.—respondió Lauren nuevamente.

—Así es. Se suponía que era un viaje de 6 a 7 meses. Pero todo se adelantó, mande la carta, pero esta se atrasó. Todo un dilema en verdad, imagino que hubo de ser un gran estrés para todos los sirvientes. Lo siento.

—No fue su culpa—dijo Frizzy tranquila.—A veces esos accidentes con las cartas suceden.—se encogió de hombros. Pero ese día fue divertido dentro de todo. También recuerdo que al enterarnos que usted llegaba esa mañana me atoré con una uva. Todo fue justo recién cuando habíamos llegado—dijo de una manera tan tranquila, que hizo imposible al príncipe no reírse.

A Lauren tampoco se le hizo imposible porque lo recordó. Haciendo que a pesar de que no pueda reírse con la intensidad que cualquier persona tendría. Ese sonido que parecía ser el de su risa, la de ella. Salió de manera leve de su nariz, volviendo a provocar aquel sonido parecido al de un cerdito, que ya había escuchado el príncipe.

Sonido que hizo estallar a Frizzy y al príncipe en carcajadas. En ningún ánimo de burlarse, o reírse de ella. Sino, reírse con ella.

Lauren se cubrió la boca avergonzada. Su risa, o de hecho eso que era lo más cercano a una, le parecía espantosa.

—No, no te averguences—dijo Frizzy tratando de contener su risa por unos segundos.—No es malo reírse así.

—Exacto.—dijo el príncipe calmándose también—Ríe como tú quieras.—habló haciendo una pausa, en la que no pudo evitar reírse despacio.—Ay pero fue divertido.

—Recién me estoy acostumbrando a esas cosas, lo siento—dijo Lauren.

—Entendible, no te preocupes. Pronto será más natural para ti y no te dará vergüenza—dijo Frizzy

—¿Tienes cosquillas?—preguntó el príncipe curiosamente de repente, sentándose mejor. Mientras las cosas de su desayuno ya estaban completamente acomodadas.

Frizzy nuevamente luchó por no reírse.

Lauren había quedado bloqueada unos segundos.—No, no tengo.—respondió al reaccionar.

—¿Cómo sabes? Si casi no dejas y no deseas que te toquen. Tal vez las tienes, en alguna parte.—dijo el príncipe tranquilamente.

Frizzy pareció tener una idea o un plan.

—Ni se te ocurra—dijo Lauren bromeando mirando a su amiga. De alguna manera presintiendo lo que estaba pensando.

Frizzy levantó las manos en paz—Esta bien, pero duerme con cuidado Lauren. Uno de estos días quien sabe, el monstruo de las cosquillas entrará en la habitación y vendrá por ti.—dijo divertidamente moviendo sus dedos mientras tenía las palmas arriba.

El príncipe rio. Lauren negó sin remedio alguno.

Pronto tuvieron que dejar al príncipe comer e irse de la habitación para esperar fuera. Lauren tenía planeado entregarle la nota mientras estén recogiendo todo, así sería más discreto. Por eso también no lo hizo antes.

[•••]

Al entrar a recoger la bandeja y las cosas del desayuno todo estuvo normal.  Y al ser Frizzy quien llevaba la bandeja con los trastes vacíos para el regreso a la cocina, el plan se hacía más fácil.

Y el momento adecuado llegó, Frizzy se giró y empezó a avanzar sabiendo que Lauren estaría detrás. Entonces, en ese par de segundos Lauren sacó rápidamente la nota minuciosamente doblada del bolsillo de su delantal, y de la manera más natural y discreta posible se la entrego en las manos, dejándolo algo aturdido ante la sorpresa por aquel acto.

Felizmente el príncipe captó el mensaje rápido y mantuvo la mano cerrada con la nota dentro de la misma. Tampoco dijo nada, porque aquello podía delatar algo.

Lauren se despidió nuevamente con una reverencia, y en silencio alcanzó a Frizzy rápidamente antes de que la misma se de cuenta que se había demorado un par de segundos en la habitación del príncipe.

El joven príncipe agradeció que Lauren se haya retirado antes de ver lo nervioso que se había puesto. Lo habían tomado por sorpresa, aunque no solamente eso había sido lo que lo había avergonzado.

