❪𝟰𝟳❫ ; 𝗮 𝗹𝗶𝘁𝘁𝗹𝗲 𝗯𝗿𝗲𝗮𝘁𝗵.
❪ARC THREE; DEMONS❫
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CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE:
UN PEQUEÑO RESPIRO
❛aire libre❜
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©Shanxlabyx
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SU CUERO CAYÓ CON BRUCES HACIA EL COLCHÓN DE LA CAMA provocando un ligero rebote apenas su espalda chocó de forma repentina, pero sintiendo una pesadez en su cuerpo que la había obligado a mostrarse de esa manera en su propia alcoba. Estaba agobiada en esos momentos, y no precisamente por los exámenes próximos. Sus ojos se quedaron observando fijamente hacia el techo mientras se mantenía en total silencio, manteniendo aquel ambiente más profundo en su habitación apenas llegó siendo recibida por los empleados como es costumbre al abrirle la puerta luego de un largo día de clases.
«—¿Me estás jodiendo? Eres la persona más jodidamente confusa, molesta y extraña que he conocido.»
—Creo que realmente si soy confusa, molesta y extraña... —resopló mostrando monotonía y serenidad al decirlo apenas recordó la razón de su agobio. No mostraba expresión alguna mientras una de sus manos a un costado de su cabeza se apretaba ligeramente en cuanto la cerró en un puño.
Elevó su brazo hasta la altura de su rostro y cubrió sus orbes azulados que se cerraron hasta ser cubiertos por esa extremidad aún cubierta por la manga del suéter que se había puesto luego de cambiarse el uniforme, siendo que desde que llegó continuó su estudio; de nueva cuenta apretó su mano sintiendo impotencia en su interior en esos momentos, al igual que una incomodidad que no se iba desde el día de ayer y manteniéndose en la actualidad ante la insistencia del chico de las explosiones cada que se lo encontraba en la U.A.. Resopló con cierta pesadez manteniéndose en esa posición mientras sus labios se apretaban. Esa molestia no se iba...
«—Pareces alguien que no le presta atención a esas estupideces. Supongo que los que tienen dinero deben estar con los suyos.»
Ahora procedió a gruñir apenas le llegó nuevamente esa voz a su cabeza, su pierna derecha se flexionó apoyando la planta de su pie en la cama para comenzar a mover aquella extremidad de arriba a abajo con impaciencia mientras apretaba su mandíbula. Se fue removiendo por el colchón hasta girarse quedándose de costado, aferrando sus manos a la almohada mientras mantenía ahora sus labios fruncidos en una mueca, abultando un poco estos mismos en una clase de puchero frunciendo su ceño un poco, permaneciendo en silencio por varios segundos, aunque de por si ya llevaba un buen rato callada; apenas había soltado unas cuantas palabras, para si misma.
Entornó un poco sus orbes azulados mientras aún mantenía aquella mueca en sus labios, pareciendo un puchero más que nada. Realmente se sentía demasiado frustrada en esos momentos, incluso molesta; molesta con ella misma por lo confusa que puede llegar a sentirse ante sus propios problemas. Bufó con lentitud mientras que su mirada se suavizaba un poco, mostrándose ahora un tanto triste, pensar en las palabras de Bakugō le generaba tristeza, provocándole una punzada en el pecho. Lo que podía pensar era en: ❛¿Él tendrá razón?❜ mientras suspiraba levemente, sintiendo ahora tristeza de que un compañero y al que podría considerar amigo piense eso, al menos eso entendió.
Cerró ahora sus ojos por completo sintiéndose cohibida, apretando levemente las sabanas tomó una de las esponjosas almohadas que tenía en su cabeza para cubrirse el rostro y continuar con un gruñido y una queja que se ahogó por completo en aquella superficie que tenía su propio aroma junto con la lavanda de su cabello ante el champú que usaba, permaneciendo en esa postura por varios segundos que siguieron hasta convertirse en minutos, resignándose a su propia pena, pensando en lo que Bakugō había dicho, sintiendo como si le hubiera dicho que era como su abuela; a ella no le importaba estar con una persona que no tenga el «estatus» de su abuela. Realmente eso no le importaba, sólo le importaba que sea una persona sincera, buena y amigable...
«—Ya te dije que entrenaras conmigo. Por tu rara abuela o yo que sé, dijiste que no. Ahora te estoy desafiando, pelea conmigo, piromana.»
