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Me gustan los dos

Gente, no me denuncien esta historia plis, este pequeño fanfic fue hecho a pedido de Michi-Cookie, mi hermana mayor, estoy muriendo de vergüenza ahora que escribí esto, claramente dice en el mismo título "🔞", pueden dejar de leer ahora, porque altas c0chInAdAs entre nuestro querido trío, tengan compasión con esta pequeña escritora que solo busca complacerlos.

Tendrá como mínimo cuatro o cinco capítulos, no lo sé.

Se desarrollará en el período de ellos teniendo entre 17 y 18 años, la Toman aún no habrá sido disuelta.

Dios nos libre de todo pecado.

Ahora sí, comencemos. :D

Eran pocas las veces que se reunían para otra cosa que no fueran las reuniones de la Tokyo Manji, y cuando lo hacían lo pasaban en grande, disfrutando cada segundo que podían estar con sus amigos, aunque a veces eran insoportables sus constantes dudas hacerca de cuál era su verdadera relación.

-¿Ustedes están juntos? -interrogó Draken, observando hacia aquel rubio de baja estatura que abrazaba a aquel chico de ojos azules por detrás, este último intentando soltarse con esmero, su pregunta lo hizo sonrojar, y justo antes de que pudiera abrir la boca Mikey respondió con un puchero en sus labios.

-¡Pues claro! -lo abrazó más, dándole una mirada ofendida al que lucía un tatuaje de dragón en su sien.

-¡¿Eh?! ¡No estamos jun-

-Shhh, silencio Micchi, calladito te ves más bonito -lo interrumpió, presionando un dedo sobre sus labios, el chico poniendo los ojos en blanco al instante, Draken suspirando, Mikey no cambiaba con nada, ni siquiera enamorado.

-No te dejes engatusar de él, Takemicchi, capaz te vista de dorayaki -se burló un chico de cabellos negros y mechas rubias, el cual caminaba sosteniendo las manos de sus dos mejores amigos, Baji y Chifuyu, uno a cada lado de su cuerpo, este último riendo ante su comentario, una sonrisa genuina que a los ojos de cualquiera le hacía ver cómo un ángel, entonces Baji como de costumbre admirándola sin que se diese cuenta.

-¡Oh! ¡Buena idea Kazutora! -los ojos de Mikey brillaron de emoción unos instantes antes de que Takemichi por fin se soltase de él.

-Ni lo pienses -se negó con una vena marcada en su frente y una sonrisa en sus labios.

-Vamos Micchi, vamos Micchi, vamos Micchi -insistió, con un comportamiento bastante infantil, y el rubio solo se negaba a sus constantes abrazos para que accediera.

Entonces Draken ya cansado prefirió mirar a otro lado, encontrando con su vista a aquel trío que conversaba sin prestarles atención.

-¿Y ustedes? ¿También están juntos? -dijo al ver sus manos juntas, a pesar de que ya era costumbre verles demasiado cerca uno del otro.

-¡¿Eh?! -exclamaron Kazutora y Chifuyu, según ellos, ofendidos, porque se los habían repetido más de mil veces.

-¡Somos mejores amigos! -se apresuró a responder Baji, con el seño fruncido, dejando ver un tenue color rojo en sus mejillas ante la idea.

-Pero si- -puso los ojos en blanco, siendo interrumpido por Kazutora entonces.

-¡Por siempre!

-Claro, y Hina y Takemicchi son hermanos -escucharon una voz conocida, tranquila y clara, era aquel chico de cabellos morados, que se les acercaba con una leve sonrisa.

-¡Mitsuya! -exclamó Baji con una vena marcada en su frente, levantando su puño frente a su rostro, forzando una sonrisa, entonces el chico rió, ocultando sus manos en sus bolsillos.

-¿Por qué no lo aceptan ya? -propuso, comenzando a caminar al lado de ellos también.

-¡N-no hay nada q-que aceptar! -se hizo notar el de ojos verdes, más avergonzado que ninguno, siempre había sido más tímido que ellos, el notable rubor en su rostro lo decía todo.

