
32
L E N A
Una semana.
Una maldita semana le tomó a su cerebro recapacitar sobre la manera tan desagradable en la que me trató dentro del hospital y ahora viene después de todo ese tiempo con su carita de «estoy arrepentido» y sus palabras "bonitas" a pedirme perdón, luego de que tomó el amor que sentía por él, lo tiró al suelo y lo pisoteó mil veces sin importarle lo que sentía.
¿Y si hubiese sido al revés? ¿Y si yo le hubiera gritado? Claro, ahí si nadie me perdonaría, sería la peor persona de todo el mundo, bueno, pues hoy hago uso de eso, no me interesa que se arrastre por el suelo intentando volver el tiempo atrás, no me importa cuántas lágrimas pueda llegar a derramar, yo llevo llorando y sufriendo hace un año, desde que su vida comenzó a basarse simplemente a un maldito avión.
Quiere que nuestra relación siga, pero él no puede hacer el maldito intento de confiar en mí, mientras que yo me he tenido que soportar todos los inventos románticos en donde él se ha tenido que ver en vuelto con muchas mujeres famosas, jamás le reclamé nada, siempre confíe plenamente aún sabiendo todo lo que el hacía antes de que estuvieramos juntos, jamás oyó un solo reclamo por parte mía.
—¿Por qué tan sola?— miré a mi derecha, Owen había aparecido masticando chicle como si fuera una vaca.
Detesto cuando hacen eso.
—Mastica bien.
—Por lo visto no estás de buen humor— hizo un globo y me lo reventó en la maldita cara.
—Haz otra vez eso y juro que te meteré el chicle por el culo— lo fulmine con mi mirada y él terminó por tragarse el chicle.
—Apuesto mi marihuana a que estás así por Jungkook.
—No le entró a esas cosas, gracias.
—Ya lo sé— sonrió.
¿En qué momento nos hemos vuelto tan cercanos?.
—¿Y tus amigos?.
—En la cafetería, con Jungkook— suspiré. Lo miré por un instante, estaba asintiendo con la cabeza y mirando a la nada muy pensativo —¿Qué pasa?.
—¿Alguna vez te has escapado de la escuela?.
—Me da miedo hacia donde nos llevará esa pregunta— lo miré con recelo —Pero no, jamás lo he hecho.
Una sonrisa macabra apareció en el rostro de Owen, deslizó una mano por el barandal acercándola a la mía y tomándola fuerte. ¿Está bien si empiezo a tenerle miedo?.
—¿Has oído que siempre hay una primera vez para todo?.
—Ni lo sueñes.
Pero claro, no me oyó. Owen se echó a correr y consigo me arrastraba a mí. Trataba con mis pocas fuerzas pararlo pero me era imposible, ya ni siquiera sabía diferenciar cuando estaba drogado y cuando estaba en sus cinco sentidos, aunque tratándose de este chico creo que jamás ha estado cuerdo.
—¡Owen detente!— le gritaba entre risas. Si, lo admito, era divertido correr por los pasillos y por un instante olvidar todo lo que ha pasado últimamente.
Cuando doblamos el pasillo que nos llevaba a las escaleras de la salida, Owen terminó tirado en el suelo cual alfombra roja, por suerte su caída en nada me perjudicó a mí.
—Creo que me rompí un hueso— habló con dificultad.
—¿Acaso no viste el letrero de cuidado, piso encerado?— me apretaba la panza ya que su desgracia era mi diversión.
—Si si, muy gracioso, ahora ¡ven y ayúdame!— exigió.
Entre risas y lágrimas me acerqué con cuidado a su cuerpo moribundo, le tendí una mano y con sumo cuidado lo fui ayudando a levantarse, no quería ser yo la que terminara en el piso.
—Eso te pasa por querer escapar.
—¿El alma se puede romper?— preguntó tocándose la espalda y haciendo ciertas muecas graciosas para mí —Porque creo que yo me la rompí en la caída.
—Eres un exagerado— reí.
Parecía un anciano de esos que necesitan ayudantes para poder caminar. Lo saqué del piso con cera y lo dejé apoyado contra una pared, nunca me percaté que a unos pasos de nosotros había una persona mirándonos con total molestía.
—Yo mejor me voy a la enfermería— comunicó, al darse cuenta de la presencia de Jungkook.
—¿No necesitas ayuda?— él negó. Entonces, como un viejito que está mal de la columna se fue alejando lentamente.
—¿Por qué estaban corriendo?.
¿Desde cuándo yo le debo explicaciones?.
—Solo jugábamos— acote.
—Si yo hubiera sido el que te hacía correr lo más probable es que me golpearías y luego me gritarías— se acercó más.
—¿Sabes? Tengo cosas mejores para hacer que quedarme a oir tus reclamos de exnovio tóxico— hice énfasis en las dos palabras finales, las cuales no le gustaron para nada.
—¿Exnovio?— levantó una ceja e hizo ese gesto que tanto me gusta el de hacer chocar la lengua con la parte interna de su mejilla.
No caigas, Lena Park.
—Por lo visto no te has mantenido al tanto de las nuevas actualizaciones— ironicé.
—Lo único que yo sé...— se acercó tanto que con sus brazos rodeó mi cintura y me apretó contra su cuerpo. Se inclinó hasta mi estatura y cerca de mis labios susurró;— que tú eres y serás siempre mía.
Y con aquellas palabras se fue mi autocontrol, mis ganas de mandarlo a otro país de una sola patada en los huevos, mis ganas de odiarlo para toda la vida, mi amargura, en fin, el hijo de su madre me tenía como quería una vez más.
Un pequeño gemido escapó de mis labios cuando su lengua entró sin pedir permiso, decir que estaba caliente era poco, aunque tratándose de Jungkook no me sorprendía.
—Te extraño demasiado, ratita— confesó con la voz agitada —Dame otra oportunidad, lo del hospital fue todo mentira nunca pensaría eso de ti.
—Pero lo dijiste.
—Estaba enojado con Sunye, pero al mismo tiempo mal por lo que le estaba pasando y verte llegar con ese chico me hizo explotar, dije cosas que no quería— besó la punta de mi nariz —Amo lo que eres, amo tu forma de ser porque así te conocí y eso me cautivo de ti, amo tus cambios de humor, amo como te pones nerviosa cada vez que tratas de ser tierna o cuando te digo cosas cursis. Me apoyas a seguir mis sueños, siempre has estado cuando necesité el apoyo de alguien, me abriste las puertas de tu casa solo para que yo pudiera cumplir mis sueños, me aceptaste con todos mis defectos, me has esperado durante meses y así me podría pasar todo el día nombrando las cosas que has hecho por mí.
¿Ya te ganó de nuevo, verdad?.
¿Tú qué crees?.
—Te odio— sonrió.
—Yo también— me dio un pequeño beso en los labios.
—Si me vuelves a gritar o hacer una escena de celos te corto las bolas.
—Siempre tan linda.
Y en vez de un beso, preferí abrazarlo. Me sentía bien cuando lo abrazaba y sé que el hecho de haber estado tanto tiempo separados nos tiene así, ambos sabíamos que su vida intervendría de una u otra forma en nuestra relación y eso me da miedo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro