11. Kerosene
3 años atrás...(21 años)
Jungkook había optado por costumbre irse a una cabaña cuando tenía vacaciones, porque aunque quisiera no podía volver a Corea sin sentirse patético, puesto que dos años habían pasado desde que se marchó y él no había podido sacarse a Taehyung de la cabeza.
Siempre era la misma excusa para sus padres. "Lo siento, tengo muchos trabajos de la universidad. No podré volver" y ellos le creían, estaban orgullosos por lo mucho que su hijo se estaba esforzando con sus estudios. "Está bien hijo, esfuérzate te estaremos animando". Y Jungkook quería llorar de lo mal que sentía al mentirles.
La misma excusa usaba para su mejor amigo, pero este a diferencia de sus padres no le creía nada ya que lo conocía demasiado bien.
— Kook...
— Yoonie, por favor. — suplicó desganado, conteniendo con todas sus fuerzas las ganas de llorar al escuchar el tono con el que su mejor amigo le hablaba. — No lo digas.
Un suspiro. — Bien, pero no es justo. No es justo que por querer alejarte de él termines alejándote de nosotros.
— Lo siento. — musitó dejando caer una lágrima.
— Si, también yo.
Yoongi colgó.
El azabache observaba con la mirada perdida al suelo de madera de aquella cabaña, había un montón de botellas regadas por todo el sitio, un remedio que había probado demasiadas veces. Pero últimamente embriagarse solo le traía el recuerdo de todas la veces que discutieron, de todos los adiós que se dijeron.
— ¿¡Crees que no sé toda la mierda que haces!?
— Pues si tanto te jode que me anden cogiendo, ¿¡Por qué mierda regresas aquí!?
— ¡Porque te amo Taehyung! ¡Y soy tan estúpido que no puedo aceptar que tú no me amas!
— Kook...
— Vete a la mierda Kim. — dio un portazo y se fue de ahí.
Oh que miserable se sentía recordando aquello.
El frío de esa tarde de octubre le hacía sentir relajado, le ayudaba a nublar sus sentidos para no permitir que la oscuridad se adentrara más en su mente. Le gustaba pasar su tiempo en aquella cabaña, estar rodeado de la naturaleza y el silencio en cierta forma le ayudaba a sentirse más tranquilo, le encantaba colocar aquella lampara de queroseno junto a él, con la llama iluminándolo conforme el sol se ocultaba por completo.
Y que tan masoquista se tenía que ser para tener que comparar a Taehyung con aquella lampara, porque en sus momentos más oscuros sintió que solamente él le alumbraba. El era su queroseno.
Esa lampara era la que le iluminaba, le tranquilizaba.
A la hora de ir a dormir la colocaba junto a su cama bajando la intensidad para que solo le alumbrara a él. Cerró los ojos respirando profundo mientras escuchaba el viento golpear contra la ventana y el crujido de las hojas por fuera y ese silencio, era lo que conocía como hogar.
Esa noche Jungkook volvió a soñar con él, era algo que últimamente hacía muy seguido, lo cuál en parte le gustaba porque era la única forma que tenía para verlo. Recuerda haberlo visto parado junto al fuego, reflejando las llamas en sus preciosos ojos, aquellas que murmullan conforme se consumen y se empiezan a cansar.
Sin duda era una imagen que decidió recordar.
Jungkook sabía que no podía volver a casa, en realidad tenía miedo de hacerlo. Porque después de dos años él seguía torturándose con aquel amor y simplemente no podría llegar a soportar el ver a Taehyung habiéndolo superado a él. Estaba cansado de tener un corazón tan sensible, podría soportar de alguna manera el mentirle a sus padres, a sus amigos, a Yoongi.
Pero algo que no podía era mentirse a sí mismo, porque aunque todos los días al despertar intentará creerse que podía olvidarlo.
Él sabía que no.
¿Pero qué más podía hacer si había intentado de todo?
Ya no sabía, se sentía tan triste, tan solo y eso le jodia, porque aunque quería volver a casa la razón no era ni por sus padres o sus amigos, no. Era por él.
— Soy como una lampara vacía mi amor, en dónde tu eres mi queroseno que me ayuda a brillar y sin ti, lo único que puedo hacer es hundirme en esta maldita oscuridad. — hablaba a la nada con los ojos llenos de lagrimas. — Hace mucho que no sé de ti, Yoongi no me dice nada y honestamente tampoco me atrevo a preguntar, tengo miedo de que me digan que ya me superaste, mientras que yo sigo aquí amándote con cada parte de mi ser.
"Eres mi queroseno, capaz de hacerme brillar hasta el grado de quemarme por completo y volverme nada".
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