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➹ Cap. 7

El viaje a Hogsmeade comenzó bien para James, para suerte de él.

A pesar de las veces que metía la pata, hablando de más o tartamudeando, algo que normalmente era un desastre para su suerte, se sorprendió al notar que su típica torpeza no había tenido efecto en esa ocasión. Luna parecía disfrutar de su compañía, riéndose de él cada vez que hacía algo cursi o soltaba una broma tonta.

Al llegar a Las Tres Escobas, algunos alumnos que ya estaban allí se sorprendieron al verlos juntos. Era de conocimiento general en Hogwarts que James Potter había estado interesado en Luna Scamander, pero nunca había logrado que ella le prestara demasiada atención. Esa imagen de él, sonriendo de oreja a oreja, incapaz de ocultar su felicidad, era algo nuevo para todos.

Luna, por su parte, también sonreía, observando a James de una manera que no había notado antes. Por alguna razón, le gustaba ver su sonrisa, la encontraba encantadora. No podía evitar pensar que el gryffindor era, en efecto, lindo cuando no estaba haciendo el ridículo.

Ambos se sentaron en una mesa desocupada, y en pocos segundos, fueron atendidos.

El ambiente estaba relajado, y la conversación fluyó fácilmente.

─ ¿Cómo pasaste tus vacaciones, pelirroja? ─ preguntó James, curioso por saber más de ella.

─ Muy bien ─ respondió Luna con una sonrisa, sus ojos brillando de emoción al recordar ─ con mis padres fuimos a Brasil. ¿Puedes creer que papá encontró un Qilin por segunda vez?

Los ojos azules de Luna brillaron con entusiasmo mientras hablaba sobre el Qilin. A pesar de saber que no todos compartían su fascinación por los animales mágicos, ella siempre encontraba un oído dispuesto en James. Él la escuchaba atentamente, y eso la hacía sentir cómoda compartiendo historias tan especiales.

James mordió sus labios, claramente nervioso, ya que no tenía idea de qué era un Qilin. No quería parecer ignorante, pero no pudo evitar sentirse algo perdido.

Luna, al darse cuenta de su expresión, sonrió con complicidad antes de continuar.

─ Un Qilin es una criatura mágica que puede ver en el alma de una persona — explicó Luna con pasión ─ el primer Qilin que papá encontró fue en 1932, en Kweilin, China. Dice que el Qilin eligió a Dumbledore para ser el Jefe Supremo, pero Dumbledore rechazó el puesto en ese momento.

James la miró atento, su sonrisa se amplió al escuchar la historia.

Agradeció en ese instante haber dedicado tiempo a leer sobre el ascenso y caída de las artes oscuras durante la época de Grindelwald.

─ Oh, sí, leí sobre eso. El señor Scamander ayudó a Dumbledore a desenmascarar las mentiras de Grindelwald ─ dijo James, con un brillo en los ojos.

Luna asintió, sonriendo con satisfacción. Estaba a punto de responder cuando Madame Rosmerta apareció con sus pedidos.

─ Gracias ─ dijeron ambos al unísono, agradecidos por la interrupción amable y, al mismo tiempo, disfrutando del momento compartido.

[...]

James se tensó al escuchar la voz de Crux, que interrumpió su momento de risa con Luna. Aunque su primera reacción fue de incomodidad, intentó mantener la calma, ya que no quería que la situación afectara el buen ambiente que había creado con la pelirroja.

Luna, por su parte, no parecía tan afectada. Sonrió a su compañero de casa mientras se giraba hacia él, pero no pudo evitar notar la ligera incomodidad en el aire, especialmente en James.

─ Hola, Crux ─ respondió Luna, aún sonriendo, aunque una ligera confusión se reflejaba en su rostro al verlo allí.

Crux, al verlos, levantó una ceja. No parecía molesto, solo algo sorprendido al ver a Luna tan relajada con James, pero decidió no hacer preguntas. Era obvio que algo había cambiado.

─ Hola, pelirroja ─ saludó Crux de vuelta, esbozando una sonrisa amable.

James, con su típica actitud de intentar quedar bien, forzó una sonrisa mientras saludaba a Crux.

─ Eh, ¿cómo estás, Crux? ─ dijo, tratando de mantener la calma.

Aunque su tono era amistoso, algo en su voz traicionaba la incomodidad que sentía al estar cerca de él.

Luna, ajena a la tensión entre ambos, siguió sonriendo, encantada de ver a sus compañeros interactuar, aunque el ambiente se había vuelto ligeramente más tenso para James.

─ ¿Por qué tan sola por aquí, Luna?─ preguntó Crux, dirigiéndose a ella y dejando de lado por completo a James.

James frunció el ceño, molesto al ver que Crux lo ignoraba completamente. Era como si no estuviera allí, como si su presencia no importara en lo más mínimo. Cruz siguió mirando a Luna sin prestarle atención a James, quien, incapaz de soportarlo más, aclaró la garganta.

─ Abbott ─ dijo James, alzando un poco la voz, buscando llamar la atención del Hufflepuff. No iba a ser ignorado tan fácilmente.

Crux levantó la mirada, pero solo para responder de manera cortante, sin mucha emoción.

─ Potter ─ replicó, con una voz neutra, sin siquiera esforzarse por mirarlo a los ojos.

La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Luna, al notar cómo la conversación se volvía incómoda, se dio cuenta de que había algo entre James y Crux que no estaba bien. Quiso evitar que la situación se volviera aún más tensa, así que decidió intervenir con suavidad, aunque con curiosidad en su tono.

─ ¿Vienes solo, Crux? ─ preguntó Luna, alzando una ceja y sonriendo levemente. Su voz tenía un toque amistoso, como si tratara de suavizar el ambiente con su presencia.

Crux, que había estado mirando a James, desvió su mirada hacia Luna. Durante un momento, pareció relajarse un poco al centrarse en ella, pero aún mantenía una expresión algo seria, como si estuviera tomando un pequeño respiro de la tensa interacción.

─ Sí ─ respondió Crux, con una leve inclinación de cabeza, pero sin mucha emoción en su voz. Estaba claro que, aunque no estaba particularmente molesto, tampoco parecía estar de ánimo para una conversación prolongada.

Desgraciadamente para el Hufflepuff, James había sido el primero en invitar a Luna a Hogsmeade.

James, tratando de no reírse, mordió sus labios, pero el gesto no pasó desapercibido para Crux, quien lo miró con desagrado.

James sabía, por medio de Sirius, que Crux había intentado invitar a Luna antes, pero, para su suerte, la pelirroja había aceptado su invitación primero.

─ Qué lástima, ¿verdad, Luna? ─ dijo James, fingiendo tristeza, mientras no podía evitar una sonrisa traviesa.

Luna, notando el tono en la voz de James, asintió y puso un pequeño puchero en sus labios, consciente de la situación.

─ Ya que vienes solo, puedes quedarte con nosotros si quieres. No tenemos problemas, ¿verdad, James? ─ dijo Luna, con una sonrisa comprensiva, mirando a su acompañante.

La sonrisa de James se desvaneció al instante, mientras que en el rostro de Crux comenzaba a formarse una sonrisa algo arrogante. El Hufflepuff sabía que había ganado una pequeña batalla, y eso lo hacía sentirse bien.

─ Claro, pero entiendo si tienes otros planes ─ dijo James, casi con un suspiro de resignación, su tono fingiendo indiferencia ─ estás ocupado, ¿verdad?

Crux negó con la cabeza sin pensarlo ni un segundo.

─ No, no estoy ocupado ─respondió con tono casual, acomodándose en la silla ─  Así que acepto la invitación. Gracias a los dos.

Se sentó al lado de Luna, sin darle a James la oportunidad de decir nada más. El gryffindor no pudo evitar apretar los puños bajo la mesa. La indignación lo consumía, y no solo por el hecho de que Crux estuviera allí, sino por cómo todo había ocurrido. El Hufflepuff había llegado justo en el momento en que James pensaba que podría tener un momento a solas con Luna.

James intentó sonreír, pero se notaba que era forzado. Cada palabra que Crux pronunciaba parecía una puñalada en el orgullo de James. Sin embargo, por respeto a Luna, intentó mantener la calma.

Por dentro, sin embargo, no podía evitar pensar que nunca había deseado tanto que alguien desapareciera como en ese momento.

El gryffindor respiró profundamente, intentando calmarse y no perder la cabeza. Su cita perfecta con Luna había quedado completamente arruinada, todo por culpa de Crux. Sabía que se estaba tomando demasiado a pecho la situación, pero no podía evitarlo. Había estado esperando este momento durante tanto tiempo, y ahora todo se sentía como un desastre.

A lo lejos, en otra mesa, Kiara y Sirius observaban la escena con atención. Sirius, visiblemente molesto, apretó los dientes al ver a Crux acomodarse cómodamente junto a Luna.

─ ¡Jodida mierda! ─ gruñó Sirius, sin poder disimular su frustración.

Kiara, en cambio, parecía disfrutar de la situación. Su risa flotó en el aire como si fuera una especie de espectáculo. Le divertía ver el caos que siempre acompañaba a James, especialmente cuando se trataba de Luna y Crux. No era que tuviera algo personal contra ninguno de ellos, pero el drama siempre había sido su debilidad.

─ James es el rey de la mala suerte ─ comentó Kiara, sin ocultar su diversión.

Sirius la miró con el ceño fruncido, sin entender cómo alguien podía encontrar gracia en la situación. Pero Kiara simplemente se encogió de hombros, sabiendo que el drama siempre traía algo de entretenimiento.

─ ¿No te sientes mal por él? ─ preguntó Sirius, aunque la duda no lograba quitarse del todo de su rostro.

Kiara sonrió, un tanto traviesa.

─ No, porque sé que este es solo el principio. La verdadera diversión está por venir ─ dijo con una sonrisa cómplice, sabiendo que, de alguna forma, todo esto aún podía mejorar… o empeorar, dependiendo de cómo se lo mirara.

Sirius miró a Kiara con desdén. No podía entender cómo a ella le parecía divertido que la cita de su mejor amigo se arruinara por culpa de Crux.

─ No te burles ─ dijo Sirius ─ no sabes lo entusiasmado que James estaba con esta cita. Ahora, definitivamente estará molesto y hará un drama toda la semana.

Kiara no pudo contener la risa al escuchar el comentario de Sirius. La escena era cómica, y la idea de ver a James molesto solo aumentaba su diversión. Las mesas cercanas, incluida la de su mejor amiga, voltearon a mirarla extrañadas ante la risa incontrolable de Kiara. Ella se calló de inmediato, apretando los labios para evitar reírse aún más al ver la cara de James.

James, al sentir las miradas, la observó de reojo como si supiera exactamente que ella se estaba riendo de él. Su incomodidad era más que evidente, pero la risa de Kiara solo aumentaba su frustración.

─ Pobre Crux... ─ murmuró Kiara una vez que se calmó, con una sonrisa traviesa ─ la pasará mal porque seguro James le hará muchas bromas.

─ Se lo merece ─ gruñó Sirius, molesto con la situación, aunque también un poco divertido por el inminente desastre que le esperaba a Crux.

Kiara no pudo evitar sonreír al pensar en cómo James lo haría pasar un mal rato. Aunque no quería admitirlo, la idea de ver la confrontación entre James y Crux la hacía sentirse un poco emocionada.

Kiara dio un mordisco a su hamburguesa mientras asentía con la cabeza, claramente divertida por la situación.

─ ¿Para qué te voy a decir que no? Si, sí, se lo merece ─ murmuró Kiara, con una sonrisa traviesa.

Su tono era relajado, pero la diversión en sus ojos no pasaba desapercibida. Sabía que lo que venía no sería nada bueno para su amigo Crux.

¡CAPÍTULO 7!

[ EDITADO Y CORREGIDO ]

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