Por su parte Lauren sintió un enorme alivio al entregarle la nota al muchacho. Necesitaba hacer algo como eso, y a pesar de las limitaciones que claramente le daba su trabajo, poder haber hecho algo así al menos, era verdaderamente reconfortante.

Regresó con Frizzy a la cocina, como siempre. Dejaron todo en la zona de los trastes y empezaron nuevamente a reanudar su trabajo, arremangando las mangas de sus uniformes para no mojarlos, y soportando solamente la fría temperatura del agua.

Lauren esperaba, que la nota sea suficiente. Lo decía en la misma también. Había tratado de expresarse de la mejor manera posible, y esperaba haberlo hecho bien.

[•••]

Pronto, llegaron los jardineros para su hora del desayuno. Ese día a comparación del anterior. Finlay, el amigo de Frizzy se volvió a acercar a la misma, haciendo que entre en un pequeño ataque de pánico, el cual tuvo que superar cuando tuvo al muchacho al frente.

Se saludaron, el jardinero saludó a Lauren también, porque estaba al lado de Frizzy. La sirvienta pensaba irse de ahí para darles privacidad y que hablen mejor, pero la morena le rogó con la mirada que la acompañe y que no se vaya, estaba muy nerviosa como para estar sola con él.

Lauren aceptó y se quedó a su lado. No sé quería meter mucho en la conversación, porque claramente era más entre su amiga y el jardinero. De todas formas al Frizzy pedirle que los tres estén ahí, no podía excluirla y no lo hizo.

En un momento decidieron hablar de algo en común, que era precisamente Bruno, el perro. Finlay contaba como pasaba los días entrenandolo y cuidándolo, que el príncipe también siempre se daba tiempo para hacerlo, que no era como otros dueños de animales que debido a su dinero creían que con tener un cuidador era suficiente. Las sirvientas estuvieron de acuerdo, halagando la personalidad del príncipe.

—Es una buena persona, verdaderamente—agregó el jardinero.

Frizzy iba a decir algo pero vio algo o a alguien en la cocina de repente. A Karoma que había venido a ver si todo estaba bien con la encargada temporal de la cocina mientras Octavia se recuperaba.

—Perdón, perdón. Ya vuelvo, es que tengo que hablar con Karoma, por favor esperenme—dijo rápidamente y salió corriendo de donde hablaba con las dos personas para así poder alcanzar a Karoma antes de que se vaya.

Logro hacerlo, y Karoma al parecer le dijo que hablen afuera. Así que salieron de la cocina, subiendo las escaleras que daban salida a la misma.

Dejando a Lauren con el jardinero. Al menos hasta que vuelva la morena.

El joven quedó en silencio, sin saber que decir. Porque ahora solo estaban los dos. Frizzy había pedido que la esperaran así que tampoco se podía ir, pero tampoco sabía como hablarle a Lauren, o si hacerlo.

—Bueno—dijo el joven algo incómodo aclarando su garganta, mirando abajo.

Al sentir la incomodidad Lauren supuso que tenía ser ella quien hable—¿Cuántos años tiene usted?—se le ocurrió preguntar

—23—respondió el joven, un poco menos incómodo.—T-trabajo aquí desde los 21—tartamudeo un poco sin darse cuenta.

—¿Se encuentra usted bien?

Finlay asintió, y quedó en silencio unos segundos antes de decidirse a hablar—Bueno—dijo, tomando fuerzas para hablar— Si le digo que le tengo un poquito de miedo ¿La estaría ofendiendo?

A Lauren le causó gracia aquella confesión, y dedujo que su expresión había de parecer molesta o sería, así que decidió suavizarla.

—No, no me ofende. De hecho lo siento, casi siempre estoy muy seria, ha de ser por eso—dijo amablemente.

El jardinero suspiró tranquilo. —Gracias—dijo aliviado.—Pensé que me odiaba.

Lauren negó haciendo al jardinero reír.

—Disculpe—dijo el jardinero algo avergonzado por lo que había pensado antes.

Lauren le quitó importancia a aquello con un gesto amable.

Para esperar a Frizzy y terminar de eliminar aquella incomodidad entre ambas personas, quienes interactuaban directamente por primera vez técnicamente. El jardinero tuvo una buena idea, hablando sobre cosas simples que podían hacer pasar el tiempo. Como los lugares originales de los que venían.

