𝟖. 𝐀𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨.
❝Tal vez no sé que decir con certeza. Solo quería que supieras, que está soy yo intentando. Al menos lo estoy intentando.❞
━This is me trying - Taylor Swift.
•••
Yoongi.
Aún no ha amanecido, son las cinco de la mañana. No he podido conciliar el sueño por lo sucedido ayer en la tarde. Asistimos al concierto de Hyekio en la noche sin hablar absolutamente nada de lo que pasó, ambos concordando con el mismo razonamiento, esto es una completa locura. Aún no caigo, aún no proceso del todo.
Ella sigue durmiendo, quedó exhausta. Cuando regresamos del teatro tuvo un ataque de nervios al contarme todo lo que no le creí. Cómo lo conoció, la extraña casualidad de trabajar para su prometida, la cercanía de ambos en poco tiempo. Incluso me contó sobre el desafortunado beso. Lala ha estado sufriendo en silencio y ninguno de nosotros le creyó.
Todo está en completo silencio, en mis manos sostengo la tablet dónde Lala me mostró algunas fotos del chico. Son… son idénticos, salvo por algunos detalles que no he podido corroborar porque no recuerdo mucho. Le he dicho a Ayla que podríamos comprobar nuestras dudas con las fotos que ella tiene de JungKook, tiene muchas, varias de ellas son de cuando mi amigo era pequeño.
Se ha negado porque los recuerdos la invadirian y con eso se sentiría peor. Tampoco quiero sofocarla con lo que tengo en mente. Hay muchos puntos que aún no me quedan del todo claros, hay otras que me hacen pensar bastante en el tal Johan y en qué no es quien dice ser. Sobre todo cuando leí que tuvo un accidente hace dos años al igual que JungKook.
Tengo cansancio físico, mental y emocional. Me siento atrapado en un revuelto de sentimientos. Se suponía que este viaje serían vacaciones del estresante trabajo, de la rutinaria vida que llevaba en Corea, de visitar a Lala porque la extrañaba y quería verla a pedido de sus hermanos. No de encontrarme con esta tremenda novedad de película.
Me dirijo a la cocina revisando las alacenas para preparar el desayuno. Lala tiene absolutamente todo organizado, JungKook era parecido, compartían ese tipo de cualidad, el de ser perfeccionistas y detallistas en todo. Eran la pareja perfecta, ellos eran dignos de estar juntos. Merecían tener un final diferente, uno donde ahora estuvieran felizmente casados cumpliendo sus sueños.
Contesto algunos mensajes que me quedaron pendientes. Hice bibimbap, en realidad, fue para mantener mi mente ocupada de tanta información que no me deja tranquilo.
Veo a Lala desanimada entrar a la cocina en completo silencio, está bien vestida y su cabello cae lacio por su espalda, noto que trae ojeras que ha intentado cubrir con maquillaje. Se dirige hacia la nevera de dónde saca una jarra con jugo de naranja.
—Buenos días.
—Buen día —me responde desganada. Bebe del vaso donde sirvió el jugo, no la veo bien y es con justa razón.
—Deberías quedarte y descansar.
—No puedo, debo trabajar.
—¿Lala?
—Yoon, por favor, dejémoslo así —sus ojos están llorosos— él no es JungKook, se llama Johan Landrut, es una mala broma del destino, punto. Mi novio murió en… en ese a-accidente.
Su voz comienza a quebrarse con cada palabra que intenta excusarse, me acerco para aferrarla entre mis brazos, pero aún así no llora, no se rompe ni se inmuta. Está siendo fuerte. Me corresponde por un breve momento acariciando mis brazos, se separa intentando regalarme una sonrisa que sale más parecido a una mueca. Suspiro cambiando el tema.
—Hice bibimbap para el desayuno.
—Uh que rico, ya tengo hambre.
Toma asiento, la mesa está preparada, solo falta que sirva la comida y el café.
Debo darle tiempo hasta mencionarle lo que tengo en mente y siento, será de su gran interés.
Ayla.
