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05| remembers

“recuerdos”...

             RJ BOSTEZÓ, montaba su escoba, mirando a Oliver que estaba también sobre su escoba. Ambos delante de los aros del campo. Era el horario del desayuno y RJ iba camino allí cuando Oliver la interceptó.

—¿No sería mejor que haga esto habiendo comido? —le preguntó al chico que negó con una sonrisa. Percy estaba en la banca, supervisando la situación.

—habra partidos que deberás jugar enferma incluso ¡Harry jugo sin un brazo! —obvió viendo la mueca de RJ —vamos, dime las reglas de tú posición. Quiero que seas el libro de Quidditch a Través de los tiempos ¡Informame, mini Charlie!

—¡No me digas mini Charlie! —se quejó riendo, pero luego rodó los ojos —Hay tres cazadores por equipo. El cazador controla la Quaffle, e intenta obtenerla y pasarla a través del aro.

—¿Cuánto vale la anotación? —preguntó, pasándole la quaffle que ella atrapó.

—diez puntos —le pasó la pelota y él sonrió orgulloso.

—Mini Charlie...

—¡No me digas mini Charlie!

—Te diré así hasta que me demuestres que eres buena cazadora —le pasó la bola de nuevo y ella la atrapó —Los cazadores son considerados los jugadores mas estimulantes de ver por los espectadores, al menos hasta que la Snitch aparece, ahí entra Harry ¡Pero, tú debes hacer que te miren a ti, que se emocionen contigo! Los cazadores son jugadores veloces y ágiles, con lo que las chicas son ideales para esta posición —la señaló, lanzandole de nuevo la quaffle, RJ sonrió, pues practicar deportes muggles con Hermione había ayudado.

—¿Quién estaba antes que yo? —preguntó, con curiosidad.

—Alicia Spinnet, pero se retiró porque está en clases de Estudios Antiguos y en la Orquesta de Hogwarts, lo que le ocupa mucho tiempo ¿Puedes creerlo? ¿Cambiar el Quidditch por eso? Que locura —le pasó de nuevo la Quaffle.

—¿Van a estar así todo el día? —bajaron la cabeza para ver a Percy que les había gritado.

—¡No nos apures! —le gritó, su hermanita —apurate, Wood.

—ya, bien ¡A tú prueba!

—travesura realizada.

RJ cerró el mapa merodeador y lo puso en su abrigo, luego de escapar a las cocinas, y meterse comida en los bolsillos hasta no dar más, se dirigió al invernadero para tener Herbologia con los de Ravenclaw. Salió de atrás de una armadura y caminó dos pasillos más hasta encontrarse a Luna.

—oh, ya estas aquí —Luna saludó, RJ le sonrió —Ginny y Colin ya están adentro, me ofrecí a esperarte. Dijeron que estabas en el campo de Quidditch.

—si, tuve una prueba para entrar al equipo.

—¿Qué hacen afuera? —Sprout abrió la puerta —entren, niñas, entren

La profesora era una bruja pequeña y rechoncha que llevaba unsombrero remendado sobre la cabellera suelta. Generalmente, estaba manchada de tierra.

—¿Saben cuál es la diferencia entre el invernadero tres y el invernadero uno? —preguntó, a su vez, Luna y RJ caminaban hasta llegar a un lado de Colin y Ginny. RJ levantó la mano.

—En el Invernadero 3 hay plantas mucho másinteresantes y peligrosas —La profesora Sprout mostró una llave grande, señalando a RJ.

—¡Muy bien! —luego miró a los demás. La profesora Sprout estaba en el centro del invernadero, detrás de una mesa montada sobre caballetes. Sobre la mesa había unas veinte orejeras—Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras. Veamos, ¿quién
me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?

—La mandrágora es un reconstituyente muy eficaz —contestó, nuevamente RJ. La profesora sonrió, RJ siempre fue de sus favoritas —Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido encantada.

—Excelente, diez puntos para Gryffindor —dijo la profesora Sprout —¿Sabe algún detalle más, la señorita Weasley?

