𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈
De hecho, la vida nunca ha sido justa. En el mundo, a la gente buena le suceden cosas malas y las personas malas salen ilesas. El poder siempre existirá mientras haya gente ambiciosa, y con esta amenaza nacerá el odio para proteger el amor. Un dúo peligroso cuando se une, pero donde sólo un lado saldrá victorioso.
¿Por qué digo esto? Soy la prueba viviente de que es verdad.
Mi familia, los Uchiha, formaban parte de uno de los cuatro clanes de hechiceros de Jujutsu más conocidos, junto con los Kamo, Zenin y Gojo. Y como ellos tenían técnicas poderosas, los nuestros tampoco se quedarían atrás.
Los ojos de sangre, o como lo llamó nuestro clan, Sharingan, por su apariencia. El Kekkei Genkai, transmitido de generación en generación, una herencia de sangre capaz de permitir al usuario predecir los movimientos de los oponentes además de poder copiar los movimientos como un efecto espejo a través de la mirada de la percepción.
Realmente un gran poder. Pero pocos han logrado despertarlo, sólo cuando un Uchiha experimenta un tipo de emoción muy fuerte relacionada con un ser querido puede lograr despertarlo. Cualquiera podría contar con los dedos de una mano a quienes lo tienen.
Debido a este Kekkei Genkai, los demás clanes comenzaron a respetar a los Uchiha, así como a los Gojo, quien poseía el poder de los Seis Ojos, una de las únicas técnicas que el Sharingan no era capaz de copiar porque esa técnica era algo que el usuario se hereda a través de la sangre, por lo que lo hacía imposible de copiar, así como otras técnicas de nacimiento, no es que algún Uchiha no lo haya probado ya, como lo intentó mi antepasado con los viejos Seis Ojos hace mucho tiempo en la pelea junto con el portador Zenin, las Diez Sombras, pero al final, los tres terminaron matándose entre sí.
Y como necesitaban un nuevo líder, pasó a otro de los únicos usuarios restantes del Sharingan, y luego a varios más hasta llegar a Raijin Uchiha, mi abuelo, un hombre sabio y temido por su control del Kekkei Genkai.
Raijin tuvo dos hijos. Katsuo, el mayor, era considerado un prodigio por todos en el clan, debido a su facilidad para aprender y tener éxito en todo lo que hacía. Y Tatsuo, el menor, que siempre andaba con una sonrisa en el rostro, aunque no tenía tanto talento como su hermano mayor, siempre se esforzaba el doble por no quedarse atrás, el menor admiraba a Katsuo, su hermano mayor, era a quien admiraba y soñaba con ser igual de fuerte.
Con el paso de los años, Katsuo cambió su personalidad por completo, aunque algunas personas no se dieron cuenta, esto no pasó desapercibido para Raijin. Su ambición y sed de poder aumentaba cada día, a pesar de que era uno de los mejores del clan, sentía que no era suficiente, aún no había llegado al límite de un Uchiha. Además de odiar tener que detener su investigación para eliminar las maldiciones que creaban aquellos que no controlaban su energía maldita.
El comportamiento, los ideales, las elecciones y el camino que estaba siguiendo Katsuo acabaron con todas las expectativas de su padre acerca de que su hijo mayor lo sucediera. Esto hizo que Raijin nombrara a su hijo menor, Tatsuo, un hombre noble, amable y gentil, como el futuro líder del clan Uchiha. Lo cual trajo asombro a todos los miembros en el clan y odio en su hijo mayor.
Abrumado por el odio y el dolor de la traición de su propio padre, Katsuo despertó el Sharingan ese mismo día. Su mayor deseo era matar a todos los que lo traicionaran, quitándole el derecho al liderazgo del clan, pero sabía que no podía vencer a su padre en términos de poder, ya que el hombre mayor tenía mucha más experiencia que él. Así que huyó, desapareció sin dejar rastro, esperando que algún día finalmente pudiera vengarse y recuperar el lugar que le correspondía.
Tatsuo, con el dolor de perder a su hermano a quien tanto amaba y la culpa de haber traído tanta discordia a su familia, también despertó el Kekkei Genkai, lo que trajo más expectativas para el nuevo heredero de todos los Uchiha.
