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11| speak parsel

“hablar parsel”...

         LLEGARON A LA casa de Hagrid, el hombre los recibió rápidamente. Harry y RJ introdujeron a Ron en la cabaña, donde había una gran cama en un rincón y una chimenea encendida en el otro extremo.
Hagrid no pareció preocuparse mucho por el problema de las babosas de Ron, cuyos detalles explicó Harry apresuradamente mientras lo sentaban en una silla.

—Es preferible que salgan a que entren —dijo ufano, poniéndole delante una palangana grande de cobre —Vomítalas todas, Ron.

—No creo que se pueda hacer nada salvo esperar a que la cosa acabe —dijo Hermione apurada, contemplando a Ron inclinado sobre la palangana —Es un hechizo difícil de realizar aun en condiciones óptimas, pero con la varita rota…

—¡Un perrito! —RJ corrió a dónde estaba Fang, el perro rápidamente se dejó mimar por la niña que lo acariciaba. Ya estaba más calmada siendo que Hagrid dijo que no era nada de que preocuparse.

—¡RJ, Fang ha esperado a que vinieras! Le comenté sobre tú gran cocina —Hagrid estaba preparando un té, mientras hablaba —compré avena, chispas de chocolate, harina ¡Y todo lo que necesites! Harry me avisó que vendrías, pero cuando creí que habían venido, era Gilderoy en la puerta —gruñó con disgusto.

—¿Qué quería Lockhart, Hagrid? —preguntó Harry, acercándose a rascarle las orejas a Fang. RJ sonrió viendo a Harry, los dos estaban de cuclillas con el can.

—Enseñarme cómo me puedo librar de los duendes del pozo —gruñó Hagrid, quitando de la mesa limpia un gallo a medio pelar y poniendo en su lugar la tetera—. Como si no lo supiera. Y también hablaba sobre una
banshee a la que venció. Si en todo eso hay una palabra de cierto, me como la tetera.

Era muy raro que Hagrid criticara a un profesor de Hogwarts, y Harry lo
miró sorprendido, volteando por inercia a ver a RJ que dejó de acariciar al perro. Hermione, sin embargo, dijo en voz algo más alta de lo normal:

—Creo que son injustos. Obviamente, el profesor Dumbledore ha juzgado que era el mejor para el puesto y…

—Era el único para el puesto —repuso Hagrid, ofreciéndoles un plato de caramelos de café con leche, mientras Ron tosía ruidosamente sobre la palangana. También dejó las cosas para que RJ haga galletas —Y quiero decir el único. Es muy difícil encontrar profesores que den Artes Oscuras, porque a nadie le hace mucha gracia. Da la
impresión de que la asignatura está maldita. Ningún profesor ha durado mucho. Diganme —preguntó Hagrid, mirando a Ron—¿a quién intentaba hechizar?

—Malfoy le llamó algo a Hermione —respondió Harry —Tiene que haber sido algo muy fuerte, porque todos se pusieron furiosos. Incluso RJ se vengó de Malfoy.

—¿Qué le podría haber hecho RJ? —rió, Hagrid, como si fuese chiste —si es una ternura —señaló a la niña que comenzó a hacer la mezcla de galletas, parada frente a la mesa.

—encerré su cabeza en una calabaza —le dijo, la niña, mostrando su tono frío —es que... Él es tan... ¡Tan cruel! —miró con ojos comenzando a cristalizarse a Hagrid que miró con preocupación a la niña de once años.

—Fue muy fuerte —dijo Ron con voz ronca, incorporándose sobre la mesa, con el rostro pálido y sudoroso —Malfoy la llamó “sangre sucia” —y se apartó cuando volvió a salirle una nueva tanda de babosas.

—¡No! —bramó volviéndose indignado a Hermione.

—Sí —dijo ella —Pero yo no sé qué significa. Claro que podría decir que fue muy grosero…

—Es lo más insultante que se le podría ocurrir —dijo Ron, volviendo a incorporarse —Sangre sucia es un nombre realmente repugnante con el que llaman a los hijos de muggles, ya sabes, de padres que no son magos. Hay algunos magos, como la familia de Malfoy, que creen que son mejores
que nadie porque tienen lo que ellos llaman sangre limpia. —Soltó un leve eructo, y una babosa solitaria le cayó en la palma de la mano. La arrojó a la palangana y prosiguió —Desde luego, el resto de nosotros sabe que eso no tiene ninguna importancia. Mira a Neville Longbottom… es de sangre limpia y apenas es capaz de sujetar el caldero correctamente.

—sangre limpia, sangre pura. Sangre sucia, sangre impura... —asintió, RJ, tomando un cucharón para revolver con fuerza, brusca. Mostrando su molestia.

—Y no han inventado un conjuro que nuestra Hermione no sea capaz de realizar —dijo Hagrid con orgullo, haciendo que Hermione se pusiera colorada.

—RJ me alcanza —dijo haciendo un ademán con indiferencia.

—Es un insulto muy desagradable de oír —siguió Ron, secándose el sudor de la frente con la mano —Es como decir sangre podrida. Son idiotas. Además, la mayor parte de los magos de hoy día tienen sangre mezclada. Si no nos hubiéramos casado con muggles, nos habríamos extinguido —le dieron arcadas y volvió a inclinarse sobre la palangana.

—prefiero estar casada con un muggle que hacer lo que la familia como la de Malfoy hace —refunfuñó, RJ. Harry la miraba preocupado, pues parecía en verdad molesta como nunca antes la había visto. Haciendo referencia al claro compromiso entre primos que llegaban a tener por mantener la sangre limpia.

—Bueno, no te culpo por intentar hacerle un hechizo, Ron —dijo Hagrid con una voz fuerte que ahogaba los golpes de las babosas al caer en la palangana —Pero quizás haya sido una suerte que tu varita mágica fallara. Pero RJ no corrió con la misma suerte, les apuesto que Lucius Malfoy se presentará en la escuela.

—¡Pero si el hechizo que le hizo es inofensivo! —Le dijo, Hermione, indignada. Pues no quería que su amiga se meta en problemas por defenderla.

—¿Oíste como lloriqueaba, Malfoy? —Harry le preguntó, sonriendo sin contenerse —“¡Está calabaza se comerá mi cabeza!” —imitó, haciendo sonreír a RJ.

—habra que ver qué consecuencias trae Malfoy —refunfuñó, Hagrid. Prendiendo el horno —Harry —llamó de repente, como acometido por un pensamiento repentino —tengo que ajustar cuentas contigo. Me dijeron que estuviste repartiendo fotos firmadas. ¿Por qué no me diste una?

—ni a mí me dió —se burló, RJ, tomando una cuchara para poner la mezcla en forma redonda sobre una fuente.

—No estuve repartiendo fotos —dijo enfadado —Si Lockhart aún va diciendo eso por ahí… —Pero entonces vio que Hagrid se reía.

—Sólo bromeaba —explicó, dándole a Harry unas palmadas amistosas en la espalda, que lo arrojaron contra la mesa, ensuciandolo levemente de harina por la cocina de RJ que lo miró con ojos entrecerrados —sé que no es verdad. Le dije a Lockhart que no te hacía falta, que sin proponértelo eras más famoso que él.

—Apuesto a que no le hizo ninguna gracia —dijo Harry, levantándose y limpiandose.

—Supongo que no —admitió Hagrid, parpadeando —Luego le dije que no había leído nunca ninguno de sus libros, y se marchó. ¿Un caramelo de café con leche, Ron? —añadió, cuando Ron volvió a incorporarse.

—No, gracias —dijo Ron con debilidad —Es mejor no correr riesgos.

—¡Listo, Hagrid! —RJ le tendió la bandeja al hombre. Allí estaban las galletas.

—¡las pondré a hornear! —sonrió, metiendolas en el horno —Vengan a ver lo que cultivé.

En la pequeña huerta situada detrás de la casa de Hagrid había una docena de las calabazas enormes.

—Van bien, ¿verdad? —dijo Hagrid, contento—Son para la fiesta de Halloween. Deberán haber crecido lo bastante para ese día.

—¿Qué les echaste? —preguntó Harry.
Hagrid miró hacia atrás para comprobar que estaban solos.

—Bueno… ya sabes… un poco de ayuda.

Según las normas, Hagrid no podía hacer magia, porque lo habían expulsado de Hogwarts en el tercer curso, pero ninguno sabía por qué. Cualquier mención del asunto bastaba para que Hagrid carraspeara sonoramente y sufriera de pronto una
misteriosa sordera que le duraba hasta que se cambiaba de tema.

—¿Un hechizo fertilizante, tal vez? —preguntó Hermione, entre la desaprobación y el regocijo —Bueno, hiciste un buen trabajo.

—tal vez podrías usar una para ponérsela en la cabeza a Malfoy —le dijo Hagrid a RJ provocando sus risas. A Ron le dio la risa y llenó la tierra de babosas.

—¡Cuidado! —gritó Hagrid, apartando a Ron de sus queridas calabazas.

Ya casi era la hora de comer, y devoraron las galletas de RJ, alagando lo buena cocinera que era la niña. Ella se avergonzó y se puso roja cuál tomate cuando Harry le dijo que le encantaría probar más, recordándole la vez que cocinaron juntos en la madriguera.

RJ había quedado hasta tarde escribiendo en el diario, hasta que en un punto, ella no recordó haberse quedado dormida sobre este. La niña pelirroja se despertó de golpe cuando Ginny la empujó.

—¡Estoy despierta! —gritó, sentandose de golpe pero cayó hacia atrás cuando no supo decifrar que estaba en una silla y no en su cama —auch.

—¿Qué te pasó? Te ves muerta —Ginny le dijo, ayudándola a levantarse —¿Por qué dormiste ahí?

—no lo sé... —murmuró, bostezando, en verdad sentía que había jugado quidditch por horas contra Oliver Wood —me habré quedado dormida mientras escribía, aún que no estaba muy cansada.

—pues ahora sí lo estás —se burló —ve a bañarte, a ver si así se te va el aspecto de haber bebido amortentia.

RJ se fue a bañar pero tuvo que parar cuando su cuerpo parecía haberse desprendido de su alma, su presión se bajó a un nivel en el que, sin importarle nada, salió de la ducha para caer de rodillas frente al inodoro y vomitar allí. Su cuerpo parecía estar caliente pero ella lo sentía frío. “tuve que haberme enfermado en la noche ” “tal vez es por haber dormido mal” quiso pensar la niña de once años.

No sentía su cuerpo con fuerzas y se levantó para terminar de bañarse como pudo, salió de allí y se vistió. Se miró en el espejo y quedó horrorizada por lo pálida que se veía. Su estómago le dolía.

Cerró los ojos unos segundos pero su mente pareció mostrarle diferentes imágenes y los abrió asustada, miró su reflejo y allí se veía sola. Salió del baño, desganada.

—¿Estás bien? —Ginny le preguntó, preocupada. RJ caminó, bostezando, hasta tomar su diario, su varita y el mapa. Guardó las tres cosas en sus bolsillos.

—dormí mal y creo que la comida de anoche me cayó pésimo —negó, su hermana tomó su mano y bajaron juntas, lento.

—podrías tomar té con miel en el desayuno, ponle limón también. Mamá hacía eso —le pidió y RJ asintió.

Cuando llegaron al desayuno, RJ no tenía ánimos de nada, así que solo se puso a escribirle a Tom sobre lo mal que se sentía.

—¿Te encuentras bien? —Percy le preguntó a su hermanita.

—si, solo cansada —Asintió, pero sintió una mirada y buscó el origen. Allí se encontró a Draco Malfoy que la miraba, fulminante, como si sintiese un gran odio hacia ella —Percy, ¿Papá o mamá te han dicho algo?

