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𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬

Aunque me cueste la vida.

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Estaba parada frente a esas antiguas ruinas, y también frente a esa iglesia que había sido reconstruida, la cual residía en este desierto pueblo, aquella que había sido quemada, la misma que Hange nos describió horas atrás. La noche aún nos arropaba, incluso con su fría brisa, y aún no éramos capaces de actuar para encontrar a Eren e Historia. Buscábamos algún tipo de indicación que nos llevara a ellos, pero aún, nada. Tenía mi corto cabello amarrado en lo que ahora no era una tan alta coleta, y con mis flequillos afuera. Mi cuerpo dolía, incluso mi costado y mi rostro, el cual estaba aún algo hinchado por los golpes, pero para mi, no sería impedimento; no hasta mi último suspiro. A mi lado, yacía Armin junto a mi, se veía ansioso y es que no me era nada de cobarde que lo estuviese, era una emoción totalmente normal. Me quede a su lado, y es que me transmitía calma, porque podía decir que también estaba ansiosa. Y aunque intentara de ocultar que estaba adolorida y que probablemente no aguantaría mucho, no podía evitar quedarme de brazos cruzados. Armin se quedó cabizbajo, y me sentí mal por él, sé que deseaba ocultar que tenía miedo, pero para mi, era normal que lo sintiera; yo también sentía miedo. Suspire, viendo como él alzó su mirada y me miró, curioso y esperando a que me expresara.

-También tengo miedo.-le indique, viendo como sus azules ojos se quedaron pegados en mi.-Me duele mucho el costado, no sé cómo vaya a soportarlo.-él se incorporó y me miró de manera preocupada.

-Te dije que te quedarás.-me indicó, en un tono bajo, mientras que los demás nos rodeaban de manera aislada.-No podría soportar que murieras.-dijo entrecortada mente ante su timidez, no lo mal interpreten, Armin nunca me ha amado de esa manera, si no como una hermana.

-Pero debo estar aquí, con ustedes, aunque me cueste la vida.-le interferí, sonriéndole de lado, viendo como él me miraba detenidamente.

-Siempre decimos eso, pero, ¿qué pasaría si alguno de nosotros realmente el sacrificio nos cuesta la vida?-me preguntó, dejándome aturdida ante esa inquietante pregunta.-¿Realmente estamos preparados para que alguno de nosotros deje la tierra?-volvió a preguntarme, dejándome más aturdida y ida ante esa pregunta, y es que realmente, no sabía.

-Aún no han encontrado algún pasaje o algo donde nos lleve a ellos.-deje de mirar a Armin para dirigir mi mirada a Jean, quien me examino.-¿Crees que puedas hacerlo?-me preguntó Jean, quedando frente a mi, mientras yo no supe cómo responderle a esa pregunta.-Se que he sido un idiota, y quizás deba admitir que todo este tiempo, te he tenido algo de celos.-lo miré confusa ante sus palabras, y atrás suyo, a la distancia, podía ver a Levi y a Hange charlar.-Me refiero a que no era capaz de aceptar que una mujer como tú, fuese mejor que yo, pero ahora entiendo que eres digna de admirar.-me decía algo avergonzado y rascando su nuca.

-¿O por qué también estabas enamorado de mi?-le sonreí, viendo como él abría sus ojos grandemente, lucio avergonzado y nervioso.

-Anda, que no se lo he dicho yo.-dijo Connie, aún lado de Armin, quien nos miraba.

-Puedo admitir que me traías de cabecita, pero claramente eso ha cambiado.-defendió su postura, mientras que le sonreí.-Lamento haber sido un cabrón contigo.-me dijo, y tan solo asentí, estrechando mi mano y sintiendo como la suya le daba una cálida apretada.

-Todos son mi familia, y os quiero. Si estoy aquí, no solo es por Eren, es porque sé que necesitamos hacer esto juntos.-les indique viendo como Mikasa me miraba fijamente ante mis palabras, al igual que Armin, al igual que todos.

-¡Eh! Chicos.-Hange nos llamo, alzando su mano para que nos adentraremos a la iglesia que había sido reconstruida, todos caminos con cuidado, excepto yo, hasta que sentí unos brazos rodearme.

-Vamos, déjame ayudarte.-su gruesa voz se plasmó en mis oídos, y permití que Levi me ayudase a caminar.-Kirah, confió en ti. Por favor, no mueras, sobrevive.-me dijo en un tono bajo, mientras que me ayudaba adentrarme a la iglesia junto a Armin y Hange.

