EXTRA #1
Riki aferró su manito a la bolsa de regalo que su papi le había dado, mientras que su otra mano era sostenida por la mano de su papá, le dirigió una mirada rápida y el alfa le sonrió ante su rostro algo inquieto dándole un leve apretón a su mano, avanzaron a través del pasillo y finalmente pasaron por la puerta abierta que daba acceso al patio de aquella casa, donde música infantil resonaba a un volúmen bastante moderado y las decoraciones que indicaban que se trataba de una fiesta infantil estaban muy presentes.
Al instante Jake notó su presencia, sonriendo tan lindo como él solía hacerlo, acercándose para recibirlos como era debido, él omega se miraba bastante bien arreglado y alegre para la ocasión.
—Que bueno que llegan, pensé que ya no vendrían. —saludó el chico en primer lugar.
—Ya sabes cómo es Sunghoon, cuando necesitamos salir rápido más se tarda en bañarse. —confesó Sunoo, mirando directamente a su esposo que se hizo el desentendido, sonriéndole como si le estuviera contando un chiste.
Riki por su parte se dispuso a observar el panorama, algunos niños corriendo y jugando por el lugar, otros entretenidos en el castillo inflable que se encontraba allí instalado, los adultos vigilaban desde sus sillas y conversaban con los otros, no parecía ser muy divertido desde su posición.
Solo podía escuchar la conversación aburrida que mantenían sus padres con el papá de Taki, pero no entendía lo que decían ya que no prestaba demasiada atención.
—Oh Riki, Taki está jugando con algunos amiguitos, si quieres puedes darme el regalo a mí. —comentó Jake, agachándose un poco para estar a su altura.
Él se encogió de hombros, le daba igual después de todo así que le pasó la bolsa con diseño de Kumamon, él la había elegido y estaba bastante orgulloso de ello, pero no dijo nada al respecto.
—Mm, veo que Heeseung vino. —señaló Sunoo hacía el hombre que se encontraba allí conversando con un alfa que reconoció como Jay y algunos otros invitados desconocidos.
—Sí, el año pasado Taki estuvo muy triste porque no había estado, este año pidió permiso en el trabajo, es lo menos que puede hacer por su hijo ¿no? casi no se ven. —el omega se cruzó de brazos al hablar de su ex pareja, era un tema un tanto controversial para él, tenían una buena relación pero siempre estaba aquella espinita.
Sunghoon soltó la mano de su hijo y su omega ya sabía bien a dónde iba, porque no todos los días era libre para tomar algo de soju en compañía de otros alfas, así que al ver ese par de botellas verdes en las manos de los otros sus ojos brillaron.
—Heeseung, mi viejo amigo. —decía con una sonrisa y brazos extendidos, caminando hacía el grupo de alfas allí reunidos, Sunoo rodó sus ojos, ya lo había perdido por ese día.
Jake rió por ello y avisó que iría a dejar el regalo adentro, el omega asintió y se dispuso a caminar hasta el lugar donde Won estaba sentado vigilando a su hija y al pequeño hijo de Jake quienes jugaban juntos, Riki apretó su dedos alrededor de la tela del pantalón de su papá, como se había acostumbrado a hacer, sonrió cortamente al estar cerca de aquél omega, rápidamente su papá tomó asiento en la silla de al lado, y él en sus piernas.
—Hey Sunoo, Riki. —saludó el mayor, recibiendo una sonrisa de parte del pequeño.
—Saluda hijo. —le dijo su papi.
—Hola. —respondió algo tímido.
—¿Hola quién? —insistió Sunoo.
—Hola tío Wonnie. —dijo el niño.
Jungwon sonrió ante su ternura, extendiendo sus brazos invitándolo a abrazarlo, y Riki estaba listo para hacerlo, sino fuera por la fastidiosa de Eunchae, quién apenas miró las intenciones de su papá se levantó del suelo donde se encontraba jugando, corriendo para ser ella quién abrazara al omega.
Este negó por el acto de su hija, pero aún así la recibió dejando algunos besos sobre su cabecita; Riki no evitó pensar en lo caprichosos que eran los niños pequeños, definitivamente no le caían para nada bien.
—¿No quieres ir a jugar al castillo inflable? —le preguntó Sunoo a su hijo, quién volvió a acomodarse en sus piernas, pero este negó.
Demasiados niños saltando en un solo lugar no le parecía atractivo.
—¿Y qué tal si juegas con Daniel? —señaló al niño que se había quedado sin su compañera de juegos luego de que Eunchae corriera a brazos de su padre y se quedara allí, colgándose de su cuello.
Riki lo pensó, ¡ya no era un bebé cómo para jugar con Daniel! Tenía como dos años y apenas sabía hablar algunas cosas.
Poquísimos segundos después Taki pasó corriendo junto a dos niños que Riki conocía del preescolar: Jisung y Kyungmin, pasó así cómo así, ¡cómo si él no existiera! Enfurruñado se levantó de las piernas de su papi, caminando los pocos pasos que lo separaban de Daniel, quién jugaba en el suelo.
El pequeño tenía un autito de juguete entre sus manos y era con el cual jugaba, había otro a su lado totalmente abandonado, Riki se acercó para tomarlo pero el pequeño se puso alerta.
—¡No! —gritó soltando el que tenía entre sus manitas, tomando el otro autito antes de que Riki lo hiciera.
El niño frunció su adorable ceño, acercándose entonces a tomar el que había dejado de lado.
—¡No! —volvió a gritar el bebé.
¡Por eso no le gustaba jugar con bebés!
—Hey Daniel, prestale uno a Riki ¿sí bebé? —ni siquiera se había dado cuenta de que Jake ya estaba ahí, sentado junto a los otros dos omegas.
—¡No! ¡Mío!
No había pasado ni una hora desde que habían llegado y el pequeño Riki ya estaba estresado, ¿es qué era muy difícil compartir? Um, bueno, él tampoco compartiría a sus papás, ¡pero sus juguetes sí! Quizás, dependiendo de la persona.
Pero no se daría por vencido, así que queriendo ser terco tomó uno de los autitos de Daniel, sin esperarse lo que se venía, el bebé empezó a chillar con rabia, y en un movimiento rápido tomó su brazo, encajando sus dientecitos en este, sin ni una pisca de arrepentimiento.
Riki soltó con rapidez el juguete, alejándose del pequeño salvaje, empezando a llorar él también, volteandose en busca de su papi, y de paso llamando la atención de las personas en aquella tonta fiesta.
—¡Daniel! —regañó el omega ante la travesura de su hijo, levantándose del lugar para tomarlo en brazos, para seguir regañadolo. —, eso no se hace, niño malo.
Riki corrió para abrazarse a las piernas de su papi, quién acarició su cabello consolandolo diciéndole que tenía que calmarse un poco, pero sintió como alguien lo tomaba en sus brazos, percibiendo rápidamente el aroma de su papá Sunghoon, estando a esa altura vio a varios niños chismosos acercarse, y a Taki correr en dirección hacía su casa, enterró su carita en el cuello de su papá.
—Lo siento mucho, Daniel todavía no entiende muchas cosas Riki, ya lo regañé, también lo siente mucho. —se disculpó el omega con el bebé en brazos pero el pequeño Park ni siquiera quiso verlo.
Esa fiesta no estaba gustandole para nada, quería irse a su casa con sus papás.
Un ratito después Sunghoon sintió a alguien tirando levemente de su pantalón, entonces miró hacía abajo.
—¡Tío! —una vocecita que reconocía muy bien habló desde abajo. —Baja a Riki por favor.
El pequeño se separó del cuello de su padre, curioso de ver que sucedía y pronto ya estaba en suelo, frente al sonriente cumpleañero, que parecía bastante confiado en lo que hacía.
—Déjame ver tu brazo, Riki. —pidió este, al parecer entusiasmado, Riki lo miró serio, molesto de que su situación lo alegrara, pero aún así hizo caso, levantando su brazo herido, enseñandoselo.
Podía verse perfectamente la forma de los pequeños dientes del salvaje de Daniel, su pálida piel se miraba rosada luego de la mordida, y solo verlo hizo que tuviera ganas de llorar de nuevo, ¿qué podía hacer? Era un niño.
Taki hizo una mueca al verlo y dejó ver algo que traía en su mano, tomando el brazo del mayor con su otra mano comenzó a colocar lo que traía con sumo cuidado sobre la piel lastimada, dejando ver que se trataba de una curita con diseño de gatitos bebés.
—Ya está, ¡Papá Heeseung me las trajo de Busan! ¿no te gusta? —comentó orgulloso.
Los adultos miraban la escena enternecidos, aún si sabían que aquella curita no tendría efecto alguno sobre aquella mordida.
—¿No es precioso mi bebé? —susurró Jake, con intención de que solo Sunoo lo escuchara, quién asintió con una sonrisa, sabía bien lo especiales que serían esos dos el uno para el otro.
El mayor asintió ante la pregunta del risueño Taki, que aplaudió contento.
—A Daniel no le daremos pastel. —determinó el niño, mirando a sus padres quiénes le dieron un asentimiento entre pequeñas risas.
Riki no pudo decir algo más porqué Taki ya estaba tirando de su mano para que fueran corriendo a jugar junto a los otros niños.
Bueno jugar con ellos sería mejor que jugar con Daniel ¿no?
Lo que restó de la fiesta Taki protegió a Riki de los malvados dientes de Daniel.
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