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𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨.

❝De vuelta a ti otra vez❞
Back to You - WayV-KUN & XIAOJUN.
•••

Despierto agitado, mi pecho sube y baja lentamente, mi cuerpo se siente muy pesado aún, mis ojos somnolientos están en el techo blanco donde visualizo sombras de distintas formas provenientes de la luz diurna de afuera.

¿Acaso fue todo un sueño?

<<¡Ayla!>>

Lo primero que se me viene a la cabeza es ella, necesito buscarla. Necesito que… me apoyo torpemente sobre el colchón con ayuda de mis codos al percatarme que unos ojos grandes e inocentes me observan en silencio arrodillado a mi lado. Tiene mejillas redondas y piel suavecita.

—Appa, Danielle noona y Jungwon hyung están peleando de nuevo.

Su vocecita es tan dulce cuando se queja con cansancio. Sonrío embobado por la ternura que emana, es cuando escucho el escándalo afuera de la habitación. Me levanto de la comodidad de la cama matrimonial, rodeo el mueble extendiendo mis brazos para alzar al pequeño.

Juntos salimos afuera y es cuando me encuentro con el panorama en medio del pasillo.

—¡Ambos cálmense! —Ayla está entre medio de los adolescentes, regañándoles— no puede ser que todo el tiempo estén discutiendo, apenas ha empezado del día.

—Omma, él empezó. —se cruza de brazos.

—Mentira, Danielle tomó sin permiso el mando de mi wii —se defiende el pelinegro.

—Ni siquiera lo usas.

—Eso no te da derecho de tomarlo.

—¡Basta! —ambos se quedan callados, de brazos cruzados y sin mirarse— he aquí la solución, Won dame el aparato, sin Wii —él se queja, refunfuña, la sonrisa de la castaña por el triunfo se le borra dos segundos después cuando Lala le expresa con autoridad— y tú, Dani, le pedirás disculpas a tu hermano por golpearle.

—¡Omma! —chillan los dos.

—Lo hacen o habrá más castigos.

¡Joder! Me encanta verla enojada, demandante y dominante.

Los dos se miran desafiándose por unos largos segundos, suspiran y comienzan a disculparse sinceros el uno con el otro. Me sorprende cuando se alejan hablando animadamente y hasta riendo escaleras abajo.

Observo al pequeño que tengo aún en brazos, tiene un pucherito muy adorable en sus finos labios. Este mira a Ayla con atención, luego gira su rostro para mirarme y se encoge de hombros suspirando.

—Tus hijos me van a matar algún día.

¿Mis… hi-hijos? Como si fuera una epifanía, una revelación, se me viene a la mente los recuerdos de los últimos veinte años, de esa fatal pesadilla que se sintió tan real, del cual desperté agitado y al parecer fue imaginación mía.

•°•°•°•°•°
—Klaus, te imploro que nos dejes en paz, que te vayas, ya no tienes como escapar, hagas lo que hagas la policía te seguirá buscando por todo lo que hiciste.

—No se preocupen, me iré a otro país luego de concretar un asunto.

—¿De qué hablas?

Y todo pasa en cámara lenta.

Klaus levanta el arma en mi dirección, la mano de Ayla y la mía se aprietan, dos fuertes detonaciones y el grito de 'alto' de la policía entrando al interior se escuchan en el interior del departamento. Ayla esta resguardada bajo mi cuerpo en el piso.

Franz había entrado minutos antes de que Klaus siquiera se de cuenta, el primer tiro rozo mi brazo, estoy sangrando, aunque no es nada, el segundo —por parte de la policía — le dio en el hombro a Klaus y ahora se encuentra en el piso siendo detenido por los agentes.

—Los dos, ¿están bien?

—Sangra, JungKook está sangrando.

—No es nada.

Ayla está preocupada, hace presión en la herida con un trapo de cocina. Sigue temblando, yo estoy más preocupado por ella y el bebé. No debe tener emociones fuertes que le causen un estrés, está situación sin duda es un maravilloso detonante.