-¡Mikey suéltame! ¡Ayuda! ¡Draken, quitámelo de encima! -gritaba con desespero Takemichi, todos girando su vista en su dirección, de repente viéndole con su espalda recostada en un poste de luz, Mikey acorralándole contra este, acercando su rostro a sus labios.

-Oh, mira, un puesto de dorayakis.

-¡¿Ah?! ¡¿Dónde?! -se apresuró a correr ante lo dicho por Draken, entonces dejando a Takemichi respirar, este pensando si el universo estaba conspirando en su contra, que qué había hecho para merecer eso- No hay nada, Kenchin malo -decía el rubio al darse cuenta que solo había sido una distracción, entonces dejando caer lágrimas por sus ojos, decepcionado.

-Eres como un maldito niño -se quejó Draken mientras volvían a caminar todos juntos, esta vez Takemichi al lado de Mitsuya, escondiéndose de Mikey.

Aparte de su conversación, Kazutora colocó sobre los cabellos rubios de Chifuyu un lindo peluche de gatito, este se sorprendió momentáneamente, sin saber que era, entonces tomándolo en sus manos.

-Quédatelo -dijo el de mechas con una sonrisa, sus ojos brillando de alegría unos segundos al escucharlo.

-Pero fue tu premio -recordó, le había costado mucho dar en el blanco de aquel juego en ese festival para obtener el peluche que le llamó la atención desde que llegaron.

-No importa, ahora es tuyo -dejó un pequeño beso en su mejilla, rápido y certero, el corazón del rubio acelerándose al instante, sintiendo dar tumbos con fuerza contra su pecho.

-Ya están tibias -se burló Baji al tocar con la esquina de dos de sus dedos la mejilla derecha de Chifuyu, estaba roja y su temperatura había aumentado, aún más al sentir su toque, encogiéndose de hombros y susurrando un "gracias".

Ellos siempre solían tocarle más de la cuenta, porque les encantaba verlo nervioso y avergonzado ante sus gestos, y a pesar de que a veces el rubio se molestaba, ellos terminando regañados por él, siempre le resultaba agradable sentirlos cerca, su corazón siempre latía con más fuerza y sentía una calidez enorme envolverle, según él, era porque quería mucho a sus amigos.

Pronto fueron pasando por la casa de cada uno de ellos, la habían pasado muy bien toda la tarde en aquel festival, jugaron casi todos los juegos y probaron todo tipo de comidas, menos Mikey, que solo quería y no se despegaba de sus dorayakis, incluso cuando Takemichi le ofreció una manzana acaramelada se negó, diciendo que en un momento así, reemplazarlos sería una ofensa para los dorayakis.

-La pasamos bastante bien -declaró Takemichi mirando hacia el cielo, con una pequeña sonrisa en sus labios.

-Sí, aunque casi fuiste violado -rió Chifuyu junto a él-, Mikey realmente está enamorado -Takemichi pareció quedarse pensativo-, ¿le darás una oportunidad? -le sonrió cómplice, codeando su brazo no muy fuerte.

-Chifuyu, tengo novia -le recordó, riendo unos segundos más, entonces de repente dándose cuenta de lo tarde que era, debían despedirse.

-Hasta mañana, Take -le sonrió Chifuyu al chico antes de que le abrazara en despedida.

-Adiós, cuídate de esos dos -rió unos segundos antes de entrar a su apartamento, Chifuyu entonces volviendo con Baji y Kazutora, que le esperaban con una mirada molesta, él sin entender procedió a caminar junto a ellos a casa, solían quedarse por turnos en la casa del otro, hoy tocaba específicamente la suya.

Todo el camino fue incómodo, no tomaron su mano, tampoco le dirigieron la mirada, estaba totalmente confundido cuando llegaron al edificio donde se encontraba su apartamento y el de Baji más arriba, entonces tomaron el ascensor, y segundos después de atravesar sus puertas decidió preguntar, porque ya estaba desesperado, necesitaba esos mimos cálidos que tanto le gustaban.

