𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝑻𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒐𝒏𝒆
Agosto, 1977
Un dulce aroma a rosas, bollería y caramelo se hallaba impregnado en cada esquina, siendo incluso palpable desde el umbral de la puerta principal. Los muebles lucían cómodos y amigables y las paredes estaban llenas de marcos de fotografías y velas.
Apolo esperaba sentado en uno de los dos sillones individuales de la casa Evans. Frente a el se encontraba Vernon Dursley, el cual no lo miraba con muy buena cara y obvio el Gryffindor correspondía la mirada. Ninguno de los dos parpadeaba. Apolo casi podía jurar que podía escuchar cada pensamiento de Vernon llamándolo “fenomeno”.
Apolo había ido a la casa Evans en la espera de su novia y Marlene, que había estado en casa de la pelirroja desde la noche anterior. Llevaba al rededor de veinte minutos compartiendo miradas con Vernon en el que ninguno de los dos hablaba pero se juzgaban con la mirada.
—Apolo, ¿Quieres...?—la señora Evans se asomó por la puerta del comedor, pero deteniendo sus palabras al momento en el que observó como los novios de sus hijos parecían estar teniendo una pelea interna—De acuerdo. ¿Quisieras pay de zarzamora?
—Nada me encantaría más que eso Liliane. Se lo agradezco. —cuando la señora Evans salió por la puerta regreso a la cocina. Vernon fue el primero en despegar la mirada con una clara indignación al ver qué su suegra no le ofrecía nada. Una sonrisa se formó en el rostro de Apolo. —Debo decir que no fue un gusto ser presente de verte Dursley. Ahora sí me disculpas, debo comer un delicioso pay de zarzamora. —dijo Apolo levantándose del sillón y caminando a la cocina dándole la espalda a Vernon.
Cuando llegó a la cocina pudo notar como Liliane Evans se esforzaba por agacharse y tomar el pay que salía del horno. Así que acercándose rápidamente tomo un par de guantes de cocina que lucian en la entrada junto a un par de llaves, se acercó hasta incarse y poder sacar el pay, algo que la señora Evans agradeció enormemente.
Apolo miro a Petunia mientras movía el pay entre sus manos y lo colocaba justo en medio de la mesa. La mayor de las Evans leía una revista de moda haciendo ignorancia como si si madre y el no se encontraran ahí. Sabía que Petunia se había vuelto una extraña en su familia desde que había decidido irse a vivir con su novio, y que pronto sería su prometido. Boda a la que Lily, ni siquiera los propios padres de Petunia estaban invitados.
El pelinegro se encargó de acercar dos platos de cristal, mientras se los acercaba a Liliane, junto a la taza de café que había preparado. Corto el pay mientras le servía un pedazo a la señora Evans y otro por igual a el. Al momento de que la madre de su novia tuvo en su plato su propio postre pudo notar como Petunia miraba su plato de reojo, así que suspirando se acercó hasta el mueble de color café y madera de abeto, que se encontraba justo por arriba del fregadero.
Corto una rebanada más mientras se la dejaba justo al frente de Petunia, quien había bajado su vista justo a la rebanada de pay que tenía al frente.
—No soy tan malo como tu crees, Petunia.
Sin contestar, la mayor de las Evans, probó un pedazo con un cubierto que tenía al frente de ella. Petunia evitó cerrar los ojos al sentir el delicioso sabor en su boca.
—Mhm, lo recordaba mejor. —Apolo alzó una ceja, mientras miraba a la señora Evans frente a el, que parecía reconocer la mirada que Petunia tenía en su rostro.
—¿No lo quieres entonces?—pregunto Apolo. —Porque si es así puedo llevarmelo...—y justo cuando estaba por tomar el plato, recibió un manotazo por parte de Petunia.
—¡Quita tus manos de mi pedazo! Tu ya tienes el tuyo Apolo. No es necesario. Además, no creo que sea adecuado dejar la comida sobre la mesa, sería un desperdicio. Ahora, iré a compartirlo con mi prometido.