Sus manos apretaron el almohadón levemente llevándolo hacia abajo cubriendo la mayoría de su rostro, dejando a la vista sus orbes azulados que se fijaron en el techo por varios segundos, observando el material de este; ahora que lo piensa, ha llegado a tener personas como amigos que no han llegado a ser precisamente ¨buenas" o "amigables", simplemente sin darse cuenta ya está conviviendo con ese tipo de personas y terminan agradándole, incluso llegando a tenerles algún tipo de aprecio. Siempre, sin darse cuenta, convive con cualquiera. Sin importar que no sea precisamente amigable.
—Hmm... —musitó con levedad volviendo a entornar sus ojos, provocando que aquel leve movimiento facial provocara que algunos de los mechones de su cabello se desplazaran por encima de uno de sus ojos, pero estando en una posición que no le incomodaba a su globo ocular. Estuvo con esa expresión pensativa e incluso ida, con sus ojos algo rasgados al tener sus párpados superior a la mitad de su ojo—. ¿A qué le temo en realidad?... No le tengo miedo a Bakugō-kun... —suspiró con cansancio y cierto desánimo mientras sus hombros se volvían más pesados, luego gruñó cubriendo su rostro de nuevo con la almohada, mostrándose algo airada—. Él tiene razón... soy jodidamente confusa... ni yo me entiendo...
❛¡Woaf!❜ escuchó de la nada el ladrido de parte de Yuu, el canino de su familia que ya iba para los diez años de vida viéndose un poco menos jovial que antes pero aún mostrando aquella carisma que lo identificaba. Giró su rostro hacia él abriendo más sus ojos para observar los orbes celestes del Husky siberiano quien jadeaba ligeramente con su lengua hacia afuera manteniendo una tonta y canina sonrisa. Su dueña, en este caso Hatsulin, pestañeó un par de veces al escuchar su grave ladrido preguntándose qué querría decirle; Yuu comenzó a agitar su cola de un lado a otro con cierta pesadez pero demostrando que le alegraba su atención, cosa que le causaba más curiosidad.
—¿Pasa algo, Yuu-chan? —murmuró con voz algo pesada pero a su vez manteniendo un tono aterciopelado para no alterar a su amado canino. Alzó su mano para acariciar su peluda y gran cabeza un poco observando como agachaba sus orejas unos momentos pero no quitaba su gran atención. Hatsulin lo observó fijamente alzando sus cejas; se reincorporó con uno de sus brazos para ver hacia el suelo, a los pies de su can. Volvió a parpadear varias veces al ver la correa que había allí de un color vinotinto por lo que suspiró, junto con una risa—. Oh, ya veo... Quieres que te saque a pasear.
Recibió otro ladrido de parte del gran perro observando como se impulsaba con sus patas delanteras para levantar las traseras y estar parado con sus cuatro patas, agitando con más euforia su cola de un lado a otro, girando en su lugar para agarrar con sus caninos afilados dicha correa y extendersela a su dirección, colocándola en el borde de la cama. La Tsubomi sonrió enternecida por su emoción, sintiéndose menos abrumada como hace segundos atrás; a veces llegaba a sorprenderle la habilidad de los perros en hacer sentir mejor a la gente con gestos tan pequeños pero a su vez adorables como la petición de llevarlo a pasear.
Sonrió de costado levantando un tanto la comisura de sus labios, dejando ver por unos momentos su blanquecina dentadura junto con los muy leves colmillos entre ellos; realmente amaba a ese can, era uno de los primeros amigos que ha llegado a tener en toda su vida, siendo el primero Shinsō Hitōshi. Mientras se reincorporaba para sentarse, moviendo y trasladando sus piernas quedando dobladas al borde de aquella superficie, pensó en él. Alzó su mirada por varios segundos.
Sonrió un poco pensando en el hecho de que últimamente no han salido. Miró hacia la dirección de la ventana viendo el atardecer por él, quizás podrían salir un rato mientras paseaba a Yuu ya que llevaban un tiempo sin salir, sobretodo con la llegada de los exámenes que ya serían en una escasa semana.