Estoy cansada, tampoco dormí bien anoche pensando en toda la situación anterior, Yoongi me ha pedido disculpas muchas veces por no creerme cuando le dije que vi en carne y hueso a JungKook, bueno, a su clon. Estaba en shock, tampoco podía creerlo y creo que no ha quedado satisfecho con la poca información que le di. Note que se quedó muy pensativo cuando le dije que Johan tuvo un accidente parecido al que tuvo JungKook.
Se que sone grosera, pero estoy cediendo a conformarme con mi realidad, con mi presente. Soy adulta, debo afrontar cualquier situación con la frente en alto, debo buscar mi felicidad como sé que Gukk lo hubiera querido. No mantenerme en esta insostenible posición de sentimientos desordenados por un desconocido.
Estoy distraída, poniendo excusas para no seguir trabajando en el vestido de novia de Kathrin. Les dejo la tarea a las costureras que deben terminar los vestidos de las damas que tampoco me apetece ver. Hoy no estoy de humor ni para tratar gente. Es muy raro que esté así, pero encontrarme con Johan no me dejó bien. Incluso el hecho de que me carcome el saber qué hacia por ahí.
No estés imaginando cosas.
No me estoy imaginando nada fuera de lo común. No creo que sea casualidad que el pelinegro apareciera a unos cuantos metros de dónde trabajo luego de haber huido la otra noche sin explicarle porque lo bese como lo bese.
—Ayla, tienes visitas.
Lo que me faltaba. Ahora debo mentalizarme en colocar un rostro risueño para recibir a quien sea que vino. Solo espero que sea otra mujer interesada en uno de mis diseños en vestidos de fiesta. Respiro hondamente levantándome de mi mesa de trabajo, arreglo un poco mi apariencia y bajo hasta el recibidor sorprendida por encontrar su presencia.
—Klaus, que sorpresa verte aquí.
—¿Por qué? Los amigos se visitan.
—¿Amigos? —asiente con una sonrisita ladina.
—Si, ya que mi hermanita te ha incluido en cada decisión de la boda, te has convertido en alguien importante en la familia.
—Fuiste tú entonces quien envio la invitación al evento de caridad, ¿no es así?
Frunce su ceño en confusión.
—¿Te enviaron invitación? Ves —me rodea con total confianza, los hombros con uno de sus brazos acercándome a su cuerpo— somos cercanos.
Puedo captar miradas de indiscretas o intrigantes a nuestro alrededor. No es lo idóneo en mi caso, ya que solo soy una trabajadora más en este lugar, prefiero mantener mi perfil bajo, así que me alejo un poco de su persona sin verme maleducada.
Cuando estoy por responderle, veo a Kathrin entrar a la tienda. Corretea hacia mi, me abraza cálidamente y yo le correspondo de la misma manera, hasta darme cuenta que viene acompañada de su prometido. Johan ni siquiera me mira cuando está sosteniendo la cintura de su novia, solo me saluda con un escueto hola.
—¿Quisiera saber qué hacen aquí?
—Vinimos a invitarte a almorzar —responde Kath con entusiasmo, luego en voz más bajita dice solo para mi— Klaus lo sugirió y Johan nos obligo.
Miró al prohibido, se hace el desentendido, le habla a su cuñado y amigo como si yo no existiera. Esto hace que mi corazón se acelere un poco.
—No creo que pueda ir, yo...
—Bienvenidos a todos. —Astrid, mi jefa.
Los saluda tan amable, Kathrin le cuenta sobre la invitación que acabaron de hacerme, confiada en que ella les comunique su negativa en que no podré acompañarlos porque mi horario es un poco recortado, me sorprende en demasía cuando me manifiesta que me tomé parte de la tarde.
Sobre todo, porque puedo escuchar a Klaus mencionar que necesitan de mi opinión como diseñadora en los trajes que ellos dos se probaran.