—Claro que si querida. —hablo Liliane, después de ver a su hija salir de la cocina, comiendo el pay a medio camino. La mujer pelirroja se giro y miró a Apolo, y el plato que seguía intacto justo a su frente. —Adelante, pruébalo y dime tu opinión.
Aquella linda señora pelirroja le dedicaba una sonrisa y sin decir más, Apolo corto un pedazo con un cubierto para posteriormente saborearlo en su boca. Los ojos de Apolo brillaron al momento de sentir el sabor tan delicioso que degustaba.
—El mejor pay de zarzamora del mundo entero. —Apolo miro a la señora Evans frente a el e inclinándose por arriba de la mesa beso mejilla, para después probar un poco más de pay, mientras sonreía como un niño pequeño.
—Lo que sea por mi niño. —su mirada transmitía una calma impresionante. Apolo se limitó a darle una sonrisa honesta y seguir comiendo.
Euphemia Potter y Liliane Evans eran las figuras materna que Apolo siempre necesito.
Al igual que Fleamont Potter y Edward Evans eran las figuras paternas que desde que era niño había deseado tener.
Desde que era niño siempre había querido tener una buena relación con su hermano. Siempre había querido que ambos fueran tan unidos como los hermanos Black lo eran a pesar de estar los tres en distintas casas, no importaba donde o cuando ellos tres siempre estaban para apoyarse, y eso era lo que Apolo envidiaba, no de mala manera, si no que todo lo contrario, pero siempre se imagino y se preguntaba si así sería su relación con Severus, si quizá no hubiera acabado en la casa de los leones o no hubiera sido amigos de los merodeadores, tal vez, inclusive era su culpa.
Si, eso era lo que más sonaba coherente en su cabeza. El era el culpable de no tener una buena relación con Severus. El tenía la culpa por aceptar que el sombrero lo seleccionará en Gryffindor y no haber insistido. El era el culpable de haber hablado con James para después hacerse amigo de los merodeadores. El era el culpable de no haber puesto los sentimientos de Severus primero que los suyos.
Era su culpa que Severus fuera un mortifago.
Todo era su culpa.
—Querido, ¿Te encuentras bien?—la voz de la señora Evans lo saco de sus pensamientos en el momento en el que sintió su voz entrar por sus oídos.
—Si, si...— titubeó—Lo estoy señora Evans, no se preocupe, solo...pensaba.
—De acuerdo. —dijo Liliane no muy convencida. —Me alegra que mi hija este saliendo contigo. Aún recuerdo cuando me confesaste que estabas enamorado de mi hija a los once años. —comento la mujer pelirroja sonrojando al pelinegro frente a ella. —Siempre supe que tú y Lily estaban destinados a estar juntos. Ambos siempre querían estar juntos. Ella era, y es, perfecto a tus ojos, al igual que para los ojos de Lily eres perfecto. Recuerdas cada pequeño detalle de ella. ¿Sabes? Recuerdo una vez que lograste que Lily escapara por la ventana con trece años, cuando Edward la castigo por cortar el pelo de Petunia hasta la altura de sus orejas.
Uan sonrisa se formó en el rostro de Apolo, al momento en el que lo recordo. Ambos habían corrido por las calles hasta llegar a la cafetería que se encontraba a solo cinco cuadras de la casa de la familia Evans.
—¿Que fue lo que sucedió que los llevo a alejarse todo cuarto grado, hasta inicios de sexto?—pregunto la señora Evans con interés.
Apolo carraspeo nervioso, levantandose de su silla y acercándose a llevar el plato al fregadero: —Bueno, la cosa es que...
—¡Cariño!—la voz de Lily lo hizo querer girar para mirar así novia, sin embargo no lo hizo al momento de sentir su peso en su espalda, tomándola por las piernas que estaban incrustadas en su torso, para después besar su mejilla y separarse de el.