Fue a buscar su teléfono celular el cual se encontraba conectado y cargando el porcentaje que había perdido aquella tarde, así que desconecto el cargador y a su vez el teléfono de este mismo para ir buscando el contacto de su amigo de casi toda la vida; no tardó en encontrarlo observando su nombre agendado como «Hitōshi💜» así que no tardó en presionarlo y colocar el inicio de llamada, llevando su teléfono a su oído para escuchar los pitidos en espera de ser contestada la llamada, siendo sólo unas dos veces hasta escuchar como contestó. Sonrió levantándose en el proceso de la cama sintiéndose a gusto.
—Hola, hola, Hitōshi-kun. —saludó mientras iba enrollando la correa de Yuu en su mano girando levemente esta misma. El perro de cabellera blanca como la nieve comenzaba a jadear emocionado al ver a su dueña levantándose y dirigiéndose a la puerta, caminando detrás de ella de forma campante y a su vez adelantándose.
«—Hey, Hatsulin. —saludó con tranquilidad el chico al otro lado de la línea, mientras se escuchaban unos maullidos al otro lado del teléfono haciéndola reírse levemente mientras se quitaba el suéter para buscar otra blusa, siendo una blanca—. Agh, cálmense... Bueno, ¿qué tal todo? ¿cómo te va? Que sorpresa que me llames. Me tienes abandonado.»
Hatsulin soltó una jovial carcajada al escuchar la ligera broma que había hecho escuchando un leve atisbo de diversión al momento de decirlo aunque mantenía aquel tono aburrido y somnoliento que suele tener, aunque más relajado que de costumbre.
—Discúlpame mucho, Hitōshi-kun. Realmente estudiar me ha tomado más tiempo de lo que creía, sobretodo esta última semana. —decía con arrepentimiento pero sonriendo al escuchar su voz que era relajante para ella y a su vez refrescante de oír. Sólo un par de veces han llegado a hablar o encontrarse en la academia—. Justo termine de estudiar hoy aquí en casa. Ayer fui con Bakugō-kun y Kirishima-kun a estudiar; mañana iré con Yaoyorozu-chan y otros amigos de la clase para estudiar y ayudarlos con lo práctico.
«—¿Bakugō?... ¿Yaoyorozu?... Ah, hablas de la chica de cabello negro del festival y... el rubio gritón. —bufó al decir lo último haciéndola sonreír de costado por escuchar aquello. Sabía que no le caía bien, desde que le llegó a mencionar cosas muy mínimas de él cuando hablaba de anécdotas de sus compañeros, le cayó mal. A él de por sí no le gustaba mucho personas con su carácter—. Bueno, como sea... ¿pasa algo o sólo quieres hablar? Realmente ya no tengo mucho que hacer ahora.»
Hatsulin sonrió al escuchar que estaría desocupado así que mientras buscaba alguna camisa para colocársela y cambiarse el suéter, se dejaría el resto de la ropa que ya tenía de por sí que era adecuada para salir. —Bueno, sería lo segundo; Yuu-chan quiere que lo lleve a pasear y pensé en ir juntos y charlar un rato. Necesito un respiro de los exámenes. Son más complicados y exigentes que los de Nabu... —se quejó un poco recordando la diferencia de los exámenes de su secundaría a los de la academia. Aunque era obvio, sobretodo al ser la academia número uno de héroes en todo Japón.
«—Uhum... comprendo. Es como en la secundaria, sólo que aquí es más duro. Supongo que como estás en el curso principal es más complicado... —comentó pensativo el chico; Hatsulin percibió que no hablaba con la pesadez de siempre cuando nombraba el curso de héroes. Desde el Festival Deportivo lo ha notado diferente, creía que era por la confianza que habría ganado al llegar tan lejos—. Bueno... también estaba estudiando hace rato y ando descansando... Quizás podría ir; si se trata de ti, mi madre siempre dirá que si. Si te digo que me quiero ir a vivir contigo, no dudará en aceptar.»
Hatsulin rio nuevamente mientras bajaba por las escaleras de la residencia en dónde Yuu ya la estaba esperando en los pies de esta bastante contento al observar a su dueña con euforia y felicidad de ser llevado a pasear. La pelirroja pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja al llegar a la puerta buscando unas zapatillas de piso para colocársela, dejando las pantuflas de interiores a un lado de las demás mientras balanceaba su equilibrio para colocarse los zapatos, una de las empleadas la ayudó a apoyarse para evitar que se cayera recibiendo una sonrisa de su parte. La adolescente se arrodilló sobre una de sus rodillas en lo que el Husky se acercara acomodando la correa para abrocharla en su collar alargándolo para tomarlo del extremo levantándose. Luego, tomó mejor su teléfono contra su oreja.
