𝟑𝟎. 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨 ᴘᴛ.2
❝Solo tú, solo yo.
No quiero envejecer sin tu cabeza en mi hombro❞
━Older - 5SOS feat. Sierra Deaton.
•••
Dos meses después.
JungKook
Sonrío viendo a través de la pantalla de mi celular como mi madre pelea con Bam, mientras appa los filma e intentamos conversar. Es un tanto gracioso, están por salir a cenar, pero omma no encontró un par de su zapato y lo terminó descubriendo mordisqueado en la casa de Bam. Él solo la mira con su lengua afuera, le ladra y se burla. Se están llevando mejor por lo visto.
—Esto tardara un poco más.
—No te preocupes, appa.
Las videollamadas entre nosotros tres se han vuelto habitual, es como si no estuviera de por medio el dilema de no recordarlos aún. Eso no es impedimento alguno para que tengamos un pequeño momento en familia.
—¿Cómo se encuentra Lala?
—Mejor, ahora esta en la sala con algunas amigas del trabajo que vinieron a visitarla.
—Recuerda que debes cuidarla mucho —eleva su voz omma— ¡Bam, basta, no saldrás, estás castigado, vete a tu habitación!
Me carcajeo, appa rueda los ojos. Llama con voz firme y fuerte al canino, este lo obedece e intenta colocar su hocico delante de la cámara al escucharme. También suele ser parte de nuestras videollamadas, lo extraño, con Ayla hemos comentado el traerlo hasta aquí con nosotros, pero sería un viaje demasiado largo y agotador para él. Así que no, está mejor con mis padres.
—Sé que no quieres hablar de esto, pero —omma vacila— ¿aún no saben nada sobre… ese chico?
Suspiro echando mi espalda sobre el respaldo de la silla de escritorio.
—Nadie sabe nada de él.
—¿No sería mejor que ustedes vuelvan a Corea? Estarían a salvó aquí.
—Que más quisiera —mi índice y pulgar se apoyan en mi entrecejo— pero Ayla no puede moverse por el embarazo, ya lo sabes. Al ser de riesgo debe tener reposo absoluto. Y luego de eso, cuánto más avanzado este no podrá hacer viajes tan largos. Debemos esperar hasta que el bebé nazca y sea lo suficientemente grande como para viajar.
—Entonces iremos nosotros, quiero verlos, necesito verte, cielo.
Cuando la señora Jeon Soah se pone en modo tozuda, no hay nadie quien la pare.
—No, no quiero que vengan. Con Klaus suelto no quiero que se acerque a ninguno de ustedes. Tengan paciencia, pronto se acabará.
Mi padre se mueve a través de la habitación con Bam detrás, estoy retrasando su salida de pareja, omma me mira a través de la pantalla con ese brillo maternal que tiene. Sonríe.
—No puedo creer que seré abuela, soy muy joven para eso —dramatiza, me hace reír— no creo que lo recuerdes, pero siempre te decía que no quería ser abuela antes de que te gradúes y luego, antes de que te cases y tú te reías siempre.
—A veces las cosas no salen como queremos.
—Eso me decías.
—¿Estás decepcionada?
—No, cielo, algún día iba pasar, ni bebé tendría a su bebé.
Hasta ahora no les he mencionado ninguno de mis recuerdos.
—Recordé algo —ella presta atención— fue hace tiempo atrás, pero —trago, rebobinando en lo poco que recuerdo— estábamos en la cama, estabas estudiando para un examen o algo así, tenías muchos libros a tu alrededor, era pequeño y te preguntaba cuando nos iríamos a nuestra casa, tú me contestabas que debíamos tener paciencia, que appa y tú trabajaban muy duro, prometiste que tendría mi propia habitación —veo sus ojos llorosos, appa está a su lado sonriendo tenue— luego recuerdo risas, se nubla un poco, no recuerdo más.
—Vas hacerme llorar, Jeon, ¿quieres destrozar el pobre corazón de tu madre?
Exagera, appa la abraza y besa, ella se seca las lágrimas. Discuten sobre tonterías, deben irse porque no llegarán a la hora de su reserva. Se despiden, omma se muestra demasiado efusiva cuando lo hace amenazándome con que esperaba con ansias las fotos de las ecografía, sino vendría ella misma a hasta Berlín a jalarme las orejas.
Salgo de la habitación que uso como oficina y que en unos meses se convertirá en la habitación del bebé. Por temas de seguridad hemos venido a vivir al apartamento que tenía cuando era Johan Landrut, está es una de las propiedades que Gustav ha dejado a mi nombre. Ayla no quiso volver al suyo luego de lo de Kathrin, le ha afectado bastante, tampoco permitiría que volviera a ese lugar.
Decidí que nos quedaremos en este piso hasta que detengan a Klaus tras las rejas, el bebé nazca y pase el tiempo adecuado en que podamos volver a Corea. Todas sus cosas se encuentran aquí, o la gran mayoría. Tenemos suficiente espacio para ambos, es luminoso y cuenta con una gran tecnología para la protección de los inquilinos al cual no es fácil de acceder.
Ayla se encuentra en la sala, está sola, lo que quiere decir que sus amigas se marcharon hace unos instantes. Me alegra que tenga a dos de ellas apoyándola incondicionalmente, luego de que la mayoría en su trabajo le dieran la espalda. Ha sido un poco difícil para ella, no quiere admitirlo delante de mí, sobre todo en su estado, está mucho más sensible que de costumbre.
Peino mi cabello hacia atrás, me ha crecido bastante, debo cortarlo. Más no creo hacerlo por ahora ya que a Ayla le encanta pasar sus dedos por mis hebras hasta quedarme dormido. Me acerco a paso lento, le está hablando a su vientre, ella piensa que no lo sé, pero la he oído muchas veces contarle su día a día, e incluso cosas sobre nuestra relación.
A pesar de tener reposo absoluto, no ha dejado de trabajar, se le ocurrió la grandiosa idea de vender sus diseños a través de una página web, hasta ahora le ha funcionado y muy bien, ha tenido más pedidos desde que dejó la boutique, e incluso recibe ayuda de Joss y otras personas. Cada día me sorprende más su ingenio cuando sale con algo nuevo. La veo demasiado entusiasmada y no voy a quitarle eso.
Me hago notar suspirando sonoramente cuando ya no habla. Está recostada a lo largo del sofá, tiene su skechtbook junto a la laptop abierta, también hay hojas regadas por el suelo, lápices de colores y marcadores. Ya me estoy acostumbrando a su desorden porque es como la ayuda a inspirarse, dibujar o escribir. Me inclino sobre ella dejando besitos sobre su rostro ocasionando su risa. Me gusta escucharla así, tranquila, relajada. Es lo que necesitamos en estos momentos de incertidumbre en que aún no sabemos nada sobre Klaus.
—Ya termine, ¿qué haremos?
—Lo que quieras.
Susurro, extiende sus brazos hacia mí junto a un puchero de sus acolchonados labios que me hacen reír por lo infantil que se ve. Se ha puesto mucho más cariñosa. Me acuesto a su lado asegurándome de no aplastarla, envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo, ambos cerrando los ojos disfrutando del tranquilo silencio.
—Cocinare algo.
—Se me antoja comer pizza —susurra, su nariz contornea pausadamente mi mandíbula causándome ligeras cosquillas— podríamos ver alguna película, o terminar la serie que estábamos viendo.
La aprieto más a mi cuerpo, beso su frente y labios aceptando su petición. Me levanto, ella esta tan cómoda que no lo hará y comienzo a cuestionarme, que si nos quedaremos encerrados —o al menos ella— debería armar alguna rutina que conlleve que se mueva un poco o al menos hacer algún ejercicio que no los ponga en peligro ni a ella ni al bebé.
Tomo mi teléfono dirigiéndome a la cocina donde tenemos algunos volantes con números para pedir comida. Sin embargo, una llamada entrante hace que me detenga.
—Franz.
—JungKook, ¿cómo están?
