🦋𝟏𝟔🦋
—No queda de otra, debemos ir a donde Eunwoo dijo, esta misma noche.
Jungkook pronunció sus palabras con una firmeza inquebrantable, dejando claro que no había lugar para discusiones. Su voz, cargada de una intensidad que no dejaba margen para la duda, resonó con una autoridad que forzó a los demás a aceptar la gravedad de la situación. Los otros vampiros, entendiendo la magnitud del momento, se movieron con una determinación silenciosa, dispuestos a seguir a Jungkook sin vacilar.
Eunwoo se colocó al volante con una concentración tensa, sus manos firmes sobre el timón mientras encendía el motor. La noche se cerraba a su alrededor, sumiendo todo en una penumbra que parecía intensificar el peso de la misión. Jungkook se acomodó en el asiento del copiloto, su expresión grave reflejando la tormenta interna que aún no había logrado apaciguar.
Detrás de ellos, los otros se acomodaron en el vehículo, el suave murmullo de la radio contrastando con el ritmo constante del motor que vibraba bajo sus pies. Las luces de la ciudad, parpadeantes y lejanas, pasaban rápidamente por las ventanas.
—Oye... sin faltarte el respeto, ¿cómo fue que te transformaste? Es que, comparado con nosotros, luces increíblemente joven —preguntó Yoongi, su curiosidad evidente.
—No me incomoda en absoluto, es algo con lo que ya he hecho las paces —respondió el Dr. Na Jaemin con una serenidad que parecía casi etérea. Su voz, suave y controlada, revelaba una calma interior adquirida a lo largo de siglos. —Ocurrió en el año 1727, cuando Corea era una sola entidad bajo la dinastía Joseon. En ese período, bajo el reinado del rey Yeongjo, se llevaron a cabo reformas importantes para mejorar la administración y fortalecer el poder central. Yo solía ser el gran médico de Hanyang, la actual Seúl, con apenas 18 años. Era como un diamante en bruto de la época, un joven prodigio. Los médicos de entonces nos basábamos en gran medida en los principios de la medicina tradicional china, que incluían el uso de hierbas medicinales, acupuntura y moxibustión...
—¿Qué es eso, cerebrito? —interrumpió Eunwoo, su expresión de incomprensión clara.
—La moxibustión —continuó el Dr. Na Jaemin, su voz adquiriendo un tono didáctico— es una terapia de calor utilizada para mejorar la salud estimulando puntos específicos en el cuerpo.
—¿Y eso era seguro en aquel entonces? —intervino Yoongi, con una nota de escepticismo en su voz.
—La moxibustión podía ser relativamente segura si la realizaba un practicante experimentado —explicó el Dr. Na Jaemin, con una honestidad matizada—. Sin embargo, como en cualquier práctica médica de la época, existían grandes riesgos debido a la falta de tecnología avanzada y la variabilidad en la experiencia de los profesionales.
—Es decir, que el riesgo existía... —dijo Yoongi, intentando entender la magnitud de lo que el Dr. Na Jaemin describía.
—Exactamente —confirmó el Dr. Na Jaemin, su mirada fija en el horizonte—. Pero la gente acudía a mí y a mi equipo con confianza, sabían que estaban en buenas manos. Todo iba bien hasta que, una noche, un extraño brote de enfermedad comenzó a devastar la población. A pesar de nuestros esfuerzos por encontrar una cura y aliviar el sufrimiento de los enfermos, la enfermedad se propagó con una velocidad implacable. En un cruel giro del destino, estando en la cúspide de mi carrera, me vi atrapado en la ola de contagio, infectado por la misma enfermedad que había estado combatiendo.
Un silencio profundo se apoderó del vehículo, solo interrumpido por el tenue murmullo de la radio que Eunwoo había bajado de volumen y el incesante rugido del motor.
—A medida que mi salud se deterioraba, me aislé para proteger a los demás. En mis últimos momentos, cuando el mundo parecía desvanecerse a mi alrededor, un visitante inesperado apareció en mi habitación. Era un vampiro que me ofreció una oportunidad para evitar la muerte. Consciente de mi inminente extinción y con un último destello de esperanza, acepté su oferta. No solo salvó mi vida, sino que me otorgó una existencia eterna. Emergí no como el médico que conocían, sino como un ser inmortal. Mis habilidades médicas se agudizaron, mis sentidos se ampliaron, y mi vida se extendió más allá de los límites mortales.
Jaemin continuó, su tono envolviendo a los presentes en un relato vívido y profundo.
—Al principio, todo era emocionante. Mis colegas no entendían cómo me había curado y por ende, era la sensación del lugar. Pero con el tiempo, la sed interminable se convirtió en una carga pesada. Era un don, pero también una maldición. Con varios experimentos, finalmente logré utilizar mi sangre para desarrollar una cura para la enfermedad sin convertir a las personas en vampiros. Esa enfermedad, como hoy se conoce, es la viruela.
—Pero... el ansia, ¿cómo hiciste para luchar contra ella? —preguntó Jungkook, claramente intrigado y ansioso por conocer la experiencia de Jaemin.
Jaemin lo miró con una mezcla de nostalgia y determinación. Había en sus ojos una profundidad que parecía contener siglos de sabiduría y sufrimiento. Se tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de responder, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para transmitir algo tan personal y complejo.
—Luchar contra la ansia... fue un desafío constante —empezó, su voz grave y pausada—. Era como una tormenta que nunca cesaba, un hambre implacable que siempre estaba ahí, acechando. Al principio, era casi insoportable. La sed me consumía y me arrastraba hacia un abismo oscuro.
Se detuvo un instante, la luz del interior del vehículo jugaba en sus facciones.
—Con el paso de los años, mientras trabajaba en la cura para lo que hoy conocemos como viruela, entendí que no debía simplemente luchar contra el ansia, sino aprender a aceptarla, por decirlo de alguna manera. Aprendí a "amigarme" con ella. Es un proceso que requiere paciencia y autocomprensión.
Miró a Jungkook con una mirada comprensiva y tranquilizadora.
—Relájate, Jungkook. No eres el único vampiro que ha experimentado la ansia. Todos lo hemos pasado. La clave está en encontrar un equilibrio y aceptar que es parte de nuestra existencia, no una condena. Al principio, cada día es una batalla, pero con el tiempo, lo que parecía una maldición se convierte en una parte de tu ser con la que puedes aprender a vivir. Tu dedicación a tu misión puede ayudarte a controlar esos impulsos. No es fácil, pero se puede lograr. El ansia siempre está ahí, pero he aprendido a vivir con ella sin dejar que gobierne mi vida... en esencia, necesitas un ancla.
—No es solo eso. Es que, a lo largo de los siglos, la ansia que sentí desde el principio nunca parece irse del todo. Por más que intente y siga intentándolo, siempre está ahí.
Jaemin asintió lentamente, su expresión imperturbable pero con una chispa de entendimiento.
—Quizás piensas que lo has aceptado, pero puede que en realidad nunca lo hayas hecho completamente. A veces creemos que hemos superado algo, pero en el fondo, seguimos atrapados en ese lugar de dolor o ansiedad que nunca dejamos realmente atrás.
Jaemin habló con una calma serena, como si estuviera desenterrando una verdad que había estado enterrada por mucho tiempo. Su mirada fija en Jungkook parecía buscar una chispa de comprensión en sus ojos. Jungkook frunció el ceño, su mente girando en torno a las palabras de Jaemin. Había una verdad cruda y dolorosa en lo que decía, y eso lo inquietaba más de lo que quisiera admitir. La sombra de esa ansia que nunca se iba del todo parecía estarse proyectando de nuevo en su vida, a pesar de sus esfuerzos por controlarla.
—¡Vamos, no te pongas tan filosófico! ¿Ahora también eres psicólogo? —dijo Yoongi con un tono de ligereza, intentando romper la tensión. Su comentario era una mezcla de burla amistosa y un intento de cambiar el tema. Notó el malestar en el rostro de Jungkook, comprendiendo que el momento había tocado una cuerda sensible.
La conversación se desvió ligeramente mientras el coche se acercaba al lugar que habían estado buscando. Cada uno de ellos estaba inmerso en sus propios pensamientos, con la mente todavía dando vueltas a la charla sobre la ansia y la aceptación.
Eunwoo redujo la velocidad del auto y, finalmente, se detuvo en una esquina oscura y desolada. La luz de los faros iluminó débilmente el frente de lo que parecía ser un viejo edificio industrial, cuyas paredes de ladrillo estaban cubiertas de grafitis y manchas de humedad. La estructura, de apariencia abandonada, estaba rodeada de una cerca metálica oxidada, parcialmente caída, que parecía haber sido olvidada por el tiempo. Los letreros desvanecidos y las ventanas rotas le daban al lugar un aire de abandono y desolación, como si hubiera sido dejado a su suerte durante años. La oscuridad era interrumpida solo por la luz de los faros del auto, que proyectaba sombras largas y distorsionadas sobre el pavimento agrietado y lleno de hierbas crecidas.
Eunwoo miró por el espejo retrovisor, su rostro reflejaba una mezcla de determinación y ansiedad.
—Estamos aquí —dijo, su voz grave resonando en el silencio del auto. —Este es el lugar que les dije. La información que obtuve indica que podría ser una posible entrada al laboratorio.
El grupo salió del vehículo con rapidez, su respiración visible en el aire frío de la noche. Jungkook, Yoongi y el Dr. Na Jaemin se reunieron alrededor de Eunwoo, mientras observaban la estructura que tenían frente a ellos.
Finalmente, cuando el equipo llegó al lugar que sospechaban el cual, podía albergar al líder que habían estado buscando, se encontraron con una escena inesperada y profundamente perturbadora.
La fachada del edificio era imponente y opresiva. La gran puerta de metal, con signos evidentes de corrosión y daños, estaba entreabierta, dando un vistazo a la penumbra del interior. No era el escondite secreto y bien cuidado que habían imaginado, sino una escena caótica llena de pistas que no encajaban. El lugar estaba en total desorden, con escombros y objetos olvidados esparcidos por el suelo. Los sonidos de la ciudad parecían lejanos y distantes, amplificando el sentimiento de aislamiento.
Mientras miraban a su alrededor, el equipo sintió que el aire estaba cargado de una presión palpable, como si el peligro estuviera a punto de estallar en cualquier momento. La realidad se les presentó de manera cruel y desalentadora, desatando un silencio inquietante en el grupo. La sorpresa que encontraron ante ellos desató una sensación de desasosiego y desorientación, ya que la verdad detrás de todo lo que habían estado persiguiendo parecía ser mucho más compleja y peligrosa de lo que habían anticipado.
—¿Qué es este lugar? —preguntó Yoongi, mirando alrededor con una mezcla de incredulidad y alarma.
—No lo sé, pero no es lo que esperábamos —respondió Jungkook, frunciendo el ceño mientras analizaba el entorno. La sorpresa y el desconcierto se reflejaban en su rostro.
Mientras el grupo se preparaba para investigar, un vampiro emergió repentinamente de las sombras, lanzándose hacia Jaemin. El ataque fue tan rápido que apenas tuvieron tiempo de reaccionar.
El vampiro se presentó con una actitud desafiante. Su cabello castaño caía en ondas desordenadas sobre su frente, y su piel, aunque pálida, tenía un matiz saludable que desmentía su naturaleza vampírica. A diferencia de otros vampiros, este mostraba una apariencia esbelta pero definida, con una vitalidad que parecía casi humana. La salud de su cuerpo era evidente en el latido visible de su corazón y el flujo constante de su sangre, dándole un aire enigmáticamente vigoroso.
—¡Jaemin! —exclamó Jungkook, su voz cargada de furia y preocupación. Avanzó hacia el vampiro con pasos decididos, la intensidad en sus ojos reflejando la gravedad de la situación.
El vampiro había atacado con una rapidez desconcertante, se levantó con una calma inquietante. Con una mirada fría y calculadora, se dirigió hacia Jaemin. La expresión en su rostro revelaba un matiz de reconocimiento, y, con una sonrisa tensa, dijo:
—Gusto en verte de nuevo, Dr. Na.
La voz de Lee Jeno era un murmullo bajo y oscuro que rompió el silencio tenso. Sus palabras flotaron en el aire, cargadas de una extraña familiaridad. Jaemin parpadeó varias veces, su rostro reflejando una mezcla de confusión y sorpresa. La afirmación de Jeno chocó con la realidad que conocía, creando una grieta en su percepción.
—¿Qué? ¡Nunca nos hemos visto antes! —exclamó Jaemin, su voz tintineando con incredulidad. Sus ojos recorrían el rostro del vampiro, buscando alguna señal de reconocimiento, pero sólo encontraban una frialdad calculadora y una sonrisa enigmática.
Lee Jeno dejó escapar una risa seca, casi como si se estuviera regocijando en la confusión evidente de Jaemin. La risa tenía un matiz cruel, como si disfrutara profundamente del desconcierto que estaba causando. Su actitud se volvió aún más desafiante, el brillo en sus ojos revelando una mezcla de diversión y desdén.
—Oh, lo siento, ¿me he adelantado? —dijo Jeno, su tono irónico y cargado de burla. Se inclinó ligeramente, su sonrisa ampliándose con una satisfacción siniestra. —Pensé que tal vez recordarías algo de nuestro último encuentro.
Jaemin frunció el ceño, su mente luchando por conectar los puntos mientras sentía que la incomodidad y el desconcierto se apoderaban de él. La seguridad en la actitud de Jeno, contrastada con la evidente falta de memoria de Jaemin, creaba una atmósfera aún más tensa y confusa.
—No tengo idea de a qué te refieres —replicó Jaemin, su voz cargada de frustración. Sus palabras fueron acompañadas por un movimiento de su mano, como si intentara despejar la niebla de la confusión que envolvía la escena.
Lee Jeno se enderezó, la sonrisa en su rostro ahora una mueca fría y calculadora. Sus ojos se encontraron con los de Jaemin, llenos de una intensidad que parecía atravesar las capas de duda y escepticismo del médico.
—Entiendo, el tiempo puede ser un buen borrador —murmuró Jeno con una voz que era una mezcla de suavidad y amenaza. —Pero no te preocupes, todo llegará a su debido tiempo. Soy Lee Jeno. O, como prefiero llamarme en las sombras, Lee Dowok. Estoy aquí para terminar con lo que empecé.
Lee Jeno se inclinó ligeramente hacia adelante, sus ojos aún fijos en Jaemin, como si cada palabra estuviera cargada de una intención más profunda. Con un movimiento deliberado y elegante, se levantó lentamente, volviendo a adoptar una postura erguida que acentuaba su presencia imponente. La transición de estar agachado a estar de pie fue fluida, casi como si estuviera ejecutando una coreografía cuidadosamente ensayada.
Con un tono casi casual, Lee Jeno se volvió hacia los demás, como si la revelación que estaba a punto de hacer fuera algo trivial en comparación con la situación en la que se encontraban.
—No se sorprendan si notan algo peculiar en mí —dijo Jeno con una leve sonrisa irónica—. Soy un híbrido entre humano y vampiro. Una mezcla rara, pero eficaz.
Sus palabras, dichas con una tranquilidad perturbadora, flotaron en el aire, causando que los presentes intercambiaran miradas de asombro y confusión. La revelación sobre su naturaleza híbrida añadió una capa de complejidad a la ya tensa situación, dejando a todos con un sentimiento creciente de inquietud.
Jeno se mantenía erguido, su postura imponente y su mirada fija en Jaemin, que seguía procesando la revelación. La expresión en el rostro de Jeno se endureció en una mueca fría de determinación, como si las palabras que acababa de pronunciar fueran una forma de reafirmar su dominio sobre la situación. Su presencia parecía llenar el espacio con una aura de amenaza latente, subrayando la gravedad de su mensaje.
Eunwoo, que había logrado recuperar algo de su compostura, dio un paso al frente, la respiración entrecortada de los miembros del equipo revelaba su creciente tensión, pero Eunwoo se esforzó por mantener un tono firme, tratando de imponer su autoridad en medio del caos.
—Soy Eunwoo. Y estos son Jungkook, Yoongi y el Dr. Na Jaemin. ¿Qué es lo que estás buscando aquí, Lee Jeno?
Lee Jeno soltó una risa con un matiz de desprecio, sus ojos brillando con una mezcla de diversión siniestra. La expresión en su rostro era de una satisfacción retadora, como si estuviera disfrutando del desconcierto que causaba.
—¿Buscar? No estoy buscando nada en particular. Solo estoy aquí para recoger mi recompensa —respondió con una indiferencia calculada, como si lo que estaba ocurriendo no fuera más que una simple formalidad para él.
Jungkook, su curiosidad y preocupación claramente palpables, dio un paso hacia adelante. Su voz era un desafío, cargada de un tono que no podía ocultar su intriga y tensión.
—¿Y para quién trabajas? ¿Qué es lo que realmente está en juego aquí?
Jeno hizo una pausa, sus ojos rojo oscuro brillando con un destello de furia contenida. La atmósfera parecía cargarse aún más, como si el aire mismo estuviera esperando la revelación que estaba a punto de desatarse. La pausa de Jeno acentuó la gravedad de sus palabras cuando finalmente habló, su voz marcada por una determinación inquietante.