—¡Me alegra saber eso! Yo ya estoy saliendo ya que Yuu-chan está bastante emocionado. —dijo sonriente la de cabellera rojiza y suelta, viendo a través de sus pestañas como el de raza siberiana caminaba emocionado hacia donde estaba Sosuke apoyado en el auto, estando este sacándose cerilla de su ojo—. Entonces te veré en la plaza de siempre, ¿de acuerdo? ¡Llevamos tiempo sin ir!
«—Como un mes...»
—¡Mucho tiempo! —soltó energética mientras agitaba como podía sus dedos hacia el castaño de ojos eléctricos quien vio con curiosidad como Yuu caminaba campante enfrente de él siendo seguido por Hatsulin que parecía ser guiada por el perro.
Sosuke agitó su mano en despedida hacia ella sonriendo al verla un poco más sonriente a comparación de como llegó. Giró su cabeza hacia arriba suspirando, viendo como el cielo estaba pintado entre naranja y rosa, respirando con tranquilidad y profundidad. Al ver lo emocionado que estaba el gran y viejo Husky no se ofreció a llevarlos, a veces los perros necesitaban estirar las patas. Agachó un poco la mirada hacia la puerta pero su cuerpo se tensó enderezándose casi al instante en una postura recta al ver la figura femenina y curvilínea de Tsubomi Atsuko quien veía desde su lugar hacia donde se fue Hatsulin, notando su penetrante mirada.
Su manzana de Adán subió y bajó al tragar saliva por lo tenso que se sentía al momento de notar su presencia que, aunque no estuviera fija en él, le ponía los pelos de punta. Miró disimuladamente hacia Atsuko esperando algún movimiento pero sólo veía de forma penetrante y hasta con recelo hacia la dirección de Hatsulin quien ya se perdía en la lejanía, divisando su llamativo cabello rojizo mientras parecía aún hablando por teléfono. Realmente las cosas estaban comenzando a cambiar últimamente, pero de una manera confusa para él y quizás, para la mayoría...
—¡HOLA, HITŌSHI-KUN! HA PASADO TANTO TIEMPO DESDE QUE VÍ TU ROSTRO que ya ni recuerdo aquellos bellos momentos que pasamos juntos.
—No la conozco, es una loca de la calle. Nunca la había visto en mi vida.
Hatsulin rio por sus palabras fingiendo mostrarse ofendida para volver a soltar varias risitas e ir hacia él, atrapándolo en un dulce y cariñoso abrazo que él se quejó al momento de recibirlo pero luego lo permitió para corresponderle por unos segundos con más tranquilidad y suavidad que la felicidad y fuerza que usaba la chica. El Shinsō suspiró con pesadez y profundidad por aquella energía tan característica de ella pero se abstuvo a recibir su gesto de cariño cerrando sus ojos de manera rasgada, manteniendo una expresión tranquila aunque luego abrió levemente sus orbes manteniéndolos entrecerrados al apenas sentir movimiento junto a sus piernas. Pudo observar como Yuu estaba girando a su alrededor sin dejar de mover la cola.
Hitōshi sonrió. Al parecer era igual de energética que su dueña, podía notarse claramente; o quizás simplemente era porque estaba contento de salir como cualquier perro y a su vez era por la alegría de verlo. Suspiró un poco para mirar hacia la más baja en cuanto esta se separó agachándose para poder acariciar la cabeza del Husky siberiano, revolviendo su pelaje. El de cabellera violeta metió las manos en los bolsillos de su chaqueta de mezclilla, observando luego como Tsubomi volvía a levantarse con una resplandeciente sonrisa.
—Se ve que también tenías abandonado a Yuu. Parece más contento de costumbre, y eso que en edad humana es más viejo que nosostros. —comentó acariciando la cabeza del canino al no tener necesidad de agacharse debido a lo grande que de por sí era; los de esa raza solían crecer bastante. Si se levantaba en dos patas puede que le gane en estatura o midan lo mismo; no le sorprendía demasiado, después de todo cuando sólo tenía unos meses ya estaba de un tamaño mediano a pesar de su temprana edad. Mientras tanto, Hatsulin miró con culpa hacia el alegre perro por el hecho de que podría tener razón en eso; con todo lo que ha pasado en la academia, los exámenes, estudios, entre otras cosas no ha tenido tiempo para sacarlo a pasear. Podría decirle a Sosuke o uno de los empleados de la residencia que lo sacaran a pasear de vez en cuando, pero prefería hacerlo ella; si su tiempo era acaparado por los estudios tendría que decirle a alguien que lo hiciera y lo sacara a pasear de vez cuando. Necesitaba salir al menos un par de veces.
—No me hagas sentir más culpable de lo que me siento... —mencionó avergonzada por ese hecho mientras suspiraba con pesadez, sintiendo esta misma en su pecho. Hitōshi pestañeó un par de veces al ver su postura algo encorvada por lo que luego entrecerró sus ojos para elevar su mano y darle unas pequeñas palmaditas en su cabeza.
—Sólo bromeaba. Entiendo completamente que no se haya dado el momento, sobretodo ahora. —dijo con comprensión mientras cruzaba luego sus brazos y cerraba sus ojos con cierta somnolencia—. Al menos pudiste darte un respiro; bueno, ambos en realidad. Los estudios en la semana de exámenes siempre son agobiantes...
Hatsulin alzó su mirada para observarlo apenas escuchó aquello, luego de eso sonrió un poco con cierta timidez y a su vez tranquilidad. No obstante, su mirada se fijó en otra cosa, colocando una mirada curiosa casi al instante.
—Tus brazos... —musitó llamando la atención del pelivioleta quien alzó su mirada hacia ella luego de observar como Yuu giraba alrededor de los dos. Hatsulin se acercó un poco y tocó sus brazos—.... ¿tus brazos están más fornidos que antes o es idea mía? Antes eran más delgados... —decía apretando levemente la musculatura que poseían.
Hitōshi agachó la mirada mientras entornaba sus ojos observando como tocaba y apretaba su brazo con suma curiosidad y hasta fascinación. Soltó un muy leve suspiro mientras cerraba sus ojos al hacer aquel accionar sin inmutarse por completo ante los constantes toqueteos a sus brazos. Al abrir sus orbes miró hacia un costado suyo observando a Yuu sentado sobre sus patas traseras mientras mantenía una jovial y tonta sonrisa con su lengua afuera; mantenía sus redondeados ojos celestes fijos en él a la par que su larga cola se movía de un lado a otro.
—Pues... desde el Festival Deportivo he continuado entrenando... —murmuró con simpleza y tranquilidad el de facciones cansadas rascando su mejilla con ligereza mientras desviaba un poco su mirada. Hatsulin se le quedó viendo varios segundos hasta que soltó un largo «oh» comprendiendo sus palabras—. Bueno, ¿quieres beber algo? Tengo sed.
—¡Oh, me parece bien! —sonrió casi de inmediato la pelirroja mientras le observaba con entusiasmo; Yuu ladró de forma alegre como si secundara sus palabras. Shinsō sonrió de lado al verlos sintiéndose tranquilo. El entorno le causaba tranquilidad.
—Entonces yo iré a comprar algo para beber, tu puedes quedarte y esperar mientras paseas a Yuu; yo beberé una limonada y tu, supongo, un café. —habló con simpleza el de ojeras mientras sacaba unos momentos su teléfono encendiendo la pantalla unos minutos, observando la hora. Volvió a guardarlo en el bolsillo de su pantalón—. Vas a terminar afectada por la cafeína si tomas tanto café. Eres super energética de por si, no quiero imaginar con la cafeína y tampoco quiero presenciarlo. —mencionó cerrando sus ojos mientras veía a su alrededor, fijando su atención en una tienda—. No quiero que te vuelvas dependiente a la cafeína... No quiero tampoco que esa fijación ahora del café sea porque no duermes bien... ¿Has dormido bien?
Hatsulin permaneció en silencio ante esa pregunta. Casi al instante le recordó el momento en dónde Iida Tenya le preguntó eso mismo, sintiendo un escalofrío en todo su cuerpo a recordar todo lo que pasó hace justo un día, sintiendo como si hubiera pasado demasiado desde que sucedió, pero sabiendo que realmente habían pasado unos días desde entonces. Sonrió con desinterés y a su vez tranquilidad, sin mostrar el estremecimiento que le provocaba ese tipo de preguntas, aunque supiera que era por preocupación.
