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𝐝𝐨𝐜𝐞

La nobleza de un amor.

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Sus movimientos eran buenos, pero no tan rápidos. Mi espada y la de Eren se rozaban, y es que sabía que él no podía ser capaz de descifrar a tiempo mis movimientos. Nos observaban, aquel escuadrón especial estaba observando con cada detalle nuestro entrenamiento, uno corte y leve para empezar el día, antes de continuar con tareas básicas que ayudarían a que el cuartel del cuerpo de exploración mejorara. Veía sus gotas de sudor, sus grandes ojeras, no había dormido nada. Él había estado toda la noche hablando con la teniente Zoë, quien se encontraba arrinconada en algún lugar del cuartel con molestia, debido a que sus dos titanes secuestrados para un tipo de experimentos, habían sido matado y se creía que alguno de nosotros, lo había hecho. No comprendía su extraordinaria mente pero sabía que ella era la persona con más conocimiento que los titanes, lo que me hace deducir que sin duda alguna, podría ser conveniente a entender más como Eren podría dominar a su titán. Continué mirándole, viendo sus movimientos, él tenía fuerza pero yo tenía la rapidez. Su espada rozó la mía nuevamente, no pudo tocarla y ambos nos movíamos especulando nuestros próximos movimientos. Era igual de difícil que entrenar con Mikasa, conocía y estudiaba mis movimientos, por eso los descifraba rápido aunque no pudiera detenerme.

Me concentraba, miraba sus brazos levantarse, veía como apretaba su mango, él también estaba concentrado. Siempre era bueno aprender técnicas con las hojas de las espadas, no importa si jamás tendríamos una lucha con un titán cuerpo a cuerpo, nos favorecía en los movimientos y la fuerza en los brazos; nos hacía poder tener el control para un fino corte hacia un titán. Eren y yo nos detuvimos en seco, nos mirábamos fijamente, él esperaba un movimiento de mi parte pero yo era muy paciente y él lo sabía. En cambio, sabría que no se movería si yo no lo hacía. Éramos observados, estaríamos siendo juzgados o idolatrados, no lo sabía, solo me concentraba para terminar este entrenamiento de buena manera, y así que moví un poco mi paso había al frente para así engañarle. Vi como se movió, creyendo justamente que le atacaría y fue ahí que elevó su espada para rozar la mía pero yo doble toda mi espalda hacia atrás en un balance para ver cómo su espada pasaba por el aire. La había esquivado y con rapidez, ya me encontraba detrás de su espalda, fue ahí que cuando él se giró para nuevamente atacarme, mis piernas rozaron sus tobillos, dejándolo caer al suelo, incluso con su espada.

-Sabía que harías esa técnica.-me dijo, limpiando sus manos mientras que yo estreche la mía para ayudarle a levantarse.-Me has engañado.-me quede un instante procesando esa palabra, lo había dicho por cómo cree un falso movimiento pero me había recorrido la mente, él notó mi extraño comportamiento ante haberse dirigido a mi de esa manera pero él no sabía un por qué.

-Lo hicieron bastante bien, ambos.-Erd se acercó a nosotros, mirándonos a ambos fijamente pero sabía que él no nos había prestado grata atención, nos veían como niños jugando a las espadas.-Su entrenamiento termina hoy aquí pero continuarán justamente en ese jardín, lo limpiarán y organizarán.-nos señaló un tipo de jardín algo mal podado, con algunas flores.

-Tengan.-alce la mirada para ver cómo Auruo nos pasaba a mi y a Eren dos cubos huecos, los cuales tenían unas oxidadas herramientas para organizar el jardín.-Estaremos cerca, en caso de que nos necesiten; no hagan ninguna estupidez.-nos dijo pero sabía que se refería a un tipo de provocación que lograra que claramente el titán de Eren pudiera salir.

-¿Estás bien?-Eren se dirigió a mi, mientras que yo me arrodillé aún lado en el césped para así ver algunas marchitas flores, pero habían varias brillantes y aún vivas.

-Si.-le respondí, mientras continué mirando esas flores, sabía que su mirada estaba colocada en mi y es que su palabra de hace un rato, aún me retumbaba en la cabeza.-Estoy cansada.-dije, a penas habíamos terminado un pequeño entrenamiento y ahora, estaríamos organizando un jardín; era disciplina.

-Yo también, Hange me retuvo toda la noche. Me contó de sus experimentos con los titanes, pero ya de nada valen, los dos titanes que experimentaban; los han matado.-me indicó mientras que yo, desconociendo de la situación, asentí.

-Se ve que es una extraordinaria mujer.-opiné, viendo como él asentía.-Todos aquí son extraordinarios.-dije, mirando a mi alrededor y viendo a lo lejos a varios soldados, reían pero trabajaban, pasaban el rato pero tenían una disciplina envidiable, tanto que aún pasando el rato continuaban haciendo sus deberes.

Me arrodillé en el suelo, antes de esto, dirigí mi mirada al cielo gris. Las nubes opacaban el sol, lo ocultaban y con él, su gran brillo. Baje la cabeza para arrastrar las ramas muertas. Quede mirando fijamente aquella roja flor, deslumbraba entre las otras marchitas. Estaba aislada y aún así, brillaba. Giré mi mirada para ver cómo Eren le brindaba un poco de agua a esas que estaban marchitas, que parecía ya no tener solución. Se notaba en su expresión lo agotado que estaba, la falta de sueño y es que sus ojeras eran bastante visibles. Veía sus manos, como tocaba las marchitas flores que no tenían color, les permitía que el agua fluyera por su caídos pétalos y también, arrancaba las muertas ramas de sus lados. Ahí me detuve, me quede con la cabeza baja, si, yo fui una flor marchita que Eren Jeager cuido durante estos cinco años y era por eso, que había vuelto a florecer y ahora, era esa brillante rosa que aunque estuviera aislada de las demás flores marchitas, era capaz de continuar evolucionando y creyendo en mi. Alce la mirada al cielo nublado nuevamente cuando sentí sus primeras gotas caer en mi cabello, en mi amarrado cabello, formado en una alta coleta. La fría brisa cedió a mi rostro, era refrescante, amaba cada tipo de clima; para mi, era una bendición cada ecosistema de la naturaleza. Me levanté del suelo y vi como él me miro, parecía confuso y es que mi expresión debía estar seria y cortante pero fue ahí que recordé.

-Eren.-lo llame, mientras continué sintiendo algunas frías gotas de lluvia humedecer mi ropa, él aún estaba levantado y recogiendo las herramientas, colocándolas en la cubeta pero sabía la pregunta, me conocía más que nadie.-¿Por qué me mentiste?-le pregunté viendo como él dejó la cubeta aún lado para girar su cuerpo y mirarme.-Si recuerdas el beso.-le indiqué, sabiendo que si era cierto, él dejo la cubeta.-Tú mirada te delató el día en que te pregunté, no sabes mentir, eres muy noble para hacerlo, dime por... -mis ojos se cerraron cuando nuevamente sentí el roce de sus labios en los míos, se sentía irreal pero sabía que era más real de lo que podía imaginar, se desprendió de mis labios y me robo un suspiro, su frente chocó con la mía, fue un suave tacto.

-Porqué debo protegerte.-su frente y la mía continuaron unidas, mientras que mi respiración estaba en un hilo ante su cercanía, aunque nuestros labios ya se hubiesen rozado, aún sentía mi estómago revuelto.-Siempre lo supimos... -susurró, sus manos y las mías se rozaron, aún sentía las frías gotas de lluvia caer en mi cuerpo, incluso veía como mojaban el césped ante yo tener mi cabeza baja para que su frente continuara tocando la mía.-Lo supimos aquel día que hicimos la promesa, cuando éramos sólo unos niños. Siempre supimos desde ese día que estaríamos entrelazados para estar juntos.-me decía pero sabía que no era lo que escucharía, siempre había un "pero", y Eren lo describiría.-Pero es por eso que no puedo tenerte de la manera en la que quisiera, porque aunque pudiéramos, solo somos unos niños y hay muchas cosas que no entendemos.-la distancia nos separo en ese instante, para yo así poder mirarle a los ojos.-Aún no sé lo que soy, solo se que me convertí en lo que más odio. Entrelazarme más contigo, más de la que ya estoy, solo ocasionaría que alguno de los nos perdiéramos y es que aún Kirah, aún tengo tu grito resonando en mi oído el día en que aquel titán me trago.-nuestras manos ya no se rozaban, y mi corazón empezaba a latir de una manera extraña.

