10| Sirius Black in Hogwarts
“Sirius Black en Hogwarts”...
AL PARECER, el gato de Hermione se había comido a Scabbers y ellos dos estaban peleados. RJ lloró hasta que fue a gritarle a Ron por culpar a Hermione cuando no era su culpa. Luego de eso, tuvo que ser arrastrada por Harry al entrenamiento de Quidditch. Ron fue con ellos, ya que Harry le prometió una vuelta en su escoba.
El equipo rodeó a Wood para recibir las últimas instrucciones para el partido del día siguiente.
—Harry, acabo de enterarme de quién será el buscador de Ravenclaw. Es Cho Chang. Es de cuarto y es buena. Yo esperaba que no se encontrara en forma, porque tuvo algunas lesiones. —Wood frunció el entrecejo para expresar su disgusto ante la recuperación de ella, haciendo reír a RJ pero Katie le tapó la boca ya que sino ella se reiría tambien —Por otra parte, monta una Cometa 260, que al lado de la Saeta de Fuego parece un juguete. —Echó a la escoba una mirada de ferviente admiración —¡Vamos!
Harry le dio un viraje tan brusco que Katie soltó a RJ y profirió un grito.
—¡Harry, suelto la snitch! —gritó Wood.
Harry se volvió y adelantó con facilidad a una bludger en la portería, vio la snitch que salía disparada y al cabo de diez segundos la tenía en la mano.
El equipo lo vitoreó entusiasmado. Harry soltó la snitch, le dio ventaja y se lanzó tras ella esquivando al resto del equipo. Volvió a atraparla. Fue de las mejores sesiones de entrenamiento. El equipo, animado por la presencia de la Saeta de Fuego, realizó los movimientos de forma impecable, y cuando descendieron, Wood sorprendentemente no tenía una sola crítica que hacer.
—No sé qué problema podríamos tener mañana —dijo Wood —Tan sólo… Harry, resolviste tu problema con los dementores, ¿verdad?
—Sí...
—Los dementores no volverán a aparecer, Oliver. Dumbledore se irritaría —negó Fred con total seguridad.
—Esperemos que no —murmuró Wood —En cualquier caso, todo el mundo hizo un buen trabajo. Ahora volvamos a la torre. Hay que acostarse temprano…
—Me voy a quedar un ratito. Ron quiere probar la Saeta —comentó Harry a Wood.
RJ se subió a la espalda de George y fue a los vestuarios con el resto del equipo.
Al día siguiente, el equipo se dirigió a los vestuarios. El tiempo no podía ser más distinto del que hubo en el partido contra Hufflepuff. Estaba fresco y despejado, con una brisa muy ligera. Oían al resto del colegio que se dirigía al estadio.
Todos entraron y RJ corrió ya que se había ido a dar una vuelta con Hermione en busca de su gato. Pero cuando frenó cerca de los vestidores vió a Percy y Oliver despedirse con un beso.
La niña abrió los ojos de manera desmesurada y Percy se volteó, pero se topó con su hermanita. La niña solo sonrió, fingió un cierre en sus labios y pasó a un lado de Oliver que palideció.
RJ fue directo a su espacio, se quitó las ropas negras del colegio, y se puso el suéter y la túnica de quidditch. Luego salió, se sentó en una banca y Angelina comenzó a peinar su cabello para que no le moleste.
—Ya saben lo que tenéis que hacer —dijo Wood cuando se disponían a salir del vestuario —Si perdemos este partido, estamos eliminados. Sólo… sólo tienen que hacerlo como en el entrenamiento de ayer y todo irá perfecto.
Salieron al campo y fueron recibidos con un aplauso tumultuoso. El equipo de Ravenclaw aguardaba ya en el campo. RJ vió que la buscadora era la única chica.
—Wood, Davies, dense la mano —ordenó la señora Hooch.
Y Wood le estrechó la mano al capitán de Ravenclaw.
—suban en las escobas… Cuando suene el silbato… ¡Tres, dos, uno!
RJ despegó del suelo y planeó por el estadio. Se puso a cierta distancia de los gemelos que le hicieron una seña a su hermana, para darle animos.
