𝐈𝐈. 𝐔𝐧𝐨 𝐦á𝐬.
Ya es bastante tarde por la noche cuando llego a casa, todo se encuentra en silencio al ingresar. Me quito los zapatos, dejo la chaqueta y el bolso en el perchero de la entrada. Al llegar a la sala, veo a mi madre sentada leyendo un libro, Bam se encuentra recostado a su lado, este levanta la cabeza en mi dirección y es cuando mi madre voltea y sonríe poniéndose de pie.
—Que bueno que llegaste, hijo. —besa mi mejilla, beso el hocico de Bam acariciando su cabeza y caigo en el sillón entre medio de ambos cerrando los ojos por unos minutos— ¿Has cenado?
—Si, la verdad no tenía mucho apetito —miro alrededor— ¿Está durmiendo?
Omma asiente llevando una taza vacía hacia la cocina, la sigo segundos después sentándome en la silla alta frente a la isla.
—Costó un poco, no quería dormirse sin uno de ustedes presente, le leí un cuento y bastante después cayó rendida.
Deja una nueva taza humeante frente a mí, se lo agradezco y bebo un sorbo. Té de manzanilla. Ella se hace otro igual y se sienta frente a mí.
—¿Cómo se siente Ayla?
—Bien, los dos están muy bien.
—Te dije que todo saldría bien.
Me siento cansado, he estado yendo y viniendo del hospital a casa. Ayla tuvo a nuestro segundo hijo, pero en medio del parto algo se complicó, ella perdió mucha sangre y el bebé necesito de oxígeno. Fueron dos horas eternas en las que nadie me decía nada, en las que pensé que me iban a dejar solo con una niña de tres años.
Por suerte lograron estabilizar a los dos a tiempo. Debían quedarse unos días más en la clínica para observación, este era el tercero y lo único que anhelo con fuerza es que mi mujer e hijo vuelvan sanos y salvos a casa.
—Ve a descansar, mañana vendré con tu padre, Soojin vendrá con Janggu así entretiene a Dani.
Suspiro, Danielle extraña a su madre, quiere verla, ha estado nerviosa y ansiosa. No me gusta dejarla sola, abandonarla entre medio de su llanto cuando me voy. Odio toda esta situación que me sobrepasa y odio más no tener control sobre ello, o por lo menos la tranquilidad para transcurrirlo.
—Necesito dormir, aunque más necesito que Ayla este en casa. Siento que soy un pésimo padre que no puede cuidar de su propia hija.
—Oye, no se te ocurra reprocharte, eres un buen padre, Dani te adora, ella debe entender que habrá un nuevo integrante en la familia, que hubo una complicación y por eso no están —aprieta mi mano en apoyo— sé que puede ser mucha presión, cielo, pero estas cosas van a pasar, no están solos.
Y es lo que más agradezco. Hyekio es quien acompaña a Ayla en la clínica, mi madre también está pendiente, ya que mi esposa dio a luz en el mismo lugar en que trabaja. Si no es ella, es alguna enfermera amiga. En cuanto me ausento de casa, Soojin es quien mira a Danielle o la niñera que contrató para cuidar a mi sobrino Janggu, sino son mis padres. Así que si, tenemos bastante ayuda al menos.
—Gracias, omma —me abraza antes de abrirle la puerta y despedirse de Bam con un beso— te quiero.
—Yo también, mi niño —besa mi mejilla y murmura sonriente— avísame si necesitan algo, estaremos pendiente.
Espero a que suba al auto y se aleje. Cierro la puerta y apago todas las luces, subo al piso superior con el can detrás hasta el cuarto de Danielle. Duerme muy gracioso, su lacio cabello cubre parte de su rostro, puedo ver el tierno pucherito que forma con sus labios, parece una estrella con sus extremidades por todos lados y las mantas enredadas a su cuerpo. Ayla dice que lo despatarrada lo sacó de mí. La acomodo mejor, beso su frente y ella suspira en medio del sueño.
Su habitación extrañamente está ordenada cuando la mayoría del tiempo es un caos de juguetes, muñecas y libros por todos lados.
Por ahora el bebé dormirá con nosotros en la habitación, preparamos una pequeña cunita la cual una de las barandillas del costado se desmonta para tener mejor acceso cuando solo debamos movernos por la cama. Lo mismo hicimos con Dani y haremos lo mismo con Jungwon. Hay una luz encendida en la habitación que Ayla usa como su estudio, es pequeño y luminoso.
Hay dos esquinas con rollos de distintas telas bien ordenadas una al lado de la otra, dos mesas con máquinas de cocer con hilos, otro dónde tiene su laptop y papeles, una biblioteca, tres estantes están llenos de revistas, libros sobre moda, costura y demás. Hay otras dos dónde se encuentran libros de otros temas varios y el que resta esta, no solo mi best seller sino todos los libros infantiles que escribí para Danielle y ahora para mi nuevo bebé.
Según Lala, deberían ser exhibidos al mundo, pero yo prefiero que el día de mañana sea decisión de mis hijos si los quieren dar a conocer.
No me sorprende que haya crayones, lápices y fibrones de todos colores desparramados por el piso de madera. Hojas blancas con dibujos y vacíos también. Tanto Ayla cómo Danielle aman dibujar, y a la hora de hacerlo son un poco desordenadas, no me haré problema por levantar nada de todas maneras, Lala descansará un buen tiempo lejos del diseño para encargarse de nuestros bebés.
Apago la luz cerrando la puerta. Entro a mi habitación, Bam ya se encuentra acostado en su colchoneta a un lado de la habitación, omma ha dejado todo en orden y realmente se lo agradezco, así que solo me toma unos quince a veinte minutos hacer mi rutina nocturna y darme un tibio baño para meterme a la cama a descansar. Estoy agotado y lo único que quiero es descansar un par de horas.
Ruedo sobre la cama, no logré volver a conciliar el sueño luego de una pesadilla que ahora no recuerdo. He estado demasiado sensible, preocupado con la llegada de mi hijo, con los berrinches de Danielle con temas de la casa. Con querer mantener todo bajo control.
—Appa.
La vocecita de mi nena me hace suspirar, levanto un poco la cabeza, está casi colgando de la perilla de la puerta, despeinada y con su osito bajo el brazo. Golpeteo el lado izquierdo del colchón con la mano, escucho sus piecitos correteando, jadeando al subir a la cama, abro las cobijas y ella se mete debajo acomodándose entre mis brazos, beso su cabecita aprovechando de oler su perfume a bebé. Y ahí nos quedamos en silencio un rato.
—Pa.
—Mmm.
Suspira bajito, levanta su piecito colocándolo sobre mi brazo que la rodea, no tiene medias por lo que su piel esta frío.
—Omma ya no me quiere.
Frunzo el ceño, abro los ojos para mirarle. Ella lo hace de una manera tan inocente que me hace doler.
—¿Por qué dices eso, mi amor?
—Ahora que mi hermanito ya nació, ustedes van a quererlo más que a mí.
Pucherea, la aprieto a mi pecho besando su frente. Era eso la causa de su malestar.
—Eso no es cierto, tu madre te ama con toda su alma al igual que lo hago yo, que Jungwon llegue significa que la familia agrandará su amor. Además, vamos a necesitar mucho de tu ayuda.
—¿Por qué? —se levanta arrodillándose a mi lado, enciendo la luz del velador para verla mejor, me rio ayudando a despejar su rostro del cabello que le tapa los ojos y le frustra.
—Serás su hermana mayor —se sienta sobre sus piernas, apoyándose sobre mi costilla, la rodeo con mi brazo y ella se dedica a delinear cada tatuaje en mi piel. Le gustan y dice querer uno cuando sea mayor— tendrás que ayudarnos a tu madre y a mí a criarlo, a quererlo mucho y lo más importante, le enseñarás muchas cosas y él crecerá feliz a tu lado.