No me queda de otra, agarro mi abrigo y bolso, me dirijo hacia el auto del mayor de los Meyer con quién viajaré hasta nuestro lugar de almuerzo, ya que la encantadora parejita irá adelante nuestro. Mi celular vibra dentro de mi bolso, cuando lo reviso tengo un mensaje de Yoongi.
Yoonie.
Siento haberte puesto incómoda hoy, sé que lo de Kook es un tema difícil, pero entiéndeme también fue un impacto haber visto el parecido.
12:25pm✓✓
Lo sé, oppa. No quise que lo supieras así, discúlpame si en algún momento te hice sentir mal.
12:25✓✓
Yoonie.
No, tranquila. No debes preocuparte más por ti misma, Lala.
¿Estás ocupada? Podría pasar por tu trabajo e invitarte a almorzar si tienes tiempo.
12:26✓✓
Cómo decirle que en minutos estaré comiendo junto al clon malvado de nuestro Gukk.
Lo siento, pero estaré algo ocupada, tal vez en la noche podemos cocinar algo juntos y pasar tiempo de calidad si es que llegó a horario, te avisaré.
12:27✓✓
Yoonie.
Me parece buena idea. Saldré más tarde con tu padre y regresaré temprano, lo prometo.
12:27✓✓
Sonrió por sus explicaciones, él me hace sonreír con tan poco. Debo hablarle a mis hermanos, a las chicas y saber cómo están, necesito saber cómo están Soojin y mi sobrino. Estoy tan metida en mis asuntos que dejó de lado lo más importante, que es mi familia en la distancia.
—¿Un novio? —la pregunta con sorna me saca de mi burbuja.
—No, y si así fuera no tendría nada malo.
—No, claro que no. Solo sería mi competencia.
Me quedo muda por su… ¿confesión? Así que el constante coqueteo de este hombre es porque me pretende. Nada mal debo decir. Solo que no estoy interesada.
No estás interesada en este en particular, sino en el que va unos metros más adelante.
—No podría ser tu competencia si es mi pareja, si ya tengo a alguien al cual elegí, no puedes pelear por algo que jamás has tenido.
—Auch, haré de cuenta que eso no dolió.
Debo admitir que Klaus es ocurrente, me hace reír, admito que es atractivo y tiene buena labia, pero no es mi tipo, no cuando en mi cabeza estoy intentando mentalizarme para pasar varias horas junto a la parejita y sobre todo junto al prohibido.
El restaurante donde hemos llegado a almorzar queda en el hotel cinco estrellas perteneciente a la familia Landrut. Una mesa especial apartada dónde se han encargado de servirnos absolutamente todo lo que pedimos, comida deliciosa bien elaborada hecha por el mejor chef de Europa acompañado de un vino blanco francés de elevado costo.
Reconozco que todo lo que probé me encanto, pero tampoco puedo negar que me sentí extraña teniendo al pelinegro enfrente mío todo el tiempo, cruzando fugaces miradas sin siquiera decirnos una palabra. Es como si luego de los sucesos que nos reencontraron la distancia es lo único que nos relaciona.
Así debería ser luego del enorme error que cometí. La culpa comienza a carcomerme cuando tengo a Kathrin a solo centímetros preguntándome opiniones sobre que flores deberían ser las adecuadas de acuerdo al vestido de las damas. Falta medio año para la ceremonia por la iglesia junto a la majestuosa fiesta, sin embargo, un par de meses para el civil. Por lo visto, ambas familias están apresuradas por unirse.
Cuando el momento de marcharnos llega, simplemente lo hacemos, todo está pagado y es otra razón a mi incomodidad que solo Johan lo nota, supongo, por la forma en que me mira cuando salimos del lugar siendo despedidos por los mozos y el encargado Ahora debo acompañarlos hacia la tienda donde Johan y Klaus deben probarse los trajes que llevarán al evento de caridad que se dará este fin de semana.
El sitio es elegante, tiene un ambiente formal con un exquisito gusto en cada detalle que tiene la decoración. El dueño, también sastre, nos recibe muy amable, con champagne, coloca dos colaboradores especiales para asistirles en los trajes a medida que mandaron hacer. Jamás pensé estar de este lado, de ser la cliente a la cual tratan con mucha preferencia.