Naobito, el nuevo líder del clan Zenin, temiendo silenciosamente que la familia Uchiha se volviera aún más poderosa porque dos miembros habían despertado el Sharingan en tan solo un día, propuso que sus familias se unieran en matrimonio.
Y con eso, la hija mayor de Naobito, Suyen, se casó con Tatsuo, uniendo los dos clanes.
Tres años después, el 12 de octubre de 1990, Suyen dio a luz a su primera hija, Haruna Uchiha.
La pequeña nació con las características de una completa Uchiha, piel tan blanca como la leche, cabello tan oscuro como las plumas de un cuervo y ojos tan negros como dos piedras de ónix, una copia de su padre, a diferencia de Suyen que tenía ojos color marrón ámbar y cabello negro verdoso típico de un Zenin.
Los clanes celebraron con la llegada del nuevo integrante y heredero de los Uchiha. Pero no todos estaban contentos con esto, y fue en 1996 cuando la vida de la pequeña Uchiha se vino abajo.
Raijin observaba felizmente cómo su nieta perseguía una mariposa en su gran jardín. La pequeña levantó sus manitas tratando de atrapar a la mariposa azul pero poco después terminó tropezando con la raíz de un árbol, haciendo que caiga, y que el mayor se levantara del banco de madera y corriera hacia ella.
— Ten más cuidado, Haruna. - La regañó al ver a la niña hacer un adorable puchero - No estabas herida, ¿verdad? O tu madre nunca más me dejará cuidar de ti.
- No importa. No pude atraparla, pero seguiré intentándolo hasta lograrlo. ¡Porque algún día seré un gran Chamán como el abuelo! - Dice Haruna con una sonrisa decidida al ver la mariposa volar hasta lo alto del árbol - ¿Pero cómo voy a hacer eso si no puedo atrapar ni una simple mariposa?
- Haruna... - Raijin se agachó hasta estar al nivel de su nieta y miró a los ojos negros idénticos a los suyos - ¿Está bien que seas Chamán?
- Claro que sí, abuelo. Si proteger a quienes amo y ayudar a las personas contra aquello de lo que no pueden defenderse me convierte en chamán, entonces lo seré. - Se levantó, volviendo a observar la mariposa sin notar la mirada de sorpresa en el rostro del hombre mayor - Ojalá pudiera volar como ella...
- Talvez algun dia. - Llegó Tatsuo de repente, tomando a su hija en brazos, haciéndola girar, haciendo reír a la pequeña - Se hace tarde, es casi la hora de cenar, tiene que darse una ducha, está toda cubierta de tierra.
- Sí papá. ¡Hasta luego, abuelo! - Saludó Haruna, corriendo hacia la casa.
- Está creciendo muy rápido. - murmuró Raijin.
- Haruna me recuerda mucho... - Tatsuo tragó, mirando el césped donde solía entrenar con su hermano mayor cuando eran apenas niños - A veces veo el mismo brillo de determinación cuando quiere aprender algo... justo como a él.
- Mi nieta podrá parecerlo, pero nunca será como él. No permitiré esto. - Lo interrumpe Raijin, apoyándose en su bastón, dejando escapar un suspiro de cansancio, ya no era el mismo de antes, la vejez ya mostraba sus signos - Aún después de tanto tiempo, permanece con el pasado como una sombra en su vida. Katsuo tomó su decisión, no pongas a Haruna en medio de todo este lío.
- Lo sé, papá... - Suspiró el menor - Pero tienes razón... está creciendo muy rápido. Temo el día en que tendré que contarle toda la verdad.
— Ella merece saber...
Un estruendo se escuchó a metros de donde se encontraban. Los dos hombres intercambiaron una mirada y Tatsuo corrió hacia la salida de la casa, todo sucedió demasiado rápido como para que sus ojos pudieran seguirlo. Las casas a su alrededor ardían en llamas, se escuchaban gritos de desesperación, pero pronto se hizo el silencio.
Una figura pasó junto a él, empujándolo, haciendo que su cuerpo chocara con la pared de piedra justo detrás de él. Dejó escapar un grito de sorpresa y rápidamente activó su Sharingan, permitiéndole ver con mayor claridad lo que estaba sucediendo.