—no ¿Sobre qué? —preguntó, pero ella negó.

—no, nada.

¿Lucius Malfoy no había tomado justicia por lo que le hizo a su hijo?

«no vayas a clases»

RJ se sentó sobre la tapa del inodoro, encerrada en un cubículo del baño de niñas. Tenía sus pies sobre la tapa y apoyaba su diario sobre este.

«te sientes mal, no deberías ir» agregó, Tom. Las palabras se desvanecieron y RJ frotó sus manos hechas puño contra sus párpados antes de contestarle.

«no puedo faltar, a penas y es mí primer mes aqui» debatió, escribiendo también en él. Las palabras desaparecieron, no sin antes ser respondidas.

«eres una excepcional bruja, River. Faltar una clase no debería ser mucho para ti, incluso deberías estar un año adelantada, tus compañeros no están a tú nivel...» al leer eso, RJ sonrió. Movió un mechon de su cabello mientras pensaba seriamente en lo que Tom le decía.

«¿Y que haré mientras falto a clases?» preguntó, confundida.

«habla conmigo.»

RJ sonrió, comenzando a contarle a Tom las sensaciones raras que le provocaban su malestar, era como si su cuerpo estuviera helado, todo el tiempo tenía la piel de gallina y le daban escalofríos repentinos.

«ademas, tuve pesadillas...» escribió, mojando la pluma en la tinta.

«¿Qué clase de pesadillas?»

«La clase de pesadillas espeluznantemente reales» respondió, apoyando su espalda contra la pared del cubículo «estaba caminando por los pazadisos, iba a las mazmorras y escuchaba susurros, luego me despertaba» pero antes de que le responda, agregó «¿Conoces las mazmorras?»

«si, yo iba a Slytherin» leyó, sintió cierta curiosidad, Tom había sido amable y la escuchaba con todo lo que le decía. Nada comparado con los crueles Slytherins, o así decía que eran Ron «¿Sabes algo interesante de los Slytherins?»

«¿Qué?» la curiosidad de RJ había aumentado. Así que mordió su labio inferior, mientras esperaba la respuesta.

«algo que solo pocos de Slytherin podemos hacer... Es hablar parsel ¿Sabes lo que es Parsel?» Las palabras brillaron un instante en la página y desaparecieron también
sin dejar huella, RJ sintió su respiración cortarse «que pregunta tonta, claro que sabes. Eres brillante, River, lamento poner en duda tú conocimiento» aquello la hizo sonreír. Tom siempre le repetía lo inteligente y poderosa que era, algo que la divertía, solo era una bruja de once años.

«entonces... ¿Sabes hablar parsel?» al escribir eso, su mano tembló ligeramente.

«si... ¿Quieres que te enseñe?»

Iba a responder cuando escuchó la puerta abrirse y cerró el diario de golpe, como si estuviera cometiendo un crimen, su corazón palpitó con fuerza y se tapó la boca, tratando de controlar su respiración.

—me da miedo venir al baño —escuchó a una chica reír.

—¿Por qué? —le preguntó otra. Una chica se metió en el cubículo a un costado de RJ.

—¿A caso no lo recuerdan? ¡Un troll se metió aquí el año pasado! Casi mata a Hermione Granger.

—¡oh, si! Pero Harry Potter y Ron Weasley la salvaron. Ahora son inseparables...

Las tres chicas volvieron a salir luego de minutos y RJ bajó la vista a su diario, volvió a abrirlo. Justo cuando unas palabras se borraban.

«El parsel no se puede enseñar, Tom» escribió, ahora más calmada.

«Yo si puedo enseñartelo» se relamió los labios que parecieron helarse por leer eso «¿confías en mí, River?»

«si...» titubeó al escribir. Pronto, el libro pareció quemarla un poco así que alejó sus manos.

«entonces te mostraré cómo hablar Parsel»

Y una luz blanca proveniente del libro la cegó.

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