21. A m o r t e n t i a
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Han pasado exactamente dos semanas desde lo sucedido con James en su dormitorio. Y tengo que decir que ni siquiera se como sentirme al respecto. Recalco el que ha pasado tiempo porque han sido catorce días en los que yo no le he dirigido la palabra. Y no porque esté molesta con el, sino que realmente no tengo mucho que decirle. ¿Qué se supone que debo decirle? ¿Cómo es que debo tomar esta situación? No me pasé seis años de mi vida detrás de un Potter para que en cuestión de meses, otro Potter sea quien me quiera.
Es todo un dilema. Y me causa tanto conflicto, en especial porque más de una vez yo me he sentido atraída al sujeto. Y ahora no es lo que necesito. Yo estoy pasando bastante bien mis días aquí a un lado de Remus. El me entiende y sabe por lo que estoy pasando. Y James debe estar con Lily así que... no hay manera en la que esto suceda.
Lo complicado aquí es que siempre tengo que verlo. Siempre. Ya sea en los entrenamientos de quidditch, o en el gran comedor o en clases o en la sala común. Compartimos casa y equipo de quidditch así que técnicamente es imposible ignorarlo a un cien por ciento. Solo trago de no hablar con el, eso es todo.
En estos momentos, yo me encontraba en la entrada del salón de pociones, esperando que empezara la clase. Me senté enfrente, recargada en la pared y Gwen aprovechó para quedarse dormida a un lado mío. Llegamos temprano porque realmente no había mucho que hacer durante el descanso.
En ese momento, pasan los chicos. Venían riendo y pasando un buen rato como siempre. Para este momento, Remus y James estaban de maravilla. Realmente, Remus nunca se enojó con el. Y es algo que no entiendo. Quiero decir, no esta en derecho de reclamarle nada porque extrañamente no somos pareja pero... esperaría que le molestara lo sucedido tanto como a mi.
En el momento en el que James voltea a verme y nota que estoy ahí, su sonrisa se borra. Se me queda viendo por unos segundos, esperando algún tipo de interacción pero, yo tan solo evito su mirada y sigo viendo de mi libro.
- hey, hola. - Remus se sienta a un lado mío y me da un beso en la mejilla. - ¿qué hacen? bueno, se que Gwen duerme claro.
Sirius, James y Peter se colocaron al otro extremo. Ya en la puerta de la clase esperando entrar. Eso fue bueno pues no tendría tan de cerca a James.
- tan solo hacer tiempo en lo que empieza la clase. - contesté mientras cerraba de mi libro.
- ¿te encuentras bien? - asentí con la cabeza. - llevas rara todos estos días.
- ¿rara en que sentido? - voltee de nuevo a ver a los chicos, quienes seguían jugando y riéndose de lo mas fuerte, a excepción de James. Quien estaba mas serio como nunca lo había visto. - estoy de maravilla.
- pues yo logro ver la misma expresión de James en tu rostro. - cuando Remus lo menciona, capta por completo mi atención. - no entiendo el porque dejaste de hablarle.
- ¿de verdad tengo que explicártelo?
- ay Ginny vamos, no es la primera vez que ustedes dos se besan. - Remus Lupin me calla la boca por completo con ese comentario. - en cambio algo fue diferente esta vez. Algo pasó que no te hizo sentir para nada cómoda.
- que le valió el que tu estuvieras enfrente. - dije muy molesta.
- ¿entonces si yo no hubiera estado presente tu te hubieras dejado?
- no dije eso.
- tranquila, no estoy enojado. - Remus ríe y pasa mi cabello por detrás de la oreja. - Ginny tu no me debes ninguna explicación. No soy tu novio.
- basicamente lo somos.
- pero no lo somos. - el levanta ambos hombros. - y si tu sintieras algo por el yo...
- pero no lo hago, yo no siento nada por James. Te lo juro.
- ¿entonces porque los dos se ven de lo mas infelices cuando no están juntos? - se hizo el silencio ante ese ultimo comentario. Realmente no sabía que decir o que hacer. Sabía que contaba con Remus siempre y que el me entendía pero no estaba segura si el también tendría el que me escucharía con este tipo de dilemas. En los cuales el esta involucrado.
- ¡vamos chicos! es momento de empezar la clase. - el profesor Slughorn se presenta y abre la puerta de el aula. Me puse de pie y desperté a Gwen. En cuanto yo me voltee para contestarle a Remus, el ya había sido jalado del brazo por Sirius y entró a la clase.
- pero que buena siesta me tomé. - me dice Gwen mientras ella se estira y la espero para entrar al aula, en fin, apenas todos se estarían instalando.
- mientras tu dormías, tuve una muy incomoda conversación con Remus. Me preguntó el porque me molestó el beso de James y...
