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06



Barcelona, España

10:20 am

Ronald entra a los vestuarios saludando a sus compañeros, rápidamente con la mirada busca a Èric, que está sentado en su lugar con el teléfono en mano. Sin más, se dirige hacia él y espera a que el español se dé cuenta de su presencia.

— Ronald... — Minutos después Èric vuelve a la realidad y deja el teléfono a un lado. — ¿Hace cuánto llegaste?

— Hace 7 minutos. — ríe. — ¿Se puede saber qué te pasa?

— ¿Qué me pasa de qué? — Pregunta sin entender a lo que se refiere su amigo. — ¿Ahora qué hice?

— Eso te estoy preguntando, menso. — Responde Ronald alistándose para su entrenamiento.

— Ronald no te estoy entendiendo nada de lo que quieres decirme.

— ¿Sucedió algo con Camila? — Vuelve a preguntar.

— ¿Con Camila? No, no sucedió nada.

— Èric, te conozco y Cami me dijo que no sabe nada de ti desde que fuiste con ella a la boda de su prima, así que dime, ¿Qué sucedió en esa fiesta?

— Nada, no sucedió nada. — Èric se levanta y guarda unas cosas para después colocarse los tacos para entrenar, con este gesto está claro que el español se encuentra nervioso.

— Deberías hablar con Camila... — Ronald decide no insistir más.

— ¿Por qué? ¿Algo sucedió con ella? — Lo mira preocupado.

— Habla con ella, no la está pasando tan bien que digamos. — Es lo único que dice el uruguayo para después alejarse del defensa español.

Èric no entiende absolutamente nada, así que nuevamente se acerca a su amigo y le insiste en que le cuente lo que está sucediendo con Camila, pero este se niega y pone de pretexto "que no es la persona correcta para contarle sobre ese problema", pero algo que caracteriza al defensa español es su insistencia y tercadez, eso significa que siempre consigue lo que quiere, sin embargo, para esta ocasión aquello no funcionaría y Ronald lo dejaría con la duda. Así que, Èric no tiene otra opción que llamar personalmente a su mejor amiga o irla a buscar a su casa en cuanto termine el entrenamiento con su equipo.

El español trata de centrarse en lo que el entrenador le dice y en hacer los ejercicios de manera correcta, pero el hecho de que tendría que ver a Camila nuevamente le atormentaba, si ella se llega a enterar sobre lo que pasó en la boda de su prima se enojaría y mucho, por esa razón la ha evitado estos últimos días, no quiere arruinar su amistad.

Horas más tarde se despide de sus compañeros y camina hasta el estacionamiento donde está su automóvil, se sube a este y sale de la ciudad deportiva del Barcelona. Recorre las avenidas de la hermosa ciudad de Barcelona rumbo a la casa de Camila, su mejor amiga.

Estando frente a esta, saca fuerzas de su interior y se dispone en ir a tocar el timbre, mientras espera a que alguien abra la puerta, piensa en qué le diría a Camila, tenía dos opciones mentirle o decirle toda la verdad, sin embargo, no estaba preparado para contarle lo que en verdad sucedió aquella noche. Finalmente, la puerta se abre dejando ver a la madre de Camila algo sorprendida.

— Èric, que sorpresa verte por aquí, pasa, estás en tu casa. — Sonríe y el español la saluda con dos besos en las mejillas. — ¿Te ofrezco algo de beber?

— No, señora Hernández, no se preocupe, solamente vine a ver a Camila, ¿ella está en casa?

— ¡Èric! — Ana hace acto de presencia y se dirige al español rápidamente. — Qué sorpresa, pensé que vendrías más tarde. — Lo abraza.

— Ana. — Sonríe al verla y su mundo se centra únicamente en ella.

— Creí que nuestra cita sería más tarde. — confiesa con un brillo en sus ojos.

— ¿Cita? — La madre de Camila se sorprende. — ¿Ustedes se conocen?

— Así es tía, nos conocimos en la boda de Jimena. — Responde. — ¿Qué te parece si adelantamos nuestra cita? — propone.

— Nada me haría más feliz que eso, Ana. — Èric sonríe ampliamente.

— Siendo así, tía nos vemos más al rato.

— Por supuesto, cariño, y Èric cuida a mi sobrina, por favor.

— No se preocupe, señora Hernández, conmigo Ana estará bien.

Ana sin pensarlo entrelaza su mano con la del defensa español, ambos salen de la casa y se suben al lujoso automóvil.

— ¿A dónde me llevarás? — Ana lo mira coqueta.

— A donde usted desee, este día haré todo lo que me pidas.

— Siendo así, creo que tengo una idea. — Ambos ríen.

Si, Èric había sido flechado por Ana, prima de su mejor amiga, y es que esa noche pasó algo que terminó conquistándolo. Camila había ido al baño dejando solo a Èric, ese momento Ana lo aprovechó y se acercó a él, mantuvieron una amigable charla para después bailar al ritmo de la música, prácticamente fue una conexión instantánea, posteriormente entre las risas y la diversión llegó el beso, un beso que terminó atrapando al defensa español.

Esa es la razón por la que Èric evitó a Camila todos estos días, él sabe que la relación con su familia no es la mejor y no quiere que esta empeore por su culpa. Aunque Èric no podía negarlo, está completamente enamorado de Ana y lo único que quiere es conocerla más y así estar más tiempo con ella.

Las horas pasan, Èric disfruta de su cita con Ana, no es la primera, ya que en estos días que han pasado ya han mantenido más reuniones a escondidas, por esa razón, la conexión entre ambos jóvenes es notoria.

Finalmente, la noche llega a la ciudad de Barcelona, Èric deja a Ana en la casa de Camila, se despide de ella rápidamente, pues teme que Camila lo vea.

— Esta ha sido de las mejores citas, Èric. — Le dedica una enorme sonrisa.

— La mía igual, Ana.

— ¿Por qué no te quedas a cenar? Estoy segura de que a mi tía le gustará la idea.

— Ana, Camila estará allí y...

— ¿Camila? Èric...

— Es mi mejor amiga, no quiero que su relación empeore más por mi culpa, si ella se llega a enterar de que estamos saliendo jamás me lo perdonaría.

— Camila tiene que entender que tú y yo nos queremos, y si es tu mejor amiga le tiene que alegrar el hecho de verte siendo feliz, Èric. — Acaricia su mejilla. — Me gustas Èric, me gustas mucho.

El español no lo piensa dos veces y une sus labios con los de Ana, poco a poco el beso va subiendo de intensidad hasta que ambos se separan por la falta de aire.

— También me gustas mucho, Ana. — Completa sonriendo.

— Mira, quiero solucionar mis diferencias con Camila, fui una mala persona con ella, de verdad estoy arrepentida de eso.

— Todos cometemos errores, Ana.

— Si, por eso mismo quiero remediarlos.

— Te ayudaré en lo que pueda, ¿si? Camila y tú son importantes para mí, por lo tanto, quiero que estén bien.

— Eres muy lindo, Èric.

— Hablaré con Camila. — dice seguro de sí.

— Èric, Camila se fue ayer de la casa.

— ¿Qué?

— Si, ayer llegó después de clases y creo le molestó la idea de que viviera con ella y mi tía, sabes como es mi tía, así que discutieron y se fue...

— No puede ser, Ana, y a penas me lo estás diciendo... ¿Sabes dónde está?

— Mi tía dijo que probablemente fue a casa de sus amigas o contigo, pero supongo que no...

— No, no he hablado con ella desde hace días... — Murmura y los pensamientos del español se remontan a los de esta mañana, exactamente a la charla que tuvo con su compañero, Ronald. — Creo saber dónde está.

— ¿De verdad?

— Sí, debe de estar con Mar, una amiga. Iré a verla, ¿si? Hablaré con ella para que vuelva.

— Suerte con eso, ¿cualquier cosa me avisas, ¿si?

— Por supuesto que sí linda, te quiero, hablamos mañana.

— Hasta mañana, guapo, te quiero. — Ambos se besan.