—Trabajo para mi hermano, el que está detrás de todo esto. Su plan es más siniestro de lo que imaginan. No solo está creando una cura; está intentando crear un vampiro con inmortalidad absoluta. Un ser que ni siquiera una estaca al corazón podría destruir. Pero no todos los que trabajan para él son muy fieles, algunos aqui me pagan para que acabe con las creaciones de él.
Yoongi, con una mezcla de exasperación y desdén en su rostro, dio un paso al frente y planteó una pregunta crucial que había estado rondando en la mente del grupo.
—¿Entonces, todo esto es parte de un plan más grande? ¿Tu hermano quiere un vampiro invencible? —su tono era un cruce entre incredulidad y desesperación, intentando desentrañar la complejidad de la situación.
Lee Jeno asintió lentamente, su expresión reflejando una mezcla de resignación y determinación. La gravedad de sus palabras parecía aumentar con cada segundo que pasaba.
—Exactamente —dijo Jeno, con una voz que cargaba el peso de una amarga realidad—. Mi hermano está obsesionado con el poder absoluto. Su objetivo es crear un vampiro que sea invencible, un ser que no pueda ser derrotado ni siquiera por el más poderoso de los cazadores. No busca simplemente una cura; busca una forma de trascender todas las limitaciones.
Su mirada se volvió más dura, cargada de un dolor contenido y una firme resolución.
—Y yo... estoy aquí para ponerle fin a todo esto. Aunque estoy trabajando para él, no estoy de acuerdo con sus planes. No es algo que quiero que él sepa. Mi hermano está desesperado porque alguien está matando a sus criaturas. Esos asesinatos, esos que están ocurriendo, son obra de ustedes, ¿verdad? —la pregunta salió con una mezcla de acusación y reconocimiento.
Jungkook se tensó visiblemente al escuchar las palabras de Jeno. La revelación de que su equipo estaba implicado en la caza de las criaturas del hermano de Jeno añadió una capa de complejidad a la situación. La confusión y la preocupación eran evidentes en su rostro, pero antes de que pudiera formular una respuesta, Eunwoo se adelantó con una determinación renovada.
—Así que, eres un híbrido —dijo Eunwoo, su voz cargada de una mezcla de incredulidad y firmeza—. ¿Qué significa eso para nosotros en este momento? ¿Cuál es el próximo paso?
Jeno lo miró con una mezcla de desprecio y diversión, sus ojos fríos y calculadores reflejaban un entendimiento profundo de la situación y de su propio papel en ella. La seguridad con la que Jeno hablaba y la forma en que observaba a Eunwoo sugerían que tenía un conocimiento exhaustivo de la situación y de cómo podría desarrollar.
—Significa que las reglas del juego acaban de cambiar, están atrapados en una red de traiciones y engaños que va más allá de lo que imaginaban —respondió Jeno, su tono cargado de un aire de misterio y amenaza—. Ustedes están en la línea de fuego y, si no tienen cuidado, acabarán siendo los próximos en la lista. Mi consejo, si es que tienen la sensatez de escucharlo, es que se mantengan alejados. No intenten buscarme o a mi hermano. Yo los encontraré cuando lo considere necesario. Tan solo imaginen lo afortunidos que son de haberse tomado conmigo ahora, si alguien más los hubiera encontrado, no dudaria en clavarles una estaca al corazón.
Con esas palabras, girándose ligeramente hacia Jaemin, le dedicó una inclinación de cabeza casi ceremonial, un gesto que era tanto una señal de respeto como una amenaza implícita.
—Hasta luego, Dr. Na —añadió, con un tono que era a la vez frío y cortés, antes de desvanecerse en las sombras con una agilidad y sigilo que acentuaban su presencia inquietante.
Luego, con un movimiento ágil, se desvaneció en las sombras, dejando tras de sí una atmósfera cargada de tensión y la sensación inquietante de que su presencia aún estaba cerca. El grupo se quedó en silencio, procesando las implicaciones de las revelaciones y preparándose para enfrentar un enemigo mucho más complejo y peligroso de lo que habían anticipado.
—¿Y bueno, qué diablos esperamos? ¡Huyamos de aquí de una buena vez! —rogó Yoongi, su voz cargada de urgencia mientras su mirada recorría nerviosamente el oscuro callejón. La adrenalina aún pulsaba en sus venas, y el choque de la revelación de Lee Jeno los había dejado a todos en un estado de alta tensión.