El partido comenzó, escuchando todo el tiempo los comentarios de Lee Jordan:
—empezaron a jugar y el objeto de expectación en este partido es la Saeta de Fuego que monta Harry Potter, del equipo de Gryffindor. Según la revista El mundo de la escoba, la Saeta es la escoba elegida por los equipos nacionales para el campeonato mundial de este año...
—Jordan, ¿te importaría explicar lo que ocurre en el partido? —interrumpió la voz de McGonagall.
—Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos
automáticos y…
—¡Jordan!
—bien, bien. Gryffindor tiene la pelota. RJ, nuestra nueva cazadora, se dirige a la meta…
Harry pasó como un rayo al lado de RJ y en dirección contraria, la pelirroja lo vió casi como un destello pero notó a Harry sonreirle. La niña volteó y anotó.
—¡Y, espero que se haga costumbre, que como en el partido anterior, RJ anota los primeros diez puntos para Gryffindor!
—¡Esa es mi hermanita! —le gritó Fred.
Las gradas ocupadas por los de Gryffindor enloquecían de entusiasmo. RJ volvió a tomar la pelota y voló con rapidez, pero los de Ravenclaw le lanzaron la bludger y ella le lanzó rápido la pelota a Angelina para descender antes de ser golpeada.
El partido siguió.
RJ estaba cerca de las gradas, giró un segundo y notó a Colin que le sacaba fotos y a Ginny que la alentaba. Luego miró a Hermione que tenía en su mejilla dibujado “RJ” junto a un corazón. Sonrió, volteando.
Pero justo una blodger se dirigía a ella, igual que la quaffle.
—¡RJ! —George voló, tratando de llegar a ella.
RJ dió un giro sobre su escoba, quedando de cabeza y logrando que la bludger siga de largo, mientras atrapaba la quaffle antes de que la pase por abajo. Volvió a ponerse derecha y voló al otro lado escuchando la carcajada de George. Le pasó la bludger a Katie que la atrapó.
La pelirroja vió a Harry que descendió en picado; a gran velocidad. Estaba a tres metros de distancia… Entonces, una bludger impulsada por uno de los golpeadores de Ravenclaw surgió ante Harry veloz como un rayo. La esquivó por un centímetro. Tras esos escasos y cruciales segundos, la snitch desapareció.
Los seguidores de Gryffindor dieron un grito de decepción y los de Ravenclaw aplaudieron a rabiar a su golpeador. George Weasley desfogó su rabia enviando la segunda bludger directamente contra el golpeador que había lanzado contra Harry. El golpeador apenas pudo esquivarla.
—¡RJ, va hacia ti! —le gritó, Katie.
RJ fue contra el chico de tercer año de Ravenclaw, voló y voló, se pegó a su lado y trató de sacarle la quaffle hasta que él le dió un cabezazo que la mareó.
—¡Eso no se vale! —George, mandó molesto, la bludger contra el chico.
Oh, pero todos sabían que los de Ravenclaw aveces eran incluso más tramposos que los de Slytherin.
RJ casi caía de su escoba, se quedó unos segundos desorientada hasta que, gracias a Merlín, Angelina le quitó la quaffle al Ravenclaw y se la lanzó a RJ que se la pasó a Katie, quien se la volvió a pasar a la pelirroja y ella la envío. Así anotando.
—¡Que maravillosa jugada de las cazadoras de Gryffindor! ¡Gryffindor gana por ochenta a cero! ¡Muy bien, RJ! ¡Y miren esa Saeta de Fuego! Potter le está sacando partido. Vean cómo gira. La Cometa de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos…
—¡Jordan! ¿Te pagan para que hagas publicidad de las Saeta de fuego? ¡Sigue comentando el partido!
—¡Y como decía, antes de que la profesora me interrumpa, RJ se está volviendo la jugadora estrella!
Ravenclaw jugaba a la defensiva. Ya habían marcado tres goles, lo cual había reducido la distancia con Gryffindor a cincuenta puntos.
—¡Vaya, el cazador Jeremy Stretton la tiene con RJ, casi la derriba tres veces luchando por la quaffle! —Lee señaló.