Un grito estridente lo puso alerta. Corrió lo más rápido que pudo hacia la casa y pudo ver un rastro de sangre a través de la habitación principal. Siguió el rastro y pronto llegó a un charco del mismo líquido debajo del cuerpo ensangrentado de su esposa.
- ¡Suyen! - Tatsuo corrió y se agachó, viendo la ropa de la mujer ponerse más roja a medida que aumentaba el sangrado de la herida en su pecho izquierdo - No, no, no…
- H-Haruna... - Murmuró la mujer, sosteniendo la mejilla de su marido, untándola de sangre, mirándolo a los ojos escarlata - T-Tienes que salvarla de él... K-katsuo.
Sus ojos se abrieron cuando escuchó el nombre de su hermano salir de los labios de su amada en su último aliento de vida.
Jadeó y gritó ante el dolor que sentía, viendo la vida abandonar su cuerpo, viendo el brillo de los ojos color ámbar de su amor desaparecer justo frente a él. Sus ojos ardían como fuego y un líquido viscoso bajó de ellos, se tocó los dedos y miró viendo la sangre roja brillante manchada en ellos.
Tatsuo se levantó y echó un último vistazo al cuerpo de su esposa, subió corriendo las escaleras y entró en la habitación de su hija que estaba escondida debajo de las sábanas. Suspiró aliviado y caminó hacia ella, quien gritó.
- No tengas miedo, soy yo, papi. - La niña se quitó la manta de la cara y luego sonrió abrazando el cuello del hombre.
- Tengo miedo, papá. Mamá me dijo que me escondiera mientras el abuelo sacaba al malo de la casa. - Sollozó mientras lo abrazaba con más fuerza - ¿Dónde está mamá?
- Por favor, Haruna. - Tatsuo sostuvo el rostro de su hija con ambas manos y forzó una sonrisa - Te quiero mucho, pequeña mía.
- Papá, ¿qué está pasando? - Le pareció extraño el comportamiento del hombre mayor pero su inocencia no le permitió comprenderlo de inmediato.
- Voy a ayudar al abuelo, ¿entiendes? - Susurró y tocó con sus dos dedos su frente, haciendo sonreír a la chica con el gesto de cariño, calmando un poco el corazón del hombre - Escondete.
Haruna asintió y se levantó de la cama, escondiéndose debajo de ella. Tatsuo suspiró y salió corriendo de la habitación donde escuchó un fuerte ruido de cristales rompiéndose.
Tan pronto como puso un pie en el césped fuera de la casa, escuchó una risa fría y burlona.
- Mira quién decidió aparecer... mi querido hermanito. - sonrió Katsuo - ¿Cómo estás, Tatsuo?
- ¡Estaba genial, hasta que atacaste a mi familia y a todo el clan! - exclamó Tatsuo, caminando hasta estar a sólo unos metros de su hermano - ¡Lo que hiciste es imperdonable, Katsuo!
- Si te sirve de consuelo… No ataqué… Maté a todos en el clan. - Respondió con naturalidad como si no le importara. Tatsuo lo miró asombrado, viendo el rostro tranquilo del mayor – Fue bastante fácil si te interesa saberlo, pensé que sería un desafío, pero veo que me equivoqué. Ni siquiera el viejo podía soportar tanto.
Tatsuo tragó, siguiendo la dirección que apuntaba Katsuo, viendo el cuerpo de su padre unos metros a la derecha de donde estaba en un charco de su propia sangre.
- Creo que es la edad. - Katsuo se tronó el cuello - Pasé tanto tiempo perfeccionando el Sharingan, que pensé que podría evolucionar un poco más en una pelea con ustedes dos. Pero...
Desapareció y apareció justo detrás de Tatsuo quien se defendió de la lanza de su hermano que pretendía perforar su abdomen con sus dos agujas doradas. Katsuo sonrió y los dos comenzaron una dura pelea, el más joven sintió la sangre salir de sus ojos lo que hizo sonreír a Katsuo al ver los ojos escarlatas de su hermano cambiar de forma, de tres tomoes a una forma de molinete.
