𝘋𝘢𝘺 7: 𝘐𝘯𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘣𝘭𝘦
Temática: Tema Libre
Palabras: 4700
Advertencias: Leve mención de sangre
Sinopsis: Takemichi ya no es el mismo, y es momento de cerrar completamente ese capítulo de su vida.
Recomendación musical: Daylight - David Kushner 🎶
Habían pasado ya doce años desde entonces.
12 años en los que Takemichi se alejó de sus amigos, de su ex novia, de su familia... de Mikey.
¿Por qué?
Él quiso salvarlos. Y vaya que lo hizo, todos y cada de ellos tiene una vida completamente lejos del bajo mundo, nadie salió involucrado con el crimen y todos están pasando por su mejor momento. No había necesidad de querer colarse en la perfecta vida de esas personas que tal vez ya ni le recuerden ni tampoco debe importarle. Después de todo, son parte del pasado uno que se encargó de olvidar.
Doce años desde que cerró ese ciclo e inició el suyo, forjando su camino con el único fin de que sus ex amigos no tengan que verse envueltos en esos trapos sucios, él limpiará ese camino para ellos a costa de su felicidad. Takemichi nunca ha sido egoísta, siempre fue empático y con un corazón bastante noble. Un hombre que no merecía ese destino, lástima que hasta las almas más puras pueden ser manchadas. Y siempre habrá excepciones para quien juega con fuego. Takemichi dejó de ser aquel chico para reivindicarse, y es una pena que tan noble alma ahora sea la principal causa de miles, pero miles de problemas para su país.
Y la frase, "Se convirtió en lo que juro destruir." Es una que muy fácilmente podría catalogarlo en su nuevo trabajo.
Y hace 12 años aproximadamente cerraba una promesa de ir con sus "amigos" a ver lo que aquella cápsula del tiempo guardaba para los ahora adultos hombres que en su adolescencia soñaban y solo tenían en sus mentes convertirse en la pandilla más grande de todo Japón.
─¿No irá jefe?─ le dice un hombre bien vestido al nuevo Takemichi. Él miraba el paisaje nocturno desde la cima del edificio donde administraba y la vez funcionaba aquella sociedad oculta. Sus ojos no se despegaron del hermoso paisaje de las luces encendidas y de lo grande que se sentía estando desde la cima pareciendo inalcanzable.
─¿Hay algún motivo para ir?─ dijo escuetamente, dejando salir un suspiro cansado. Su subordinado se involucraba en sus asuntos y le daba más importancia a situaciones a las que él- muy claro- no ha visto de darle su interés si no es por un negocio jugoso o una cantidad bastante generosa de un soborno.
─Pensé que estaba pensando en esas personas y el día que usted ha previsto su reunión.─ se posiciona a un lado del hombre que no le mira en ningún momento, aquel segundo al mando esta atento a sus próximas palabras.
─Sanzu, eres demasiado insistente con algo que no te involucra. Dime, ¿tú quieres ir a ver?─ el pelinegro sonríe al percatarse de la expresión del otro. Este asiente.─ No iremos, ellos nos desecharon de sus vidas. Además, alguien como nosotros no debe involucrarse con la plebe. Recuerda tu lugar.
─Como usted mande mi rey.─ con ello último lo deja solo, el viento movía lentamente sus cabellos largos, debía cortar su cabellera ahora que alcanza hasta sus hombros.
Estando solo dejo su fachada de líder y mostro una expresión desoladora en conjunto con sus ojos algo vivos, si bien había dejado en claro su postura y no dejándose convencer por su subordinado estuvo esquivo a que vayan a la dichosa reunión debido a que si asistía y los veía de nuevo seguramente sería débil. Por ello no debía ir, no vería a esas personas nuevamente aunque por dentro en realidad desee mucho al menos despedirse como se debe y cerrar por completo ese capítulo de su vida. Pero su cobardía junto al orgullo mismo eran esa estaca que lo obligaba a quedarse en su penhouse y mirar desde la comodidad de su sala como el día acababa. Es feliz de estar en esa posición... ¿verdad?
─Soy débil.
Se quedo unos minutos más en el balcón admirando como poco a poco sus pensamientos lo llevan a esos buenos días, esos recuerdos cálidos con todos su ¿amigos? Ellos fueron ese rayo de luz en las tinieblas de su alma y también quienes lo condenaron a cargar con esa enorme cruz con todos sus pecados, decidió ser el salvador de sus salvadores, el Mesías de su mundo y hasta el mismo lucifer para mantener en equilibrio el bien y mal.
...
En un lugar muy aparte se encontraban reunidos aquellos amigos del pasado y que aún a pesar de los años transcurridos seguían en contacto, su amistad a diferencia de otras se mantenía estable casi... como si nadie faltara en esa reunión.
─¿Crees que venga?─ pregunta un Draken adulto, sus ojos están fijos en el hermoso cielo nocturno. El clima era perfecto para salir con sus amigos a beber unas cervezas y estar toda la noche hasta la madrugada hablando de sus vidas.
─No lo sé.─ dice Baji estando atento a los demás que conversan, durante ese año han tenido mucho trabajo que hacer y se han reunido muy poco. En lo laboral tienen mucho por atender, no hay problemas en ese aspecto.
─Él... dijo esa vez que ni siquiera estemos esperando en volver a verlo.─ Chifuyu está con una mirada cabizbaja por recordar ese recuerdo de antaño, las palabras de ira y los golpes que recibió en su rostro en esa ocasión duelen a un cuando los moratones desaparecieron hace demasiado tiempo. Pero las heridas del corazón difícilmente se curan.
─Aún hay tiempo. Además...─ los tres miran en dirección al frente del santuario, Manjiro llevaba desde la seis en la espera de esa persona que sigue presente en sus pensamientos y que jamás olvidará por más que él haya dicho que lo sacaran de sus memorias y hagan como si nunca se conocieron.
De entre todos el pequeño pero ya adulto Mikey mantenía la fe de volver a tener enfrente a su... amigo.
De volver a sonreír juntos, como en esos tiempos donde su único interés era divertirse en sus motocicletas yendo a una alta velocidad hasta llegar al mar y quedarse mirando el atardecer, hacer esas pijamadas improvisadas en su casa o las salidas en privado cuando solo necesitaban de un respiro para el mundo y solo eran ellos dos, existiendo.
Esos días viven en su álbum de memorias importantes. Y él, siempre esperará por su llegada sin importar si eso le toma cincuenta años.
Las horas pasan y nadie más llega, Mikey está triste por tener que soportar ese dolor que se convierte en culpa por hacerle carga con su responsabilidad, y la culpa en agonía cuando se da cuenta que lo que Takemichi está haciendo con ellos ahora él lo hizo mucho antes. Los papeles intercambiaron y ahora quien está convencido de que lo quiere salvar de su propia oscuridad es él.
Deciden que habrían la capsula sin esa persona, desentierran la caja que por los años se ha ido oxidando en el exterior. Abren la caja encontrándose con muchos de los recuerdos que ellos dejaron para saber cuanto han cambiado en ese lapso. Por ejemplo Mitsuya dejo el primer juguete que hizo para sus hermanas hecho de diferentes telas y con costuras muy feas, su cambio si ha sido significativo a comparación de sus comienzos. O Chifuyu con ese libro de aviones, si bien su sueño aún está forjándose saber que desde el inicio tuvo en claro su meta es conmovedor sabiendo que en otras circunstancias él dejaría sus sueños para hacer realidad otros, así es Chifuyu y eso nadie podrá cambiarlo ni cambiando la realidad. Hasta los sueños casi astronómicos como Hakkai con su sueño de ser astronauta, ni él mismo fue capaz de creerse esas palabras escritas y fueron risas acompañadas de esperanzas que nunca acaban por romperse. Sin olvidar a los simpáticos gemelos algodón, Nahoya y su característica sonrisa no tardaron en volverse una avergonzada ya que dejó en la cápsula un alisador para el cabello, sin embargo su hermano estará para apoyarlo en todas las desiciones o locuras que tenga en mente. El par de amigos, Pah y Peh han tenido una de las amistades más duraderas, sus caminos siguen una misma franja y estarán para apoyarse en cada nueva estupidez que el otro planee.