- oh, si lo escuché.
- creí que dormías.
- aún pude escuchar todo ¿De acuerdo? también escuché tu tonta excusa de que fue porque el estaba presente.
- ¡no es una excusa! ¿sentirías lindo ver a la persona que te gusta ser besada por tu amigo? fue real mi respuesta.
- entiendo el que eso no te hiciera sentir cómoda pero la principal razón por la cual te enojaste fue otra. Remus te preguntó que fue lo que diferenció este beso de los pasados. - ella toca mi hombro. - la diferencia es que ahora si lo quieres. Y eso te aterra.
- eso no es cierto. -me solté de su agarré bruscamente y me metí a clases muy molesta. No quise ser grosera con ella pero me negaba a pensar en ello.
Tomé asiento en el único lugar disponible que era a un lado de la mesa de Sirius y Remus y del otro lado estaban Lily y Marlene. Enfrente mío, James y Peter. Gwen llegó y por supuesto que se colocó a un lado mío.
- muy bien alumnos el día de hoy vamos a trabajar con algo muy especial. La amortentia. - maldita sea. - ¿alguien puede decirme que es esto?
- es el más poderoso filtro de amor que existe. - dice Lily levantando la mano.
- ¡excelente señorita Evans! como siempre, mi mejor alumna. ¿qué mas sabe de ella?
- provoca un enamoramiento u obsesión poderosos en el bebedor. Tiene un brillo nacarado y el vapor se eleva en espirales característicos.
- diez puntos para Gryffindor. - que bien, con Lily siempre tendremos los puntos que se pierden cuando cometo una estupidez. Adoro a esta mujer. - así es, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala.
- ¿la aplicaste en mi Gwen? de ser así, tramposa. - le dice Sirius y esta muy harta le levanta el dedo de en medio. Yo tan solo reí. Y voltee a ver a Remus pero este en cambio me sonríe pero algo... falso. Como si algo le pasara.
- la poción tarda tres semanas en hacerse así que los resultados de su trabajo se verán con el tiempo. - perfecto. - pero no se preocupen, yo traje un poco para que la conozcas. - maldita sea. - les voy a pasar un frasco a cada mesa para que la identifique y todo.
- gracias a todos los cielos yo ya no siento nada por la tarada de Nat. - dice Gwen mientras se cruza de brazos. - así que la poción no me va a oler a nada.
- aquí tienen, señoritas. - Slughorn pasa y nos entrega la dichosa botellita.
- hazme los honores. - Gwen me la entrega y se hace a un lado. - sabemos bien que tu si olerás algo así que...
- de acuerdo.
Aproveché el que cada uno de nosotros estaba en su mesa disfrutando del olor por separado y eso hice, la olí. De acuerdo um... huele a... Por todos los santos. Huele a escoba. Definitivamente huele a la madera de una escoba de quidditch. Huele a pasto mojado después de lluvia y me huele a suéter recién lavado.
- ¿y bien?
- madera, pasto húmedo y ropa limpia. - me reí. - que raro es esto.
- ¿quién rayos huele a eso? - Gwen pregunta mientras me quita de las manos el frasco.
- no tiene que ser necesariamente que la persona huela a eso. - llega el profesor a nuestra mesa. - lo que uno huele es lo que nos gusta y posiblemente que nos recuerde a esa persona. Pero no que sea en especifico de ella.
- ¿qué oliste? - Remus me pregunta y conteste con mucha confianza porque lo que olí no se puede descifrar.
- madera de escoba, paste húmedo y como tela de suéter recién lavada. - reí de nuevo. - ¿qué hay de ti?
- madera. - asiente con la cabeza. - chocolate y pergamino. - levanta ambos hombros.
- ¿qué hay de ti Sirius? - cambié el tema porque no me sentía del todo cómoda en estos momentos para hablar de ello.
- apesta al cabello de Gwen. Como si no se hubiera bañado ¿lo hiciste?
- ¡por supuesto que me bañé tarado! - ella se mueve de lugar y se pone a discutir con el como siempre.
Así que yo quedaba sola en mi lugar y tomé asiento. James voltea, ya que estaba sentado enfrente mío y se acerca para decirme algo pero yo me levanto y voy directo a entrar la botella al profesor.
...
La clase terminó y todos íbamos de regreso a nuestra sala común. Yo iba platicando con Gwen. Ella me contó lo que había olido, que era un poco de piel en chaqueta de cuero, a tierra y pasta de dientes. Por igual no pudimos deducir del todo a quien es que olía ella pero me queda mas que claro que mi amiga aquí presente ya empieza a sentir cosas por Sirius. Y siendo honesta, estoy feliz por ella. Y por el claro que se nota lo obsesionado que esta con ella.