-¿Qué tiene que ver eso con lo que sentimos, con lo que siempre hemos sentido, Eren?-le pregunté, su mirada estaba colocada en mi, su expresión era triste y quizás la mía también.

-Kirah, aún no sé controlar mi poder, puedo hacerte daño, como tal vez no pero no sé que desatará esto pero si hago algo erróneo, me matarán. Y aquel día, tú grito resonaba como aún hoy lo hace, pero esta es la pregunta, casi me pierdes pero yo ahora estoy aquí, contéstame esto... ¿qué hubiese sido de mi si aquel titán te hubiese tragado a ti, y no hubieses podido volver?-me quede afligida a la confusión ante su pregunta, no entendía o quizás si pero no era capaz de aceptarlo.-Si te hubiese perdido aquel día, hubiese enloquecido, más de lo que quizás ya estoy. Entrelazarme contigo significaría desvanecer mi destino, porque te protegería más que a nadie y la balance que tendría se desvanecería, y viceversa, te enfocarás en protegerme a mi; todo se tratará de nosotros y es ahí donde estaremos erróneo, porque no somos lo único que debemos proteger.-mis ojos aún lo miraban de manera ante fija mientras que lo escuchaba atenta.-No puedo amarte libremente hasta desatarme de lo que ahora soy, no puedo amarte hasta que seamos completamente libres de la amenaza que nos ha mantenido prisioneros todos estos años. Y hasta no cumplir con mi objetivo, hasta no acabar con el último titán de la tierra, no seré capaz de amarte. Lo único que me queda, es protegerlos a todos ustedes para que puedan vivir lo suficiente y saborear esa libertad que quizás yo no pueda, si no soy capaz de dominar lo que ahora soy.-las gotas de lluvia me habían humedecido el cabello, incluso mi ropa, el frío me empezaba atacar.

-¿Y si muero mañana Eren? ¿Te habrás sentido satisfecho de lo que me demostraste?-le pregunté, las gotas también habían empapado su cabello, estaba pegado en su frente y su mirada, estaba baja.-¿Y si muero hoy, de que habrá valido tu espera?-sabía la gran presión que le había colocado en sus hombros, su mirada baja y su frente arqueada me lo había confirmado.

-Mientras yo viva, tú también lo harás.-vi como él empezó a distanciarse de mi, como pasó por mi lado con la intención de irse; yo, le daba la espalda y cerraba mis puños, entristecida.-Porque aunque me cuesta la vida, no descansare hasta que podamos ser libres y el día en que lo seamos, aunque muera, moriré amándote como hoy lo hago.-las lágrimas se desprendieron de mis ojos y aunque deseara mirar atrás, no lo hice, deje que se fuera.

-Será tarde... -susurré, quedándome quieta y escuchando como las pisadas de Eren dejaban de resonar, él se había ido pero consigo, mi ilusión.-Será tarde para cuando quieras decidir por mi... -musité en suma tristeza.

Comprendía su punto, claro que lo hacía pero aún así, me hacía sentir más impotente de vivir en el mundo en que vivía. Las frías gotas seguían tocándome, traspasaban las telas de mi ropa. Apretaba mis puños, sentía molestia y tristeza, era como si Eren me hubiese apretado el corazón sin una mala intención. Quería cuidarme, como yo a él, quizás todo esto giraba más en nosotros que de lo que creíamos pero no era lo correcto, y también tenía razón. Mi amor por él, ha hecho que todo este tiempo lo proteja más que a los demás, incluso que a mi misma y amarlo más de lo que lo hago, haría que mi centro se enfocara solo en él; me cegaría, como él también lo haría. Y es que tenía razón, aunque me costará aceptarlo. El día en que creí que murió, colapse tanto, que ya no quería ni siquiera pelear, era como si ya no tuviese un propósito para pelear en este mundo tan miserable. Me había detenido en vano, mi lucha había sido en vano porque me había detenido, si no hubiese sido por el capitán Levi; yo no estaría aquí, ni siquiera disfrutaría este clima lluvioso como lo hago ahora. No me había percatado de en qué momento sostenía mis hojas afiladas y las elevaba en el aire, con mi cuerpo, sin las obras tridimensionales; practicaba.

No me había dado cuenta, la noche había caído y no supe cuando. Mordía mis labios enojados, bajo aquella lluvia, bajo aquella noche fría. Apretaba el mango de mi espada, mientras que continuaba elevándome en el aire con ella, imaginaba que atacaba la nuca de un titán, flexionaba conmigo misma. El resbaloso suelo, me lo hacía más difícil pero me acoplaba, quería entrenar y es que yo, quería ser la mejor. Mi cabello largo, húmedo y agarrado en aquella coleta jugaba con la brisa, mientras que mi piel estaba congelada del frío pero aún así, no me detenía; no lo haría. Y es que sentía miles de emociones diferentes, era como si mi corazón estuviese congelado, me sentía desilusionada, Eren se había llevado una gran ilusión que abarcaba en mi corazón. Sus verdosos azulados ojos estaban colocados en mi mente, como si él estuviese aquí mirándome, pero no era así y eso era el gran impacto que él había hecho en mi vida, no podía ser capaz de borrarlo de mis memorias aunque quisiera, nunca podría pero estaba enojada, estaba decepcionada. Me levante del suelo y continué, peleaba y entrenaba sola, como cada noche en aquella base antes de graduarnos, pero estaba tan enojada que no me concentraba. Furiosa suspire, y me arrodille cansada, mientras que las gotas disminuían.

-De nada te valdrá tu entrenamiento si estás en esa faceta.-alce mi cabeza para observarlo, había sido tan sigiloso que no fui capaz de escuchar sus pasos. Levi me miraba fijamente, como yo a él pero mi actitud no era la adecuada, y la de él tampoco.

-No me conoces en lo absoluto, así que no sabes que me valdrá o no.-le dije de manera cortante, levantándome del suelo y quedando frente a él, veía que estaba con su ropa húmeda e incluso su cabello, él me había estado observando.

-No tengo que conocerte lo suficiente para determinar que tu única debilidad, son tus propias emociones.-su fría voz me acorralo, me erizo la piel, era tan frío y cortante que era difícil de manejar.

-Esas emociones son las que me hacen pelear.-justifique su opinión viendo como él negaba con su mirada, aún estando a centímetros de mi, parecía intimidarme pero yo no evadí su mirada y le prohibí su acción, no podría hacerlo esta vez.

-Y son las mismas que te harán fallar, Kirah.-me respondió de una manera cortante.-Las emociones te consumen, tanto, que te impiden pelear o elegir de manera egoísta. Si sigues así, a la hora de una batalla, fallarás y tendrás consecuencias colaterales a tu alrededor, la cual lamentarás toda tu vida.-ya no apretaba con fuerza el mango de mis espadas, era como si mis músculos se relajaran ante su habla fría.-Eres fuerte, eres ágil pero si no controlas tu corazón, serás débil. Aquel día, estabas afligida a tu dolor que te arrodillaste en un tejado donde alrededor habían tres titanes, fuiste egoísta y pensaste en morir, en vez de levantarte y pelear, dejaste que tus emociones nublaran tu razón, y no puede volver a ser así.-Levi alzó su capa verde, la doblo y la dejo aún lado en un banco de cemento mientras que se acercó levemente a mi.-Pásame una de tus espadas.-me quede mirándolo confusa ante su petición, su mano estaba elevada.

-¿Qué harás?-pregunte curiosa, levantando mi segunda espada de mi correa para acercarme a él, y dársela.-¿Capitán?-pregunte confusa pero antes de volver a preguntar, vi el reflejo de la espada rozar mi cabello.-¿Qué diablos?-preguntaba agitada, aislándome de él, viendo como se acercaba a mi.

-Tienes la mente en blanco, no tienes emociones a tu alrededor, así que pelearas con el propósito de ganarme. Porque debes pelear con un propósito, no por una emoción, no vas esperar a que estés enojada o triste para pelear, debes pelear y punto, por eso estás aquí.-me hablaba, mientras esquivaba sus ataques.

Estaba impresionada, y es que yo no me esperaba para nada que él fuese capaz de cometer esta acción. Éramos él y yo, solos, bajo la luz de la luna mientras que las gotas de sudor bajaban por mi frente ante lo agitada que estaba. Él era muy rápido, demasiado. Tenía mis ojos abiertos como plato, intentaba descifrar sus movimientos, pero era muy lenta. Di un leve gemido cuando sentí como el roce de la espada fue capaz de desprender mi piel, en mi brazo derecho. Él estaba centímetros de mi, no estaba agitado y no tenía un rasguño, no le había hecho nada y ya yo estaba que me faltaba el aire. Asentí la cabeza para que él volviera atacar y así fue, él avanzó hacia mí con rapidez y antes de que la espada volviera a rozar mi piel, baje mi parte baja de la espalda, viendo como la espada pasaba frente a mis ojos. Me incorporé y con mi pierna levantada, patee con algo de fuerza la espalda del capitán Levi, viendo como él se movió rápidamente ante mi tacto pero yo estaba aprendiendo sus movimientos y técnicas, así que justamente cuando fue atacarme vi sus piernas sigo abiertas y decidí resbalar mi cuerpo debajo de sus piernas para justamente levantarme y atacarlo de espalda con mis espadas pero él había sido mucho más rápido, aún así, vi como mi espada rozó con delicadeza su brazo izquierdo pero me desconcentre tanto, que él me descifró y de una manera brusca, nuestras espadas chocaron hasta que él con fuerza me tumbo al suelo.

Mordí mis labios, estaba enojada y siendo humillada pero intentaba de proponerme derribarlo, no porque estuviese enojada o avergonzada, si no, porque me lo había propuesto. Rodee mi cuerpo en el suelo cuando fue a colocar su espada encima de mi, me levante con rapidez y vi como él ya estaba atacándome nuevamente, no exageraba cuando decía que sus movimientos eran rápidos pero no me estaba tomando desapercibida. Sentía mi respiración agitada y justo ahí corrí hacia él, elevando mi espada y chocando nuevamente con la suya, ambas espadas se tumbaron así que cerré mis nudillos; ahora era combate cuerpo a cuerpo. Su pierna se elevó pero la había visto, así que esquive su golpe y justamente eleve mi pierna, golpeando su brazo derecho y viendo como él aún así, había apretado mi pie para retenerme pero justamente así, eleve mi otro pie en el aire para golpear su mandíbula. Me soltó y caí con brusquedad en el suelo, me dolió un poco el pecho pero me levante y él ya estaba incorporado. Corrí hacia él, y apreté su camisa, tenía la intención de elevarlo en el aire y tumbarlo al suelo como hice con Jean pero no fue así. Cuando quise apretar su camisa, él giró su cuerpo con rapidez y yo estaba en su posición, mi cuerpo se elevó y solo sentí como mi espalda cayó con brusquedad al suelo.

-Maldita sea... -susurré para mi misma ante sentir un leve dolor en mi espalda, me quede sentada en el suelo, mi cabeza aún daba vueltas pero me sentía avergonzada, tanto que no podía elevar mi mirada para verlo.

-Levántate.-alcé mi mirada para ver su mano extendida, lo pensé varios segundos y me quede sentada en el suelo, abatida.-Tómala.-me pidió, dejando mi orgullo atrás, sentí por primera vez su mano tocar la mía, era cálida. Levi me ayudo a levantarme pero fue Yam brusco que nuestros cuerpos chocaron, al igual que nuestra respiración, como aquel día.

-Lo lamentó, capitán.-me distancié con brusquedad pero no por la cercanía, si no al ver cómo su mandíbula estaba rojiza e incluso, como tenía una fina línea sangrienta en su labio, se lo había roto.

-Lo hiciste bien pero puedes ser mejor.-él y yo nuevamente estábamos distanciados pero nuestra mirada, era más que fija.-Peleaste con la intención de derrotarme, no porque sentías algún resentimiento. Es lo que conlleva esto, tus emociones son para ti, para la persona que eres fuera de este propósito en convertirte en un gran soldado. Sigues siendo humana como yo, pero en este papel, debemos ser capaces de cortar nuestra humanidad para sobrevivir.-me comentó pero yo mirándole, le negué.-Vas a ver morir gente Kirah, vas a perder miles de batallas pero si quieres vivir, y que la gente que amas, viva; debes pensar con la mente, no con el corazón.-añadió a su comentario pero aún yo pensaba en él anterior.-Eres rápida, tanto como yo. Eres inteligente y ágil, casi descifraste mis movimientos, estoy seguro que la próxima, me derrotarás.-su expresión era fría y cortante, nada cambiaba en él pero el idolatrarme, me hacía sentir bien.-Ve a ducharte y descansa, mañana será un día largo.-él se dio media vuelta, y empezó a distanciarse de mi y yo impulsivamente, no lo permití.

-La humanidad es lo que nos define como personas.-le dije, viendo como él paró en seco, aún me daba la espalda y sus manos estaban puestas en su bolsillo. -No podemos cortarlas, aunque seas el soldado más fuerte de la humanidad, tienes un corazón noble, solo que no sabes usarlo.-se giró y su mirada se penetro en mi, era fría, pero cada mirada fría era capaz de descongelarse.-¿Tú perdiste tu humanidad, o la cortaste?-le pregunté curiosa y él, se giró completamente, estaba frente a mi nuevamente aunque un poco distante.

-Yo nací sin ella.-me respondió, dejo sus manos fuera de sus bolsillos y no tardo en caminar hacia mí.-Pero no significa, que no sienta.-dijo, y este rasgo un pedazo de mi camisa lo cual me tenso, pero él la llevo hasta mi brazo derecho para vendar mi herida ante el rasque de mi piel con la espada en su ataque.-Solo que prefiero no sentir.-apretó la tela, y yo me quede mirando sus grises ojos fijamente. De un momento a otro, la fría agua de aquella ducha caía en mi cuerpo, recordaba sus palabras y su cercanía en mi.

Limpiaba mi cuerpo, incluso la herida de mi sangre. Sus grises ojos eran tan penetrantes que me era difícil mirarlo de manera fija, era como si me atraparan y no pudiera escapar. Él era un hombre, yo una niña pero no era normal que me intimidara, lo respetaba por ser mi capitán pero era algo más, algo más había en sus ojos que me atrapaban. Aún recordaba su mirada aquel día, antes del ataque de los titanes, era fría y cada vez que me miraba, era igual pero era como si empezara a desvanecer. Secaba mi cuerpo, incluso mi largo cabello. Mi piel estaba fría, así que intentaba calentarme lo suficiente mientras que me colocaba aquella bata y peinaba mi cabello. Me senté en mi cama y miré aquella ventana, él aún estaba ahí, podía verlo mirar el cielo. No era tan alto pero era ágil, era fuerte. Me quede mirando la ventana, mirando a Levi y no descifraba lo que hacía pero parecía apreciar la luna, parecía apreciar la noche estrellada. Desvíe mi mirada cuando escuche pasos, me acerque a la puerta de mi habitación y me baje, para así mirar a través del suelo, si alguien andaba ahí y pude reconocer esos zapatos pero volvió mi tristeza, y simplemente deslice mi cuerpo por la puerta, al igual que Eren desde el otro lado, y entristecida, cerré mis ojos. Sintiendo como Eren y yo nos conectábamos nuevamente, pero estaba segura, que ya nada volvería a ser igual después de hoy. Estaba segura que algún día, tendría que dejarlo ir, como él a mi.

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