—¿Seré como su profesora?
—No sé si seas su profesora, pero serás su noona, para él serás importante, te admirara y querrá mucho.
Sonríe un poco más convencida, recuesta su cabeza sobre mi pecho jugando con la cadena en forma de placas metálicas que tengo, doy pequeños golpecitos a su trasero quedándonos en silencio y mi otra mano peina su cabello. Cierro los ojos esperando a que se duerma y me siga.
—Pa, omma va estar bien, ¿verdad?
Me aterra pensar que pueda perder a Ayla, no podría soportarlo.
—Si, bebé, omma va estar bien, pronto volverá a casa con nosotros.
Se acomoda nuevamente a mi lado, alza su pequeño pie colocándolo en mi estómago y su bracito en mi pecho, es muy cómico, apenas puede rodearme, soy muy gigante para ella y dice que sus abrazos son efectiva protección. No voy a refutar eso, porque la realidad es que, cada abrazo de esta cosita es mi remedio.
Aún es temprano, gracias a la alarma y a los ladridos de Bam hacia el camión de basura que pasa temprano, despertamos con Dani, la bañé, vestí y peiné dejándola lista en el living mirando dibujos animados en la televisión mientras preparo el desayuno. Más tarde vendrá Soo con Janggu, se quedarán mientras iré a ver a Ayla y al bebé.
Debería solamente escuchar el ruido de la televisión, pero también la escucho a Dani hablar.
—Porque seré la hermana mayor, tú ya no eres el mayor de los dos —me acerco, sin dejar que ninguno me vea— appa dijo que yo ayudaré a criar a mi hermanito, Bammi-yah entonces debes hacerme caso a mí —chilla, Bam ya está más que acostumbrado que apenas levanta sus orejas y se deja abrazar— debemos querer a Won, tienes que ayudarme a cuidarlo, así que ahora te conviertes en nuestro guardián.
Es demasiado habladora, lo hace rápido, no entiendo cómo lo ha logrado. Me hace reír cuando toma una varita rosa con una estrella plateada brillante en la punta y lo señala a Bam en la cabeza. Suspira dramáticamente comenzando a decir.
—Jeon Bam, yo, tu hermana humana te llamo a ti, nuestro perrito guardián. —se ríe sonrojada, cubriendo su cara con sus manitos y suspira mirando al canino que ni se inmutó, él es quien resopla y suspira cuando la pequeña vuelve a abrazarlo y luego le besa el hocico.
Si Ayla la ve, nos mata.
—¡A desayunar!
Finjo que entro al living y no presencié nada de lo que hizo hace segundos atrás. Abro los brazos y ella se lanza a ellos abrazándome, colocando sus piernas a los lados de mi cintura y recuesta su cabeza sobre mi hombro.
—Appa, ¿puedo ir hoy contigo? Quiero ver a omma.
Está ansiosa, extraña a su madre tanto como lo hago yo. Ayla ha estado con ella hasta el último minuto, incluso, cuando estaba teniendo fuertes contracciones se aseguró de hacerla dormir antes de dirigirnos al hospital. Es claro que despertar y no encontrarla la asustó un poco.
—El hospital no es para niños, nena.
—Quiero a omma —su voz comienza a quebrarse, la siento en la silla agachándome frente a ella. Sus ojitos están brillantes y tiene un puchero en sus labios por contener el llanto.
—Bebé, escucha, sé que la extrañas, yo también lo hago, pero debes tener paciencia —peino un pequeño mechón que se salió de su trenza— pronto volverá a casa.
—Pero quiero ir —se cruza de brazos, enfurruñada, no se quedará tranquila, comenzará con sus berrinches.