Así como acordar que no había problema si se trataban de tú a tú.

[•••]

—Yo también soy de Escocia, al igual que Frizzy—confesó el joven.

Lauren se sorprendió un poco—No lo parece, no tienes casi nada de acento.

—Ah, me lo han dicho—rio el joven—Yo no lo noto así, pero seguramente es porque he vivido aquí en Londres desde los 6 años aproximadamente ¿Tú eres es de Londres?

Lauren negó—De Doncaster.—hizo una pausa—Igual esta en Inglaterra así que no es una gran diferencia—se encogió de hombros.

—Mi hermana mayor vive en Doncaster. Con su esposo y sus tres hijos. Los he visitado un par de veces, es un lugar muy bonito—dijo el jardinero.

Lauren agradeció el cumplido a su lugar de nacimiento con una reverencia.

—¿De que parte de Escocia eres?—preguntó Lauren.

—De Edimburgo. —dijo el joven con una sonrisa—Frizzy es de Glasgow, no está muy lejos. Escocia es mucho más pequeño que Londres, ha de ser por eso también.

—Eso es interesante. Supongo que han tenido mucho de lo que hablar.—dijo Lauren amablemente.

—Sí, supongo que estamos entablando amistad por eso. Es una chica muy amable y muy divertida. Me alegra muchísimo haber tenido el valor de invitarla a bailar ese día de la fiesta en su honor el sótano.

—Me alegra que lo haya hecho. Le aseguro que ha encontrado en ella una amistad increíble. Es una gran chica, no dudo que cualquiera quisiera acercarse a ella, aunque a veces ella no piensa lo mismo sobre sí misma.

—Es entendible, muchas veces no vemos nuestras propias cualidades. Solo nuestros defectos, y son otras personas quienes nos tienen que recordar lo valiosos que somos.

Lauren asintió, de acuerdo con las palabras del jardinero.

[•••]

—Te prometo que todas mis intenciones con Frizzy son buenas. Somos sólo amigos, me agrada mucho y la estimo bastante para el poco tiempo que tengo oportunidad de conocerla—decidió aclarar el jardinero.

—Eso espero. Confío en tus palabras. Es una persona muy importante para mí.

—Soy consciente de ello. Por eso me parecía bueno aclarar esto.—suspiró—No quisiera ganarme jamás que me dobles la muñeca— bromeó haciendo  referencia a aquel incidente que tuvi Lauren varios meses atrás con Louise, evento que al parecer había pasado a oídos de todo el castillo, razón por la cual el jardinero se debía haber enterado.—he escuchado que duele mucho.—terminó con una risa.

—No creo que haya razones para que te ganes aquello—dijo Lauren con algo de gracia siguiendo la broma—Pero te estaré vigilando—dijo levantando una ceja en chiste.

El joven rio con ganas.

[•••]

Entonces, Frizzy llegó de repente. Corriendo con la misma velocidad que había ido a alcanzar a Karoma. Regresó al lado de Lauren mientras recuperaba el aire.

Finlay tuvo una gran sonrisa cuando la vio de vuelta.

[•••]

—Perdón, perdón— respiró—Ya está, ya volví. Perdón si la espera fue larga—dijo la morena algo agitada por el esfuerzo físico.

—No te preocupes—dijo el joven comprensivamente. Lauren asintió de acuerdo.

—Gracias. Necesitaba hablar con Karoma, no era importante. Pero necesitaba hacerlo.—suspiró.—Espero hayan encontrado algo de lo que hablar mientras me fui—dijo haciendo una pausa— ¿Se están llevando bien?—decidió preguntar por si las dudas.

Lauren asintió y Frizzy se tranquilizó.

—Que bueno. Es que siempre parece que Lauren está molesta pero no está.—le explicó al muchacho. Dispuesta a explicar todo sobre su amiga.

—Sí, sí  lo entiendo. Ya me explicó—dijo el joven riendo.

Lauren asintió.

Frizzy se animó bastante entonces.—Ay que bueno— exclamó feliz—ya estaba planeando mi discurso por si llegabas a pensar que no le agradabas, es que aquí yo soy como su representante —le dijo al jardinero bromeando haciéndolo reír nuevamente.

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