—¡Necesitamos una ambulancia!

—Estoy bien.

—Es necesario, JungKook, que revisen y curen la herida —dice Franz, sonríe— pueden estar tranquilos por ahora, todo esto se está por terminar.

Nos levantamos del piso, Franz nos manifiesta que luego debemos hacer nuestra declaración de los hechos. Un paso menos para terminar con toda esta locura, para poder ser libre y volver a Corea junto a mi familia, junto a Ayla, porque estoy decidido a sacarla de aquí.

Apenas doy unos cuantos pasos me ataca un horrible dolor de cabeza, es como una daga clavándose en mi sien.

Mis oídos zumban dejándome sordo, mis piernas flaquean y caigo de rodillas al piso, Ayla y Franz intentan ayudarme, no siento el cuerpo, me cuesta respirar, la cabeza me estalla, me arde, me quema. Es un enorme tumulto a trompicones lleno de imágenes, una detrás de otra aturdiéndome.

Estoy recordando la vida de Jeon JungKook, de aquel que conoció a Kim Ayla junto a su mascota Bam en un parque, las salidas y desveladas que forjaron nuestra amistad, las vacaciones dónde supe me enamore de ella y tuvimos nuestro primer beso, el día en que aceptó ser mi novia, cada día a su lado, nuestra primera vez.

Nuestros planes a futuro, la forma en que ella me amaba dejándome ser y cada sincero te amo salido de sus labios. El recuerdo del anillo de compromiso, los nervios por la proposición, el accidente automovilístico que todo lo cambió. Lo recordé todo, excepto porque eso fue lo último cuando sucumbí a la oscuridad.

•••

Ayla estaba muy nerviosa mordiéndose las uñas, nadie sabía darle una respuesta concreta de cómo se encontraba JungKook mientras era atendido en el hospital. Por suerte, SeungTae la acompañaba, le preocupaba que su hija tuviera un colapso nervioso y le produjera otro peligro al embarazo.

—¿Lala? Hija, siéntate, por favor.

Lo hizo en una de las cómodas sillas en la sala de espera a lado de su padre.

—Appa, ¿y si se muere? ¿y si lo pierdo de nuevo? —llevó la mano a su vientre nerviosa y afectada por no saber equilibrar sus emociones— no soportaría esto.

SeungTae escondió una sonrisa al escucharla, negó acariciando los hombros de la castaña. La atrajo en un abrazo reconfortante.

—Cielo, él debe encontrarse bien, tú misma fuiste testigo de cuando despertó ni bien llegaron con la ambulancia —suspiró escuchando el sollozo de la chica— tranquila, hija, esto va afectar al bebé.

Negó, no podía calmarse, no podía contenerse porque el miedo aún seguía ahí. Lo de Klaus irrumpiendo en el departamento y casi atentando contra la vida de ambos es algo que jamás olvidaría. El tan solo pensar que perdería a JungKook de nuevo se le hizo angustiosamente inconcebible.

Se separó de su padre al ver a Franz caminando y conversando por el pasillo junto a la médica a cargo, se levantó de inmediato yendo a ellos. 

—¿JungKook? ¿cómo está? ¿está bien?

Lo sentía por sus palabras atropelladas de desesperación, pero le era inevitable.

—Tranquila, Lala, él está bien —murmuró Franz, con una sonrisa confiable.

La doctora sonrió confirmando lo anterior.

—El paciente está bien y de muy buen humor, ya curamos la herida en su brazo y le hicimos un par de estudios necesarios para descartar cualquier otro problema —su alma volvió a su cuerpo.

—Doctora, dígale a mi hija que no puede alterarse, está embarazada y debe guardar reposo.

La chica la analizó, sonrió amable, se acercó a ella colocando una mano de forma suave sobre el brazo de Ayla, adoptando una voz dulce.