—La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa por su llanto, ya que es fatal para quien lo oye —respondió instantáneamente.

—Exacto. Otros diez puntos —dijo la profesora Sprout. Los de ravenclaw se quejaron, pues RJ podría haber sido muy bien bienvenida en su casa —Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son todavía muy jóvenes. El año pasado también trabajamos con ellas ¿Para qué las usamos?

—para los petrificados —respondió un chico de Ravenclaw antes que RJ. Él la miró con cierta mirada insinuosa y ella bajó la mirada. Ginny tomó su mano.

Un centenar de pequeñas plantas con sus hojas de color verde violáceo crecían en fila delante de ellos.

—¡Muy bien! Ahora ponganse unas orejeras cada uno —pidió. RJ tomó unas de peluche de color rosa —Cuando avise que se las pongan, asegurense de que queden completamente tapados. Cuando se las puedan quitar, levantaré el pulgar. ¡Ahora!.

RJ se las puso rápidamente. Insonorizaban completamente los oídos. Miró sonriente a Colín que habló emocionado pero no lo escuchó para nada así que asintió fingiendo entender.

La profesora se puso unas de color rosa, se remangó, tomó firmemente una de las plantas y tiró de ella con fuerza.

Surgió de la tierra un niño recién nacido, pequeño, lleno de barro y feo. Las hojas le salían directamente de lacabeza. Tenía la piel de un color verde claro con manchas, y se veía queestaba llorando con toda la fuerza de sus pulmones.

Sprout tomó una maceta grande, metió dentro la mandrágora y la cubrió con una tierra abonada, negra y húmeda, hasta que sólo quedaron visibles las hojas. La profesora se sacudió las manos, levantó el pulgar y se quitaron las orejeras.

—Como nuestras mandrágoras son sólo bebés, sus llantos no son mortales —dijo ella con toda tranquilidad —Sin embargo, los dejarían inconscientes durante varias horas... Así que asegurense de colocarse bien las orejeras para hacer el trabajo. Ya avisaré cuando sea hora de recoger. Cuatro por bandeja. Hay suficientes macetas aquí. La tierra abonada está allí.

RJ, Colín, Ginny y Luna compartieron su bandeja.

—¿Cómo te fue con Oliver? —preguntó, Ginny.

RJ bajó la cabeza borrando su sonrisa y los tres niños compartieron una mirada. Luna estiró su mano para tomar la de RJ.

—Lo siento mucho...

—¿Por qué? ¿Porque entre al equipo? —levantó su cabeza, radiante.

—¡No bromees! ¡Es genial! ¡Por Merlín! —Colin y Ginny zamarrearon los hombros de RJ que soltó la carcajada.

—vaya, eres la segunda jugadora más joven, es fantástico —Luna alagó —muy bien. Podría animarte en los partidos de gryffindor contra Hufflepuff o Slytherin.

—gracias Luna —Le dió un apretón a su mano.

—¡Puedo sacarte una foto y publicarla! Será fantástico —Colin propuso feliz, mostrando su cámara.

No pudieron hablar más ya que la profesora les pidió volver a taparse los oídos. volvieron a ponerse las orejeras y se concentraron en las mandrágoras.

Para Sprout había resultado muy fácil, pero en realidad no lo era. A las mandrágoras no les gustaba salir de la tierra, pero tampoco parecía que quisieran volver a ella. Se sacudían, pataleaban con sus pequeños puños y rechinaban los dientes.

RJ tomó la mandrágora y golpeó el brazo de Colin, su amigó sonrió cuando ella le señaló la cámara. RJ sacó la lengua y señaló sonriente a la mandrágora que lloraba, Colín le sacó la foto y rieron. La pelirroja metió la mandrágora en la maceta luego de un pequeño forcejeo.

Pero a Colín se le salieron las orejeras y se desmayó haciendo reír a Ginny pero preocupando a Luna y RJ.