Sin perder tiempo, el grupo se dirigió rápidamente hacia el coche, sus movimientos apresurados y casi automáticos. Eunwoo, aún con el corazón acelerado, subió al asiento del conductor, su mano temblando ligeramente al poner el motor en marcha. La ignición del vehículo rompió el silencio tenso que se había apoderado del grupo.
Mientras el coche avanzaba por las calles desiertas, la conversación comenzó a fluir de manera fragmentada pero intensa, cada uno tratando de procesar lo que acababa de ocurrir.
—¿Pero qué demonios fue eso? —exclamó Yoongi, su voz llena de frustración y confusión. Su mente aún estaba tratando de asimilar la magnitud de lo que había escuchado. —Un híbrido, un plan para crear un vampiro invencible... ¿Cómo se supone que vamos a detener algo así?
—No podemos enfrentarnos a eso sin más, —añadió Eunwoo, con una expresión grave mientras maniobraba el coche por las calles, alejándose rápidamente del lugar—. No estamos preparados para enfrentar a un enemigo con ese nivel de poder y conocimiento. Necesitamos un plan, una estrategia.
—Y además, Jeno mencionó que el hermano está desesperado —dijo Yoongi, mirando a los demás—. Eso significa que probablemente estén haciendo todo lo posible para rastrearnos o detenernos. Estamos en un peligro real y presente.
El interior del coche se llenó de murmullos mientras el grupo debatía sus opciones. Cada uno aportaba su perspectiva, las palabras se entrelazaban en un mar de preocupación y estrategias a medias.
—¿Y si tratamos de localizar al hermano de Jeno primero? —sugirió Jaemin, su mente ya trabajando a toda velocidad—. Tal vez podamos adelantarnos a sus movimientos y descubrir más sobre su plan antes de que nos ataquen de nuevo.
—Eso podría funcionar, pero necesitamos más información —respondió Eunwoo, su voz tensa mientras pasaba por una esquina con rapidez—. Necesitamos averiguar todo lo que podamos sobre él, sus recursos, y sobre cómo podemos contrarrestar sus planes.
—No olvidemos que Jeno también está en busca de poner fin a todo esto —recordó Yoongi, con un tono más cauteloso—. No podemos subestimarlo. Aunque parece que está en conflicto con su hermano, también es un peligro.
El coche continuó su marcha, alejándose cada vez más del lugar del encuentro, y la conversación se mantuvo en un tono de análisis urgente. El grupo sabía que estaban lidiando con algo mucho más grande de lo que inicialmente habían imaginado, y cada decisión que tomaran de ahora en adelante sería crucial para su supervivencia y el éxito de su misión.
Mientras el coche avanzaba por las oscuras calles, el ruido constante de la carretera y el zumbido del motor eran el telón de fondo de una conversación llena de tensión. Las voces de sus compañeros se mezclaban en un murmullo caótico, hablando sobre los próximos pasos y estrategias. Pero Jaemin no podía concentrarse en eso; su mente estaba atrapada en un torbellino de inquietud.
Todo lo que podía pensar era en Lee Jeno y sus palabras. ¿Cómo era posible que Jeno lo conociera de una manera tan personal? Cada vez que intentaba sacar a Jeno de su mente, su rostro y sus palabras volvían a aparecer. La posibilidad de que Jeno hubiera estado involucrado en su transformación lo atormentaba.
La forma en que Jeno había hablado, como si ya supiera quién era y qué había pasado, lo hacía sentir como si estuviera encajando una pieza de un rompecabezas que nunca había visto antes. La familiaridad en la mirada de Jeno y el tono de su voz eran inquietantes, y Jaemin no podía evitar preguntarse si había algo más en su pasado que no recordaba.
La inquietud hacia que cada respiración fuera más pesada. La sensación de desasosiego crecía, y aunque sus compañeros discutían sobre sus planes y próximos movimientos, Jaemin no podía dejar de pensar en lo que había dicho Jeno. La posibilidad de que él pudiera estar conectado a su pasado lo perturbaba, y cada momento que pasaba en el coche sentía que la presión se acumulaba.
La idea de que Jeno pudiera tener un papel en su historia personal lo atormentaba, haciendo que todo el peligro que enfrentaban pareciera aún más real y urgente. La sensación de que había algo fundamental en su pasado que aún debía descubrir era una carga constante, un recordatorio de que había más en juego de lo que inicialmente pensaron.
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