Me quedo esperando junto a Kathrin hablando nimiedades, por un momento, considero que mencionara el encuentro que tuve con Johan en aquel bar que su hermano me llevo o lo de ayer, pero no, no menciona ninguna de esas situaciones y es inevitable el que tal vez su prometido no le haya dicho absolutamente nada.
Mejor así, ¿no?
Cuando salen de los probadores, suben sobre una pequeña tarima redonda frente a espejos de cuerpo entero, así como se dispone en la boutique y que sirven para que las clientas se vean con los vestidos. Estoy haciendo un esfuerzo gigante para no abrir la boca de la impresión, por no abanicarme con la mano por el calor que sube por mis extremidades en estos instantes ante tal imagen robalientos.
Ambos se ven muy bien, pero él.
Sin comentarios.
—Se ven divinos. —Kathrin aplaude, se acerca a su prometido y besa su mejilla acabando con toda mi pequeña exaltación.
—Me siento incómodo. —se queja Klaus subiendo y bajando sus hombros, la camisa al parecer le queda un poco ajustada a los músculos de sus brazos— ¿Quién mierda ha impuesto llevar traje a un evento?
Johan a su lado se ríe, su hermana bufa en descontento acercándosele.
—Eres un idiota, Klaus.
—No estaré toda la noche con un traje que me sofoca —en un acto inesperados se atreve a arreglarse con una mano la entrepierna de su pantalón— menos que me desagrada usar.
—Tú eres el desagradable.
Kathrin lo golpea en el brazo, jala de su mano alejándose hacia otro lado entre medio de reproches dejándome sola con... Johan. Mantengo mi vista sobre mi celular apoyado en mis piernas, aún así, puedo ver de refilo que está mirándose a través del espejo, abotonando las muñequeras de la camisa.
—¿Cómo me queda?
—¿Ah?
Mejor sin nada debes quedar.
Trago saliva duramente, carraspeo por ese abrupto pensamiento fuera de lugar que quiere causarme nervios. Me levanto adoptando una pose despreocupada y profesional en mi caminar.
—Te queda bien —lo observó de arriba abajo— es de tu talla, por lo cual tienes que sentirte cómodo con el atuendo.
Baja de la tarima, el hombre que lo asiste le extiende una corbata negra de satén y una pajarita. Se acerca a mi pidiendo opinión de cuál sería mejor para un evento como estos. Ni siquiera sé que me pondré yo, ni siquiera sé si tengo el dinero suficiente para comprar un vestido o si debería llevar algún diseño mío.
Suspiro tomando la pajarita de color negro, devuelve la corbata al hombre, este se aleja de nosotros al obtener una orden por parte del pelinegro que no entendí.
Se quedaron solos, no es tan difícil de entender, boba.
Con toda mi atención puesta en mi labor comienzo a colocar la cinta alrededor del cuello de la camisa. Su perfume invade mis sentidos teniendo la irrefrenable locura de enterrar mi nariz en su piel. Su cercanía me descoloca, su cálida respiración golpea mi rostro, me tienta demasiado elevar mi cabeza y no soy ninguna estúpida al saber que tengo sus ojos fijos en mi. Solo hago que lo ignoro.
Cuando ya está listo el moño, me alejo cruzándome de brazos en una acción que esconde mis manos temblorosas. Él se gira hacia el espejo para observarse de nuevo, tomó el blazer negro y le ayudo a colocarse quedando, está vez, con el traje completo. Peina su corto cabello hacia atrás, su mirada va de arriba abajo, luego hacia mi a través del espejo.
—Ahora entiendo porque Kathrin pide tu opinión. Eres perfecta —lo murmura de una forma que me quita el aliento— para estas cosas.
Se voltea, me sonríe ladinamente. Estoy a punto de desmallarme cuando camina lentamente hacia mi y puedo jurar que mis mejillas arden de la vergüenza.