RJ terminó por empujarlo con su hombro y el chico castaño casi caía, ella se giró y le lanzó la quaffle a Angelina.
Pero se oyó el silbato de la señora Hooch.
—¡Y Harry atrapa la Snitch!
RJ gritó de emoción.
Todo gryffindor vitoreó y la pelirroja subió con la escoba hasta donde estaba Harry, todo el equipo lo abrazaba tan fuerte a Harry que casi lo derribaron de la escoba.
—¡Éste es mi valiente! —exclamaba Wood una y otra vez.
—¡Bien hecho, James! —RJ lo tomó de la túnica y estampó sus labios contra la mejilla del de lentes que se puso colorado hasta las orejas.
En completo desorden, el equipo se las ingenió para abrirse camino y volver al terreno de juego. RJ descendió de la escoba y vio a un montón de Gryffindor saltando al campo, con Ron en cabeza. Antes de que se diera cuenta, rodeaba una multitud alegre a Harry.
—¡Sí! —gritó Ron, subiéndole a Harry el brazo —¡Sí!
—¡Estupendo, Harry! —gritó Seamus Finnigan.
—¡Muy bien! —dijo Hagrid con voz de trueno, por encima de las cabezas de los de Gryffindor.
RJ se abrazó a Katie, Angelina, Wood y los gemelos, los cuatro en una ronda comenzaron a saltar y dar giros.
—¡Ganamos, ganamos!
Era como si hubieran ganado ya la copa de quidditch; la fiesta se prolongó todo el día y hasta bien entrada la noche. Fred y George, con ayuda de RJ desaparecieron un par de horas y volvieron con los brazos cargados con cervezas de mantequilla. Festejaron y bailaron hasta que la profesora McGonagall se presentó a la una de la madrugada, con su bata de tela escocesa y la redecilla en el pelo, para mandarles que se fueran a dormir.
—¡Vamos, Minnie, yo sé que está feliz! —RJ le dijo, parada sobre la mesa. La profesora miró a la feliz niña de doce años —usted es nuestra jefa de casa ¡Es una campeona como nosotros! —miró a los chicos que aguantaban la risa —Minnie, Minnie, Minnie...
—¡Minnie, Minnie, Minnie! —gritaron todos hasta que la profesora los vió aguantando la risa.
—diez minutos más y a dormir —se fue sin decir más nada mientras todos festejaban, chocando los cinco con RJ.
Sin dudas, una gran victoria.
—¿Estás seguro de que no soñabas, Ron?
—¡Les digo que lo vi!
—¿Por qué arman tanto ruido?
—¡La profesora McGonagall nos mandó a acostarnos!
RJ bajó las escaleras con Ginny, ambas bostezando. Miraron el desastre confundidas, algunos de gryffindor estaban en la sala común, gritando paranoicos.
—Estupendo, ¿continuamos? —preguntó Fred Weasley con animación.
—¡Estaba soñando con Cedric! —se quejó, RJ. George soltó la carcajada.
—¡Todo el mundo a la cama! —ordenó Percy, entrando aprisa en la sala común y poniéndose, mientras hablaba, su insignia de delegado en el pijama.
—¿Duermes hasta con la insignia? —le preguntó, incrédula, RJ.
—Percy… ¡Sirius Black! —dijo Ron, con voz débil —¡En nuestro dormitorio! ¡Con un cuchillo! ¡Me despertó!
Todos contuvieron la respiración.
—¡Absurdo! —dijo Percy con cara de susto —comiste demasiado, Ron. Tuviste una pesadilla.
—Te digo que…
—¡Ya basta!
RJ abrazo a Ginny que comenzó a temblar asustada. Las dos niñas se acercaron a Ron que estaba sudoroso.
Llegó la profesora McGonagall. Cerró la puerta de la sala común y miró furiosa a su alrededor.
—¡Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es ridículo! ¡Percy, no esperaba esto de ti!
—¡Le aseguro que no di mi permiso, profesora! —dijo Percy, indignado —¡Precisamente les estaba diciendo a todos que regresaran a la cama! ¡Mi hermano Ron tuvo una pesadilla…!