Como sea, en el momento en el que me detengo porque se me cayó uno de mis libros, alguien me lo levanta.
- ¿podemos hablar? - me puse de pie y vi que era James. - por favor.
- em... tengo que ayudar a Gwen con algo.
- eso no es cierto. - Gwen me interrumpe y arruina mi mentira para varear. - me retiro, platiquen todo lo que quieran.
Y ella se va corriendo para subir las escaleras.
- creo que dejé a gato solo en mi habitación y aún está de rebelde y va a romper todo lo que dejé en mi cama...
- ¿por qué pones excusas? ¿Realmente estás molesta conmigo? - levanté ambos hombros y seguí avanzando, pero el me sigue.
- escucha James, no estoy molesta contigo. No tengo porque así que... - voltee a verlo para decir eso último. - todo está bien.
- ¿entonces porque me ignoras? - ví como sus ojos se veían algo... ¿llorosos? En algún otro momento quizás me reiría y lo molestaría jugando claro pero esta vez es diferente. Esta vez realmente me dolió verlo así. Tomé de su mano y lo llevé entre un pasillo donde nadie pudiera oírnos. - escucha, se que estuvo mal lo que hice. Realmente no tengo excusa. Yo... solo seguí mi instinto. Y no pensé que eso te fuera a enojar. Pero de saberlo, de saber que esto pasaría. Jamás lo hubiera hecho.
- James - no me deja terminar y me interrumpe.
- prefiero que me digas tonto, que me molestes, que te rías de mi y que me odies. Prefiero todo eso a que hagas como que no existo.
- James - de nuevo me interrumpe.
- prometo no volver a besarte. No hay necesidad, no me importa. Realmente no. Podría vivir toda mi vida sin tener que volver a tocarte y estaría bien con ello. En serio, eso es lo de menos. Pero perdóname. - tapé de su boca porque de no hacerlo, el no hubiera dejado de hablar.
- no te disculpes ¿okay? No hiciste nada malo. - y como diría Remus, no es como que fue la primera vez que pasaba.- es solo que...
- ¿qué?
- debió ser incómodo para Remus. - me crucé de brazos nerviosa sin saber que decir como excusa.
- pero no es tu novio, Ginny. - lo miré molesta. - de acuerdo, supongo que aún así el sentimiento no debió haber sido bueno pero... el nunca se enojó conmigo. En cambio tú si.
- me enojé porque dijiste que estabas enamorado de mi. Y eso no es cierto.
- ¡claro que es cierto! - dice en voz alta y de nuevo le tapé la boca antes de que alguien lo escuchara.
- ¡no, no lo es!
- ¿sabes más de mis sentimientos que yo mismo? Pero que inteligente, me saliste. Ahora telépata. - no dije nada porque ya no tenía nada más que decir y me voltee para irme pero me detiene colocándose enfrente. - repetí, prometo no volver a decirlo. Con tal de que volvamos a ser amigos.
- James.
- ¿qué?
- tu suéter. Lo acabas de lavar. - noté ese olor de nuevo. El me mira confundido ante eso que le acababa de decir.
- hace un día pero ¿eso qué?
- ¿cada cuánto lo lavas y porque rayos disfruto de ese olor? - el se queda pensando en lo que le acaba de decir. Me mira confundido pero fue cuestión de tiempo para que el captara. - no.
- si.
- no.
- tu oliste mi ropa en tu amortentia.
- no es cierto. - el se acerca más a mi y me deja contra la pared. - te preguntaba porque hay otras veces que hueles feo.
- ¿qué más oliste?
- pasto húmedo y madera de escoba.
- okay yo no se el porqué del pasto húmedo pero lo de la escoba supongo que se debe a porque ambos jugamos quidditch. - negué con la cabeza.
Pero por dentro sabía que el tenía razón. Si lo pensaba bien, el pasto me recordaba al día que fuimos a estudiar al jardín enfrente del lago. Donde fue la primera vez que la pasamos bien sin pelear. Claro que me recordaba a él esa parte del bosque.
- ¿qué fue lo que oliste tu?
- ¿qué más da? Ya te dije por quien es que siento cosas. Y por lo que veo... es mutuo.
- y por eso sonríes como un tarado.
- definitivamente se debe a eso, si. - al menos ya no estaba llorando.
- me voy a... a practicar quidditch. - faltaba una hora pero prefería estar ahí que en cualquier otro lado.
- te acompaño. - me tomé de la mano y empezamos a caminar así, tomados de la mano. Yo me solté de inmediato y me fijé que nada nos haya visto. El, se ataca de la risa. - ya okay, me detengo. Solo me gusta ver cómo te sonrojas toda.
- basta.
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