—Ayla, ¿te sientes bien? —esa es Kathrin quien aparece de la nada con Klaus caminando detrás de ella.
—S-si, solo que tengo que regresar.
—¿A dónde? —el mayor de los hermanos chasquea su lengua y toma mi mamo— no, mejor ven, ayúdame a escoger un mejor traje.
Puedo respirar en paz por un instante, nos alejamos y estoy casi segura que con una penetrante mirada sobre nosotros.
Llego a casa agotada, lanzo todo en uno de los sillones cuando entro al living medio iluminado por la luz de la entrada. Yoongi está mirando una serie a la cual no le prestó mucha atención, me dejó caer a su lado suspirando, él me comparte del bol de pochoclos que tiene y agarro algunos para llevarlos a mi boca. Son dulces.
—¿Cenaste?
—Si, comí algo por ahí.
—Pedí pizza, quería probar la de aquí.
—¿Te gustó?
—Mmm, podría haber estado mejor.
—Prometo que iremos a comer a algún lugar mejor estos días.
Asiente, recuesto mi cabeza de su hombro, lo siento suspirar quedito antes de tomar mi mano entre la suya y hablarme.
—Lala, yo sé que estás cansada y que tal vez no quieras hablar de esto, pero debo decirte algo sobre el tal Johan.
—No quiero hablar de ello, oppa.
Lo interrumpo, levanto la mirada para ver su rostro, no está muy de acuerdo, pero decide no decir más al verme cansada. Le agradezco y besó su mejilla avisándole que me iré a dormir. Hoy fue un día un tanto extraño. Tengo sentimientos encontrados y apuesto a que el prohibido también. No soy tonta, me he dado cuenta de sus miraditas, de sus intentos por hablarme y quedarse callado por tener a su prometida pululando a nuestro lado.
Hago mi rutina nocturna, una vez tengo el pijama puesto, coloco mi celular a cargar sobre mi mesita de luz. Apago la lámpara quedando todo en penumbras, excepto por la escasa luz de afuera que entra a través de la ventana cerrada por las cortinas de tela. Me acomodo bajo las sábanas cerrando mis ojos para al fin descansar, cuando escucho el timbre de mensaje entrante.
Me es inesperado, no tengo a nadie quien deba hablarme a la una de la madrugada si no es por una emergencia y no creo que sea así. Curiosa, agarro mi celular observando el mensaje de un número desconocido en la pantalla de bloqueo, al abrirlo un pequeño palpito hace que mi corazón se acelere.
???
Espero no molestarte, pero te has olvidado tu pañuelo en el auto de Klaus.
01:57✓✓
Disculpa, ¿quién eres?
01:58✓✓
???
Johan, Johan Landrut.
01:58✓✓
Me levanto de la cama casi como un resorte, me siento como una estúpida colegiala de quince años a la cual su crush le escribe por primera vez.
¿Cómo conseguiste mi número?
02:00✓✓
?
??
Kathrin. Espero no te moleste.
02:01✓✓
No, claro que no.
02:01✓✓
De inmediato lo agendo, automáticamente me sale la foto en su perfil.
Es muy diferente de mi Gukki-yah, se ve mucho más maduro, sus facciones se ven más definidas, su estilo es diferente, sin embargo, el parecido que tienen los dos es tal que puedo jurar que tienen la misma intensidad en sus miradas.
Doy un respingo del susto cuando llega otro mensaje.
Johan
Además, quería agradecerte el habernos acompañado hoy en el almuerzo, Kathrin ha quedado feliz con todo.
02:04✓✓
Solo hice mi mejor trabajo.
02:04✓✓
Johan.
Definitivamente, pediré más seguido tu opinión.
02:05✓✓
Quiero gritar y no sé si sea correcto emocionarme de esta manera.
Cuando quieras, estoy a tus órdenes.
02:06✓✓
Johan.
Me hace feliz eso.
Que descanses, Ayla, ten una bonita noche.
02:06✓✓
Tú también, ten una bonita noche.
02:07✓✓
¿Qué acaba de pasar?
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