Se rió alegremente al ver que Tatsuo había progresado a la evolución de Kekkei Genkai. Mató a la esposa de su hermano exactamente por esa razón, para hacer al más joven más fuerte, para que pudiera esforzarse más y, con suerte y esperanza, desarrollar su poder aún más. Incluso si Tatsuo tuvo que pasar por el dolor de la pérdida para hacerlo, fue por un bien mayor.
- Eres más fuerte… ¿recuerdas los viejos pergaminos que tomé sin el permiso de nuestro padre? Amaterasu. - Katsuo chasqueó los dedos, luego una llama negra apareció en su palma compuesta de pura energía maldita. Tatsuo se detuvo en el lugar, jadeando - Ver morir a la persona que amas justo frente a ti es solo un precio que pagamos... así es como evolucionamos al siguiente nivel.
- ¡Como te atreves! ¡¿Todo esto por el poder?! - exclamó Tatsuo sintiendo que su visión se oscurecía debido a la furia que sentía - Te admiraba, quería ser como tú cuando fuera mayor. Eras mi mejor amigo, ¿cómo llegaste a este punto, hermano?
- ¿Tú no lo entiendes? - Pregunta Katsuo apoyado en su lanza observando las llamas en su mano - Todo lo que estoy haciendo es por el bien del mundo del jujutsu, todas estas maldiciones... todo lo malo viene de esos... primates.
- Los no chamanes no tienen la culpa de algo que ni siquiera saben que existe. - respondió Tatsuo - ¡No te permitiré continuar con esto!
- No importa. Hasta ahora no lo he conseguido, pero seguiré intentándolo hasta conseguirlo.
Tatsuo tragó saliva al ver la mirada decidida de su hermano. Sus ojos se abrieron en par al ver el cuerpo de su hermano frente a él desintegrarse como humo y la lanza de su hermano golpeó su pecho poco después junto con un dolor agudo.
- Eres bueno, pero necesitabas mucho más entrenamiento, hermanito… como ya habrás visto, hay muchas cosas que no sabes sobre el poder de un Uchiha. Yo debería ser quien esté al mando del clan, no tú, sabemos quién es el más fuerte aquí. - Katsuo susurró justo al oído de su hermano sintiendo un dolor en el pecho al ver a su hermano pequeño perder la vida en sus brazos, pero era necesario - Tengo algo que pocos Uchiha saben... hoy lo despertaste, pero no sabes utilizar el poder... . Es una pena.
Tatsuo, aunque estaba débil, intentó clavar una de sus agujas a su hermano, quien logró defenderse fácilmente agarrando el brazo del menor. Tatsuo sintió su cuerpo entumecido, su vida estaba en juego.
- Pero no te preocupes, haré que el nombre de Uchiha sea temido como debe ser. - susurró Katsuo, sintiendo el cuerpo de su hermano cada vez más pesado - Acabaré con todos los primates de este mundo, los hechiceros jujutsu dominarán como se merecen, y el mundo será un lugar mejor, y sin maldiciones... ahora que esto esta hecho, es hora de prestarle atención a mi querida sobrina.
- No... la... toques...
- Ella no puede vivir, Tatsuo. Sabes lo que pasaría si me quedo con tu hija, todo se perderá.
Haruna se estremeció cuando escuchó gritos afuera. No sabía cómo pero su cuerpo se movía solo, la curiosidad la consumía.
Bajó las escaleras y se encontró cara a cara con el cuerpo de su madre y jadeó de horror, sus ojos comenzaron a arder y apartó la mirada del cuerpo en el suelo.
- M-mamá... - Tragó.
Salió corriendo escuchando el ruido de las espadas chocando. Se asomó por la puerta y vio a su padre hablando con un hombre desconocido, desapareció justo en frente de él y reapareció por detrás perforando el pecho de su padre.
Sus rodillas cedieron al ver al hombre mirándolo con una sonrisa sádica y luego sosteniendo el rostro de su padre hablando unas palabras más para luego arrojar el cuerpo casi sin vida de Tatsuo al suelo.
- Ah, ya estás aquí... me facilita el trabajo.
Katsuo colocó una de sus manos en el suelo, provocando que llamas negras se extendieran por el césped hasta llegar al cuerpo de Tatsuo, quien gritó de dolor y luego lo consumió hasta convertirlo en cenizas justo frente a la chica que lloraba desesperada.
