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⊱❑┇ ______ Stark ┇❑ ⊰

Hay momentos en la vida en los que una simplemente se pregunta: ¿Por qué demonios fui yo la que ganó la carrera en el útero de mi "madre"?

Este era, sin lugar a dudas, uno de esos momentos gloriosos.

—¡No es nada, Nicolas! —espeté, con esa voz aguda y nerviosa que se usa justo antes de que todo explote como un mal experimento de química.

No sé si mis poderes fallaron o si el universo decidió burlarse de mí ese día, pero el punto es que no reaccioné a tiempo. O mejor dicho: reaccioné tarde y mal. Como de costumbre.

La mirada de Loki era una mezcla entre confusión, incomodidad y un leve deseo de que lo tragara la tierra. Y Hon —oh, dulce Hon— parecía lista para lanzarse sobre mí como si yo fuera el último trozo de pastel y ella llevara semanas en dieta estricta.

—¿¡Esto es lo que te tiene tan ocupada?! —bramó Nicolas, cruzando el umbral como si estuviera a punto de arrestarme por traición nacional.

—Mira... no es lo que parece.

—¿¡No es lo que parece!? —Soltó una risa seca, sarcástica—. Tienes a un tipo semidesnudo en tu cama. ¿Qué se supone que parece, ____, una pijamada terapéutica?

Yo miré a ambos. Loki, tan confundido como yo cuando intenté aprender alemán con resaca. Y Hon... bueno, si las miradas mataran, estaría escribiendo esto desde el más allá.

—¡Deja de gritar! —le espeté entre dientes—. No ha pasado nada, así que deja de hacer escándalo como si estuvieras en una telenovela barata.

—¡Estoy diciendo lo que veo! —exclamó, manoteando en el aire como si eso validara su punto—. ¡Y esto es la cereza podrida del pastel!

—¿Qué está pasando...? —La voz de Loki se arrastró por el aire como un susurro inquieto.

—Nada. Tú descansa —le respondí con una sonrisa tensa y un nudo en la garganta.

Giré la perilla de la puerta y la cerré con más fuerza de la necesaria, porque bueno, a veces solo te queda ejercer tu autoridad en las perillas. Tomé a Nicolas del brazo y lo arrastré hasta la sala como si fuera un niño en plena rabieta.

—Mira, no estoy para este tipo de espectáculos —le solté con frialdad—. Menos voy a tolerar que me hables de esa manera o que armes escenas por cosas que no han pasado.

—¿Ah no? Porque lo único que sé es que mi novia no me ha llamado en días, y cuando por fin la veo, resulta que tiene un tipo en su cama ¡SIN CAMISA!

—Sé que debí contarte antes...

—¿Me estás engañando? —preguntó, tan desilusionado que por un segundo me sentí la villana de la historia.

—¿Qué? No. No, claro que no.

—Entonces explícame.

—¡Estoy intentando explicarte, pero no te callas! —le grité, la ansiedad apretándome el pecho como un corset dos tallas más chico.

Esto no estaba saliendo como esperaba. Ni de cerca.

—Es el hermano de uno de mis compañeros de equipo. Lo trajeron herido y... yo lo estoy cuidando. Es complicado.

—¿Y qué haces tú cuidando al hermano de otro? ¿No tiene su hermano para eso?

—Ya te dije que es complicado —bufé, cruzándome de brazos como quien intenta mantener la dignidad en una tormenta de fuego—. No ha pasado nada desde que llegó, solo se está recuperando. Punto.

—Entonces eso significa...

—No, no te engañé —respondí tajante—. Y ¿sabes qué? Me sorprende mucho que hayas asumido eso de mí tan rápido.

—____, yo...

—No, en serio. Es sorprendente tu nivel de desconfianza. Casi conmovedor —agregué, con un sarcasmo que cortaba como cuchilla.

Y sí, dolía. Más que nada porque si dependiera de una parte de mí, probablemente habría cruzado líneas con Loki otra vez. Pero tengo límites. Aunque no lo parezca.

—Entiéndeme... no sabía nada de ti. Y cuando llego, me encuentro con esto. Es imposible no pensar mal, aunque no quisiera.

—Bueno, pero eso no quita lo ofensivo que fue —respondí, sin quitarme la incomodidad de encima.

Sabía que había cometido un error. Un gran error al no decirle nada antes. Pero Nicolas era de esos que se ofenden si mueves la taza de café sin preguntarle. Y esta vez no fue la excepción.

—¿Cuánto tiempo se quedará contigo?

—No lo sé. No tiene a dónde ir.

—____, no puedes detener tu vida por él. Tienes trabajo, compromisos, una fiesta...

—El trabajo está resuelto. Haré home office por un tiempo —solté sin un gramo de entusiasmo—. Y mi vida está bien, gracias por el interés repentino.

Lo vi tragar saliva. Su expresión se transformó, ahora más avergonzado que furioso. Lo cual era peor.

—¿Venías a hablarme de algo más? —pregunté con acidez.

—Bueno... quería hablar de lo que habíamos planeado.

Solté un suspiro pesado. Ah, sí. La fiesta. El recordatorio anual de que me hacía más vieja, más confundida y claramente, más sola.

—Dudo que pueda ir. Lo siento.

—No puedes ser la niñera de ese tipo —protestó—. Ya tenía los boletos, nos íbamos mañana por la noche...

—Hon, lo siento. Créeme que no contaba con esto —me levanté, tomándolo de las manos con la suavidad de quien sabe que está por romper algo—. Además, tengo una reunión importante con los Caruso. No sé cuándo la van a pedir, así que no puedo dejar todo botado.

—Diles tu situación y contrata una enfermera. No puedes cargar con esto sola —me pidió, casi suplicando—. Me hacía ilusión pasar nuestro cumpleaños juntos.

Y a mí me hacía ilusión no tener mi vida convertida en un drama griego, pero bueno, no se puede todo.

—No puedo tomarme el tema Caruso a la ligera, cariño —acaricié su hombro con delicadeza—. Papá no está, y se supone que yo estoy a cargo.

Vi cómo apretó la mandíbula. Lo conocía lo suficiente como para notar que estaba a punto de explotar... pero se contuvo.

—Bien —dijo finalmente—. No quiero abrumarte más con esto.

—Creo que es lo mejor. Perdón por no haberte dicho antes lo que pasaba.

—No te preocupes —formó sus labios en una fina línea, tensa—. Supongo que fue culpa mía por hacer planes sin hablarlo bien. Al final, las cosas pasan por algo... ¿no?

Asentí. No podía culparlo por lo que estaba sintiendo, pero no podía abandonar a Loki tampoco. No ahora.

—Descansa. Aún puedes cambiar de opinión —dijo mientras me miraba con ese tono de esperanza irritante.

Me crucé de brazos y desvié la mirada. No quería que pensara que esto era negociable.

—Igual te llamo mañana antes del vuelo...

Se acercó y, en un acto reflejo, intentó besarme. Yo giré el rostro. Lo esquivé. La expresión de confusión y dolor en su cara fue instantánea.

—Aún estoy decepcionada —murmuré, lo justo para que lo oyera.

Él lo entendió como una despedida. Una despedida amarga, torpe, y probablemente definitiva.

Cuando la puerta se cerró tras él, me quedé en silencio. Mi cabeza y mi corazón estaban peor que mi habitación: un completo y absoluto desastre.

Necesitaba un trago.

No, pensándolo bien... necesitaba varios.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

La botella de vodka ya iba por la mitad, y eso que apenas estaba empezando a ordenar mis pensamientos. Realmente no sabía cómo manejar todo esto sin que todo terminara en un completo caos emocional. Sentía como si estuviera atrapada entre lo que debía hacer y lo que deseaba evitar, como si cada decisión tuviera una consecuencia desproporcionada.

Hon y Nat ya habían visto a Loki. Las reacciones que ambos tuvieron fueron simplemente desastrosas. Sus rostros aún estaban grabados en mi mente, llenos de ira, confusión y una pizca de dolor que no estaban preparados para verbalizar. Si eso fue lo que generó en ellos, no podía —ni quería— imaginar cómo serían las reacciones de papá y los demás. Tony Stark no se caracteriza precisamente por su diplomacia cuando se trata de su familia.

Además, como si todo eso fuera poco, recordé que tenía que llamar a papá. Una tarea sencilla en teoría, pero en la práctica era otra bomba a punto de estallar. Las cosas no podían ser más complicadas en ese momento, aunque bien sabía que siempre había espacio para el caos adicional.

Busqué su contacto de mala gana en mi teléfono, con los dedos tambaleando levemente. La ansiedad comenzaba a ganar terreno. En verdad no quería escuchar más sermones ni recibir más reproches de parte de nadie, y mucho menos de él. Pero sabía que debía hacerlo, aunque fuera solo para evitar que se presentara de sorpresa en la ciudad.

— Pero qué milagro... esto sí que parece una anomalía estadística —la voz de papá, mezclada con música electrónica a todo volumen, casi me deja sorda—. ______ Stark llamándome por voluntad propia.

— Hola, papá. También es lindo saludarte —respondí con sarcasmo contenido.

— Espera... —escuché cómo el volumen de la música disminuía progresivamente, seguido del murmullo de saludos y pasos en lo que parecía ser una fiesta o algún evento social de alto perfil—. Listo, ahora sí. ¿Se puede saber por qué no he tenido noticias tuyas en varios días? ¿O debo asumir que estás desaparecida por razones poco confesables?

Y los regaños no se hicieron esperar. Como una lluvia que uno ya anticipa, pero que igual te cala hasta los huesos.

— He estado ocupada —dije con el tono más neutro que logré reunir.

— ¿Ocupada haciendo de mi casa un motel cinco estrellas? Sí, eso me suena lógico.

— Papá, no te pases —respondí visiblemente molesta, tratando de no perder la calma—. He estado con todo el tema de la fundación. Ya sabes cómo es ese mundo: reuniones, protocolos, negociaciones interminables.

— Sí, por ahí escuché algo de una reunión con los Carusso. ¿Eso sigue en pie?

— Ya le pedí a Happy que hablara con ellos para acordar el día y la hora. Estoy esperando confirmación, pero todo debería salir según lo planeado.

— Si gustas, puedo acompañarte. Así mato dos pájaros de un tiro: superviso y me aseguro de que no te metan en un lío.

Me lo pensé por unos segundos. Sabía que su intención era buena, pero no podía arriesgarme a que descubriera los tratos que mantenía con la hija de su socio. Eso complicaría las cosas aún más de lo que ya estaban. Y sinceramente, no estaba lista para una confrontación de ese tipo.

— No, yo puedo con esto. No te preocupes, de verdad. Tengo todo bajo control.

— Mmm... bien —dijo, aunque su tono reflejaba poca convicción—. Confiaré en ti... por ahora.

Nuestra conversación se alargó unos minutos más. Hablamos sobre su viaje, algunos encuentros incómodos con inversores y, cómo no, las discusiones recientes que había tenido con Pepper. Era casi reconfortante ver que incluso él, con toda su experiencia y carisma, tenía los mismos conflictos de pareja que cualquier mortal.

Supongo que es parte de nuestra herencia genética el saber cómo irritar a los demás, especialmente a quienes nos quieren. Y más aún a nuestras parejas, que terminan por cargar con nuestras manías y silencios mal manejados.

Una vez que colgué, observé la pantalla del teléfono durante unos segundos, como si esperara que algo más ocurriera. Pero no pasó nada. Solo el silencio. Entonces me di cuenta de que la botella estaba casi vacía. Me había terminado casi todo el contenido sin apenas notarlo. Tomé aire profundamente, intentando procesar todo lo que acababa de decir y oír.

Decidí que necesitaba salir del círculo vicioso de pensamientos, al menos por un momento. Caminé hasta el taller de papá. Me vendría bien tener un auricular nuevo para mí sola. Así evitaría incidentes como el de más temprano.

⊱❑┇ Loki ┇❑ ⊰

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Me era raro escuchar tanto ruido desde que estoy en este lugar, casi siempre todo estaba en un simple silencio apenas quebrado por uno que otro sonido o alguna voz lejana filtrándose por las paredes cercanas de donde estaba.

Quise ignorar los gritos que se hacían afuera usando la caja mágica que me había dicho ______ que podía emplear para distraerme. Pero simplemente los gritos se intensificaron, ganaron fuerza y se colaron por mis pensamientos, obligándome a prestar atención cuando ya se sentían demasiado cerca.

Fue extraño ver cómo un tipo abría la puerta de golpe, sin siquiera tocar antes. Nos quedamos mirándonos unos segundos, y hubo algo en su porte, en su mirada, que me provocó un mal presentimiento. No me dio buena espina. No me gustó.

—¿¡Esto es lo que te tiene tan ocupada?!

Fijé mi vista en ella. Se veía mal, incómoda, avergonzada. No entendía exactamente por qué, pero esa expresión hablaba de cosas ocultas, de secretos que no me había contado.

—Mira, no es lo que parece.

Sentía el temor en sus palabras, culpa dibujada en su rostro. Sólo podía fijarme en sus expresiones, leer lo que su boca evitaba.

—¿Qué está pasando...?

Ella volteó a verme al escuchar mi pregunta. Parecía que apenas podía respirar, lo cual me alarmó de inmediato. Su pecho subía y bajaba de forma agitada.

—No es nada. Tú descansa.

Cerró la puerta. Me quedé pensando un momento en todo aquello. Las piezas no encajaban. Algo andaba mal.

¿Y si ese tipo la lastimaba? No, ella no es de las que se dejan dañar tan fácilmente, o al menos eso era lo que yo pensaba.

—¿Jarvin?

—Diga, señor Laufeyson.

— ¿quien es el hombre que está gritando como un animal?

—Es el señor Nicolas Yung.

—Ya sé, pero ¿quién es o qué hace? No me da buena espina.

—El señor Yung es el hijo de los socios del señor Stark y dueño de Industrias Hambada, una corporación con sede en Singapur. Actualmente trabaja en la sede americana ubicada en la ciudad de Nueva York. Ha sido amigo de la señorita Stark desde hace cuatro años.

—Los amigos no creo que se traten de tales maneras —dije sin despegar la vista de la puerta.

—Es recurrente ver estos comportamientos. Son parecidos a los de la señorita Potts y el señor Stark.

—No entiendo qué tienen que ver esas personas —comenté, confundido.

—Son comportamientos comunes entre parejas, señor Laufeyson.

¿Parejas?

Sólo pensar en que había alguien más ocupando el lugar que me correspondía a mí al lado de ______ me revolvía las entrañas. Me hacía querer romperlo todo, en especial a ese imbécil.

No quería pensar en eso. La voz mecánica que me asistía podía estar en completo error. Ella no podía estar en brazos de otro. No era posible. No quería creerlo.

—¿Desea que reproduzca alguna de las películas de la lista de la señorita Stark?

La caja mágica pasaba imágenes, unas más extrañas que otras.

—Está bien —apenas si pude distinguir lo que hablaba el aparato que tenía en el oído.

Trate de distraerme viendo lo que sea que era que pasaba en esa caja, había un fondo rojo y un enano amarillo salió de una de las esquinas de la caja. Parecía un duende, un duende con un bigote más grande que el que tenía Frandal.

— hola amigos, gracias por venir

aquel enano me miraba fijamente ¿me estaba hablando a mi acaso?

— soy el lorax, por los arboles hablo...

— ¿se puede comunicar con los arboles?

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Pasó un largo rato desde que quedé inmerso en la historia que pasaba por la caja mágica. Solo prestaba atención a las letras blancas que aparecían en la parte baja de la pantalla. Parecían tener relevancia.

El sonido de la puerta me hizo desviar la atención. ______ estaba de regreso. Se la notaba seria y olía a licor. No era tan fuerte como el de Asgard, pero sí lo suficiente como para empezar a sentirse mareado si te acercabas demasiado.

Traía algunas cosas en las manos y se dirigió directamente hacia el baño.

—Deberías tomar un baño —se asomó al marco de la puerta.

Asentí ante su propuesta. Hacía días que deseaba hacerlo, pero el dolor ni siquiera me permitía levantarme de esa pequeña cama.

Me adentré al baño y la observé mover cosas de un lado a otro, con rapidez.

—Ahí te dejé ropa limpia. Mañana trataré de buscar algo que se ajuste mejor a tu talla. Por ahora, aquí hay una sudadera y un pantalón cómodo del Capi... espero que no me mate por esto —me pasó una toalla—. También te dejé ahí shampoo, acondicionador y una esponja. Si necesitas algo, puedes avisarme.

La vi salir de allí sin decir nada más, sin siquiera darme una mirada.

Dejé la toalla y la frazada que tenía junto con la "ropa" que me había dado antes. Observé a mi alrededor, pero algo aún no me convencía.

—¿En dónde... me baño? —le pregunté antes de que saliera de la habitación.

—Oh, verdad... —giró sobre sus pies y volvió hacia mí—. Olvidaba que en Asgard solo tenían tinas.

Se metió en una especie de cabina de cristal. Siempre la había visto al entrar, pero nunca supe exactamente para qué servía.

—La perilla de la izquierda es para el agua fría, y la de la derecha para la caliente —señaló cada una tras girar la derecha—. Para apagarla simplemente déjalas como estaban antes. Trata de no desperdiciar mucha agua. Podremos ser ricos, pero las facturas siguen llegando igual de costosas.

Secó sus manos con una toalla pequeña y luego me dio una leve sonrisa que se desvaneció más rápido de lo que hubiera deseado.

Había mucho que quería hablar con ella. Aclarar todo, pedirle explicaciones reales de sus mentiras. Pero, en ese momento, lo que más deseaba saber era qué relación tenía realmente con ese hombre que le hablaba con tanta rudeza.

—¿Quién era él? ¿Por qué dejaste que te gritara?

Volteó y se quedó observando, confundida.

—¿Q-qué? —me miró con sorpresa—. Ah... hablas de lo que pasó hace rato. Él era Nicolas. Y no te preocupes, no fue nada grave.

— aun asi no debiste permitir que te hablara de tales maneras.

Ella asintió y pasó sus manos por su cabello, acomodándolo hacia atrás mientras miraba hacia otro lado.

—Le dije que no lo hiciera, así que no te preocupes por eso, ¿bien? —se dirigió hacia la salida del baño.

—¿Qué tipo de relación tienen ustedes dos? —pregunté sin rodeos.

Volteó a verme, nerviosa. Titubeó varias veces antes de responder.

¿Sería capaz de mentirme nuevamente?

—Él... —soltó un suspiro resignado y evitó mirarme—. Él es con quien estoy saliendo.

—¿A dónde sales con él?

—Dios... Es una forma de decir que él y yo —mordió su labio inferior mientras jugaba con sus dedos—. Él y yo... demonios.

—¿Son pareja?

Guardó silencio. Un silencio que me mataba por dentro.

—Sí, estamos juntos.

No sabía qué dolía más: que me dijera la verdad o que hubiera preferido que me mintiera.

Esas palabras me terminaron de matar. Quería creer que aquella voz en mi oído se equivocaba respecto a ellos dos, pero era verdad. Y eso me dolía más de lo que podía expresar.

—Otra cosa que me ocultaste.

—No tuve tiempo de hablarlo contigo, Loki —se recostó en la puerta—. Esta es apenas la segunda conversación larga que tenemos desde que regresaste.

—Tengo mis razones para no querer dirigirte la palabra, Stark.

—Y te las respeto, ¿sí? —ladeó la cabeza y negó un par de veces—. Es solo que no pensé que esto pasaría.

—¿No pensaste que vendría y descubriría que decidiste seguir con tu vida sin mí?

—¿Mi vida? Por Dios, Loki, mi vida se perdió desde el momento en que me hicieron creer que me habías traicionado.

—Pues yo veo que no se perdió del todo —respondí fríamente—. Estás con alguien más, dejas que te hable de esa forma y actúas como si nada.

—Es la primera vez que él me habla así —lo defendió.

—Jarvin dice que ambos se comportan como tu padre y su novia. ¿Crees que me trago eso de que él no te trata mal? —dije, un poco más alterado. Me dolía verla siendo tratada de esa manera.

—se llama JARVIS, o se llamaba si no es que lo desconecto por andar de metiche —rasco el puente de su nariz irritada—. Y no sabes nada de lo que pase desde que volví Loki, perdí una de las oportunidades que tenía como bailarina, estuve postrada en una maldita silla por meses con el corazón roto y lastimado por qué creí que el hombre a quien quería me deseaba solo por el poder.

Quería entenderla, pero la rabia que me provocaba verla con otro era mayor que cualquier intento de empatía.

—¿Lo quieres?

Ella me miró confundida. Dudó antes de responder a mi pregunta.

— s-si, lo conozco desde hace tiempo y es importante para mí...

—¿Tanto como para llegar a sentir amor por él en un futuro? —me acerqué a ella, acorralándola—. Dime.

Sus mejillas se tornaron rojas, casi carmesí. Trató de evitar mi mirada. Su respiración se volvió más agitada, el olor a licor se hizo más evidente entre nosotros.

—¿Por qué quieres saber eso...?

— dime, linda —levante su mentón para que me observará. Sentí como se estremeció ante mi tacto— ¿Crees que llegarás a amarlo?

Su mirada chocaba con la mia, se notaba diferente a como la recordaba pero tenía un encanto mayor que solo provocaba quererla tener de esa manera mucho más tiempo a mi lado. su mano se poso en mi pecho delineando la cicatriz que quedó en mi ; logré sentir el calor de su tacto en mi piel, cosa que me provocó un escalofrío por sentirla de esa manera estando tan cerca mio.

Me acerque a ella bajando hasta sentir nuestras respiraciones chocar más fuerte pero ella solo logro apartarme en un rápido movimiento.

— ya deberías de bañarte... Estaré en el cuarto de al lado por si necesitas algo.

Salió de la habitación sin decir más. me quedé ahí un momento para luego meterme en la cabina de cristal tratando de acomodar el agua de una manera que no estuviera tan fría.

No pude evitar pensar en todo lo que hablamos. Y especialmente en cómo reaccionó cuando le pregunté por sus sentimientos hacia ese tipo. Había evitado mi pregunta. Y ella, que normalmente era tan directa.

Pero lo conocía desde hace tiempo. Apuesto a que ya había pasado algo más entre ellos. Tal vez la tocó...

Pero no podía tocarla como yo lo hice.

Ella era mía.

Desde el inicio ella había sido mía.

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Nos salió territorial don cuernos.

Jajajaja hola mis amores .

Hoy actualize con un cap un poco más corto, pero quería actualizar más rápido está vez uwu.

Ya ando escribiendo el próximo de este así que ya saben que tienen que estar al pendiente.

Sin más ya saben que amo cuando comentan.

Cuidense y tomen awita 💕✨