| Una moneda con tres caras.
𝓤na moneda, tres caras.
No dejes que el negro y el blanco se mezclen
pues el gris es producto del pecado,
la deshonra,
una aberración sin origen ni ataduras,
una parte masacrada y oculta.
No dejes que el negro y el blanco se mezclen
pues el gris es producto de maldad,
tinieblas en el más allá,
un mundo que la humanidad no conoce
ni deberá hacerlo hasta el último roce lunar.
No dejes que el negro y el blanco se mezclen
pues el gris es producto de desequilibrio,
una balanza rota, oxidada y con aberturas,
el equilibrio nace de dos colores, no tres sentimientos,
asi ha sido desde el inicio y así será hasta el final de los tiempos.
No dejes que el negro y el blanco se mezclen
pues el gris es sinónimo de muerte,
una tortura entre resentimientos y lágrimas,
un martirio que debe quedar en el olvido,
pues nunca ha existido en el corazón de los seres vivos.
No dejes que el negro y blanco se mezclen
pues el gris es una tercera cara en la moneda,
dos partes, dos deseos, dos pensamientos,
un intruso es el tercero.
No dejes que el negro y blanco se mezclen
pues el gris es producto de tormentos,
solo ignora los lamentos y sucumbe a los deseos,
baila, aunque sangren tus empeines,
sonríe, aunque el mundo este cayendo sobre tu frente,
ignora al gris,
pues este no existe en esta moneda de dichosa suerte.
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