-¿Pasa algo? -apenas pudo terminar sus palabras antes de que Baji tomase su cintura y lo apegarse a él, entonces besando bruscamente sus labios, se quedó sin respiración por esos instantes, sus ojos más abiertos de lo normal reflejaban su sorpresa, y justo antes de que se sintiese en el punto de la calidez, le soltó, de la nada siendo el turno de Kazutora, este posando sus labios sobre los suyos, con más suavidad y delicadeza que el anterior, y Chifuyu sabía que eran así, siempre supo que Baji era mucho más salvaje que Kazutora, hacia las cosas con desesperación, mientras que en el de mechas reinaba la paciencia, cabe decir que, era solo con ellos, porque si se trataba de otras personas todos sabían que el chico era bastante agresivo, aún más en las peleas.

A penas le soltó vieron las mejillas rojas del ojiverde, sus labios entrecerrados y rojos, su respiración acelerada, ni siquiera le había dado tiempo a negarse o corresponder.

-¿No crees que estaban siendo demasiado amables? -se apresuró a decir Kazutora, acorralándole contra la pared mientras el pelinegro hacía detener aquel ascensor, presionando ese botón en la parte baja, siendo con su pie, entonces mirándole con una sonrisa maliciosa ante la oscuridad del lugar cuando las luces se apagaron, Chifuyu sintiendo un escalofrío en su cuerpo al sentir la respiración de Kazutora en su cuello, entonces apretando con fuerza el peluche entre sus manos.

-¿Qué haces? -aún no analizaba con claridad que le habían besado, y cuando lo hizo su respiración se cortó, solo logrando sentir nervios, porque estaban solos, en un lugar oscuro, y bajo la mirada deseosa de sus amigos. Entonces al ver que Kazutora no le respondía, hizo su otra pregunta-¿D-de qué hablas? -apenas pudo hilar sus palabras cuando un suspiro ahogado salió de su boca, haciendo una mueca de sorpresa al sentir la rodilla del de mechas entre sus piernas, rozando allí donde tanto comenzaba a necesitarle, porque siempre era así, su cuerpo reaccionaba demasiado débil ante solo unos toques que vinieran de las manos de aquellos dos, pero siempre lo mantenía en silencio.

Baji prendió un cigarrillo, y a pesar de saber que estaban en un espacio cerrado lo llevó a su boca, viéndoles sin disimulo desde la esquina contraria, recostando su espalda allí.

-Tú y Takemichi -le susurró al oído, y Chifuyu estuvo a punto de reír y burlarse de ellos al sentirse celosos, porque siempre lo fueron, pero nunca iban a tales extremos como besarlo, y antes que pudiese, sintió una de las manos del contrario colarse por debajo de su pullover, acariciando su abdomen con suavidad, haciéndo erizar su piel, de pronto sintiéndose tan confuso, y era porque siempre fue demasiado ingenuo, pensando que su amigo solo le estaba haciendo una broma.

-S-solo nos estábamos despidiendo -trató de subir su mano a su cabello, porque los besos en su cuello se sentían realmente bien, pero fue detenido, Kazutora presionando su muñeca contra la pared, y un pequeño gemido salió de entre sus labios cuando el más alto bajó su mano a su pelvis, allí separando la tela de su piel unos centímetros, para luego soltarla y hacerla volver, entonces se dió cuenta, Kazutora no estaba bromeando.

-¿Y quién te dió permiso? -dijo, esta vez presionando sus labios contra los suyos, con posesividad, y Chifuyu tembló al sentirle presionarse contra él, entonces su entrepierna comenzando a latir, y sabía que caería tarde o temprano en su juego, porque Kazutora quería tocarlo, y ahora el también comenzaba a desearlo, pero sintiéndose tan confuso, es decir, ¿qué demonios estaba pasando?

