🦋𝟗🦋
Entre pinceladas y colores que danzaban en el lienzo, Jungkook y Jimin se sumergían en un universo donde cada traje que Jimin se colocaba contaba su propia historia. Absortos en la pasión de su labor, el tiempo se desvanecía como hojas llevadas por el viento, y tres obras maestras emergían ante ellos, gestadas en un fugaz parpadeo. Para Jimin, la revelación de la creatividad renacida en Jungkook era un misterio fascinante; el vampiro, por su parte, pensaba que su fuente de inspiración había perecido, pero los ojos de Jimin vislumbraban a un ser rebosante de amor por su arte. Sin embargo, Jimin se resistía a dejarse llevar por ilusiones, a creer que él pudiera ser la razón detrás del palpable entusiasmo del vampiro.
Mientras tanto, en el santuario de su soledad, Jimin se refugiaba en el baño, donde los vestigios del día se desprendían en un ritual de cambios de vestuario. Mientras abría la canilla, sus pensamientos danzaban entre el reflejo en el espejo y un dolor leve que nublaba su mente. El agua fría, aliviaba su malestar, pero al abrir los ojos, la realidad se desdibujaba y, por un instante, se encontraba nuevamente en ese bar, envuelto en milisegundos de ensoñación. La conexión entre sueños y memoria, más fuerte cada día, le impulsaba a considerar la posibilidad de que estos no fueran simples fantasías, sino fragmentos de una verdad más profunda.
La sugerencia de visitar a su abuelo se apoderó de su pensamiento. En las historias contadas por él y su difunta abuela, Jimin buscaba respuestas a lo que antes consideraba meras fábulas, ahora convertidas en hechos innegables. La necesidad de comprender su propio pasado guiaba sus pasos hacia el abuelo, depositario de la sabiduría ancestral que podía arrojar luz sobre los enigmas que acechaban su existencia.
Por otro lado, Jungkook acomodaba las pinturas a un lado para que se secaran. En eso, oyó el timbre de su casa sonar. Algo extrañado, se acercó hacia la puerta, y al abrirla se encontró a Eunwoo frente a él.
—¡Al fin te has puesto tu uniforme de guerra! —Exclamo Eunwoo al ver a Jungkook usando su caracteristico guardapolvo de color blanco lleno de manchones de pintura.
—Hola para ti también, Eunwoo. He estado pintando y también estuve bien, gracias por preguntar, idiota.
—¡Pero qué humor de perros, Kook! —Eunwoo irrumpió como dueño de casa y se encaminó directamente al estudio de Jungkook para contemplar las pinturas. Aunque no lo expresara en voz alta, su alegría era palpable al ver que Jungkook había recobrado su inspiración, y las pinturas, por supuesto, eran magníficas— ¡Sabía que harías un gran trabajo!
—Lo sé, me faltan hacer dos más para terminar con el trabajo y hacerle saber al dueño del lugar que ya casi están terminadas en su totalidad.
—Yo me encargo de eso, tú no te preocupes. Además, ese señor es bastante amable; tiene pinta de ser un hombre que ni siquiera rompe un plato.
—Como digas... ¿Algo más para contar? ¿Te has adaptado a tus nuevos horarios de sueño? —preguntó Jungkook, haciendo alusión al reciente vampirismo de Eunwoo.
—Es complicado... lo admito. Pero poco a poco me acostumbro. Aunque no voy a negarte que extraño sentir el sol. Es curioso, yo no solía ser una persona muy fanática del día en sí, pero el hecho de no poder vivir el día como antes... se siente como si me hubiese sido arrebatado y ahora no pudiera recuperarlo, por mucho que le desee y suplique por él. Pero ese no es el punto. No solo vine para ver tu progreso, vine por otra cosa.
—Dime rápido, Jimin estaba cambiándose para empezar con los retratos.
—Pues... me puse en contacto con la persona que te mencioné para enviar a analizar el colmillo de ese vampiro que atacó a Hyeri. Puedes quedarte tranquilo, es alguien de absoluta confianza, y además, también es un vampiro... ¿conoces al médico Na Jaemin?
—Oh, sí, sé quién es. Tiene su fama por atender a vampiros... hace unos años lo visité.
Eunwoo asintió con la cabeza y prosiguió, sus palabras resonando en la atmósfera del estudio donde la creatividad de Jungkook se manifestaba en colores vibrantes.