Ana baja del automóvil y mira una última vez a Èric, quién no en mucho tiempo se convertiría en su novio.

Mientras tanto, el defensa español conduce hasta la casa de su amigo y compañero Ronald Araujo, al llegar deja su automóvil estacionado frente a la enorme casa y corre a tocar el timbre.

— ¡Ahí voy! ¡Ahí voy! — Se logra escuchar la voz de Mar. — Èric, qué son esas formas de tocar. — regaña a su amigo.

— Mar, perdón, pero necesito ver a Cami.

— Hasta que te acordaste de ella.

— Perdón, estaba ocupado...

— Pasa, está en el estudio, creo que está haciendo tareas de la universidad.

— Gracias, Mar.

Èric entra a la casa de sus amigos, así que con pasos apresurados camina hasta el estudio, el cual sabe perfectamente donde está, ya que ha visitado la casa en reiteradas ocasiones. Toma aire antes de abrir la puerta y cuando lo hace se encuentra a su amiga dormida en el escritorio, de fondo se puede escuchar la música que tiene en su playlist. Sin hacer ruido alguno se acerca a ella y la observa de una manera tierna. La conoce tan bien para darse cuenta de que lleva horas estudiando, observa los apuntes que tiene tanto en su laptop como los que están plasmados en papel, entonces supone que mañana tiene un examen importante.

Revisa su teléfono y en su calendario viene agendado el examen que tiene mañana a las 9:30 de la mañana, así que decide poner una alarma en su teléfono para evitar cualquier contratiempo.

— ¿Estás dormida? — Mar se quedó en el marco de la puerta observándolos.

— Si, mañana tiene un examen importante, siempre estudia hasta no poder cuando se trata de un examen importante.

— Lo entiendo, pero tampoco es sano que se desvele.

— Se lo he dicho, pero no entiende. Cami siempre da lo mejor de sí en cada prueba, debes de verla cuando saca una buena nota, se lo dice a todo el mundo. — comenta Èric con una sonrisa.

— Creo que deberías llevarla hasta su habitación para que duerma. — Sugiere.

— Si tienes razón, mañana Cami tiene una prueba a las 9:30, asegúrate que se despierte a tiempo.

— Yo me encargo, no te preocupes.

Èric con mucho cuidado toma en brazo a Camila como si de un bebé se tratara, lo que lo sorprende es que no se despertará, ya que Camila tiene un sueño muy ligero. Con mucho cuidado sube las escaleras hasta que llega a la habitación donde se está quedando, la acomoda en la cama y se asegura de que esté bien cobijada para que no pase frío.

— Èric. — Mar se coloca a su lado. — Dices que Camila no es tu tipo, pero la cuidas como si fuera tu novia o...

— No, no malinterpretes las cosas. Quiero mucho a Camila, ella es como mi segunda hermana, obviamente quiero que esté bien.

— ¿Por qué dices que Camila no es tu tipo? — Cuestiona. — Si los dos se entienden muy bien.

— Si, pero jamás la veré con otros ojos que no sean de amistad. Ella se merece algo mejor que yo.

— Ay Èric, tú solo te complicas las cosas.

— Camila no me gusta, únicamente es mi mejor amiga. — Sentencia. — No le digas que vine a verla, mañana vendré de nuevo.

— Está bien, no le diré nada.

— Me tengo que ir, ya es algo tarde, nos vemos luego ¿si?

— Claro y no se te olvide el cumpleaños de Adrián, es en dos semanas. — Le advierte.

— No, no se me olvidaría eso.

— Eso espero, tengo algo muy importante que decirte ese día.

— ¿Algo importante? — Cuestionó confundido.

— Si, pero tienes que esperar dos semanas para saberlo, así que nos vemos luego.

— No tengo otra opción, ¿o sí?

— No, ahora adiós, cuídate.

— Claro, adiós, Mar.

Èric se despide de su amiga y sale de su casa, sube a su auto y conduce hasta su hogar, en cuanto llega a esta, sin decirle a nadie va directo a su habitación a dormir.

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