—No sé de que hablas, simplemente me gusta tomar café. Sin razón alguna. —Hatsulin se encogió de hombros para luego cruzar levemente sus brazos, obviamente cuidando de que la correa de Yuu no se enredara en sus extremidades o algo por el estilo—. Y no le veo lo raro, no sé porque pretendes que no duermo bien. Creo que es normal beber café y sigo sin comprender que tenga que ver si duermo bien o no.
—Estás evadiendo. —Hatsulin sonrió sin tomarle importancia ni inmutarse, aunque las palmas de sus manos se calentaron inmediatamente debido a los nervios, pero se mostraba relajada—. Además... desde medio semestre comenzaste a beber café de la nada; eras más de beber energizantes. Lo he notado, recuerdo que ni te gustaba el café y comenzaste a beberlo. Me parece sospecho y curioso.
—¿Has estado pendiente de mi y de incluso lo que bebo? A veces me aterra que notes cada cambio que tengo ¡sabes demasiado! —soltó con una mueca sorprendida y a su vez desinteresada mientras apretaba uno de sus puños a la altura de su pecho aún sosteniendo la correa del Husky con su otra extremidad. Hitōshi soltó un «lo que tú digas» mientras se encaminaba hacia la tienda que había fijado su atención—. ¿Huh? ¡Nee, no te he dado el dinero para el café!
—¡Lo que tu digas! Aún así no te voy a aceptar nada, yo compraré tu café. —Hitōshi dándole la espalda, debido a su camino, alzó medio brazo mientras agitaba su mano con tranquilidad, alejándose hacia su destino.
Hatsulin pestañeó un par de veces al verlo alejarse, luego hizo un puchero por observarlo ya ir a la tienda de recados, pudo alcanzar a ver desde allí incluso una máquina de raspados en esa tienda. Si no fuera por Yuu, iría inmediatamente hacia allá para darle su dinero, pero el ligero jalón que sintió en su correa le recordó que había ido allí a que estirara las patas en vez de retenerlo. Así que, suspiró con resignación para colocar sus manos en sus caderas y ver hacia su dirección. El animal perruno estaba de pie en sus cuatro patas moviéndose ansioso mientras jadeaba notoriamente, viéndose ansioso; incluso ladró varias veces inclinándose hacia abajo en sus patas delanteras en un gesto de Insistencia.
Sonrió de lado al ver su tierna acción así que suspiró, cerrando sus ojos. Si había salido con la principal misión en complacer a su viejo amigo animal, lo haría. Abrió nuevamente sus dos perlas azuladas sonriendo con más entusiasmo, agachándose luego para quitar el broche de su collar, despojándolo de la correa, teniendo una gran confianza en que no se iría lejos. Siempre corría alrededor y volvía con ella, nunca lo perdía de vista.
—Bueno, Yuu-chan. ¡Disfruta el aire libre! —y se levantó extendiendo sus brazos hacia los lados mostrándole aquel parque lleno de árboles y a su vez civilización, observándose las bancas y los parques alrededor, teniendo un gran espacio para que el viejo can corriera todo lo que necesitara y quiera.
El Husky siberiano ladró alegre mientras giraba en su lugar como si persiguiera su cola, luego salió corriendo para comenzar a recorrer alegremente el césped encontrándose con otros perros o correteando a veces a algunas personas de forma amigable que en su mayoría sólo reían por lo energético que era aquel simpático y bello canino. Hatsulin enrollaba la correa en su mano sonriendo y riendo al verlo tan energético yendo de aquí a allá para luego comenzar a olfatear los árboles o el mismo suelo con atención para comenzar a buscar cualquier cosa, incluso se quedó como estatua observando a unas palomas que estaban picoteando el suelo hasta salir despavoridas en cuanto el de pelaje blanco comenzó a ladrar y a tratar de perseguirlos.