—Tu padre tiene razón, tu novio se encuentra bien, créeme, la herida en su brazo no es grave y se curara con el tiempo.

—Es que...

—Venía a informarte sobre su estado y que puedes pasar a verlo, te está esperando impaciente.

Ayla sintió alivio por primera vez en mucho tiempo, uno que no sabía si era bueno o malo. Había esperado acabar con todo el sufrimiento y las desgracias desde que supo que JungKook estaba vivo. No había sido fácil, pensó muchas veces que no tendría un final feliz. Pero ahí estaba, inquieta y ansiosa a punto de entrar a la habitación donde se encontraba el amor de su vida y el padre de su hijo.

Respiró un par de veces antes de abrir la puerta, ingresó topándose con aquellos ojos oscuros como los de un inocente ciervo brillando como si tuviera la galaxia en ellos, con una sonrisa que parecía iluminar cada rincón de esa elemental habitación de hospital. Él estaba ahí, bien, risueño, vivo.

Su Gukki-yah resplandecía de vitalidad otorgándole a ella, al fin, la paz y tranquilidad a su aguerrida alma.

JungKook abrió sus brazos, el efecto de los analgésicos aún seguían ahí, por lo que no le importó mover su brazo herido y vendado. Solo quería sentir a su Lala junto a él, su calor y besarla hasta cansarse.

—¡Hey! Tranquila, estoy bien.

—N-no p-puedo.

—Ven, ven aquí.

La obligó a acercarse al verla llorar, la ayudó a subirse a la camilla recostándose a su lado, beso su frente y labios con dulzura, mermando aquel frío que su cuerpo había obtenido en el largo lapso de espera.

—No sabes lo difícil que fue para mí —gimoteó Ayla entrelazando su mano con JungKook— pensé que te perdería de nuevo…

—Estoy bien, yeobo.

—…no podría soportarlo, no ahora que tenemos...

Se detuvo un momento, su mente rebobinando a las palabras dichas por el pelinegro. Se incorporó sentándose, observó dubitativa al chico quien la miraba con admiracion y encanto.

¿Había escuchado bien?

—¿Qué dijiste?

—¿Qué cosa? —tenia una sonrisita ladina.

—Lo que dijiste hace un momento.

Se hizo el desentendido.

—Que estoy bien.

Ayla negó, está vez muy segura de lo que había escuchado.

—Luego de eso.

JungKook sonrió mostrándole esa sonrisa brillante arrugando su nariz. Sujetó el rostro de Ayla entre sus manos besándole los labios con ternura.

—Lo recordé, yeobo, lo recordé todo.

Ayla sollozó embargada por la felicidad y el estupor. Gruesas lágrimas caían por su rostro.

—Desde el primer momento en que te conocí en aquel parque supe que serías muy especial en mi vida, lo mismo pensé cuando nos reencontramos en la catedral de Berlín. Quiero seguir compartiendo lo que me resta contigo y nuestro bebé —él también no contuvo sus lágrimas— te extrañe tanto, quiero verte caminar hacia el altar con Luz de Luna, quiero que seas mía para siempre, quiero que sea mi esposa, Kim Ayla.

No podía hablar, era una mezcla de llanto y risa, de palabras atoradas llenas de sentimientos y silencio. Asintió una y otra vez, sujetando el rostro de su novio para besarle los labios, él haciendo lo mismo con ella.

—Si, quiero, si quiero, si quiero. Te amo tanto, mi Gukki-yah.

—Yo más, yeobo. Yo mucho más.

•°•°•°•°•°•°•°

Todo fue un mal sueño, solo eso.

Klaus irrumpió en el apartamento luego de burlar la seguridad del apartamento y amenazar a una vecina que lo hizo entrar. Franz sabía que iría a nosotros, estaba a tan solo un minuto de acabar con nuestras vidas de no ser por la policía y su eficaz trabajo. Klaus Meyer fue sentenciado a muchos años de cárcel para pagar todos sus crímenes. Gustav Landrut tuvo el mismo destino como así la ruina de su gran imperio.

Me reuní con mi verdadera familia en Corea siendo yo mismo otra vez. Al fin pude casarme con Ayla, jurar ante Dios que la amaría eternamente. Nos compramos una pequeña y acogedora casa en Busan, ella consolidándose cómo una gran diseñadora de vestidos de novias con reconocimiento mundial. Yo terminé escribiendo una saga de libros narrando sobre la dramática vida de un joven al cual borraron la memoria e hicieron creer una vida que no era suya. Un best seller que fue todo un éxito en Asia, gran parte de Europa y los Estados Unidos.

Tuvimos tres hermosos hijos que amo con el alma entera.

Danielle, Jungwon y Kale.

Ayla me mira con extrañeza al ver que estoy en mi propio viaje astral, nuestro pequeño hace lo mismo mientras ladea su cabecita azabache. Sonrío como un idiota y me inclino para besar dulcemente los labios de mi esposa.

—¡Iugh!

Ambos reímos ante la queja del menor cubriéndose los ojos con sus manitos, no me contengo, le hago cosquillas en su pancita escuchando su hermosa carcajada, aprovecho también de besar y soplar sus mejillas. Lala se ríe con nosotros.

Dejo a mi Kale en el suelo, su madre le indica de forma dulce que baje al comedor junto a sus hermanos mayores ya que el desayuno está listo, sigue en pijama, lo vemos perderse por el pasillo hasta que baja cuidadosamente las escaleras.

Rápidamente, rodeo la cintura de Ayla atrayéndola a mi anatomía y mi boca. La beso con ímpetu, con cariño, deseo, amor. Nos falta la respiración cuando nos separamos, el calor de sus manos apoyadas sobre mi pecho me estremece.

—Buenos días. —susurra sobre mis labios.

—Buenos días, amor mío. —sonrío— agradezco al destino haberte conocido, eres lo más hermoso que tengo, tú y mis pequeños bebés.

Ayla se ríe, extrañaba su risa, su cuerpo junto al mío, su calor, su piel. Me rodea cariñosa los hombros con ambos brazos y escondo mi nariz en su cuello olfateando su perfume.

—Estas muy cariñoso hoy, yeobo, ¿qué tienes?

—Es porque te amo, yeobo —le respondo, peino su flequillo dejando parte de su rostro despejado. La edad parece no recaer en ella, sigue viéndose hermosa, jodidamente hermosa y es toda mía— te amo como un loco.

—También lo hago, mi Gukki-yah.

Junto nuestras frentes, por ende nuestras narices se rozan en una caricia continúa, amo esas muestras de cariño con ella.

—¿Aun seguirás siendo mi para siempre, Kim Ayla?

Sonríe con sus ojos cerrados, es la sonrisa más hermosa de este maldito mundo y jamás me cansaré de ella.

—Si, acepto —se aprieta más a mí y añade mirándome fijamente a los ojos— ¿tú seguirás siendo mi para siempre, Jeon JungKook?

—Si acepto. Para toda la eternidad, yeobo, Pase lo que pase, siempre volveré a ti.

Aaaaaahhhh que creían que iba terminar así? Con el LalaKook pal otro lado??? Que ingenuidad la de ustedes eh. 🤭

Ellos merecen su final feliz y ahí está.

Todavía faltan unos extras para ir mostrándoles como surgió todo y como es que llegaron a tener a sus tres bebés. 🤭

La canción de multimedia representa a la perfección las dos historias, tanto "Be My Forever" como "Back To Me" La letra es hermosa y las voces mucho más 🥰

Agradecerles por haberme apoyado, por haberme esperado en esos días en que no hubo actualización, por cada voto y comentario, intento responderles siempre porque se lo merecen. Me alegran los días con tan solo ver qué mis locuras escritas les gustan.

Les presento a los bebés del LalaKook.🤭

💜💜💜

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