RJ terminó de escribirla la carta a Charlie contándole de que había entrado al equipo y se levantó para dársela a Hermes, estaba en el cuarto de Percy y Oliver. Volteó a ver a ambos chicos que estaban hablando, sentados en al cama de Oliver.

—bien, muchas gracias —Le dijo acercandose a abrazar a su hermano —y también gracias, Oliver.

—¿Yo? Yo no hice nada, RJ. Tú mostraste ser buena cazadora —Ella sonrió alagada —ahora ve con Potter, no creo que esté muy bien luego de lo ocurrido con Hagrid.

—¿Qué pasó con Hagrid? —preguntó, confundida.

—¿No te enteraste? —Percy, alzó las cejas en dirección a su hermanita que negó —Su primera clase fue un desastre, su hipogrifo atacó a Draco Malfoy, lo mandó a enfermería. No asistió a la comida de hoy, claro que no lo viste por estar en artes, pero no se sabe nada. Tal vez deje de ser profesor. Es lo más seguro.

—¡No! —habló preocupada, saliendo rápido —¡Los veo luego!

RJ corrió escaleras abajo, salió y tomó directamente el pazadiso de tobogán que la dejó cerca de la salida a la colina abajo de la casa de Hagrid. Cuando llegó allí, salió y dió un grito cuando vió a Harry, Ron y Hermione justo delante de ella.

—¡¿De donde saliste?! —le gritó, Ron. Señalando que solo había una pared detrás de su hermana —entre tú, y Hermione, en serio necesito saber si tienen el poder de la teletransportación.

—ese es el hechizo Aparición, bruto. Y se necesita mucha práctica, y el permiso del Ministerio para ejecutarlo —le dijo, RJ, obvia, pasando a su lado. Pensando en que debió ver el mapa merodeador para ver quién andaba por los pasillos —¿Qué hacen aquí?

—¿Tú que haces aquí? —le preguntó, su hermano mayor.

—me enteré lo de Hagrid, quería ir a verlo —admitió, caminando con ellos —¿Cómo pasó?

—fue horrible —habló, Hermione —Malfoy y su tonta necesidad de arruinarlo todo ¡Podrían expulsar a Hagrid!

La hierba todavía húmeda, parecía casi negra en aquellos momentos en que el sol se ponía. Al llegar a la cabaña de Hagrid llamaron a la puerta y una voz les contestó:

—Adelante, entren.

Hagrid estaba sentado en mangas de camisa, en la mesa; Fang tenía la cabeza en el regazo de Hagrid. Les bastó echar un vistazo para darse cuenta de que Hagrid había estado bebiendo. Delante tenía una jarra de peltre enorme y parecía que le costaba enfocar bien las cosas.

—Supongo que es un récord —dijo apesadumbrado al reconocerlos —Me imagino que soy el primer profesor que duró sólo un día.

—¡No te habrán despedido, Hagrid! —exclamó Hermione.

—Todavía no —respondió con tristeza, tomando un trago largo —Pero es sólo cuestión de tiempo, ¿verdad? Después de lo de Malfoy… —RJ se acercó a abrazar por la espalda al gigante, sus pequeños brazos ni siquiera lograron rodearlo, pero Hagrid agradeció el gesto de la niña.

—¿Cómo se encuentra Malfoy? —preguntó Ron cuando se sentaron —No habrá sido nada serio, supongo.

—La señora Pomfrey lo curó lo mejor que pudo —contestó con abatimiento —pero él sigue diciendo que fue un daño terrible. Está cubierto de vendas…

—Todo es cuento —dijo Harry —La señora Pomfrey es capaz de curar cualquier cosa. El año pasado hizo que me volviera a crecer la mitad del esqueleto. Es propio de Malfoy sacar todo el provecho posible.

—El Consejo Escolar está informado, por supuesto. Piensan que empecé muy fuerte. Debería haber dejado los hipogrifos para más tarde… Tenía que haber empezado con los gusarajos o con los summat… Creía que sería un buen comienzo… fue culpa mía…

—ese tonto rubio teñido —se quejó, RJ, sin soltar a Hagrid.