Su voz se nota algo apagada.
—Bien, Ayla se encuentra más animada, ¿ustedes cómo están?
—No voy a andar con vueltas —suspira antes de comentar— tengan cuidado, Klaus visitó a Kathrin en su casa, evadió a la seguridad que su propio padre colocó vistiendo de un repartidor, ella intentó alertar, pero no pudieron agarrarlo.
Es lo último que nos faltaba. Echo un vistazo hacia la entrada de la cocina, de todas maneras Ayla no puede escucharme porque está un poco alejado de la sala donde ella se encuentra y estoy murmurando en estos momentos.
—¿Ella está bien?
—Si —suspira con frustración— me llamó de inmediato, nos proveyeron las grabaciones de la cámara de seguridad, entró sin problemas, tenía puesto una gorra en la cabeza que también cubría su rostro, pero era él —injusto que seamos nosotros los que debemos estar encerrados— estamos detrás de algunas pistas.
—Eso vienen diciendo desde hace dos meses —espeto con impaciencia y voz baja.
—Crees que a mí me agrada está situación, también lo quiero tras las rejas, ten paciencia.
—Lo siento, tiene razón, gracias por avisarme. No saldremos a ningún lado de todas maneras.
—Aun así, tengan cuidado, Kath me dijo que su hermano no se veía bien. Mientras esté prófugo ninguno está a salvo.
—Bien, cuídate también.
Corto, dejando el teléfono a un lado, entierro mi rostro entre mis manos. Cansado de esta absurda situación, de tener que soportar a un loco persiguiéndonos cuando no es nuestra maldita culpa la decisiones que tomo, pero nos afectó en grande. Respiro hondamente intentando calmarme, aclarando mis ideas. Ayla aparece sonriente, pero cuando ve mi rostro serio se preocupa.
—¿Qué pasó? —niego fingiendo una sonrisa— te oí hablando, ¿ya pediste la pizza?
—No, se me olvido —volteo dándole la espalda, sujetando el teléfono para marcar el número correspondiente y ella me rodea la cintura desde atrás.
—Gukk, dime. No me preocupes por favor.
Giro sobre mis pies sosteniendo su rostro para besar sus labios, ella me corresponde y por un largo minuto nos quedamos así hasta que nos vemos forzados a separarnos en busca de aire.
—Te amo. —sus manos se metieron debajo de mi camiseta, rozando la piel de mi espalda baja y abdominales en leves caricias. Las mías se anclan a sus caderas, permitiéndome levantar un poco el vestido que lleva dejándome sentir su piel.
—Yo también, mi Gukki-yah, pero te conozco y algo te preocupa.
Miro a sus ojos con un asomo de preocupación y le sonrió en lo que mis pulgares acarician la piel de sus mejillas. Lo hago por su seguridad y la de nuestro bebé.
—Confía en mí, no es nada. Solo que la llamada con mis padres me puso algo melancólico, eso es todo.
—Ow —pucherea— mi bebé.
Me obliga a que apoye la cabeza en su hombro y ahí me quedo, recibiendo dulces caricias de sus manos en mi espalda. Pequeños besos de sus rosados labios en mi frente y mejilla. Ella lo es todo para mí, es mi lugar seguro.
Ayla.
Estoy terminando de lavar los platos que hemos usado para la cena, son como las diez de noche. Hemos visto una película en la comodidad de la sala, comimos helado de postre y ahora nos preparamos para ir a la cama a seguir con la maratón de alguna película más antes de dormir. Suspiro acomodando el trapo de cocina con el cual seque lo que lave y guarde en sus respectivos lugares.
Mi celular suena encima de la mesada de mármol con otro mensaje de Kathrin. Por suerte se encuentra mucho mejor, hace un par de días salió del hospital, su recuperación no ha sido fácil, por suerte, lograron salvarla a tiempo y solo debe descansar hasta que se cure del todo. Hemos estado hablando constantemente por mensajes, así que ella sabe de mí y yo sé de ella.