—¡No fue una pesadilla! —gritó Ron —¡Profesora, me desperté y Sirius Black estaba delante de mi, con un cuchillo!
La profesora McGonagall lo miró fijamente.
—No digas tonterías, Weasley. ¿Cómo iba a pasar por el retrato?
—¡Hay que preguntarle! —dijo Ron, señalando con el dedo la parte trasera del cuadro de sir Cadogan —Hay que preguntarle si vió…
Mirando a Ron con recelo, la profesora McGonagall abrió el retrato y salió. Todos los de la sala común escucharon conteniendo la respiración.
—Sir Cadogan, ¿Dejó entrar a un hombre en la torre de Gryffindor?
—¡Sí, gentil señora! —gritó sir Cadogan.
Todos, dentro y fuera de la sala común, se quedaron callados, anonadados.
—¿De… de verdad? —dijo la profesora McGonagall —Pero ¿y la contraseña?
—¡Me la dijo! —respondió altanero sir Cadogan —Se sabía las de toda la semana, señora. ¡Las traía escritas en un papel!
La profesora McGonagall volvió a pasar por el retrato para encontrarse con la multitud, que estaba estupefacta. Se había quedado blanca como la tiza.
—¿Quién fue? —preguntó con voz temblorosa —¿Quién fue el tonto que escribió las contraseñas de la semana y las perdió?
Hubo un silencio total, roto por Neville Longbottom, temblando desde los pies calzados con zapatillas de tela hasta la cabeza, levantó la mano muy lentamente.
En la torre de Gryffindor nadie pudo dormir. Sabían que el castillo estaba volviendo a ser rastreado y todo el colegio permaneció despierto en la sala común, esperando a saber si habían atrapado a Black o no. La profesora McGonagall volvió al amanecer para decir que se había vuelto a escapar.
Sir Cadogan fue despedido y lo reemplazó la Señora Gorda. Había sido restaurada magistralmente, pero continuaba muy nerviosa, y accedió a regresar a su trabajo sólo si contaba con protección.
RJ ahora estaba con Hermione en la biblioteca, las dos sentadas en un rincón. Hermione tenía los ojos rojos, igual que su nariz. Había estado llorando porque Harry y Ron la dejaban de lado, primero por la Saeta de Fuego y luego por Scabbers.
—no los necesitas, Herms —RJ apoyó su cabeza contra su hombro —¿Sabes? No necesitas a nadie, eres una bruja brillante, cualquiera querría ser tú amigo. ¡Me tienes a mí! Con eso basta y sobra.
Hermione la vió con una sonrisa y la abrazó, las dos quedaron un rato así hasta que decidieron seguir en busca de algo que ayude a Buckbeak, pero nada. Pronto, las dos estaban nuevamente sentadas en el suelo rodeada de libros.
—RJ... Tengo algo que contarte —habló, Hermione, luego de un silencio —es sobre el profesor Lupin.
—¿Qué pasa con él? —preguntó, inclinando su cabeza hacia un lado.
—es que... Creo que es un hombre lobo —susurró bajito y RJ asintió.
—¿Eso? Si, ya lo sabía —hizo un ademan, volviendo la vista al libro.
—¿Qué? ¿Cómo? —casi gritó, confundida —es decir, era casi obvio, pero creí que lo descubrí rápido.
—la poción, su boggart, es más, creo que sauce boxeador lo plantaron por él, lo ví ir muchas veces hacia él —admitió, moviendo las páginas.
—¿Lo seguiste? —preguntó, confundida. Y RJ aplanó los labios.
—ahm, algo así, si —mintió, rascando su ceja —pero el profesor Snape le prepara la poción, así que no habría de que preocuparse ¿No?
Hermione asintio y las dos siguieron con los libros.
RJ sintió un jalón en su brazo y ahogó un grito, pero pronto Harry la tapó con la capa de invisibilidad y le tapó la boca.
—¿Qué te pasa? ¿Estás loco, James? —le gritó en susurro, asustada —¡Imagina si eras Sirius Black!
—Sirius Black no te busca —se quejó, pero luego miró a los lados —escucha, quiero ir a Hogsmeade, pensé que tal vez querrías venir.
