Las luces de la ciudad de Seúl brillan como un mar de estrellas bajo el cielo nocturno, pero para Sunghoon todo parece carente de color y significado. Sentado en su oficina, con la vista perdida en el horizonte de rascacielos, siente cómo la ausencia de Jake pesa más de lo que había anticipado.

Ha pasado una semana desde su regreso, y aunque ha resuelto con rapidez los asuntos urgentes de la empresa, la sensación de vacío sigue persiguiéndolo como una sombra constante.

Ha cumplido con lo que debía reuniones interminables, contratos firmados y decisiones estratégicas tomadas. Todo lo que alguna vez había disfrutado de su vida en Seúl ahora le parece deslucido e insignificante. Cada logro que consigue carece de brillo porque Jake no está allí para compartirlo con él.

Con un suspiro cansado, Sunghoon se reclina en su silla, frotándose las sienes. Las noches sin él son interminables, y las videollamadas breves con Jake solo logran recordarle lo que tanto anhela: su sonrisa en persona, sus abrazos, y la forma en que el tiempo parece detenerse cuando están juntos.

"Esto no es vida", piensa con amargura. No puede seguir así, pretendiendo que las cosas están bien cuando, en el fondo, sabe que su lugar ya no está aquí.

—¿Pensando en Jake otra vez? —La voz de Jay lo saca de sus pensamientos. Su mejor amigo y socio acaba de entrar en la oficina, observándolo con una sonrisa divertida, pero también con cierta preocupación en los ojos. Jay había sido testigo del cambio en Sunghoon desde que volvió, y aunque no le sorprendía, tampoco podía ignorarlo.

Sunghoon suelta una risa breve y sin humor.
—¿Acaso piensas que he dejado de hacerlo? —Murmura, entrelazando los dedos sobre el escritorio.

Jay se acerca y se sienta en el borde de la mesa, cruzando los brazos sobre el pecho.
—Sunghoon, he trabajado contigo suficiente tiempo para saber cuándo tu corazón está en otra parte —comentó con sinceridad—. Y es obvio que ahora mismo no está aquí, sino en Brisbane.

Sunghoon se pasa las manos por el cabello, frustrado.
—Es complicado, Jay. Tengo responsabilidades aquí, compromisos... no puedo simplemente dejarlo todo.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Pasar el resto de tu vida así, sintiéndote miserable? —Replica Jay, sin rodeos. Él conoce demasiado bien a Sunghoon para andarse con sutilezas—. Mira, Hoon, sé que amas tu trabajo, pero ¿realmente vale la pena si tienes que sacrificar lo más importante?

Sunghoon baja la mirada, sintiendo el peso de las palabras de su amigo. Sabe que Jay tenía razón. Cada día lejos de Jake es una tortura silenciosa, una que va erosionando lentamente todo lo que alguna vez le había importado. La empresa, el éxito, el reconocimiento... todo eso palidecía en comparación con la felicidad que sentía a su lado.

—Es que... no sé cómo hacerlo —Confiesa en voz baja—. No sé cómo encontrar el equilibrio entre lo que quiero y lo que debo.

Jay sonríe, más comprensivo esta vez.
—Sunghoon, a veces el equilibrio no es posible. A veces, la única forma de avanzar es tomando decisiones difíciles. Pero lo importante es preguntarte a ti mismo: ¿qué te haría más feliz? ¿Qué te hace sentir vivo?

Sunghoon cierra los ojos por un momento, permitiéndose imaginar la respuesta: Jake. Siempre es Jake.

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Desde que se conocieron, él había sido la constante que daba sentido a todo lo demás. Recordó sus risas bajo el cielo de Moreton, los paseos en kayak, la promesa del anillo, y supo, en lo más profundo de su ser, que no podía continuar su vida como si esos momentos fueran solo un paréntesis pasajero.

Cuando abre los ojos, una nueva determinación brilla en ellos.
—Quiero estar con él —Dice, como si pronunciarlo en voz alta confirmara lo que su corazón ya sabía—. No importa dónde, pero quiero estar con Jake.

Jay asiente, satisfecho.
—Sabía que llegarías a esa conclusión tarde o temprano —Dice con una sonrisa—. Ahora lo único que tienes que hacer es averiguar cómo hacerlo realidad.

Sunghoon se recarga en el respaldo de su silla, sintiendo por primera vez en días una extraña ligereza en el pecho. Había tomado su decisión, y no había marcha atrás. Jake es su futuro, su hogar, y nada ni nadie lo separaría de él.

Jay se levanta y le dio una palmada en el hombro.
—¿Sabes? Podrías delegar más responsabilidades en mí y en el equipo. No tienes que cargar con todo tú solo. Esta empresa puede seguir adelante sin que estés aquí las 24 horas.

Sunghoon lo mira con gratitud.
—Gracias, Jay. De verdad.

—Es lo que hacen los amigos —Responde Jay, encogiéndose de hombros—. Además, no solo quiero que invites a la boda cuando llegue el momento, quiero ser el padrino —Añade con una sonrisa pícara.

Sunghoon suelta una risa genuina, sintiendo cómo el peso de la incertidumbre comienza a desvanecerse.
—Lo serás, lo prometo.

Cuando Jay sale de la oficina, Sunghoon se queda un momento más en silencio, dejando que la tranquilidad de su decisión se asiente en su mente. Luego, toma su teléfono y abre su chat con Jake. Las palabras fluyen con naturalidad, llenas de sinceridad y anhelo.

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25/10/2024
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Para: "Mi novio/Baby Girl"
De: Ice Prince y/o Big Boy

Mi Jakey, he resuelto todo aquí. No voy a dejarte solo ni un día más. Vuelvo a Brisbane, y esta vez, es para quedarme. Te amo mi Baby Girl.

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Presiona enviar sin dudarlo. A partir de ese momento, cada paso que diera lo acercará al amor de su vida. Y Sunghoon está decidido a que nada, ni el trabajo, ni la distancia, ni el miedo, se interpusieran entre ellos otra vez.

Apúrate Hoon que mi bebé te necesita 💘