-Volveré a ti con vida.-le indique cuando llegamos a esa extraña habitación, sus grises ojos me miraron detenidamente, y se quedó sin palabras.-¿Qué?-le pregunté ante su mirada, pero él se quedó en silencio, y tan solo se arrodilló aún lado de mi, frente a Hange.

-Bien, ataré esto.-baje mi mirada, observando a Armin, mientras que Mikasa se postulaba a mi lado para que colocara mi peso en sus hombros.

-Si sigo así, no podré acostumbrar a tenerlo con peso.-le indique, pero ella se quedó en silencio, sabía que no estaba contenta de que estuviese aquí.

-La encontré.-veía a Hange arrodillada en el suelo, sacando un tipo de alfombra y mostrando como una compuerta.-Una completa secreta. Eren y el enemigo deben estar aquí.-nos indicó.-Espero que la zona sea como predije.-decía ella, mirando a Levi.

-Espero que los regalos que nos tomamos la molestia de traer, sirvan de algo.-comentó Levi, mirando a Armin a su lado, quien preparaba esa defensa que no se esperaban.

-Está todo preparado.-le indicó el rubio de ojos azules, mirando a nuestro capitán.

-Bien.-asintió Levi, mirándole para luego, alzar la mirada y expandirla por nosotros.-¿Están todos listos para ensuciarse las manos?-nos preguntó, dejándonos a todos en tensión, y es que pese a que yo haya matado, no me confortaba en volver hacerlo.-Diría que si.-dijo él ante nuestro silencio.-Luego de que nos adentremos por la compuerta, lanzaremos primordialmente las pólvoras. Sasha, preparas tus flechas y con las antorchas las encenderás, lanzándolas y dándonos ventaja de camuflaje. Se nos hará más fácil poder atacar al enemigo, estarán a ciegas. Tan pronto yo, Mikasa y Kirah nos adéntrenos al humo, lanzarán las señales de las bengalas como más camuflaje.-mirábamos a Levi, quien nos guiaba con sus instrucciones.-Iré adelante en todo momento, nuestro objetivo es recuperar a Eren, tan pronto sea así, nos vamos.-continuaba diciéndonos.-Kirah, vas a tener que aguantar el dolor de tu pierna, porque irás a mi lado como ya dije. Nuestra agilidad nos permitirá atacar a los más fuertes, así que aunque te desangres, entregarás tu corazón y pelearas.-me miró detenidamente, pero sabía que esas palabras tan frías le afectaban en decírmelas, pero aún así, era su deber.

-Debemos tener con exactitud a cuantos enemigos estaríamos enfrentando.-opinó Connie, mirando a Levi quien asentía.

-Tan pronto me adentre a través del humo, intentaré rodearles y contarles, luego les indicaré en voz alta, si hay una máxima cantidad, continuaremos de manera precavida.-nos indicaba Levi.-Armin y Moblin, pueden quedarse junto a Sasha, podrían ser quienes continúen lanzando bengalas para darnos camuflaje.-decía él, y los demás asintieron, excepto yo, lo que provocó que él me mirara esperando una respuesta.

-Entendido, capitán.-le dije, asintiendo ante su orden, y levantándome, poniéndome de pie aunque me doliera la vida como si me estuviese quemando en el mismo infierno.

Sentía mis manos sudorosas, y mordía mis labios para intentar de no quejarme. Vi como él abrió la compuerta, el momento había llegado, se avecinaría una pelea. Él nos asintió, y tan pronto lo hizo, Armin y yo empujamos las góndolas que tenían la pólvora alrededor. Fue así como con tal rapidez bajamos las escaleras, sin esperar a nada, así como si no nos esperara un caos allá adentro. Vimos una leve oscuridad, pero tan pronto encendimos las antorchas pudimos ver una abierta puerta y más allá, un fondo cristalino que brillaba. Las flechas de Sasha se encendieron, y justamente pisamos ese suelo cristalino para ver cómo ella lanzaban sus flechas, explotando la pólvora y creando un ambiente de humo negro, que cegaría el ambiente. Todos nos miramos, y Levi tan solo lanzó una señal con su mano para que así, por encima del humo, nos lanzáramos a todo vapor con nuestros equipos de maniobras tridimensionales. Mikasa y yo fuimos las primeras en ascender a través del aire, flotando, lo cual me deba ventaja de no darle peso a mi pie, pero no podía impulsarme con él. Atravesaba el humo, aquel color negro que debía cegar al enemigo, y debía admitir que mi corazón estaba palpitando muy fuerte contra mi pecho ante la adrenalina que estaba sintiendo, se sentía jodidamente genial.

-¡Hay treinta y cinco en las columnas!-grito Levi fuertemente, avisándonos.-¡Seguiremos con el plan, los mataremos a todos aquí!-nos indicó, a lo que iríamos a una masacre.

-¡Dispárense! ¡Rodeen a cada uno en grupo!-la femenina voz de una mujer no me intimido, estaba dispuesta a todo por recuperar a Eren.

Sabiendo que Armin nos había explicado la posesión de sus armas, encontraba una debilidad, ellos no podían disparar de espalda ante tener su gancho y puntaje, en una sola dirección. A través del humo, mire sus nucas y una ansiedad me recorrió, pero no lo dudé dos veces, lance un silbido con la intención de esclarecer su atención y que me mirasen. Justo en ese instante, me impulsé más adelante de ellos, dejándoles sin ventaja, y cortando sus costados con mis dos hojas. Escuché sus quejidos, y como perdieron el equilibrio, pero no tarde en volver, pasando por el humo y haciendo que me perdieran de vista. No obstante, fui más ágil que eso, y mis hojas atravesaron sus gargantas en un solo pase de su lado, dejándoles caer en el vacío. Mi garganta trago, y sentí amargo cuando los vi caer en el suelo, provocando un bache de sangre que no deseaba obtener en mis manos, pero era lo que esto costaba. Las gotas de sudor bajaban por mi frente y me sentí algo ida, tanto que no visualicé cuando aquella rubia mujer venía a por mi, pero se detuvo cuando el humo de la bengala verde, me pudo camuflar. Ella lanzó sus disparos, esos que hicieron que el humo se desplegara, pero yo solo me enfoqué en el hombre que se dirigía atacar a mis compañeros que nos estaban protegiendo con las bengalas en aquellas escaleras.

Me impulsé con ambas piernas en el aire, dando una vuelta ágilmente, la cual me provocó un dolor en mi herida pero aún así continué y grite entre dientes, como si eso me diera más fuerza, alzando mi hoja y rozándola en el estómago del hombre que le apuntaba a Armin. Sus azulados ojos me miraron con gratitud, pero a la vez con temor, y es que al mirar mi pierna, pude ver como el vendaje estaba completaba rojizo, empezaba a desangrarme. No me detuve, y volví a infiltrarme en el humo. La sangre no se detenía, seguía derramándose, pero era eso, o nosotros. Observe a ese otro hombre, quien había disparado en mi dirección dos veces, y esa era otro de sus debilidades, no podrían recargar tan rápido, así que mi hoja atravesó su pecho, dejándolo con una muerte rápida, y este cayo. El estruendoso grito de una mujer me causó más tensión, y es que era esa mujer, aquella rubia que al parecer, yo era su objetivo. Venía siguiéndome desde que nos adentramos, pero nuevamente la perdí de vista. A través del humo, mis ojos y los suyos se cruzaron, Levi estrechó su mano con la mía para darme una vuelta con suma rapidez, y así adentrarme al humo y acabar con otra de las mujeres que yacían en las columnas disparándonos.

-¡Es un demonio convertido en mujer!-fue lo que escuché de aquel hombre, antes de que me impulsara con el muro, usando mi pie sin importar el dolor, y plasmara mi hoja en su garganta, haciendo que cayera al vacío.

-¡Maldita momia!-me grito la rubia mujer, pero más allá del humo veía a Mikasa, venía a por ella.-¡Se supone que estos cabrones te rebanaran la nuca tan pronto terminaran de torturarte!-sonreí de lado, viendo como Mikasa avanzó más rápida.

-¡Te ti no me encargo yo!-le grite, bajando mi altitud y viendo como Mikasa iba a por ella, haciendo que los ojos de esa mujer se abrieran.-Mierda.-expresé cuando a través del humo vi a ese hombre, ese mismo que portaba un sombrero, no hasta que unos fuertes brazos me atraparon e hicieron que esquivara la bala.

-Te estas desangrando.-mire a Levi, quien me sostenía detrás de esa columna de cristal, baje mi mirada y observé cómo la sangre empezaba a gotear fuera del vendaje.

-¡Qué hay Levi!-escuche aquella voz, aquella irritante, y ante asomarme pude verlo. No tengo tiempo para ti y tú demonio de novia, que locura, es idéntica a su madre, mira que la admiraba.-exclamó Kenny, refiriéndose a mi, mientras que me aferraba a Levi.-Aún así, no puedo permitir que pasen. No hay remedio, jugare con ambos un rato.-nos indicó, viendo como se elevaba en el aire, y rápidamente, Levi y yo nos desprendimos.-Veamos si pueden atraparme.-me eleve en el aire, aislándome de ambos, para así buscar una alternativa de tumbarle.-Si que tienes energía.-vi como Levi le esquivo, haciendo que Kenny le perdiera el rastro.

-¡Mucho gusto, Kenny!-grite en el aire, pasando mis hojas con rapidez a través de su rostro, pero tan solo logre rozarle la mejilla, pero aún así, esquive sus disparos.

-Maldita.-exclamó, me escondí detrás de la columna nuevamente, viendo como él me buscaba.-¡Si eres su viva imagen, que pesadilla!-grito fuertemente, mientras que escuché el sonido de las gotas en el suelo.

-Me estoy desangrando.-dije entre dientes, alzando mi mirada y viendo como Levi pasaba de frente, encontrándose con Kenny, quien dio la vuelta de la columna para atacarle detrás.

-¡Te enseñe que al perseguir un enemigo no podías mirar solo al frente!-le grito, y estaba apunto de atacarle, hasta que salí de la columna.

-¡Ah!-grite fuertemente ante el dolor de mi pierna cuando me impulsé de la columna, pero fue suficiente para poder atacar a Kenny de espalda, y dejarle ventaja a Levi.

-¿No te cansas?-me grito cuando vio como sangre salió de su hombro cuando mi hija lo rozó, estaba defendiendo a Levi a toda costa.-Coño Levi, que mujer te has sacado. Déjame casarlos antes de que te la rebane.-me indicó, dirigiéndose a mi, dándole ventaja a Levi de que pudiera atacarle de otro ángulo.

-A ver si puedes tocarme un pelo.-le incite, viendo como eso pareció molestarle, pues gruño y me miró con una sonrisa maquiavélica.

-Pero mírala, que egocéntrica ¡Corre en tu sangre!-indico, alzando sus armas para disparar pero justamente, me rozaron ante bajar mi altitud y esquivarle.-¿Qué?-pregunto confuso, y buscándome.

-¡Kirah, ahora!-me grito Levi cuando lanzó aquella bolsa, la cual tenía pólvora y aceite, haciendo que aquel disparo que Kenny me lanzó cuando me eleve en la altitud, la explotara en llamas.

-¡Hija de puta!-me grito cuando vio como entre las llamas sobresalí, incluso con Levi para atacarle, quien peleó con él unos segundos antes de rozarle sus hojas en el costado.-¡Eso dolió!-indicó Kenny en voz alta, a lo que no tarde en detenerme en una columna para retomar aire, me sentía mareada.

-¡Hange!-un grito desgarrador erizo mi piel, y cuando pude expandir mi vista, vi como Hange caía bruscamente al suelo, inconsciente y repleta de sangre, me quede con la boca entreabierta.

-¡Retírense al último punto de defensa! ¡Reagrupemos!-vi aquella rubia gritar, y es que la vi elevarse en el aire, y no tarde en volver a elevarme para seguirle y detenerle.

-¡No estorbaras más enano!-fue lo que escuché, más a lo lejos, pero aún así continué detrás de ella, quien no me había visto aún.

-¡Kirah!-gire mi cabeza rápidamente para buscar el grito de Levi, y es que visualicé como Kenny había lanzado dos disparos.

Abrí mis ojos grandemente cuando intente de camuflar mi cuerpo con la columna la cual se quebró por sus disparos, y sentí un leves roces en mi rostro, pero el impacto que hicieron, hizo que aún así perdiera el balance ante mi gancho chocar con las rotas columnas. Mi cuerpo giró en el aire, así que no pude esclarecer mi vista, no podía engancharme en ningún lado. Caí de la misma manera que Hange, brusca y dolorosa. Grite fuertemente cuando mi espalda chocó con el suelo de cristal, y como mi pierna empezaba arder. Me sentí mareada cuando intente de incorporarme, pero no pude, me quede tirada viendo aquel techo de cristal. El humo empezaba aislarse, ya no nos camuflaba, pero por lo que veía, se habían ido, se estaban yendo y teniendo la ventaja aún. Sentía algo, como si mis tímpanos dejaran de escuchar alrededor para escuchar más allá. Juraba escuchar la voz de Eren, eran recuerdos, recuerdos del pasado que intentaban de alentarme a levantarme. Mi razón de estar aquí era la misma de hace cinco años, Eren Jeager. Temblorosamente me levante, sin importar que me desangrase, me había vuelto a levantar, porque Eren era mi razón.

-No, no vas a morir aquí.-mis ojos se abrieron, mirándole, y como me sostuvo con fuerza a su lado.-No lo permitiré.-musitó Levi.-Vas a continuar.-me pidió, a lo que yo me aferraba a él, viendo como los demás yacían detrás de nosotros.

-Hange... -susurré, ella estaba inconsciente y siendo sostenida por Armin y Moblin, tenía sangre en todo su hombro.-No hay salida.-indique, mirando los alrededores, habían un tipo de malla que cubría una gran abertura de entrada.

-¡Eren!-Mikasa se alarmó, al igual que todos cuando aquella iluminación de rayos se interpuso entre nosotros, creando pánico y tensión, un titán se había convertido y estas ruinas empezaban a temblar.

-¡Capitán, el agujero!-alce la mirada, viendo donde Armin apuntaba y es que se veía claramente un agujero que quizás los llevaría a donde estaba Eren, mientras tanto, el lugar seguía temblando.

-¡Armin, Moblin! Lleven a Hange y a Kirah al exterior.-abrí mis ojos y me denegué ante el pedido de Levi, distanciándome de él, dejando que todo mi peso fuera para mis piernas, provocando dolor en la que tenia lastimada.

-¡No!-le dije algo agitada y en negación.-¡Es Eren!-seguí musitando enojada, intentando de convencerle a que me dejara, Levi me miraba y es que él sabía que tenía miedo, sabía que temía por la vida de Eren.

-Lo sé... -me dijo mirándome detenidamente, y llevando su mano a mis mejillas.-Pero no vas a morir aquí.-indicó, mientras que me quede cabizbaja, aún negando.-Eres lo último que perdería, así que por favor, debes irte.-decía, alzando mi mirada, pero yo no le miraba, no quería irme y dejarlos aquí.-¡Llévatela!-le alertó a Armin, quien se acercó a mi, pero intente distanciarme.

-¡Espera Armin!-le pedí, antes de que pudiera retenerme en sus brazos, elevándome y sosteniéndome.

-Kirah, ya fue suficiente. Por favor, por nosotros.-Mikasa se paro frente a Armin y me miró fijamente, algo agitada.-Estás pálida, te vas a desangrar.-mis ojos se humedecieron, sintiendo mi corazón palpitar fuertemente.

-Chicos, no mueran. Por favor recupérenles.-les pedí, viendo como Mikasa asentía.-Levi.-le llame justo antes de que Armin empezara a retroceder, e alejarme.-Vuelve a mi con vida.-le pedí, viendo como sus grises ojos y su expresión me afirmaron que así seria.

Todos se quedaron detenidos un instante, y los observé, a cada uno de ellos, se preparaban para partir y cumplir esta misión. Vi como se elevaban en los aires con la intención de adentrarse a ese agujero, el miedo me recorrió, y aún Armin no se movía a diferencia de Moblin, quien se estaba yendo. No quería irme, era como si una parte de mi se fuese con ellos. Temía por sus vidas, y sentía mucho miedo, el cual hacía que mi piel estuviese erizada, no deseaba perder a nadie más, mucho menos a Eren. Y es que antes de que Armin se moviera, sus grises ojos me miraron una vez más y deseaba estrechar mi mano para llegar a él, pero Armin se había movido y Levi debía irse. Armin empezó a caminar conmigo, mi peso estaba encima suyo, y sentía como la tierra retumbaba. Estás columnas no soportarían mucho, y eso me agobiaba muchísimo más. Caminábamos con dificultad por las escaleras, y es que todo se movía, no podíamos mantener el balance y cada vez que caminaba, era como si la sangre continuase saliendo de mi abertura en la pierna. Empezaba a dejar mi peso, prevalecía sobre mi, pero Armin no me permitía caer y continuábamos caminando justo detrás de Moblin, quien no miraba atrás y proseguía sosteniendo a su teniente.

Aún podía sentir algo dentro de mi, una tristeza que me llevaba a una gran preocupación, y es que si ellos no volvían de allá, no sé qué sería de mi, no sé cómo podría describir el gran dolor que sentiría. Intentaba de desprenderme de ese pensamiento, sabiendo que éramos un gran equipo, que siempre lo fuimos, incluso hasta con Reiner, Berthold y Annie, siempre fuimos el escuadrón ciento cuatro. Pude ver la noche y las estrellas, aún el día no se avecinaba, era como si no quisiera salir ante el caos que estaba viendo a través de la luna. Salimos, sintiendo el aire del exterior pero justo ahí, sentí una leve palpitación que me dio energía. Escuché el grueso gruñido de un titán, y es que no importaba cuán lejos estuviese, lo reconocería, era Eren. Sabía que él al menos estaba levantado, y yacía con vida, pero no dejaba de preocuparme por lo que estarían pasando allá adentro, o quienes lo lograrían. Aferre más mi cuerpo con el de Armin cuando la tierra empezó a romperse, jamás había visto algo igual, pero no nos detuvimos y continuamos corriendo hasta que nuestros cuerpos se agotaron y cayeron en el césped, sabiendo que estábamos a salvo de esa abertura en la tierra. Caí boca abajo, y sentí mucho dolor, estaba a mi límite.

-¡Hange! ¿Está bien?-intente de levantarme, pero no podía girarme, tan solo vi como Moblin se dirigió a Hange, quien se había levantado.

-Si. ¿Qué pasó?-pregunto preocupada y confusa, al instante, sentí como Armin me ayudó a girarme, y así pude ver el gran caos que se estaba avecinando frente a nosotros.

-¿Qué diablos?-mire con mis ojos abiertos como ese gran titán en forma de gusano sobresalía del pasaje bajo tierra donde estábamos, la llamas lo consumían y rompía la tierra, la arrastraba, él se arrastraba.

-Armin.-mire a Hange, quien tenía su mirada en mi, pero yo tan solo estaba aturdida ante lo que estaba viendo frente a mi.

-Estás pálida.-Armin me miro, y es que Hange había señalado mi pie.-Debemos detener el sangrado.-me indicó, y vi como él me empezaba a quitar el vendaje, lo cual me resultaba incómodo ante el roce con la herida.-Luce horrible.-expresó él,

-¡Ten! He sacado esta mochila de la capilla, es la de Hange, tiene alcohol y vendajes nuevos.-mire a moblin y como le pasó aquella mochila a Armin, quien rápidamente sacó un pequeño bote de alcohol y vendaje, pero también, una aguja y hilos.

-Puedes cocerle, se los enseñaron, ¿no?-Armin asintió ante la pregunta de Hange, pero yo empecé a temblar del miedo, y me negaba.-¡Armin! ¡Debes cocerle la herida, se va desangrar!-le pidió Hange, mientras que yo tan solo lo miraba asustada.

-Kirah, esto te va doler.-Armin derramo ese alcohol encima de mi pierna, y no tarde en gritar gruesamente cuando sentí el ardor.-¡Lo siento!-empecé a patalear, sintiendo como Moblin postulaba sus manos en mis piernas para que no me moviese.

-¡No te detengas!-le pidió a Armin, quien me miraba apenado y entristecido.-¡Vamos, puedes hacerlo, ella lo soportará!-decía Moblin, mientras me removí ante el ardor.

-¡Me duele, detente por favor!-le pedí a Armin, intentando de patalear mientras gritaba, ese alcohol me estaba consumiendo, pero todo empeoró cuando sentí como enterraba en mi piel esa aguja y la traspasaba.-¡Ah!-apretaba el césped, y gritaba, mis lágrimas salían; joder, esto si que dolía.

-Lo siento, lo siento.-continuaba Armin, pero mis gritos continuaban en ondas cada vez que esa aguja traspasaba mi piel e intentaba de unirla.-Si no hago esto, te desangrarás.-le escuchaba, pero sus palabras no ayudaban.

-¡Chicos! ¿Están bien?-a lo lejos escuche la voz de Connie, pero se hacia baja cada vez que gritaba.-¿Qué sucede?-pregunto, y pude verle con Sasha quien me miró horrorizada y cambió la mirada, mientras que continué gritando.-¡Lo logramos!-indico, aún viéndome así, viendo como apretaba el césped hasta arrancarle, pero tan solo, deje de sentir.

-¡Bien! Vayan por los demás.-indicó Hange, quien estaba a mi lado acostada y mirando a los chicos, quienes asintieron, yéndose.-Ya esta, ya ha terminado.-me dijo ella, pero las gotas de sudor y de mis lágrimas caían en el césped, mientras que aún sentía un poco de ardor y incomodidad en mi pierna.-Aunque te cueste la vida. ¿No?-me quede acostada, viendo el cielo, y escuchándole.

-Es una promesa que hicimos de niños.-le contaba Armin, mientras que sentía cómo vendaba mi pierna, con mucha delicadeza.-Cuando el muro Maria cayó, nos prometimos que cuando creciéramos, seríamos fuertes soldados, y que siempre nos cuidaríamos para sobrevivir, aunque eso nos costará la vida.-escuchaba como él hablaba, y me calmaba, recordaba ese día.

-Menudos críos.-hablaba Hange a mi lado.-Ve y ayuda a Moblin con los demás.-le pidió Hange, a lo que Armin asintió, levantándose para irse, no sin antes sacudir sus manos ensangrentadas.-Eres muy valiente.-me dijo ella, sentada y algo cansada.-Vi como te movías allá adentro, vi como defendiste a Levi, joder, te lo has ganado.-giré mi mirada y la observé, ya mis lágrimas se habían detenido, pero era como si mi pierna se inmovilizara.-Realmente te quiere.-comentó, a lo que yo volví mi mirada al cielo, y observé las estrellas.

-Creo que yo también.-le dije, como si le abriera mi corazón, como si no me avergonzará.-No lo sé.-indique, restregando mis ojos y sintiéndome nuevamente llena de confusión.

-Eres la niña más fuerte que he conocido.-me volvía a decir ella.-Creo, que serás la próxima comandante del cuerpo de exploración, como tú madre.-me halagaba, mientras que intente de incorporarme y quedarme sentada, pero sentí un leve dolor, no hasta que los vi.

-Chicos... -susurre felizmente, viéndolos y como algo volvía a mi interior, y es que deseaba levantarme y ir, deseaba abrazarles.-¡Eren!-grite cuando visualicé su cuerpo marcado y como él, corría hacia mí con rapidez.-¡Historia!-también nombre a esa rubia, a esa dulce niña, pero perdí mi visualización cuando Eren se lanzó a mi, quedando arrodillado y dejándome sin un suspiro.

-Cuidado Eren, está bastante lastimada.-mis ojos se quedaron perplejos cuando sentí su corazón palpitar al ritmo del mío, pero aún no le abrazaba, solo sentía como él relajaba sus músculos, y como atrás de nosotros los demás observaban, incluso Levi, quien yacía observando con un semblante neutral.

-Eren.-le llame, levantando mis brazos y abrazándole.-Sabía que volverían.-suspiré, y es que el intento de levantarme, hasta que gemí, y él se distanció de mi, observándome bien, pero justo esa mirada me provocó una punzada en la cabeza, o quizás, fue su tacto con el mío.-Mm... -me queje, pero no mostré alguna señal de que era provocación de mi cabeza ante nuevamente tener ese tacto con Eren.

-¿Qué diablos te paso?-vi como Levi se acercó a Hange, mientras que Eren me observo con horror en su mirada, y a su lado, Mikasa y Armin se sentaron, y se sentía bien, se sentía como antes.-¿Qué te hicieron?-pregunto, y se pudo ver en su semblante la molestia de mi aspecto.

-Lo importante es que está aquí.-le hablo Mikasa, colocándole una capa por encima.-Que estamos aquí.-arreglo, mientras que con la ayuda de los tres, me levante del suelo.

-Jean, Connie; vayan por los caballos.-alce la mirada, observando a Levi, y como ayudaba a Hange, haciendo que se mantuviese de pie.

-¿Quién era ese titán?-pregunto Hange a su lado, y es que más allá, podíamos verle arrastrándose a lo lejos, envuelto en llamas; estaba avanzando hacia alguna dirección.

-Rod Reiss.-le respondió Levi, mientras que Armin y Eren me ayudaban a mantenerme de pie, él nos miró y su mirada me demostró lo que toleraba, y no tarde en bajar la cabeza, sabiendo que era normal que se sintiese inseguro o con celos, pero aún así, era tan maduro que prefería no demostrarlo.-¿Puedes aguantar hasta llegar a los muros?-se dirigió a mi, mirándome, pero no pude contestar.

-Ya le cocí la herida, solo debe descansarla, podría abrirse nuevamente, pero al menos le cambie los vendajes.-le respondió Armin antes de que pudiese hacerlo yo, y es que al parecer mi amigo estaba sintiéndose enorgullecido de haberme ayudado.

-Bien hecho, Armin.-le halagó Levi, mientras que visualizó cómo los chicos venían con los caballos.-Aun la noche no ha acabado. Hay que detener a ese cabrón.-nos indicó Levi, mientras que empezaron a moverme hacia la carreta.-Con cuidado.-les pidió Levi a Armin y a Eren, quienes asintieron, pero él no tardó en adentrarse a la carreta para ayudarme.-Bien, recuéstate aquí.-me pidió, pero aún así, me ayudo a recostarme en la carreta y no tarde en ver cómo envolvía una capa y la ponía debajo de mi cabeza como almohada.

-Espera.-apreté su camisa antes de que pudiese irse de mi lado, viendo como sus ojos me observaron.-Gracias.-le dije, sintiéndome aliviado de que todos hubiesen vuelto, pero más que nada, él también.-Gracias por volver con vida.-le añadí, viendo como él se extendía hacia mi, y mi corazón se aceleró pensando en que sus labios rozarían los míos, pero él tan solo los llevó hacia mi frente y los plasmó allí.

Vi como Eren al igual que Historia se subieron a la carreta, y como ayudaron a Hange. La carreta empezó avanzar, y las pisadas de los caballos se empezaron a escuchar. Me quede acostada a su lado, y mirando nuevamente el cielo estrellado. Y es que aunque quizás la noche no se haya acabado, y continuase dándolos un dolor de cabeza, me sentía aliviada y llena de gratitud, era como si un vacío se llenara ante la presencia de todos con sanidad. Visualice como Eren estaba a mi lado, como se colocaba ropa y como parecía lleno de energía, se veía tan vivo que podía recordarme como corría en los callejones cuando niños con una gran energía, sin importar que yo fuese más rápida y siempre le ganara, él no se rendía. Esa era la mirada que tenía, la de esperanza y perseverancia, él no me miraba, pero aún así, no le quitaba el ojo de encima. Y es que sin importar que, no podía sentirme bien si él estaba lejos, era parte de ese complemente que llenaba mi vacío. Sentí una sensación tan triste, porque esclarecía esas punzadas en mi cabeza cada ves que lo tenía cerca de esa manera, de esa manera de amor y anhelo, quizás estaba entendiendo el porque esas punzadas se alertaban con su roce, o quizás su tacto.

Continué mirándolo, y fue ahí que su mirada me encontró. Él esbozo una gran sonrisa, una llena de alivio, y pude ver como me miró y estrechó su mano. Toco mi cabello, y pareció visualizar que estaba corto, por un instante se quedó confuso y tocándolo, pero no dejaba de sonreír de manera aliviada. Deseaba nuevamente expresar una gran tristeza que abordaba mi corazón ante su mirada, y es que no podía dejar de mirarle, porque él era mi primer amor, y tuve miedo de que ya no lo vería más, pero aún así sigo teniendo miedo porque los días pasaban, y no esclarecía lo que realmente mi corazón quería, pero el querer y el desear no es lo mismo, y eso me agobiaba más. Deje de mirar a Eren, sabiendo que aunque lo mirara, unos grises ojos se plasmaban en mi mente, suspire y me mantuve recostada mirando las estrellas, no hasta que escuché su gruesa voz. Aún con todo y dolor de pierna me levante de aquella carreta que se había detenido, apunto de ser sostenida por Eren y Historia, pero no les fue suficiente cuando me lance al cuerpo de mi hermano. Su brazo me apretó, y fue ahí que mis lágrimas se derramaron cuando volví a sentirle. Justamente mire al cielo, y esbocé una sonrisa, porque madre, aunque no estes, nosotros si; y aún te recordamos.

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