—justo iba a ir a buscarte para ir —admitió riendo —tengo mi varita y el mapa ¿Estás seguro de ir? Con lo de Black...
—tranquila, creo que estoy más seguro fuera que dentro.
—en ese caso ¿Quién soy yo para contradecirte? —sacó ambas cosas —Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
Vieron que el corredor del tercer piso estaba vacío así que corrieron hasta el pasadizo que conocían muy bien, entraron y se quitaron la capa.
—¿Carrera?
—de acuerdo —asintió, Harry, riendo. Los dos miraron al frente —en sus marcas...
—listos...
—¡Ya! —dijeron al unisono, antes de avanzar mediante empujones riendo.
Hasta que casi al final, Harry, que iba delante, se cansó y frenó, RJ se lo llevó puesto y ambos cayeron a la tierra húmeda, carcajeando y, su vez, soltando quejidos de dolor. RJ se levantó un poco, su varita al soltarla por la caída había dejado de iluminar, pero la de Harry seguía en su mano e iluminando, la niña miró al chico de lentes que la observó.
El corazón le latía tan rápido que casi se le salía del pecho, temía porque RJ lo escuchase. Y fue esa sensación, que ya había sentido antes, por la que Harry se dió cuenta de algo: le gustaba RJ.
RJ se levantó riendo, ayudó a Harry a levantarse, se limpió la ropa mientras él se aclaraba la garganta, volvieron a salir del sótano de Honeydunks y se pusieron la capa de invisibilidad.
Cuando llegaron, se encontraron con Ron. Luego visitaron con él la tienda de Zonko. Había artículos de broma para satisfacer hasta los sueños más descabellados de RJ. Harry susurró a Ron lo que quería que le comprara y le pasó un poco de oro por debajo de la capa. El de lentes le compró varios artículos de broma a la pelirroja que terminó por darle un beso en la mejilla, sonrojando al chico.
Luego subieron una cuesta para ir a visitar la Casa de los Gritos, el edificio más embrujado de Gran Bretaña. Estaba un poco separada y elevada del pueblo, incluso a la luz del día resultaba escalofriante con sus ventanas cegadas y su jardín húmedo, sombrío.
—Hasta los fantasmas de Hogwarts la evitan —explicó Ron, apoyado como Harry y RJ en la valla, levantando la vista hacia ella —Le pregunté a Nick Casi Decapitado… Dice que oyó que aquí residen unos fantasmas muy bestias. Nadie puede entrar. Fred y George lo intentaron, claro, pero todas las entradas están tapadas.
Estaban por quitarse la capa cuando oyeron voces cercanas. Alguien subía hacia la
casa por el otro lado de la colina. Un momento después apareció Malfoy, seguido de cerca por Crabbe y Goyle. Malfoy decía:
—… en cualquier momento recibiré una lechuza de mi padre. Tengo que ir al juicio para declarar por lo de mi brazo. Tengo que explicar que lo tuve inutilizado durante tres meses…
Crabbe y Goyle se rieron.
—Ojalá pudiera oír a ese gigante imbécil y peludo defendiéndose: «Es inofensivo, de verdad. Ese hipogrifo es tan bueno como un…» —Malfoy vio a Ron e hizo una mueca malévola —¿Qué haces, Weasley? —Levantó la vista hacia la casa en ruinas que había detrás de Ron —Supongo que te encantaría vivir ahí, ¿verdad, Ron? ¿Sueñas con tener un dormitorio para ti solo? Oí que en tu casa duermen todos en una habitación, ¿es cierto?
Harry sujetó a Ron por la túnica para impedirle que saltara sobre Malfoy.
—con este mal teñido me las arreglo yo, nadie dice algo malo de mi familia —se quejó RJ.
se acercaron sigilosamente a Malfoy, Crabbe y Goyle, por detrás; se agacharon y agarró un puñado de barro del camino.
—Ahora mismo estábamos hablando de tu amigo Hagrid —contó Malfoy —Estábamos imaginando lo que dirá ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas. ¿Crees que llorará cuando al hipogrifo le corten…?
¡Plaf!
Al golpearle la bola de barro en la cabeza, Malfoy se inclinó hacia delante. Su pelo rubio platino chorreaba barro de repente.
—¿Qué demo…?
Ron se sujetó a la valla para no revolcarse en el suelo de la risa. Malfoy, Crabbe y Goyle se dieron la vuelta, mirando a todas partes. Malfoy se limpiaba el pelo.
—¿Qué ha sido? ¿Quién fue?
—Esto está lleno de fantasmas, ¿verdad? —observó Ron, como quien comenta el tiempo que hace.
Crabbe y Goyle parecían asustados. Malfoy daba vueltas y miraba como loco el lugar.
—yo le doy al gordito de la derecha y tú el de la izquierda —le dijo RJ y Harry asintió.
se acercaron a hurtadillas a un charco especialmente sucio sobre el que había una capa de fango verdoso de olor nauseabundo.
¡Plaf!
Crabbe y Goyle lo recibieron esta vez. Goyle saltaba sin moverse del sitio, intentando quitarse el barro de sus ojos pequeños y apagados.
—¡Vino de allá! —dijo Malfoy, limpiándose la cara y señalando un punto que estaba unos dos metros a la izquierda de Harry y RJ.
Crabbe fue hacia delante dando traspiés, estirando como un zombi sus largos brazos. Harry tomó un palo y se lo dió a RJ que se lo tiró. Le acertó en la espalda. RJ le tapó la boca para que no se riera mientras Crabbe ejecutaba en el aire una especie de pirueta para ver quién lo había arrojado.
Pero RJ guío a Harry y ambos se pusieron detrás de Goyle y Crabble para bajarles los pantalones, dejándolos en ropa interior. Claro que Crabbe tropezó por eso, trastabilló y su pie grande y plano pisó la capa de invisibilidad, que sintió un tirón y notó que la capa le resbalaba por la cara de Harry, siendo que, por suerte, RJ estaba agachada porque había querido agarrar más barro.
Durante una fracción de segundo, Malfoy lo miró fijamente.
—¡Ah! —gritó, señalando la cabeza de Harry.
Dio media vuelta y corrió colina abajo como alma que llevara el diablo, con Crabbe y Goyle detrás, tratando de subir sus pantalones. Harry se puso bien la capa, pero ya era demasiado tarde.
—Harry —dijo Ron, avanzando a trompicones y mirando hacia el lugar
en que había aparecido la cabeza de su amigo —Más vale que huyan. Si Malfoy se lo cuenta a alguien… lo mejor será que regreses rápidamente al castillo… por suerte a RJ no la vió.
—¡Nos vemos más tarde! —le dijo Harry, y volvió hacia el pueblo a todo correr, tomando la mano de RJ que aún reía —¡Corre!
—¡Eso hago! —se quejó la pelirroja, carcajeando —¿Viste sus caras? ¡Por Merlín! —Harry rió sin contenerse al verla de ese modo —tranquilo, James. Malfoy no parecía entender lo que vió.
—Nadie sabe lo de la capa invisible. Nadie excepto Dumbledore, y bueno Ron y Hermione —admitió, Harry con un
retortijón en el estómago —Si Malfoy le cuenta algo, Dumbledore comprendería perfectamente lo ocurrido.
—¿Y que va a decir? ¡Oh, Potter separó su cabeza del cuerpo para ir a atormentarme a Hogsmeade! —Exclamó obvia, Harry asintio, sabiendo que no tenía sentido —¡Disfruta! ¿A caso no fue divertido ver los calzones de cupido de Goyle?
Harry carcajeó, volviendo a meterse por la trampilla, se quitaron la capa, Harry se la puso debajo del brazo y se sostuvieron los estómagos por la risa.
—Si fue divertido —admitió, rojo de la risa. RJ se llevó las manos a sus mejillas adoloridas.
—vamos, otra carrera.
Pero cuando llegaron, Harry le dió la capa a RJ para que ella se la ponga y corra a esconderla en su cuarto, claro que cuando salieron, se cruzaron al profesor Snape. Y RJ agradeció tener puesta la capa.
Dos nuevas portadas hechas por mi <3
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