Volvió a reír cruzando un poco sus brazos, causándole gracia y ternura como podría reaccionar a pesar de lo viejo que de por sí era, pero en realidad le alegraba mucho sus tiernas reacciones de energía. Comenzó a caminar buscando algún lugar para sentarse en donde pueda tener al gran perro en su campo de visión y que a su vez sea un lugar en donde Shinsō Hitōshi la ubique con más facilidad. Bajo algunos árboles había una banca vacía, teniendo detrás un parque de niños el cual ya no era tan transitado debido a la hora siendo que ya poco a poco estaba anocheciendo, siendo una señal por el tono otoñal que otorgaba el propio sol que estaba ocultándose poco a poco para que dentro de un rato, la luna tenga el protagonismo hasta la mañana siguiente.
Se fue encaminando hacia allí para poder dejarse caer con suavidad en el material de madera mientras cruzaba una pierna encima de la otra con simpleza. Su codo se apoyó en su rodilla mientras se acomodaba relajando su cuerpo y apoyando su espalda en el espaldar de madera mientras veía a Yuu aún correteando entre graves ladridos a las palomas; sonrió de costado al ver lo feliz que era, luego su mirada fue hacia la avanzada prótesis que tenía en una de sus patas, siendo en la izquierda de las patas delanteras. Gracias a la tecnología de hoy en día podía usarlo y caminar o correr como si fuera alguna extremidad normal y sana. A veces le causaba mucha nostalgia y tristeza al recordar la razón en porque la usaba actualmente, recordando como su pierna había sido tan herida aquella vez al punto de quedar inservible. Hizo una pequeña mueca por eso pero luego suspiró, descruzando sus piernas mientras sonreía con dulzura al verlo observar hacia su dirección.
El can agitó su cola como si indicara que le alegrará verla bien para seguir paseando a su alrededor, aún distinguiéndolo debido a su blanco y abundante pelaje cuando se alejaba más de la cuenta pero aún alcanzándolo a ver. Miró hacia su alrededor con una tranquila sonrisa mirando hacia donde estaría Hitōshi queriendo saber si ya venía pero su atención se fue al momento que le llegó de repente un desconocido aroma a sus fosas nasales quitando su sonrisa por una expresión aún curiosa pero analítica, olfateando un poco. ❛¿Olor... a quemado?... pero también es un olor raro❜ pensó al percibir su escencia siendo un aroma a algo quemado (no sabía describir que sería ese "algo") junto con un olor extraño, incluso algo nauseabundo. Casi al momento en el que comenzó a fijarse en ese aroma, sintió una presencia.
—Es un perro muy grande.
Se giró hacia la derecha observando como en la parte de atrás de la banca había un chico, teniendo sus brazos apoyados en el cabezal de aquel asiento de madera. Lo miró curiosa no logrando distinguir su rostro ya que tenía una especie de chaqueta con capucha negra, no logrando verle la cara más que unos vagos cabellos sobresalientes de aquella prenda. Parecía todo vestido de negro. Lo observó con grandes ojos llenos de curiosidad queriendo distinguir quién es o sus intenciones, fijándose en su temperatura corporal y lo que percibía. Inclinó su cabeza un poco queriendo ver si en ese ángulo podía verlo, pero no, aunque si alcanzó a ver un poco de sus ojos que se mantenían entrecerrados.
❛No puedo descifrar cómo se siente...; aburrimiento, desinterés, y... un raro tipo de nostalgia, pero una mezclada con ¿fastidio?❜ pensó aún observando su cubierto perfil con curiosidad, sus hombros dejaron de estar tan tensos como se habían puestos por su presencia. Era una presencia extraña, le causaba un poco de escalofríos a pesar de que también emitía cierto calor. No notó malas intenciones, aunque no dejó de estar alerta. Le picaba mala curiosidad el hecho de que parece cubrirse, no sabe que podía esperarse. Pudo notar según su voz que efectivamente era un chico, no sabía exactamente que edad, pero no parecía ser tampoco muy grande... aunque si era alto.
—Debe haberla pasado mal como para tener eso en la pata. —salió de su pensamiento al escuchar su voz, siendo esta grave y en un tono bajo, mostrando aburrimiento y refiriéndose a la prótesis de Yuu quien olfateaba el suelo mientras se iba acercando hacia donde estaban. Dejó salir una profunda respiración, escuchando su accionar—. Eres demasiado observadora.