—¡Toda la culpa es de Malfoy, Hagrid! —dijo Hermione con seriedad.

—Somos testigos —dijo Harry —Dijiste que los hipogrifos atacan al que los ofende. Si Malfoy no prestó atención, el problema es suyo. Le diremos a Dumbledore lo que de verdad sucedió.

—Sí, Hagrid, no te preocupes, te apoyaremos —confirmó Ron.

De los arrugados ojos de Hagrid se escaparon unas lágrimas. Atrajo a Ron y a Harry hacia sí y los estrechó en un abrazo tan fuerte que pudo haberles roto algún hueso, también movió a RJ para unirla al abrazo.

—Creo que ya bebiste bastante, Hagrid —dijo Hermione con firmeza. Tomó la jarra de la mesa y salió a vaciarla.

—Sí, puede que tengas razón —asintió Hagrid, soltandolos, los niños se separaron de él frotándose las costillas, RJ se estiró y le sonaron los huesos, los dos niños voltearon a verla incrédulos.

Hagrid se levantó de la silla y siguió a Hermione al exterior, con paso inseguro.

Oyeron una ruidosa salpicadura.

—¿Qué hizo? —cuestionó Harry, asustado, cuando Hermione entró con la jarra vacía.

—¿Se ahogó? —preguntó, RJ.

—Metió la cabeza en el barril de agua —contestó Hermione, guardando lajarra.

Hagrid regresó con la barba y los largos pelos chorreando, y secándose los ojos.

—Mejor así —dijo, sacudiendo la cabeza como un perro y salpicándolos a todos, RJ rió —Fueron muy amables por venir a verme. Yo, la verdad…

Hagrid se paró en seco, miró a Harry, como si acabara de darse cuenta de que estaba allí:

—¿¡Qué crees que haces aquí!? —bramó, y tan de repente que dieron un salto en el aire—¡No puedes salir tan tarde, Harry! ¡Y ustedes tres lo dejan!

—¿Qué? —RJ, preguntó, confundida.

—Sirius Black busca a Harry para matarlo —Le explicó Hermione y RJ abrió los ojos sorprendida.

—¿Qué? —gritó, sorprendida.

Hagrid se acercó a Harry con paso firme, lo tomó del brazo y lo llevó hasta la puerta.

—¡Vamos! —dijo Hagrid enfadado —Los voy a acompañar a los tres al colegio. ¡Y que no los vuelva a encontrar viniendo a verme a estas horas! ¡No valgo la pena!

—¡No digas eso! —RJ le gritó, alcanzandolos —claro que vales la pena, Hagrid. ¡Hagrid, frena! —se puso delante del gigante —mira, iremos a la escuela, pero quédate aquí. No queremos meterte en más problemas ¿Si? —el gigante exhaló con fuerza y soltó a Harry que se acaricio el brazo.

—bien, pero que ningún profesor los vea —Les pidió y RJ asintió.

Los cuatro niños corrieron para ir a la escuela, mientras ellos ponían al tanto a RJ que golpeó en la cabeza cinco veces a Harry que se quejó de dolor.

El mes de octubre llegó y RJ se encontraba bastante animada. Lastima que esa mañana se levantó algo avergonzada cuando notó en sus sábanas una mancha roja en la parte donde estaba su feminidad. Su ropa interior y su pijama también se mancharon.

Se había hecho señorita, como diría su madre. Su primer periodo le había llegado.

Ella tomó las sábanas y las llevó directamente a la lavandería, no sin antes darse un baño caliente y correr a enfermería para pedirle ayuda a Pomfrey. En cuanto llegó a la entrada, abrió la puerta y vió las camillas. Había solo dos personas dentro.

Pomfrey, la enfermera, y el profesor Lupin. El profesor más amado de Hogwarts por el momento ese año, todos lo adoraban, por sus increíbles clases, y RJ no era la excepción. Luego de su decepción por Gilderoy Lockhart, el profesor Lupin le había devuelto el amor por la materia a la niña de doce años que encontraba fascinante al hombre.

—¿Señorita Weasley? ¿Que hace aquí? —Pomfrey dejó su té para acercarse a ella —se supone que es el horario del desayuno —RJ notó que ella desayunaba con el profesor Lupin, le resultó extraño, pero supuso que tenían una buena relación —¿Necesitas ayuda para dormir?

Oh, si, la tan conocida poción que le daba Pomfrey para dormir sin pesadillas a la niña desde el curso pasado.

—ahm, no... Yo... —se rascó la ceja nerviosa —es que tuve una emergencia, mí mamá me habló de ella, pero no creí que me pasaría y no estuve lista... Yo... Ahm... —se abrazó a su misma cuando sintió un retorcijo —es que me vino el periodo...

—¡Oh, mí niña, felicidades! —Pellizcó su mejilla y RJ no diría que eso es algo para ser felicitada. Si, ahora podía tener hijos ¿Pero algo más por lo que sea bueno? —ya te doy lo que necesites y algo para el dolor, espera aquí —se fue dando largas zancadas y RJ miró al profesor que reía por lo bajo.

—es vergonzoso —admitio, RJ, en voz baja pero el profesor negó con una sonrisita.

—para nada. Es algo natural. Solo que tuve un pequeño recuerdo —se encogió de hombros, y, ante la mirada de la niña, contó —cuando tenía doce años acompañe a mí mejor amiga, pelirroja igual que tú, a está misma enfermería porque accidentalmente se manchó. Le di mí capa y Pomfrey la ayudó...

—Mis hermanos, en cuanto nacimos con mí hermana, fueron casi adiestrados por mamá para ocuparse de estos temas si pasaba cuando estuviéramos aquí en Hogwarts —admitió, y el profesor asintió —pero no es algo muy lindo.

—no, claro que no, te darán dolores, cambios de humor, ¿Pero sabes que alegraba a mí amiga? —la pequeña negó —el chocolate.

—el chocolate cura muchas cosas —opinó, sonriendo.

—así es —sacó de su bolsillo una tableta y se la dió —por eso siempre llevo conmigo.

—gracias, profesor —la abrió, dándole un pequeño mordisco.

—oh, mí pequeño lobo, siempre dando chocolates —Remus soltó la carcajada al oír a Pomfrey volver con las cosas para RJ, la niña sonrió por el apodo de la mujer al hombre —De niño varias veces tuve que ponerle un alto porque siempre comía chocolate ¡Las caries que le salieron! —RJ rió —siempre en la enfermería conmigo él.

—Gracias, señorita —RJ agradeció —lo veo en clases, profesor.

—que así sea, señorita Weasley —le guiñó el ojo y ella salió por la puerta.

Remus Lupin vió a la niña salir y bajó la cabeza en un gesto nostálgico, hasta que volvió a tomar su taza de té y miró a la enfermera, que se sentó en la camilla, señalando la puerta.

—¿Viene mucho? —preguntó, viendo cómo la mujer suspiraba con tristeza.

—sabe lo que pasó el año pasado, Albus se lo dijo —Remus asintió —ella fue la niña que quien-ya-tú-sabes poseyó. La pequeña Weasley... Luego de que todo sucedería, los últimos tiempos de clases, se la pasó viniendo a enfermería por los dolores de cabeza y las pesadillas. Creí que ya se le había pasado, pero vino ya dos veces y recién comienza el año. Es tan dulce, es una pena.

—me recuerda a Lily, no solo por el cabello pelirrojo —admitió, sonriendo mientras se encogia de hombros —responde absolutamente todo de manera perfecta, es brillante, también es buena en la práctica.

—y eso que aún no has escuchado como llama a Harry Potter —Dijo sonriendo con un brillo especial en los ojos —la primera vez que lo oí llamarlo casi creí que estaba de nuevo en los años anteriores.

—¿Cómo lo llama?

—James.

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