—Soy demasiado cursis. —hablo McKinnon, obligando que tanto Lily como su madre y Apolo se girarán a verla.
—No es mi culpa que tú amor con Sirius se trate de anatomía humana. —Apolo levantó ambas cejas varias veces.
—Que feo que seas así. —Marlene lo miró con el seño fruncido cruzando los brazos fingiendo enojo.
—Tu empezaste.
—Touche. Me da gusto verte. —dijo cuando Apolo se acercó a ella a abrazarla.
—Igual, Marls. —Apolo se separó para mirar a la rubia y posteriormente a su novia. —¿Y Mary?
—Regulus. —fue lo único que Marlene respondió.
—Pobre Mary, ya la corrompieron.
[...]
—¡Marls, Lily!—Dijo Meissa
Las tres se fundieron en un abrazo. Como si hace dos semanas no se hubieran visto.
—¿Y Mary?—pregunto Meissa.
—Mando una carta, decía que llegaría en un rato—contestó Marlene—Al parecer Regulus es más importante que nosotras.
—¿Le pasó algo a Regulus?—pregunto Sirius mientras bajaba las escaleras a lado de James.
—No, todo bien—dijo Lily—Solo que Mary llegará después.
—¿De que hablaban?—pregunto Apolo.
—¿Hablar?—dijo James confundido.
—Si, que hacían los tres allá…
Meissa le tapó la boca a Apolo, para que dejara de hablar. Todos los demás la vieron confundidos.
—¿Que?—dijo Meissa—Ignórenme.
Sirius, quien estaba abrazando a Marlene, se acercó a Meissa, la tomó de la mano y la sacó al patio. Donde nadie los escuchara.
—Apolo...—dijo James llamando su atención después de haber saludado a las dos chicas. —¡Cierto! Tengo que preguntarte algo.
—Escucho.
—¿Conoces a Evan, verdad?
—¿Evan Rosier, el de Slytherin?
—¿Conoces otro Evan? ¿Que esté en Slytherin?
—Bueno, ahora que lo mencionas...
—¿Estás bromeando?
—No. Claro que no. De hecho si conozco a otro Evan en Slytherin, solo que el es hijo de muggles, bastante amable, jugué un par de veces ajedrez con el.
—Oh, que interesante dato, ¡Pero no te pregunté eso Apolo!
—¡Bien! ¡Lo siento! Pero si, si conozco a Evan Rosier.
—Correcto. ¿Sabes si lastimó a Mei alguna vez?
—No. Yo no sé absolutamente nada de eso. —respondio Apolo con rapidez.
—Contestaste rápido. Significa que sabes algo.
—No, claro que no. Yo no sé nada.
—Claro que...
—¡James!—la voz de las dos chicas los hizo sobresaltarse.
—¿No crees que si Mei no nos lo ha dicho es porque le duele recordarlo o le incomoda?—dijo Lily.
—Exacto. Es su decisión contarnos. Y si Apolo lo sabe, el no dirá nada por más que lo tortures...
—Marls, te sugiero no seguir hablando. No quiero quedarme sin novio tan pronto. —dijo Lily cuando sintió que Apolo se escondía detrás de ella al ver la mirada de James.
—Es que...no puedo evitar preocuparme, ¿De acuerdo? Es difícil, y aún más teniendo a Sirius y Regulus pisandome los talones para que evité estar a solas con Mei, aunque eso lo abarca más Regulus.
—¡Meissa Walburga Black!—escucharon el grito de Sirius—¡Ven acá!
Vieron a Meissa entrar a la casa corriendo y llegando a esconderse detrás de James. Algo que suponieron, Sirius vio.
—¡James aléjate de mi her...!—se escuchó un estruendo y después la voz de Sirius, quejándose.
Se había caído.
—¡Sirius!
Lune_black
Recordemos que esto es una duologia con givi_black y el capitulo del otro fic ya está publicado en su perfil.
¡¡Iniciamos el segundo acto!! ✨
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