—¿Eh? Ah, uhm... —balbuceó desprevenida por aquello colocándose un poco apenada por su error de habersele quedado mirando tanto a un desconocido. Rio un poco mientras rascaba su mejilla mirando a Yuu quien llegó con ella, mirando curioso al desconocido—. Lo lamento, es que... me tomó desprevenida tu aparición. No es de todos los días que un desconocido se te acerque tan silenciosamente. —dijo señalando que igual le parecía repentino su cercanía. Acarició la cabeza de Yuu, sacudiendo sus orejas en lo que él veía fijamente hacia el tipo.
El contrario no dijo nada, simplemente se mantuvo en silencio varios segundos hasta que empujó con sus brazos la banca para tener impulso y reincorporarse metiendo una de sus manos en los bolsillos de la prenda que lograba cubrir su rostro de su punto de vista. Rodeó en dónde ella estaba sentada y anteriormente él se encontraba apoyado, pasando de largo mientras que le seguía con la mirada y Yuu se reincorporaba para caminar cauteloso hacia él, olfateando el aire en dónde el desconocido recorría; este mismo había alzado su mano aprovechando la altura del perro y le revolvió los cabellos de su gran cabeza, Hatsulin notó sus manos unos segundos pero su atención fue hacia el chico quien había metido ambas manos en sus bolsillos para irse de allí, sin mirar atrás. Hatsulin miraba fijamente hacia donde se iba y Yuu movía su cola ligeramente, mostrándose curioso.
—Que tipo más raro... Olía raro también, aunque no a humo de tabaco o algo así... —murmuró para si misma haciendo un cruce en sus brazos sobre su busto abultando un poco este y simulando igual el abrazarse a si misma mientras se acurrucaba en su lugar. Miró a Yuu quien se quedó estático mirando algo sin sentido y estornudó. Hatsulin rio por eso—. Supongo que es un "si" sobre su feo olor.
—Ya andas hablando con Yuu. ¿De que me perdí? Me voy por unos minutos y ya estás hablando con un perro. —la voz de Shinsō Hitōshi se hizo presente en lo que se acercaba vislumbrándolo en su campo de visión a su izquierda; sostenía una lata de limonada en su mano derecha y un embase de café en la izquierda. El Husky no tardó en acercarse agitando su cola.
La Tsubomi se carcajeó suavemente en lo que se reincorporaba un poco para recibir su café y le daba un leve sorbo mientras Hitōshi rodeaba al energético perro, que lo olfateaba en busca de algo para él, y así sentarse a su lado, dejando salir un abrupto suspiro al momento de dejarse caer tan repentinamente.
—Es que se había acercado de repente un chico, uno que olía raro. —señaló Hatsulin relamiendo un poco sus labios ante los pequeños residuos de aquel líquido negruzco y con cafeína que había bebido y habían quedado allí—. Olía a una cosa desconocida quemada y también a raro. De por sí, él parecía raro.
—No hables con desconocidos raros, que huelen a raro. Puede que sea marihuana o yo-que-sé droga o incluso otra cosa; el que no sepas a qué huele, puede significar eso. —señaló el de cabellera morada levantando la entrada de la lata de limonada escuchándose el choque del material de lata al hacer eso—. En primer lugar; ¿por qué te fijas a qué huele? No me digas que haces eso con cada desconocido.
—¿Qué? ¡No! ¿Cómo se te ocurre? Sé que no soy normal, pero tampoco así. —rio Hatsulin recostando su espalda en la madera de la banca. Miró como el cielo ya se oscurecía más, pudo sentir como a sus pies se había recostado Yuu—. Era de ese tipo de aromas que llegan a la nariz por si solos, así como la colonia y el olor a comida de gatos que tienes tu.
—¿Huelo a comida de gatos?
—Oh, si. Por eso es que a veces te persiguen gatitos de por ahí.
Hatsulin rio codeando un poco a su amigo por ese hecho escuchando un «Oh» de su parte riendo nuevamente cuando lo vio olfatear levemente el cuello de su camisa. Respiró profundo mientras miraba hacia el cielo llenando sus pulmones de aire, era demasiado relajante, realmente necesitaba despejarse un poco de los estudios y salir con su buen amigo; bueno, en realidad, buenos amigos. Era relajante salir del estrés que le generaba la U.A. con sus exámenes próximos y a su vez, lo de sus problemas personales. A veces necesitaba desconectarse un poco al estar indispuesta, y hoy no era la excepción.
Esperaba que fuera más tranquilo con Yaoyorozu Momo el día de mañana.
→S H A N X L A B Y X←
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