—Bien... él examinó el colmillo y me reveló que es algo que jamás había visto, Jungkook. Escasos conocen el origen del vampiro, incluso entre los vampiros. Como suele ocurrir, existen rumores, pero no son numerosos quienes comprenden que el vampirismo es un virus meticulosamente creado por manos científicas. Y así... el médico Na insiste en que, como sospechábamos, se llevan a cabo experimentos, pero quizás estos nunca cesaron. Para que este vampiro evolucionara como lo hizo, señaló que se precisan años de estudio.
La expresión de Jungkook se vio embargada por un caleidoscopio de sorpresa y consternación mientras absorbía cada revelación.
—Pero eso no es posible, yo... y-yo los había detenido.
—¿Cómo? ¿A qué te refier-
Antes de que Jungkook pudiera articular una respuesta, la entrada de Jimin rompió el diálogo, y su presencia iluminó la habitación con una energía que no pasó desapercibida ni para Eunwoo.
—¡Jungkook, ya estoy listo!
Antes de que Jungkook pudiera articular respuesta, la entrada de Jimin irrumpió en la conversación, su presencia iluminando la estancia con una energía que no escapó a la percepción de Eunwoo, que ante la repentina interrupción, guardó el colmillo con discreción en el bolsillo de su campera. La expresión de Jungkook, sin embargo, se transformó al encontrarse con Jimin. La sorpresa y el encanto se reflejaron en sus ojos, creando una paleta de emociones que solo intensificó la extrañeza de la situación.
—Bueno, entonces me iré. Suerte con las pinturas a ambos. Es un gusto verte, Jimin.
Eunwoo se despidió con una sonrisa educada, Incluso él quedó impresionado con la presencia de Jimin; sabía que era un chico encantador, pero verlo en persona lo confirmaba. Tanto que sintió timidez y algo de nervios al verlo, no estaba acostumbrado a ver a alguien así. Jimin, por otro lado, vibraba con entusiasmo, aunque en su interior, la inusual conversación que acababa de presenciar también dejaba su huella de incertidumbre.
Jin se hallaba inmerso en una marea de emociones que no experimentaba desde hace mucho tiempo, remontándose al día en que la farmacéutica le entregó la prueba de embarazo y la pagó. En ese instante, reflexionó sobre la fugacidad de la vida humana y la posibilidad de formar una familia, algo que la inmortalidad siempre le había arrebatado.
No es que la opción de adoptar no hubiera cruzado su mente; sin embargo, ¿qué alternativa tenía? ¿Presenciar las generaciones de su hijo nacer y, eventualmente, morir? Para él, carecía de sentido cualquier idea de siquiera concebir una familia, una noción que se desvaneció desde el mismo momento en que el vampirismo se convirtió en su cruda realidad.
Las nubes, cómplices de su melancolía, cubrían el sol que, de estar al descubierto, hubiera dañado su piel. Pasó mucho tiempo al aire libre durante el día, sumergido en sus pensamientos y juzgándose por no haber tenido el valor suficiente para hablar con Namjoon y expresarle sus sentimientos que por tanto tiempo guardó en su interior. Quizás estaba siendo demasiado pesimista, y Hyejin no estaría embarazada, pero ¿cuál sería el sentido si no lo estuviera? Un golpe de realidad, de los dolorosos, resonó en su ser.
Era sabido para Jin que Namjoon había empezado a salir con una Hyejin antes de que él mismo lo revelara, aunque lo hubiera notado compartiendo hogar con él. No obstante, no anticipó que sería tan doloroso presenciarlo oficializado, indicando que la relación iba en serio.
Jin conoció a Namjoon no solo en el primer año de sus estudios en la academia de arte hace seis años, sino también a Jungkook.
En una noche no destinada para que esos sentimientos afloraran, pero de todas formas inevitable, Jin se vio atraído por él a primera vista. El chico estaba de pie, buscando su salón entre los pequeños carteles que adornaban las paredes de la academia, proporcionando información para los estudiantes nuevos. Jin no dudó en acercarse y preguntar si también estudiaría lo mismo.
Fue gracias a la intervención de Jungkook en sus caminos que lograron dar con el salón, marcando el inicio de una conexión tan fuerte que los tres se volvieron inseparables desde ese día. Era inevitable sentir una extraña felicidad que se adentraba en su estómago cada vez que se dirigía a la academia.
La razón detrás de su silenciosa devoción se ocultaba en la decisión tomada con el paso del tiempo: nunca mencionar a Namjoon lo que sentía por él. Jin sabía que la reciprocidad era imposible; sus sentimientos no serían correspondidos. No tardó mucho en darse cuenta de ello, ya que en repetidas ocasiones, el chico de cabellos morados expresó su entusiasmo por enamorarse de una mujer y experimentar ese sentimiento al que llaman amor.
Este fue el motivo por el cual presenciar la felicidad de Namjoon con alguien más se convirtió en una idea que le ayudó a convencerse de que sus sentimientos se desvanecerían con el tiempo. Con suerte, algún día él también podría amar, pero no fue así... o al menos, aún no.
Los sentimientos de Jin se acentuaron en una gélida noche de diciembre, hace ya cinco años, durante un festival de fin de año, cuando estaban en su primer año de carrera. A pesar de las advertencias de Jungkook acerca del clima, Jin hizo caso omiso. Namjoon, lleno de preocupación, le ofreció su jersey con la excusa de que le quedaba mejor y no debía preocuparse si decidía usarlo durante toda la noche, evitando así que sufriera un resfriado.
—No te preocupes por mí, Jin, de verdad. Hace bastante frío y... créeme, ese jersey te queda mil veces mejor a ti que a mí.
Para Namjoon, era simplemente un jersey común, pero para Jin, aquella prenda adquiría una importancia más profunda; era un cardigan de lana gruesa y cálida, pero sobre todo, un gesto extraordinariamente tierno por parte de Namjoon.
Incluso, no pudo resistirse al escuchar la propuesta de Namjoon de vivir juntos. Jungkook se negó, dado que sus hábitos como vampiro eran más evidentes que los de Jin. Por lo tanto, lo único que le quedaba a Jin era escuchar a Namjoon cada vez que le hablaba sobre Hyejin. Observaba con cariño la forma en que se sonrojaba y cómo sus ojos brillaban como miles de estrellas, una alegría increíble para Namjoon. Mientras tanto, Jin sentía cómo su corazón no latente era aprisionado; los días pasaban, y aunque no notara el transcurrir del tiempo, continuaba enamorado de unos ojos que nunca lo mirarían de la misma manera.
Amor no correspondido. ¿A esto he llegado?
Recordaba con perfecta claridad cómo se sintió esa mañana, la felicidad que experimentó al despertar a Namjoon.
—¡NAMJOON! —El grito de Jin resonó probablemente en cada rincón del departamento, pero la intensidad de sus gritos no importaba siempre y cuando Namjoon se levantara de la cama. —Despierta, hoy te toca hacer las compras.
—Ya voy, ya voy. Primero que nada, buenos días y buen sábado para ti también, Jin. —Namjoon se sentó lentamente en su cama mientras Jin entraba y salía de su habitación repetidamente, una costumbre en ocasiones como esta, cuando a Namjoon le costaba mucho levantarse.
Con esfuerzo y pereza, Namjoon salió de las cálidas sábanas y se acercó a la cocina, donde estaba Jin, quien lo escudriñó de arriba abajo antes de apartar la mirada.
—Escúchame con suma atención, aquí está la lista de las cosas que tienes que comprar. Por favor, no olvides nada. La otra vez olvidaste la mitad de la lista. —Jin extendió la lista hacia Namjoon, quien la tomó entre sus manos mientras arreglaba sus cabellos despeinados— Escucha, aho...
El celular de Namjoon comenzó a sonar, interrumpiendo lo que Jin estaba a punto de decirle. La expresión de Jin dejó claro que interrumpir sus palabras era algo que lo sacaba de sus casillas, sin importar quién fuera.
—¡Hyejin! ¡Buenos días! Jin, debo contestar esta llamada. Ahora vuelvo. —Namjoon susurró tapando el micrófono del teléfono y luego se dirigió al baño para hablar con la muchacha.
—Jin, ya volví. Lamento eso. La perrita de Hye no se siente bien, y debo acompañarla al veterinario. ¿Puedes hacerte cargo de las compras esta vez?
—Emmmm...
—Por favor, prometo compensártelo. —Namjoon se quedó pensando mientras rascaba su cabeza— ¿Un "Resident Evil Village"?
—Está bien, tenemos un trato. Pero si la semana que viene no haces las compras adecuadamente y no hay un "Resident Evil" en mis manos, eres hombre muerto.
— ¡Gracias, Jinnie! ¡Sabía que podía contar contigo! —Exclamó Namjoon, abriendo sus brazos y dándole un fuerte abrazo a Jin, quien lo correspondió. Sin embargo, mientras sentía cómo cada centímetro de su ser dolía, rara vez experimentaba que sus piernas fueran tan débiles como para sostener el peso de su cuerpo. Extrañamente, al tener a Namjoon cerca, era capaz de llorar en silencio mientras era abrazado por él.
Ahn Hye-jin, la joven de largos cabellos negros siempre fue un faro de bondad y cortesía para Namjoon desde el día en que sus caminos se cruzaron, según relataba él mismo. Su aprecio por ella no conocía límites. Los dedos de Jin no alcanzarían para contar las veces en las que anheló poseer la elegancia natural de Hye-jin. Este anhelo, en ocasiones, se transformaba en una sensación de inferioridad que iba más allá de la apariencia física, extendiéndose hasta la esencia de sus personalidades.
"No soy ni la mitad de lo que ella es."
"¡Vamos! Abre los ojos. ¿Por qué él te vería de ese modo? Tú no eres una mujer, así que ríndete."
Los pensamientos de Jin, al contemplarse en el espejo, constituían un constante recordatorio de sus propias inseguridades. Aunque, en ocasiones, experimentaba cierto desdén hacia Hye-jin, no conseguía hallar una justificación válida para ese sentimiento incómodo que se resistía a su control.
—Está bien, mucho afecto. —Jin fue el primero en hablar, deshaciendo el abrazo y tomando su bufanda. Mientras se la ajustaba con destreza, procuraba contener las lágrimas que últimamente brotaban con una frecuencia inusual. Jin prosiguió —. Iré a visitar a Jungkook después de realizar las compras. Espero que todo transcurra con bien en relación con la perrita de Hye-jin. Manténme al tanto. —Así finalizó Jin la conversación, que se sumaría a las más asfixiantes que Namjoon hubiera experimentado hasta el momento.
De regreso a la realidad, Jin dejó escapar un suspiro profundo, liberando la tensión acumulada desde la llamada de Hye-jin en la mañana. La abrumadora sensación lo perseguía últimamente, y despojarse de esos sentimientos e ilusiones no resultaba tarea fácil. Cada pensamiento, cada reflejo en el espejo, conspiraba para recordarle la abismal brecha entre su ser y la imagen ideal que anhelaba proyectar.
Prosiguió su camino hacia la casa, parpadeando repetidas veces para evitar que las lágrimas se escaparan de sus ojos. No deseaba llegar, y, aún menos, enfrentar lo que encontraría allí. No quería.
Giró la cabeza hacia la derecha, observando la calle en frente. A lo lejos, notó un rostro familiar. Era difícil creer que después de tanto tiempo, esta persona apareciera nuevamente en su vida. La emoción que experimentó fue tan intensa que llegó a cuestionar la fiabilidad de su propia visión.
¿Puede ser él? ¿No es así?
Sin titubear, cruzó la calle y se apresuró hacia el chico de cabellos grises. Su desesperación lo llevó a extender la mano hacia el hombro de este. Una sonrisa iluminó su rostro al confirmar que se trataba de la persona que había estado esperando, una vez que sus miradas se encontraron.
—¡¿Taehyung?! —Jin esbozó una sonrisa, incapaz de ocultar su felicidad en un día en el que sonreír no estaba en sus planes.
— ¡¿Jin-Hyung?! ¡Wow! ¡Cómo has cambiado! ¡Ha pasado tanto tiempo! —Exclamó Taehyung después de abrazar a Jin, quien correspondió al gesto con la naturalidad de quienes han compartido confidencias durante largos años.
—Vaya, Tae, ¿ahora tienes el pelo gris? La última vez que nos vimos lo tenías azul. —Taehyung notó la mirada fatigada de Jin, su presencia emanaba desánimo—. ¿Te encuentras bien?
—Pff, ¿cómo no estarlo? Sabes que de vez en cuando necesito un cambio, no puedo limitarme a un solo color. ¡Han pasado tantos años! ¿Cuántos años teníamos la última vez que nos vimos? ¿Dieciocho, quizás?
—Corrección, yo tenía dieciocho y tú tenías diesiciete. Parece que fue ayer cuando nos conocimos jugando en línea. Es increíble. —Corrigió Jin, aunque en realidad había afirmado tener dieciocho años para pasar desapercibido como un humano.
—Horas y horas jugando, pero no solo eso. También éramos confidentes el uno del otro.
—Nos vimos una sola vez, en Busan. Luego, el tiempo siguió su curso y... —Jin no pudo pronunciarlo en voz alta. Recordar lo doloroso que era entrar al juego y ver que la última conexión de Taehyung siempre era la misma le provocaba tristeza.
Los ojos de ambos chicos reflejaban un reencuentro nostálgico, como si el reloj del tiempo se hubiera detenido desde aquellos días que compartieron a través de un juego que logró unirlos. A veces, nos acostumbramos tanto a la rutina diaria de hablar con alguien que cuando esa conexión desaparece, deja un vacío en nosotros, un eco de lo que solía ser.
—¿Qué te trae a Seúl, Tae?
—Mi mejor amigo y yo vinimos aquí hace unos años a vivir, pero entre giras por la danza fue imposible permanecer mucho tiempo en Seúl. Ahora que está terminando, creo que he estado más tiempo aquí de lo que imaginé. Seguro recuerdas que solía hablarte mucho de él, Jimin. Además, hay una academia de danza que nos interesaba a ambos, algo así como lo que aspirábamos una vez cumpliéramos la mayoría de edad... Además, una corazonada me decía que podría encontrarte aquí.
—¿Jimin? Claro, mencionaste que tenías un amigo con el que estudiabas danza... ¿Park Jimin?
—¡Exacto! ¿Lo conoces?
—Qué pequeño es el mundo, ¿verdad? —Jin respondió con una sonrisa que Taehyung compartió— Mi mejor amigo, Jungkook, y él podríamos decir que están saliendo, ¿no es así? En fin, creo que debería irme.
—¿Eso es tuyo? —Preguntó Taehyung señalando el test de embarazo que Jin tenía en la bolsa transparente para Namjoon y Hyejin.
—¿Qué- ¡No! Un amigo me pidió que se lo comprara. Hablando de eso, debería irme, tengo que llevárselo.
—Espera, Jin. —Antes de que Jin pudiera hacer algún movimiento para irse, Taehyung tomó un pequeño papel y comenzó a anotar con un lápiz que encontró en el piso— Este es mi nuevo número. Cambié el mío, por eso perdimos contacto, no solo por eso sino por cuestiones de la vida, y... No quiero que eso vuelva a pasar. ¡Tenemos que ponernos al día con demasiadas cosas! Aunque... ¿Estás seguro de que estás bien?
—¡Por supuesto, estoy bien! Me alegra verte de nuevo después de tanto tiempo ¡Nos vemos pronto!
El encuentro entre Jin y Taehyung dejó una atmósfera de nostalgia y emoción en el aire. Las palabras compartidas entre antiguos amigos resonaron con el eco de los recuerdos, y aunque el tiempo y la distancia los habían separado, el destino parecía haber tejido un hilo invisible para reunirlos de nuevo.
El gesto de Taehyung al ofrecer su nuevo número demostraba un deseo genuino de restablecer la conexión perdida. Los trazos del lápiz en el pequeño papel eran como un puente hacia el pasado, una oportunidad para reconstruir una amistad que el tiempo había desafiado.
Jin, a pesar de sus propias inquietudes, aceptó la oferta con entusiasmo. La promesa de ponerse al día suscitó una chispa de esperanza en su mirada. Sin embargo, una pregunta sutil de Taehyung sobre su bienestar reveló que, detrás de la fachada, la tormenta de emociones aún bullía en el interior de Jin y era evidente.
El "Nos vemos pronto" resonó con la incertidumbre del futuro. Mientras Taehyung se despedía, Jin antes de retomar su camino hacia Namjoon y Hyerim, contemplo el pequeño papel que sostenía en sus manos. La vida, como un intricado rompecabezas, le presentaba nuevas piezas que debía encajar en el lienzo de su existencia.
Demasiados años eran los que habían pasado desde que no sabían del otro.
Jin se sentía feliz sin dudas, era algo así como encontrarse con un amigo de la infancia.
Y, por otro lado, Taehyung esperaba que el contacto con Jin permanezca intacto el mayor tiempo posible.
Porque después de tanto tiempo, se reencontró con el único chico que lo entendía aparte de su mejor amigo y hacía que su corazón latiera desesperadamente, quizás después de todo su día no era tan malo.
🌟
No bueno, me re demore en actualizar este fic AAH
Juro que en mis metas de este año anote como prioridad el terminar todos los fics que tengo en emisión, que lo voy a hacer lo voy a hacer.
Se que lo de Nam y Hyejin puede ser algo cliché, pero era necesario en la trama algo fuerte para el pobre de Jin para caiga de una vez que bueno, lo suyo con Nam es un amor imposible :(
Tratare de actualizar en cuanto tenga aunque sea UN solo capitulo escrito, así no me demoro tanto y pueden de una vez, disfrutar de esta historia que me genera demasiada expectativa la forma positiva en que estoy cambiándola y, reimaginandola también (que juro, esa es otra de las razones por las que me demoro también en actualizar, reescribir no es tan sencillo como pensaba)
En fin, estaré por acá más seguido 😁💗
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