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Pov omnisciente
– ¿De verdad no quieres nada Dani?. Yo invito– Osvaldo trataba de convencer a la castaña para pedir un helado de Dairy Queen.
– No creo, así estoy bien te lo juro, no es por el dinero, pero siento que con lo que me mojé me voy enfermar y no quiero que me haga daño.–
– Bueno, y tu Roier, ¿No quieres nada?.–
– No gracias, yo así estoy bien, wey.–
Valdo finalizó el pedido por el altavoz del drive thru, dió en marcha el auto, avanzado con lentitud hasta la ventanilla donde deberían entregarle su pedido y él pagaría.
Detuvo el auto a un lado de la ventanilla, Roier comenzó a grabar de nuevo, documentaba lo que habían hecho segundos atrás.
– Oiga, señorita, ¿No nos van a dar nada? Se nos ponchó la llanta de camino acá, arriesgamos nuestras vidas para venir por un helado.– Aldo asomaba levemente su cabeza por la ventana del auto para poder comunicarse con la chica que le entregaba el pedido al más alto.
La chica solo rió nerviosa, su risa no fue muy fuerte, el cubre bocas había disminuido el sonido de su risa en el ambiente.
El Mariana pagó sus helado y luego le agradeció a la chica por sus servicios y amabilidad.
– Yo creó que primero dejamos a Roier, luego vamos a casa de tu mamá y al final los dejo a ustedes.– Osvaldo llevo una pequeña cucharada de su helado a su boca.
– Esta bien.– La castaña le brindó una cálida sonrisa al que manejaba.
Algo en Roier le revolvió el estomago, ¿Tal vez y la diarrea que traía el pelinegro volvía a revolverle el estómago?.... ¿O tal vez sea otra cosa?.
Era confuso para él este sentimiento, la última vez que sintió algo parecido fue cuando era niño y él sentía que su madre quería mas a sus primos. ¿Celos? ¿Pero de que?, no tendría que sentir celos, no había algo que pudiera hacerlo sentir así.
Valdo y Dani eran amigos, así como lo era Aldo con ella. ¿Porqué debería provocarle celos Osvaldo?.
– ¿Tas bien we?.– Aldo tocaba suavemente el hombro de Roier, tratando de llamar la atención del antes mencionado.
– ¿Qué? Perdón. Estaba distraído.– Rápidamente el pelinegro pestañeó varias veces al regresar a su realidad.
– Que si estaba bien si te dejábamos primero wey.– Valdo volvió a repetir lo que había dicho momentos antes.
– Ah, si, está bien wey, no hay problema.– Dio una rápida sonrisa para hacerles saber que estaba todo bien, aunque en su estomago seguía una rara sensación.
¿Porqué había sentido tan extraño?, podía jurar que sintió como un retortijón en su panza, pero sabía que no se había sentirlo igual que uno, el sabor de algo que le disgustó le había llegado hasta la boca.
El camino a casa a Roier había sido mejor de lo que creyó, se había divertido con las bromas que decían Dani, Aldo y Osvaldo.
El mal sabor de boca que le había quedado se le había disminuido, la castaña en un momento de la conversación había aflojado lo suficiente su cinturón como para poder voltearse un poco en su asiento, así pudiendo ver a Aldo y a Roier, acto que le había agradado demasiado al pelinegro.
[...]
– Por si algún día necesitas Dani, esta es tu casa.– Roier hablaba al ya estar a unas cuantas cuadras de su casa.
– Pinche perro, nosotros que somos tus amigos desde hace ya tiempo nos mandas a la verga y ni nos ofreces tu casita wey, ah pero no sería Dani que luego luego vas a ofrecerle tu techito cabron.– Osvaldo hablo con burla, provocando que el grupo riera.
– Que le vas a andar ofreciendo casita a Dani no mames wey, esta morra tiene hasta para una pinche mansión, no mames.– Aldo siguió la burla.
– Que la chingada, déjenlo hombre, si él quiere ofrecerme su techito yo feliz y complacida perros, ustedes hablan por envidia ya que no les ofreció su techito, tú también Roier, si algún día lo necesitas mi casa es tu casa.–
Aquella sonrisa cálida que la castaña le brindó a Roier fue como una oleada de alegría para él. ¿Porqué sentía raro el estómago?, ¿Ya se le había pasado el efecto de la pastilla para el chorro?.
El auto se detuvo explotando las burbujas de pensamientos de Roier, al parecer no iba a ser algo fuera de lo común que se sumergiera en sus pensamientos al estar cerca de la castaña.
– Gracias por traerme wey, fue muy divertido la verdad, y fue todo un gusto conocerte Dani.– Aquel pelinegro había abierto ya desabrochado su cinturón y abierto la puerta.
– No hay de que wey, sabes que no hay bronca.– Osvaldo miraba a través del retrovisor a su amigo.
–El gusto fue mío Roier.–
El pelinegro salió el auto, caminando a la entrada de su casa, al ingresar a esta pudo escuchar a sus espaldas como el auto de su amigo arrancaba.
[...]
– ¿Quieres pasar un rato baldo?.– La castaña ofreció a la vez que retiraba su cinturón de seguridad, pues ya habían llegado a su destino. El hogar de Dani.
– No quiero molestar y hacerlos desvelarse.– Osbaldo trataba de negarse, lo que menos quería era causar molestias a esta hora de la noche.
– Ándale wey, ya viste que Dani no muerde. Se ve que tiene todas sus vacunas.– Aldo bromeó, se había asomado por el espacio que había entre los dos asientos de adelante.
Aquel comentario causó risas en ambas personas que se encontraban sentadas en aquellos asientos.
– Que a ti te vacunen contra la rabia no significa que a todas las personas lo hagan, tarado.– Agregó Dani, de mismo modo aumentaron las risas.
– Bueno, nada más un ratito para no desvelarlos.– Por fin se rindió ante las súplicas de sus dos amigos que estaban con él, dentro del auto.
Y así se convirtió de una noche de solo llegar y que tanto la dueña y el invitado de aquella casa hicieran, a una divertida noche de Just Dance, Karaoke de canciones dolidas, en español, inglés, francés, portugués, italiano y hasta ruso, cantaran alegremente. Total, solo eran 3 adultos despreocupados que querían pasar el rato juntos conviviendo como amigos, sin que pareciera que conocían a la chica hace menos de 4 meses.
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|| Nota de autora ||
Okey, okey, pido una gran disculpa por abandonar esta plataforma, creo que he estado muy ocupada en mi vida de preparatoriana por servicio social, pero...ya acabé!!! (Mi servicio obviamente) y por eso ya puedo actualizar más seguido, tal vez un cap a la sema, pero estaré más al pendiente.
Cambio y fuera...
CONTINUARÁ...
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