Pero entre cada risa o llanto habrá alguien que tenga un equilibrio en esas emociones como Draken que aún estando feliz con su vida una parte de su esencia se siente como pérdida, y ni él mismo comprende como fue un cobarde al no detener a su amigo. Una fotografía de todos sus amigos más preciados, un verdadero tesoro que no pudo proteger a todos como hubiera deseado o al menos haberlo intentado acompañada de una carta donde expresa el pésame de dejar ir esa etapa tan significativa de su adolescencia que hasta ahora siendo un adulto añora por volver a vivir, los sentimientos encontrados cuando la Tokio Manji fue disuelta o cuando estuvo por perder al amor de su vida. Fueron esas marcas en su vida que ahora lo retrasan de seguir con su destino, no hay escape para ese desbalance, ni una mano ayuda para quien vive de recuerdos que solo son eso, recuerdos.
Entre los diversos objetos de valor para los involucrados está la carta de la persona que hoy los debaja plantados, todos decidieron leerla. De todos modos alguien tenía que hacerlo. El encargado fue Mikey que cuando tuvo la carta en sus manos una pequeña corriente recorrió su espalda. Seguro abrió el escrito y lo empezó a leer con voz alta.
"En 12 años me pregunto que estaré haciendo, ni siquiera puedo decirlo. Pero se con seguridad que cada uno de ustedes estará haciendo grandes cosas, con el tiempo que compartimos en esa batalla interna supe que cada uno lograría sus sueños sin importar que tan inalcanzables parezcan. Me alegro por que sabré que mi trabajo estará completo una vez que ustedes sonrisa sin pesar. Estamos dando un paso a nuestras historias y somos dueños de escribir nuestras propias anécdotas, amigos... puede que la separación de la ToMan haya sido dolorosa pero requeriría de un sacrificio para sus futuros, nos divertimos como los adolescentes que éramos pero la ToMan no era el lugar adecuado para tener esas experiencias importantes que te ayudarán a crecer como adulto. A todos, sigan con su viaje y encuentren esos valores que los hacen grandes personas. Yo continuaré con mi propio viaje para encontrar lo que es importante para mí. Quiero que lo entiendan. Quizás nuestros caminos no vuelvan a cruzarse nunca más, sin embargo no importa lo lejos que estemos el uno del otro siempre estaremos conectados."
Las palabras de Takemichi tocó el alma de cada presente, si bien era una despedida a ellos era también como ese reconfortante para que la melancolía no habite en ellos por su desaparición. Fue darle ese último adiós a los amigos que considero valiosos hasta dejar un punto final en ese capítulo. Y como bien dijo, la distancia no significara nada cuando ellos están conectados, entre sus pensamientos siempre estarán en contacto porque ahora él mismo está imaginándose a esas personas que fueron importantes y ellos recuerdan a ese bello ser que es otro pero también los tiene presente.
Todos terminan con esa última carta y deciden volver a casa, un día lleno de nostalgia los ha hecho querer regresar por unos instantes a esos días donde la adrenalina y el olor de la gasolina junto al rugir de sus motocicletas era su rutina, su estilo de vida.
Manjiro antes de retirarse decide dejar la carta de Takemichi en la caja y guárdala nuevamente bajo tierra pero había olvidado leer la suya que dejó. Con curiosidad recoge lo que escribió pero al tomar el papel cae una fotografía que él no recordaba haber puesto. Al verla se da cuenta que es una foto donde salen él y Takemichi con sus motos gemelas, los dos están sonriendo a la cámara y jugando con los globos ya que ese día era el cumpleaños de Takemichi y habían hecho una fiesta sorpresa. Esa fue la última vez que todos estaban felices y no había una perdida importante en el grupo.