- ¡No! - Sollozó Haruna - Papi...
— ¿Te gustó? Amaterasu es realmente una gran técnica. Ahora te toca a ti, cosita. - Katsuo sonrió con malicia - Tu padre fue decepcionante... tanto potencial desperdiciado.
Su sonrisa se apagó cuando vio los ojos de la niña y bajó su lanza, la cual pretendía golpear a la menor. Él y su sobrina eran los últimos Uchiha con vida, era cierto. El sentimiento de pérdida debió provocar el despertar del Kekkei Genkai, con tan solo unos años de edad.
Eso era algo importante, una niña con ese poder. Especialmente ella siendo quien es.
La Uchiha sintió un dolor en el pecho, no sabía por qué, pero le dolía mucho, era casi asfixiante. Ver a su padre quemado así, y ver a su madre y a su abuelo cubiertos de sangre e inconscientes, le causó un sentimiento impactante.
No entendía por qué ese hombre hizo todo eso. Por que había hecho eso con sus padres y su abuelo. Por que había invadido así su casa, se sentía muy débil porque no podía hacer nada ni entender. Quería entender, pero ¿cómo lo haría si nadie respondía a sus preguntas?
— ¿Quién eres tú? ¿Porque hizo eso? - Preguntó con voz temblorosa, sintiendo algo cálido bajar de sus ojos.
- Haces muchas preguntas. Soy Katsuo Uchiha, tu tío, cosita. - El viento frío alborotó el corto cabello negro del hombre.
Haruna jadeó de sorpresa, no sabía que tenía un tío, pero ahora sabía por qué su familia no le hablaba de él.
Katsuo se acercó a la niña y tocó con la palma de su mano la parte superior de la cabeza de su sobrina. Se inclinó hasta estar a su nivel y miró directamente a los ojos de la chica.
- Maté a tu padre porque era débil, todos lo eran. - Murmuró al verla estremecerse con el toque de su mano fría en su rostro - Tienes que morir, debería matarte y acabar de una vez con el problema. Pero aún tienes mucho que ofrecer que me puede ser útil...
- ¡¿De qué estás hablando?!
- Si quieres vengar la muerte de todos, debes alimentar tu odio hacia mí, hacerte fuerte para luchar contra mí, o de lo contrario serás un fracaso más.
- ¡No soy un fracaso! - Haruna se quitó la mano de la cara sintiéndose disgustada por su toque - Nunca te perdonaré eso. ¡Algún día te derrotaré y vengaré la muerte de mi abuelo, mis padres y todo el clan!
— Tan joven y tan decidida... hablad como una auténtica líder. Mantente fuerte. - Sujetó su rostro con firmeza y la miró a los ojos obligándola a hacer lo mismo - Dulces sueños, cosita.
Katsuo se levantó y le dio una última mirada a la chica, viéndola cerrar los ojos y perderse en la inconsciencia.
Después de eso su vida nunca volvió a ser la misma. La masacre del clan Uchida se hizo conocida por todos en el mundo del jujutsu, y que la hija del líder fue la única testigo que sobrevivió al ataque de Katsuo Uchiha a su propia familia.
Esta pesada carga sigue sobre sus hombros hasta el día de hoy, además de la política de quién se haría cargo de ella. Obviamente los mayores estuvieron de acuerdo en que Naobito Zenin fuera el responsable de la última hija Uchiha, ya que era su abuelo legítimo.
Es posible que esa noche solo haya durado unas pocas horas para todos, pero para ella, los recuerdos reviven al ver la escena de ese hombre matando a todas las personas de su clan, luego matando a su madre, su abuelo y luego a su padre. Recuerdos que se repiten innumerables veces, recuerdos grabados en su mente hasta el día de hoy.
Pero aun así trataba de seguir adelante y no caer en las trampas que le hacía pasar la maldición del odio en cada momento de angustia. Se negaba a ser como ese hombre, empañaría todos los aprendizajes que le enseñó su familia.
Es posible que Katsuo se haya rendido a la maldición de su clan.
Pero ella no cometería el mismo error, no seguiría el mismo camino que él. Porque era Haruna Uchiha y esa era su historia.
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