El timbre suena, respiro levantándome y dejándola con su ceño fruncido. Al abrir sonrió de encontrarme con Taehyung y Janggu en sus brazos. Los hago entrar luego de saludarles, hyung le quita los zapatos dejándolo en el piso y este sale corriendo.
Es su retrato en miniatura y por lo que nos reímos de Soojin, pues dice que ella no sufrió nueve meses para terminar fotocopiando a un niño de su esposo que no tiene nada de ella, aunque a mi parecer el pequeño sacó la personalidad arrasadora de su madre, así que no nos asombra cuando escuchamos el griterío porque los primos se han encontrado y Dani es bastante revoltosa cuando tiene la junta indicada. Así que estos dos son dinamita pura juntos.
—¿Desayunaron?
—No, escapamos de tu prima porque ha estado estresada.
La nueva noticia en la familia, es que Soojin está embarazada. Así que su mal humor es insoportable y tanto hyung como mi sobrino vienen a resguardarse aquí. Cuando se le pasa, viene acompañarnos con alguna bandeja llena de galletas en compensación y es la persona más melosa del mundo.
Los invitó a pasar, Janggu y Dani se encuentran comiendo en la mesa mientras hablan animadamente de dibujos. Hyung me ayuda colocar más platos y a servir más comida a la mesa. También ha estado preocupado por su hermana.
—Creo que Soo te acompañará a visitar a Lala —asiento— me quedaré con los niños un rato y luego tendré que irme, tengo que ver algunos asuntos en la galería y Hanna llegará para cuidarlos después.
—Quiero ir a ver a mi omma.
Suspiro, no se dará por vencida.
—Dani, ya te dije que...
Rompe a llorar, su primo a su lado come una cucharada de sus cereales de colores mirándola con ojos abiertos. Ella dramatiza y se deja caer de la silla al suelo lloriqueando, Bam sentado en el piso la mira y luego me mira a mí. Taehyung evita reírse apretando sus labios, no sé a quien salió así de mañosa.
—Hija, levántate del piso, por favor.
Sigue su berrinche, rueda abrazándose a Bam quien resopla, llega a mi y escala subiéndose a mis piernas y se abraza escondiendo su rostro en mi cuello, la contengo acariciando su espaldita.
—Tal vez tu madre podría hacer una excepción, ayudarnos a qué Dani entre a ver a Ayla —murmura Tae.
—Tal vez le pregunté. Hija —lloriquea, finge muy bien, no sé de dónde he sacado paciencia— bebé, quiero hablar contigo sobre algo, mírame.
Se aleja, debo bajar la cabeza para mirarle, es pequeñita e inocente. Jamás se ha alejado de nosotros más que un par de horas, así que es entendible que quiera ver a su madre. Que la extrañe, yo extraño a mi pequeña cuando no la tengo cerca aún sea caprichosa, pues prefiero aguantarme todo eso a no verla por días y Lala piensa igual.
—Escucha, tu madre ha dado a luz a tu hermanito, ella debió alejarse porque debe descansar, los niños no son permitidos en el hospital porque no es un lugar apto.
—¿Entonces, por qué mi hermanito está ahí con ella?
—Es diferente.
No le convence, frunce el ceño y sus labios, se ve graciosa, pero evitó reírme porque será peor. Así la acomodo en mi regazo besando su frente.
—Voy a llamar a la abuela, le preguntaré si puedo llevarte —asiente alegre, levanto mi índice advirtiéndole— pero si ella dice que no se puede, debes quedarte aquí con tu tío y tu primito, ¿está bien?
Suspira abrazándose a ella misma, tiene bracitos cortos y rechonchones que me provocan comérmelos a besos.
—Esta bien, appa.
—Prometes que no te enojaras si es una negativa.
—Si, lo prometo, appa. —levanta su dedito meñique y lo ancla al mío.
Le indico que vuelva a su asiento a terminar su desayuno, lo hace con una sonrisa y sigue la conversación con su primo como si nada, agarro el teléfono para llamar a mi madre y ver si puedo llevar a Dani a visitar a su madre y hermano.
Alguien se salió con la suya. Está tan feliz que me obligo a comprar algunas frambuesas para llevárselo a su madre porque según ella le van a encantar y no podemos llegar con las manos vacías. Mi madre ha avisado algunas de sus compañeras que vendré con la niña, no tuvieron problema cuando nos vieron y hasta se enamoraron de lo elocuente que es Dani, o mejor dicho, de lo compradora que es.
Le advierto que no debe hacer mucho ruido, cuando entramos Hyekio es quien nos recibe, mi hija pasa automáticamente a los brazos de su abuela dejándose abrazar y besar. Yo voy directamente hacia mi esposa, se ve mejor de semblante. Me sonríe recostada en la camilla, con cuidado beso sus labios.
Joder, que si la extraño.
—¡Omma!
Danielle vuelve a mis brazos con un solo propósito, Ayla abre lo suyos y dejo que la niña suba a la cama junto a ella.
—¡Ow! Mi bebé bonita. —besa su frente, su rostro, olfatea su cabello y Dani se deja.
Mientras ellas se saludan, se abrazan y se hablan susurrándose, yo rodeo la camilla donde se encuentra la incubadora, Jungwon duerme plácidamente, la ropa que tiene le queda un poco grande, es pequeñito y hermoso, su piel es arrugadita y algo roja. No me puedo contener en levantarlo y sostenerlo en mis brazos, en besar su mejilla, en sisear bajito cuando se remueve y lloriquea.
Lala nos mira desde su posición, Dani está sentada en su regazo, con su cabeza en su pecho. Se ve relajada, voy a esperar un rato para contarle lo que su hija hizo para venir a verla. Lo más seguro es que se ría, luego la reprenderá, Danielle le hace más caso a ella que a mí y no entiendo porque.
Todo se encuentra en silencio después de un rato. Hyekio salió un rato a comer algo, quiso llevarse a Danielle con ella, pero está no se movería de los brazos de Ayla, no habrá poder humano que la saqué, excepto cuando se duerme, lo hace tan profundamente que ese será el momento de llevármela.
—¿Cómo han estado las cosas en casa?
Desvío la mirada de Won en mis brazos para mirar a mi esposa.
—Bien, tranquilo.
El bebé se ha dormido y despertado varias veces, lo he paseado un poco, sostenido disfrutándolo. Lo devuelvo a su cunita con cuidado, estoy enamorado de mi hijo, es una ternurita imposible de apartarse.
Voy hacia Lala, beso su nariz, su mejilla, sus labios, se ríe, la cama se siente demasiado vacía a mi lado sin ella. Ambos bebés están durmiendo, Jungwon en su cunita, Danielle en brazos de Ayla. La sostengo con delicadeza acomodándola en el sillón que se encuentra a un lado de la habitación y la cubro con mi chaqueta.
Me devuelvo dónde Ayla, ella me abre la cobija y nos acomodamos muy cerca del otro, acaricio su mejilla, ella cierra los ojos colocando sus manos en mi pecho, puedo sentir su cálida respiración en mi rostro. Sonríe cuando mis labios rozan su nariz, luego sus labios, me corresponde. Su perfume a fresas me envuelve, ella se envuelve a mí y nos quedamos abrazados.
No cambiaría absolutamente nada de mi vida. Ni por todo los millones del mundo entero. Nada de esa vida ostentosa me hacía más feliz que pasar mi tiempo en los brazos de mi esposa o con mi familia.
Este es mi lugar, mi hogar, mi Lala y mis hijos. Nada más.
Segundo extra 🤭
Perdón si es algo aburrido, pero a mí me encantó contar esta parte de la familia y el ser padres (no soy madre) 🤣 pero me imagino lo que debe ser por experiencias cercanas ajenas.
Espero lo disfruten. Tengan un hermoso domingo.
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