Y ese día fue también la única vez que fueron sinceros con sus sentimientos y no ocultaron lo mucho que sus corazones se necesitaban.
Pero las palabras del día siguiente acabaron por hundir esos sentimientos en lo más profundo de su alma y nunca más dejo que ellos hablaran por él, no cuando ya salió lastimado una vez.
🍃
25 de Junio.
Su cumpleaños no es algo que el recuerde como la fecha en la que nació, si no como un año más de tener que soportar toda la carga acumulada. Las ojeras bajo sus ojos hablan por si solas si le preguntan cuántas horas ha dormido o el casi nulo brillo de sus ojos el motivo por el cuál usa lentes de sol. No había vida en ellos desde hace mucho, tanto que ni recuerda cuando dejo de brillar para morir lentamente y apagarse hasta fundir su luz. No hubo quien lo salve a él, y así es mejor. No volver a sacrificar ese final feliz donde él no quien es feliz.
Era las cinco de la tarde y apenas había despertado de su larga y casi nada descanso, estaba más cansado que de costumbre, la pesadez en sus músculos iba de la mano con el dolor de cabeza. Espero a que Sanzu ingrese a su habitación para empezar con la rutina que ambos tienen cuando Takemichi abre los ojos. A los segundo ingreso el hombre vestido pulcro y manteniendo la seriedad en su rostro se arrodilló frente al pelinegro para dejar unas pantuflas en su delante. Se las colocó y se dejó ayudar para sentarlo en una silla a un lado del ropero donde Sanzu escogería que tipo de ropa usaría.
─Mi rey, sus pastillas.─ en una bandeja pequeña mostro las pastillas que usualmente consumía para la migraña, el dolor de cabeza, para dormir y entre otras, se la vivía drogado por lo que no faltaba momentos en lo que confundía su realidad y reemplazaba a sus subordinados con otras personas. Sanzu se había acostumbrado a aquellos detalles, por ello siempre se mantenía a su lado para que no ocurra ningún accidente o alguien intente pasarse de listo con el jefe por que lo confundió con Mikey.
Agarro todas las pastillas y se las paso con agua, necesitaba su dosis para sobrevivir un día más con su mente y que su cuerpo no colapse en media reunión.
Ya vestido con ayuda de su segundo al mando dejo que lo peinara, los suaves movimientos de las manos contrarias y las con la delicadeza que deslizaba el cepillo en su cabello provocaba pesadez en sus ojos. Sanzu dejó arreglado en una pequeña cola de caballo al jefe, con ello subieron al vehículo blindado hasta el otro lado de la ciudad para una junta con unos inversores y para inspeccionar la carga de la importación que vino desde China de productos médicos.
En la junta Takemichi estuvo ausente y participaba solo cuando requerían de su opinión en los cambios a la planta de los acreedores o simplemente lo ignoraban y negociaban con el visionario Kokonoi que no perdía ninguna oportunidad para incrementar el dinero en la bolsa de valores.
Ya casi a las 10 de la noche y terminando por ejecutar a un traidor regresarían al edificio para descansar de ese día de trabajo, los ejecutivos fueron por su lado y Sanzu con Takemichi en el vehículo que vinieron en la tarde. Cuando se puso en marcha el jefe habló con firmeza aunque por el tono de su voz se notaba la desesperación.
─Iremos al Santuario Musashi.─ Sanzu dijo al conductor a donde ir, en el camino el sueño hizo que Takemichi cayera dormido en el hombro de su compañero de asiento, el hombre quedó quieto incapaz de perturbar la paz de su rey. A parte descansar por unos minutos acentaría de forma positiva a la mente del chico que entre sueños llamaba a una persona.
Él oía en silencio esos susurros bajos y miraba por la ventana. En otra situación él habría tachado de traidores a todas esas personas que olvidaron a su jefe pero ni eso podía ya que el mismo Takemichi había sido quien se alejó y según él, fue lo mejor aún y cuando se estaba muriendo lentamente debido a esa distancia que solo crecía a medida que él se ensuciaba las manos con los crímenes que realizaban.
Queriendo hacerle un favor a esa pobre alma en pena envió un mensaje, uno que cambiaría posiblemente el destino de los involucrados e inclusive su propio destino. Y si era así, pues que ocurra.
Diciéndome a mí mismo que no iré allí
Oh, pero se que ni me importará
Intentando lavar toda la sangre que he derramado
Esta lujuria es una carga que ambos compartimos
Dos pecadores no pueden expiar de una oración solitaria
Almas atadas, entrelazadas por el orgullo y la culpa
Llegan hasta el santuario, Sanzu baja para abrirle la puerta del auto y ayuda a que se pare, la noche el fria y Takemichi solo llevaba encima una camisa negra, cuando el pelirosa iba a sacarse su saco el menor se lo impide diciéndole que no era necesario o el se resfriaria.
─Estaré unos minutos, ya vuelvo.─ se aleja hasta perderse, había sacado fuerza para subir esos escalones de piedra y no necesito de su ayuda, Sanzu está desconcertado. Había instantes que no compendia del todo a Takemichi y eso lo enloquecia, requería una respuesta a esa duda que encarna su labor de cuidador.
Hay oscuridad en la distancia
Por la forma en que he estado viviendo
Pero sé que no puedo resistirlo
Sus manos están helados y sus cabellos completamente sueltos dejando que el viento juegue con ellos, su mirada recorre el lugar sagrado no solo por ser un santuario si no por todos los eventos acontecidos hace 12 años donde la pandilla celebraba sus victorias y también esos malos tiempos donde lucharon por traer de regreso a Baji o los conflictos internos cuando se desató la pelea con Black Dragon ni olvidar el tan memorable encuentro con Tenjiku que los dejo en la cima.
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Tu y yo bebemos el veneno de la misma vida
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Esconder nuestro pecados de la luz del día
De la luz del día, huyendo de la luz del día
De la luz del día, huyendo de la luz del día
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Un suspiro con el corazón latiendo un poco más fuerte saca de su pecho un pequeño y tan importante recuerdo que tuvo durante todo ese tiempo junto a él, la fotografía de sus amigos y esa única foto con Mikey que logró tener en su cumpleaños, hace 12 años atrás.
Diciéndome a mí mismo que es la última vez
¿Puedes escatimar cualquier piedad que puedas encontrar?
¿Si vuelvo a arrodillarme?
En el fondo, muy abajo, Señor, lo intento
Intentar seguir tu luz, pero es de noche
Por favor, no me dejes al final
Sanzu descansaba arrimado en el auto mientras aguardaba por su líder, estando lejano a su realidad escuchar unos pasos apresurados acercarse hasta donde esta. Voltea para encontrarse con su antiguo líder, su antiguo amigo, su antiguo rey.
Mikey está jadeante ya que al parecer ha corrido hasta donde están estacionados, sus cabellos ahora de color negro cambian por completo la apariencia aniñada del antiguo comandante de la Tokio Manji. Sanzu está inexpresivo, atrás quedó lo maravillado de su simpatía por Manjiro. Verlo luego de tanto es como no reconocer a esa persona que tiene enfrente. Ni corto ni lento saco de su bolsillo un cigarrillo para fumarlo y quemar tiempo. Imaginaba que la conversación entre su jefe con el antiguo comandante llevará unos minutos más estando a la intemperie.
─¿Dónde está?─ dice de primero Sano e intenta ver a Takemichi por las ventajas pero que lamentablemente no son visibles al exterior, es por seguridad.
─Arriba, dijo que estaría enfrente.─ le da la primera calada y suelta el humo por su boca, sus ojos celestes escanean al hombre que también lo mira con ojos analizadores.─ Ya no eres el mismo. Ahora comprendo lo que Takemichi quiso decir.
─¿Qué sabes tú?─ apunta al más alto con un dedo. Nadie a parte de Takemichi saben de lo que hicieron para obtener ese destino.
─Lo suficiente como para darme cuenta que es mejor así.─ dice con tranquilidad el pelirosa ladeando su cabeza, le saca casi una cabeza al otro pero no llega a intentar. Incomoda eso sí.─ Y lo que hiciste antes de él es poco a lo que Takemichi tiene ahora.
─No sabes nada, él no es feliz de esta manera. Y porque lo sé tengo que salvarlo.
─¿Salvarlo? ¿No es demasiado tarde?─ suelta la colilla y la pisa con su zapato, lo toma de la ropa con fuerza y lo alza unos centímetros para encararlo.─ Tú no puedes salvar a nadie, y menos a alguien que busco la condena desde el inicio.
Mikey con esa fuerza características suyo se suelta del contrario y lo empuja al auto para también tomarlo de la corbata, nadie que antes era alguien sin importancia puede andar diciéndole que no puedo hacer lo mismo que Takemichi. Lo logró una vez, puede hacerlo él también si se lo propone.
Hay oscuridad en la distancia
Estoy pidiendo perdón
Pero sé que podría resistirlo, oh
─Vete a la mierda maldito psicópata.─ y lo deja para ir hasta donde su amigo. Sube las escaleras de dos en dos, Sanzu limpia su nariz sangrante y sonríe con locura, ya no habría una oportunidad para ese par de amantes del peligro, no cuando sabe que las oportunidades dejan de ser útiles cuando fallas constantemente y no logras nada.
Takemichi se encontraba leyendo su carta y conmemorando esos últimos segundos antes de quemarla para que sus cenizas sean lo que lo haya renacer así como un ave fénix según los libros de fantasía que gustaba de leer en sus ratos libres.
Sin darse cuenta una pasos apresurados lo alcanzaron y cuando menos lo espero se encontraba siendo estrechado por unos brazos que puede reconocer, por ese perfume suave pero masculino que solo esa persona solía usar, esa calidez que solo... Mikey le ofrecía. Solo Mikey podía transmitirle ese mar de sensaciones en segundos.
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Tu y yo bebemos el veneno de la misma vida
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Esconder nuestro pecados de la luz del día
De la luz del día, huyendo de la luz del día
De la luz del día, huyendo de la luz del día
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
─Takemichi... eres tú.─ sus ojos almendrados de un profundo negro, y ese rastro de un brillo aún seguían en él. Takemichi está sin palabras y perdido en el cálido abrazo que esa persona especial le estaba regalando.
─Mikey... ¿qué haces aquí?─ es diminuta su voz.
─Quería verte, saber como estás. Recordar tu rostro porque casi ni lo recuerdo...─ a cada palabra su voz tiembla y sus ojos enrojecen. Sus labios tiemblan y no deja de abrazar fuerte a Takemichi, teme perderlo nuevamente.─ Te extrañe.
─No debería ser así.─ sus ojos dejan de mirarlo y Mikey se da cuenta, su labio tiembla demasiado y su agarre se vuelve más fuerte.
─Mírame, y repítelo.─ Takemichi lo vuelve a mirar, el corazón del pelinegro de cabello corto tiembla y no quiere oírlo. Se niega.
─Debes olvidarte del pasado. Olvida todo de mí en especial mi cara.─ se separa del abrazo empujando con fuerza al otro que queda con un vacío profundo y sus brazos se sienten fríos al ya no sentir el calor de Takemichi.
─Lo dice quien hizo hasta lo imposible por salvarme.─ suspira e intenta que sus lágrimas no caigan de sus ojos, debía primero hablar. Debía ser fuerte para protegerlo a él, si es posible de él mismo.─ Es mi turno de salvarte.
─Mikey... ya no es posible salvarme, no quiero que lo hagas, no quiero volver al principio. Respeta mi decisión de quedarme así como estamos, eres feliz, tu familia vive, tus amigos están todos, tienes una larga vida por delante, enamórate de alguien que si lo haga de verdad y no te aferres a mí cuando yo nunca he estado enamorado de ti.─ Takemichi enciende la carta y la tira al suelo, el fuego consume en poco el papel, luego saca de su pecho ambas fotografías que atesoro durante años para también encenderlas en fuego, bajo la mirada dolida de Mikey que no puede creer que haga tal cosa.
Se muestra vulnerable y llora sin reparo, el quemar esas fotografías es el mensaje claro para dejar de insistir y no volver a suplicar. Las lágrimas ruedan por sus mejillas y la lluvia acompaña su dolor.
El cielo también llora esa despedida de dos amantes, almas gemelas, compañeros de vida.
─De ti aprendí dos cosas importantes, a seguir mi corazón y luego a como matarlo lentamente.─ agarra su camisa en la zona del pecho y la aprieta simbolizando su corazón roto, Takemichi hace rato dejo que la lluvia esconda su vulnerable corazón destrozado.
─Somos diferentes y eso nos hace perfectos para estar juntos, pero tanta es la diferencia que quizás no en esta vida.─ sus manos se mueven hasta tocar el rostro de Manjiro y limpiar el agua de lluvia que empaña su bello rostro. Entre parpadeos suaves.
Ambos unen sus labios en un beso lento y lleno de sentimientos que desbordan en sus pechos, que sus cuerpos exigen por mostrar al otro y sepa de viva forma como se necesitan mutuamente y a un cuando las mentiras juegan un papel principal en esa escena no dejan de pasar a segundo lugar cuando ambos seres desnudan su alma y dejan que haya una huella en sus pieles que represente esa última entrega a lo prohibido.
Mientras comparten ese beso íntimo en todo sentido lloran en medio de esa tormenta, una tormenta que representa su desbordante sentido de la pasión que los gobierna una vez sus almas se reconocen como suyas.
Finalizan ese intercambio de besos separándose jadeantes y los labios enrojecidos por el salvajismo de sus bocas, se miran quizás por última vez. El primero en alejarse es Takemichi que camina aún mirando a Mikey, Mikey ni aparta su mirada de Takemichi en ningún momento. Saben que esa será la última vez que puedan mirarse con esos ojos así de brillosos.
Eso mata lentamente el corazón.
─Takemichi, feliz cumpleaños.─ suelta de repente Sano y da un paso para intentar acercarse, Takemichi retrocede dos. Se alejan cada vez más.
─Gracias.
─Adiós Takemichi Hanagaki. Gracias por todo.─ le muestra una hermosa sonrisa y en ese pequeño lapso ve un reflejo de un Mikey más joven con su uniforme de pandilla, sus ojos mirándolo solo a él y esa sonrisa real.
─Adiós para siempre Manjiro Sano. Me alegro de haberte conocido.─ y da media vuelva para desaparecer entre los escalones. No volteó atrás para nada, y cuando llego a su auto solo se marchó hasta perderse en las concurridas carreteras.
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Tu y yo bebemos el veneno de la misma vida
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Esconder nuestro pecados de la luz del día
De la luz del día, huyendo de la luz del día
De la luz del día, huyendo de la luz del día
Oh, lo amo y lo odio al mismo tiempo
Quizás el final no fue feliz, no sería feliz si dos personas que no están destinadas a amarse en esta vida intentan invalidar el destino que ellos mismos forjaron por sus desiciones.
No siempre los amores verdaderos terminan juntos.
Cuando se ama se aprende a dejar a ir.
Takemichi decidió que fue lo mejor así.
Manjiro dejó de insistir y siguió con su vida.
Ningún se volvió a ver, y ninguno quiso recordar al otro.
Fin.
¡Feliz cumpleaños Takemichi!
Perdóname por no darte tu final feliz pero juro que tiene buena intención hacer válido estas temáticas donde el amor no siempre triunfa.
Te amo con todo mi corazón solecito ❤🦋
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