Apagó las luces de la cocina dejando solo la del pasillo que da a nuestra habitación. Cuando entro la televisión está encendida en la aplicación de series y películas, la cama está desordenada y hay un ligero olor a vainilla y canela en el ambiente producto de las velas aromáticas que, estoy segura, JungKook encendió. Me siento al pie de la cama, él aún se está bañando, puedo escuchar el agua caer así que aprovecho de seguir hablando con Kathrin un poco mas.
Kathrin
Solo digo, que te cuides, me ilusiona poder conocer al pequeñito que llevas dentro.
No creo que pase nada, Gukk ha dejado explícitamente encargado a los guardias abajo que no dejen entrar a nadie sin antes corroborar la identidad de estos, ni que nosotros demos el visto bueno.
Kathrin
No le digas que te conté. Franz me mataría y JungKook igual.
La puerta del baño se abre dejándome ver a mi novio con tan solo una toalla alrededor de su cintura, pequeñas gotitas caen por su torso hasta perderse o evaporarse cuando tocan la tela. Le ha crecido el cabello, no tanto como lo tenía cuando lo conocí, pero el suficiente como para caer sobre sus marcadas facciones volviéndolo más atractivo. Está ejercitándose casi todos los días por las mañanas, así que su cuerpo se encuentra un poco más grande.
Mis piernas se cruzan casualmente al sentir una extraña presión ahí abajo. Es verano, el aire está encendido y aún así siento calor. El embarazo me tiene algo ciclotímica, y bastante cambiante en cuanto a las temperaturas, las hormonas son las culpables.
Si, claro, culpa a las hormonas.
—¿Lala? —sonrie de lado, una toalla pequeña cuelga de su mano, es con la que estaba secando su cabello que ahora tiene ligeras ondas— ¿Te sientes bien?
—Si, ¿por qué no lo estaría?
—Tus mejillas, bebé… estás sonrojada.
Se acerca, con ese andar tan grácil y lleno de seguridad que te intimida. Inclina su cuerpo sobre mí y yo por inercia me alejo hacia atrás ayudándome de mis manos en el colchón para no caer. Me mira con esos oscuros ojos que tienen cierta malicia, se muerde el labio de una manera sensual mientras me observa de pie a cabeza con pensamientos morbosos y lo sé. Solo quiere provocarme, lo conozco muy bien.
Solo que he aprendido a contenerme, a no reaccionar a sus coquetería, así que le sonrió inocente como si fingiera que no me esta quemando ahí abajo al tenerlo semi desnudo a solo centímetros de mi cuerpo. Picoteó rápidamente sus labios, empujándole y apartándole para caminar directo hacia el baño.
—Me daré una ducha.
—Si quieres te acompaño. —el muy descarado se burla. Y antes de siquiera pueda acceder cierro la puerta con seguro.
—No, gracias.
Lo escucho reírse. Le divierte verme tan desarmada, lo hace porque sabe que no podemos hacer nada hasta que pase un tiempo prudente y el bebé esté mejor desarrollado, lo que me lleva a pensar que quién más sufrirá las consecuencias seré yo.
Termino de secar mi cabello dejándolo suelto, coloco la toalla mojada sobre el soporte en el baño y salgo apagando las luces. JungKook está recostado en la cama concentrado con el celular en sus manos, tiene el ceño fruncido, sus labios igual y eso quiere decir que está en modo pensativo. Sospecho algo, espero a subir a la cama junto a él para hablarle sobre eso.
Deja el aparato sobre la mesa de luz, abre sus brazos para que me acomode a su lado con una sonrisa que se desvanece cuando le pregunto.
—¿Qué saben de Klaus?
—Nada.
Si sabe, de repente su postura rígida es sentarse con la espalda contra el respaldo de la cama rehuyendo a mi mirada. Me arrodillo más cerca de su cuerpo, relame sus labios jugando con el anillo de su índice, clara señal de que está nervioso o incómodo. Mi mano se posa en su barbilla para levantar su cabeza obligándolo a qué me mire a los ojos.