Desde que se conocieron Baji y Chifuyu, el último sintió algo más que solo amistad por el otro, eso lo supo cuando sus mejillas se calentaban con solo escuchar algunas palabras suyas demasiado cerca, o sentir su piel rozar con la suya, adoró cuando se hicieron más cercanos y siempre le daba mimos, dándole caricias que iban más allá de lo que debería ser el comportamiento entre amigos, pero nunca le importó, y Baji supo entonces que podía seguirlo haciendo, porque de no gustarle ya se habría apartado. Cuando Kazutora entró a sus vidas, haciéndose tan cercano otra vez, Chifuyu sintió su corazón dar vueltas, porque sabía que estaba enamorado de Baji, pero ahora algo más llamaba su atención.

Y justo en estos instantes se dió cuenta de qué era lo que pasaba, lo supo cuando sintió los labios de Kazutora sobre los suyos, supo que estuvo enamorado perdidamente de él desde sus catorce años, y sus besos eran tan suaves y adictivos que solo quería más aún sin soltarlo, sin apartarse de su boca.

-T-Tora... -pronunció su nombre, lentamente en susurro cuando solo unos instantes lo dejó respirar, luego volviendo a su boca, sintiendo su vista nublarse de repente ante el calor que lo golpeaba. Entonces subiendo su mirada un poco por encima de su hombro, lo vió, con su mirada totalmente seria desde el otro lado, entonces sintiendo como un balde de agua fría caer sobre su cuerpo, sus mejillas intensificaron su color rojo, sintiéndose tan pequeño de repente.

-No me veas así -se burló Baji en cuanto Kazutora dejó la boca del rubio, observándole sin prestarle atención, sintiéndose tan necesitado por el más bajo, y Chifuyu quiso huir al sentirse tan acorralado, entonces apartándose de Kazutora, logrando la mirada confundida de este.

-¿Q-qué está pasando? -les susurró, apenas controlando su respiración acelerada, ellos acercándose un poco, no ayudando en nada.

-Hey, Chifuyu -le llamó Baji mientras dejaba escapar el humo del cigarrillo a un lado, mirándole con aburrimiento, recibiendo su atención entonces-, ¿te gusta Kazutora? -el rubio se paralizó, entonces abrió su boca para hablar, pero volvió a cerrarla, dudando en su respuesta, y un silencio que se prolongó más de un minuto siendo roto por su voz, bajando su mirada nerviosa.

-Yo no, creo que sí, sí, no lo sé, no estoy seguro, yo... -respondió, porque de verdad que no sabía, no tenía idea, aunque en el fondo su corazón gritaba con todas sus fuerzas la respuesta, pero su cerebro pensaba más de la cuenta como siempre, cuando alzó su mirada, de pronto viéndole tan cerca que sus largos mechones negros rozaban con su rostro enrojecido.

-¿No estás seguro? -el menor negó con rapidez, sin despegar la vista de sus ojos-, ¿y por qué no te apartarte cuando te besó? -sonrió de lado, enseñando uno de sus tan afilados colmillos, y Chifuyu quiso huir al escucharle, porque tenía razón, y no es como si Kazutora no estuviera allí, viéndoles en silencio, entonces su mirada bajó a sus labios, siempre tuvo la curiosidad de saber cómo se sentían, y si ya le había besado hacía unos minutos no tenía nada que perder, porque el también lo había hecho, y había dejado que Kazutora también lo hiciera, entonces tomó su rostro entre sus manos, acercándole al posar sus labios en los suyos, besándole con suavidad.

Baji, después de algunos segundos subió su mano, acercándole más a él, Chifuyu jadeó sorprendido, porque no se lo esperaba, pero de todas formas aceptando todo, como un niño obediente, dejando que hiciera lo que quisiera con sus labios. Pronto eso no siendo suficiente y queriendo más, el pelinegro deslizando su lengua en su boca, y Chifuyu cerró sus manos en puños sobre su chaqueta, sosteniendo el peluche también, y evitando soltar algún sonido de los tantos que trataba de retener en su garganta, solo escuchándose suspiros, Kazutora observándoles entonces.

En cuanto se separaron, le miró a los ojos, con los suyos un poco perdidos por las emociones que se sentían tan intensas, y decidió hablar, de pronto todo esclareciéndose en su mente.

-Los dos, me gustan los dos.

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