—¿Me estás diciendo la verdad? —asiente desviando la mirada— mírame a los ojos y júramelo.
—Ayla, no te jurare nada. No quiero hablar de eso ahora, no en este momento —esta comenzando a exaltarse.
—Es obvio que no confías en mí —lo digo de la manera más tranquila posible mientras trato de acomodarme en mi sitio. Me detiene sosteniendo mi brazo, sus ojos se ven brillosos. Niega como si le doliera, me hace arrepentirme de lo que acabo de decirle.
—¿Qué tienes, mi Gukki-yah?
Traga, se desliza un poco acomodando su cabeza sobre mi estómago y sus brazos me rodean la cintura.
—Por un momento —su voz parece querer quebrarse, pero intenta hablar firme— cuando tu padre me dijo que desapareciste sentí irá y desesperación —relame sus labios luego de tragar saliva— fuimos a tu apartamento esperando encontrar algo que nos dijera dónde estabas —su respiración es irregular— la sangre en el suelo, había gran cantidad, por un momento pensé, Dios Ayla, fue demasiado fuerte para mí.
No he vuelto, pero aquel momento se encuentra grabado en mi mente como si hubiera pasado hace unas horas, así que no me imagino lo que debió pensar él mientras me encontraba secuestrada. Las palabras y el tono tan aterrado con que se expresa me hacen apreciar un poco lo que seguro sintió. No habrá sido fácil.
Se incorpora inclinándose directamente a mis labios, me aferra contra su cuerpo logrando que me siente a horcajadas sobre sus piernas extendidas. Rodeo sus hombros y al cabo de un minuto siento el sabor de sus lágrimas en medio de sus labios. Esta llorando y eso me alarma un poco. Susurro su nombre, empuña mi cabello entre sus largos dedos de forma que no pueda apartarme ni un centímetro cuando junta nuestra frentes.
—Darme cuenta de que te amo con locura, que estoy enamorado de ti y ni siquiera mi perdida de memoria o estos dos años aplacaron un poco el sentimiento —su voz es ronca— Siempre fuiste tú, y no sé cómo era el JungKook de antes, pero este, lo que soy ahora, se volvería loco si te pierde —yo tampoco podría resistirlo otra vez— una vez más debo pedirte disculpas, sé que no fue fácil despedirme, llorarme, pero agradezco que aún sigas aquí amándome, por nunca rendirte y seguir luchando.
—Jamás podría dejar de luchar si eres lo que me hace feliz —acaricio sus mejillas, beso fugaz sus labios y peino su cabello— sé que estás preocupado, pero confía en que pronto lo encontrarán, no nos va pasar nada, verás que toda esta pesadilla se va acabar y nosotros seremos muy felices.
—¿Lo prometes?
—Una vez me dijiste que no deberíamos hacer promesas porque tal vez no podíamos cumplirlas, pero juramos que seríamos el para siempre del otro.
Sonríe con un brillo especial en los ojos. Él no lo recuerda, pero yo si.
—¿Quieres que sea tu para siempre, Kim Ayla? —ronronea, sus manos suben en lentas caricias por mis muslos.
—Quiero que lo seas —beso su nariz, y es mi turno de preguntarle— ¿Quieres que sea tu para siempre, Jeon JungKook?
Sonríe, besa mis labios jalando un poco mi labio inferior, se está poniendo muy cariñoso, pero no con segundas intenciones, espero. Inhala, cierra sus ojos escondiendo su rostro en mi cuello.
—Claro que quiero, mi amor —se remueve, sin soltarme nos acomoda debajo de las sábanas acostándonos— tú y nuestro bebé son mi para siempre.
—¿Hasta viejitos?
—Hasta viejitos y con muchos nietos.
Sus manos acarician mi espalda, me hace cosquillas cuando comienza a besar mi cuello y entre pequeñas risas nos quedamos abrazados intentando conciliar el sueño.
Que lindos que son el LalaKook y el 👶🏻🍼, no les recuerda a algo???
¿No?😀
*Se va/huye en Jimin inmida*
💜💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro