
32. 𝐀𝐬𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐧 𝐫𝐞𝐬𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫
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El recorrido por la ciudad no era tan frustrante cuando se tenía la música adecuada para el camino. Esto hizo el viaje de _____ más tranquilo y menos estresante rumbo al Eleven Madison Park.
Estaba a unas cuantas calles de su destino, mientras llevaba el ritmo de Deceptacon en la punta de sus dedos, golpeándolos suavemente contra el volante. El vibrar del teléfono la sacó de la vibra de la canción; rodó los ojos y contestó poniendo el altavoz.
—¿Ya vas de camino?
—En realidad, estoy a poco de llegar —contestó, deteniéndose en el semáforo en rojo.
—¿Happy pasó más temprano por ti? —preguntó Tony, extrañado.
—Decidí sacar a pasear al Challenger hoy —mencionó sin darle mucha importancia, a lo que recibió un suspiro de Stark.
—Dime que por lo menos llevas contigo tu licencia y el seguro.
—Vaya fe la que le tienes a tu hija, Anthony —resopló fastidiada, aún más al ver unas cuantas gotas golpear el panorámico del auto.
—No es que en las clases de conducción te fuera muy bien, que digamos, cariño.
—En mi defensa, esa mujer traía un pato en el carrito del súper.
—Eso no es excusa —regañó.
—Era tierno —se defendió de nuevo, en un tono burlón.
La risita de Tony se escuchó al otro lado de la línea, provocando la misma reacción en _____. Cuando el semáforo volvió a cambiar, ella aceleró, acomodándose en uno de los carriles cercanos a la entrada del famoso restaurante.
—Mi pequeña por fin tendrá una reunión de grandes, solita —dijo en tono risueño.
—Ya deja las cursilerías, papá —soltó entre risas.
—Tú tranquila, ¿bien? Tanto estar conmigo en reuniones debió servirte como escuela para este tipo de situaciones.
—¿Tengo que embriagar a los Caruso e ir a un casino con ellos para que, después de perder la mitad de lo que tienen en apuestas, no les quede de otra más que aceptar nuestros términos? —se estacionó frente al valet parking.
—¿Siempre prestas atención a lo que no debes, verdad?
—A lo que me servirá en el futuro, quieres decir —respondió, llevando el teléfono al oído, quitándose el cinturón y tomando sus cosas para salir del auto.
Le entregó las llaves al hombre encargado y se dirigió al interior del lugar.
—No puedo creer que no sean capaces de reproducir algo más movido en ese sitio.
—Respeta el flow de la música clásica, papá —fingió estar ofendida mientras daba su nombre a la encargada de recepción—. Tengo una cita con el señor Caruso.
La mujer de cabellos castaños asintió mientras tomaba una de las cartas para luego guiarla por la gran instalación del restaurante, que mantenía un aire de cuentas costosas y platos escasos.
—Ya sabes, mocosa. Tranquila y solo responde lo necesario, el resto es pan comido.
—Estaré en la boca del lobo, eso no me hace sentir mejor —contestó en voz más baja mientras seguía a la encargada—. Te llamo luego.
Al llegar a la mesa, saludó con un apretón de manos al padre de Alessia. Esta solo la miró de reojo al momento en que _____ extendió su mano para estrecharla.
Se podría decir que el señor Carmelo Caruso era como cualquier hombre: devoto a su mujer e hijos; a pesar de su apariencia digna de protagonizar una de esas películas italianas sobre la mafia, el hombre simplemente podía ser como un pitbull al lado de un gatito con el que ha convivido años: inofensivo.
O bueno, eso solo en algunas ocasiones.
—Es un gusto verla nuevamente, niña Stark.
—Pienso lo mismo, señor Caruso —regaló una sonrisa al hombre mientras se acomodaba en una de las sillas, dejando su bolso a un lado.
—Hablemos un poco antes de entrar al tema de la reunión, ¿le parece? Para que no sea tan monótona la conversación —le dio una sonrisa a la menor Stark. Ella, poco conforme pero con una sonrisa relajada, aceptó—. Cómo has crecido, oí que estuviste fuera del país por bastantes meses.
—Se puede decir que sí, cosas que un Vengador tiene que atender —abrió la carta del menú y le echó un vistazo—. ¿Ustedes ya saben qué ordenar?
—¿Piensas comer más, _____? —preguntó Alessia, ojeando la carta sin siquiera mirarla—. Oí que estabas bajo una... estricta dieta.
Como era de esperarse, los comentarios innecesarios de la italiana no se hicieron esperar, y aquello solo irritaba más a _____.
—Bueno, de vez en cuando uno debe darse un gustito —soltó una pequeña risa mientras miraba al padre de Alessia, quien le respondió de la misma manera.
—Tiene razón, Ale, déjala —le dio un pequeño codazo a su hija, recibiendo una mirada fastidiada de parte de ella—. ¿Y cómo han estado las cosas con Anthony? No he sabido mucho de él desde que se fueron a Mónaco.
—Ya sabe cómo son los negocios, lo mantienen ocupado la mayor parte del tiempo y casi no hablamos.
—Es entendible. No hay nada que quite más el tiempo que el trabajo.
Ella solo asintió en señal de acuerdo para luego seguir hablando sobre temas relacionados con las familias y los negocios. Tanto parloteo apenas mantenía la tensión baja, pero para Alessia era una simple molestia.
—Traigan una botella de Mont Blanc, por favor —ordenó Caruso luego de que ya habían pedido lo que cenarían.
—Y dime, _____ —intervino Alessia, llevándose parte de una mirada de molestia camuflada con interés—. Oí que Yung se fue del país hace poco. ¿Sucedió algo entre ustedes?
—Jajaja, no Alessia —se cruzó de brazos y se recostó en el asiento mientras la observaba—. Él tenía el viaje a Singapur programado desde hace tiempo, sin embargo, hubo circunstancias que impidieron que viajara con él.
—Disculpe —intervino Carmelo—. ¿Están hablando de uno de los dueños de Hanbada?
—Sí, papá. La otra vez te conté que el hijo del dueño de Hanbada era el chico de ensueño que estaba saliendo con... _____ —dijo lo último dando una mención agria al nombre de la Stark.
—La verdad, no había prestado tanta atención. Vaya, conocí a ese mocoso cuando apenas era un puberto con granos hasta en el trasero.
_____ trató de no reír ante aquel comentario. Sonó tan gracioso y ofensivo que le molestaba el hecho de no poder ni siquiera disgustarse por aquella referencia al pasado de su pareja.
—Sí, el tiempo pasa para la mayoría bastante bien.
—Lo bueno es que estás con un muchacho que sabe lo que va a hacer con su vida. La mayoría de jóvenes de ahora únicamente piensan en fiestas y en meterse cosas por la nariz... y en otros agujeros.
Llegó el mesero con la botella de vino y la dejó con las copas, ya que Carmelo le hizo un ademán para que las dejara; él mismo las serviría.
—Papá, ya cállate —regañó la castaña, asqueada y avergonzada por cómo había hecho sonar lo dicho anteriormente.
El hombre solo soltó una carcajada; no le molestaba ser tan directo, pero amaba ver enojada a su hija.
—Lo bueno es que a ustedes, señoritas, les tocó una suerte diferente. No hay nada mejor que un hombre que sabe cuál es su propósito en la vida.
—⦅El glorioso propósito de cagarla cada vez que trata de cumplirlo⦆ —pensó _____ inconscientemente.
—Tienes suerte, señorita Stark —dijo Carmelo, terminando de servirle la copa de vino—. Hanbada es una de las mejores compañías con armamento inteligente en el mercado. Oí que estaban en conversaciones para firmar con el Gobierno e implementar su tecnología en los Helicarriers de S.H.I.E.L.D. —le dio unos pequeños balanceos a su copa y bebió un poco—. Esos desgraciados están nadando en billetes verdes en estos momentos.
—Ah... sí —respondió, algo confundida. Apenas sabía los detalles de la empresa de Nicolás, mucho menos sobre sus alianzas con S.H.I.E.L.D.—. Cada vez se amplían más esas alianzas en temas de armamento militar inteligente.
—Y nada mejor que tener como pareja a un hombre rico con esas conexiones, ¿no crees? —añadió Alessia, alzando una ceja.
—Cariño, ambas están en las mismas circunstancias. Seguro Tony está tan tranquilo como yo, sabiendo que a ustedes no les faltará nada cuando estén casadas.
—Ay, papá —Alessia lo tomó del brazo—. Sabes que Sebastián siempre trata de cumplir todos mis caprichos.
—Por eso me pidió mi bendición —afirmó, orgulloso.
La sorpresa en el rostro de _____ no se hizo esperar, aunque intentó disimularla. No por el hecho de que su ex se casara con quien más detestaba, sino por lo contento que parecía Carmelo con la noticia.
—Ah, sí, _____. No te había contado, pero Sebastián y yo...
—Felicidades, me alegro por ustedes —la interrumpió con una sonrisa tan falsa que casi parecía real.
—¿En serio? Gracias. La propuesta me tomó completamente por sorpresa —levantó la mano, mostrando su anillo de compromiso.
—¿Y tú, _____? —preguntó Carmelo—. ¿No piensas casarte aún?
—¿Ah? No, no —negó con la cabeza—. Aún estoy joven para eso. Y con Nicolás todo va lento, como nos gusta.
Una risita contenida de Alessia provocó una mirada de advertencia que apenas si se notó en el rostro de _____.
—Deberíamos cenar —cortó ella, con ganas de salir de allí lo antes posible.
Luego de unos cuantos minutos más entre conversación y comida, llegaron al final: el postre, y el momento de hablar sobre el tema principal por el que iba ____ desde el inicio.
—Bien, _____ —llamó la atención de Stark, quien estaba a punto de terminar su tarta de frambuesa—. Como sabrás, mi hija ahora está en el puesto que antes era mío en la compañía.
Ella asintió mientras se limpiaba la comisura de los labios con la servilleta.
—Y me comentó sobre un problema que la involucraba a ella y a la desaparición de ingresos de algunas donaciones hechas por las empresas que apoyan a la Fundación y también hechas por ella.
—Sí, señor. Por desgracia, al verificar los ingresos de las donaciones y el estado actual de las cuentas, me informaron que hubo una desaparición o, bueno, no tanto eso, sino varios extractos injustificados en el área que maneja la señorita Alessia.
El hombre se tensó de manera casi inmediata y dirigió una mirada fugaz a Alessia, quien apenas trataba de ignorar el tema de conversación de los dos.
—_____, creí que este tema había quedado claro —atacó toscamente la italiana—. Fueron fallos de contabilidad y, de hecho, pasé los nuevos extractos a tu oficina la semana pasada.
—Y créeme que lo verifiqué, Alessia. El problema es que, por más que revisé las cifras hechas por tu personal, los informes parecían estar modificados o simplemente maquillados. Así que lo mejor que me pareció hacer fue reportarlo.
la pelinegra agarró su bolso y entregó unas carpetas a ambos con el número de extracciones y el monto que supuestamente tenía que tener los ingresos por donaciones.
—Si se logran dar cuenta, en las carpetas que les pasé podrán observar que hubo un ingreso de un millón setecientos en total por parte de empresas aliadas, como lo son farmacéuticas y supermercados de cadena que ayudan con medicamentos y entregas de despensas.— se cruzo de brazos y se dispuso a cortar un trozo de su tarta—. Y, por otro lado, tenemos los ingresos que provienen de la Fundación al momento de entregar las becas y realizar las pasantías para los jóvenes. El problema con estas es que se suponía que dos de estas escuelas tendrían que recibir una donación de más de medio millón. El problema es que una de estas, la escuela privada, solo recibió el 30% de lo que se suponía que tenía que recibir, y la escuela pública no recibió nada el mes pasado.
Carmelo pasó una revisión profunda a aquel informe. Se tensaba al leer cada vez más los números que iban disminuyendo por parte del área que se suponía era suya. Por otro lado, Alessia apenas se veía relajada; el movimiento ansioso de su pierna la delataba en la posición que se encontraba ante la que consideraba como la mayor inepta de la empresa.
—Lamento mucho este tipo de inconvenientes, señorita Stark —se disculpó el hombre frente a ella—. Créame que no sé cómo sucedió esto, pero tenga por seguro que mi hija resolverá esto más rápido que lo que se demora en cantar un gallo.
—Entiendo la situación, señor Carusso, pero para serle completamente sincera, agradecería que usted mismo se encargara de esto, ya que, como sabe... este es un problema que lo mejor es que no llegue a oídos de mi padre. No querrá arruinar su amistad por un fallo como estos.
Aquel tono sonó tanto a orden como a amenaza, cosa que entendió Alessia como esta última. Y es que, ¿qué peor humillación que te digan que no sabes cómo manejar un área en la que supuestamente eres la mejor?
—No, yo puedo hacerme cargo de esto—
—Claro que lo haré, señorita. No se preocupe.
Quedaron de acuerdo en que harían los arreglos y estarían en contacto para poder arreglar el desastre que tenía la hija de Carusso.
—Muchas gracias por acompañarnos —se despidió con un apretón de manos—. Espero podamos reunirnos de esta manera nuevamente, pero dejando a un lado los temas del trabajo.
—Sería un gusto —regaló una sonrisa a ambos, por más que supiera que la castaña solo quería cortarle el cuello por lo sucedido.
—Ahora que lo pienso, deberías asistir con tu padre y pareja a la fiesta de compromiso de mi hija.
Aquello fue como si le pusieran sal a una herida. El rostro de Alessia era un poema, y qué mejor para _____ que verla más de esta manera.
—Estaríamos encantados, muchas gracias por la invitación —sonrió triunfante—. Bueno, si no es mucha molestia, me retiro. El clima y la hora no son muy favorables por el momento y, bueno, odio conducir con este tipo de lluvias.
El hombre solo asintió y volvió a estrechar la mano de _____.
—No se preocupe, tenga cuidado cuando vuelva... —tenía la intención de decir algo más, pero se veía dudoso—. Y, señorita Stark...
—¿Sí?
—Espero que el tema... de la Fundación realmente quede entre los tres —su semblante pasó a uno más serio—. Realmente valoro la amistad de su padre.
Ella solo le dio una mirada igual, junto con un asentimiento, para irse de ahí. Sabía que, por más que aquel hombre fuera cortés al inicio, no significaba que seguiría igual después de aquella plática.
Al llegar a su auto, se subió en éste y directamente encendió el vehículo para ir de camino a casa.
—¿Jarvis?
—Sí, señorita Stark.
—¿Está alguien más aparte de Loki en la torre?
—Por el momento, la única persona en el piso de la torre en donde se encuentra el señor Laufeyson es él.
Suspiró pesado y, sin más, siguió su camino a la torre, no sin antes pasar por algo de cenar para el hombre que la esperaba aún en casa. Pasó al McDonald's más cercano. Ya retomando su camino, recibió la llamada de nada más ni nada menos que Nat.
—Vaya, por poco creí que también me ignorarías las llamadas —bromeó la pelirroja desde la otra línea.
—¿Quieres que corte la llamada? —amenazó.
—Veo que estás de pocos ánimos. ¿Pasó algo con las personas con las que te verías?
La voz de preocupación de Nat hizo que _____ le bajara un poco a la molestia que tenía.
—Se puede decir que salió la mayoría de cosas bien. Me alegro de llevar los informes, así no quedé como una tonta frente al padre de Veruca Salt.
—Uhhh, me dieron ganas de comer algo con chocolate —bromeó entendiendo la referencia de la pelinegra.
—El exceso de azúcar no es bueno para ti.
—Lo dice la persona que no ha querido ir a tratamiento.
Hubo un silencio entre ambas por un corto tiempo. Nat sabía perfectamente la condición de ______ y que prácticamente su cuerpo solo estaba recibiendo las cantidades que se suponía que debían ser de alimentos, reemplazadas ahora por alcohol.
—¿No te quedarás esta noche? —rompió aquel silencio.
—Estoy a las afueras de la ciudad y ya es tarde. Llegaré mañana en la mañana, a lo mejor.
—Está bien... —soltó un pequeño estornudo—. Ugh, necesito saber todo sobre lo que te informaron.
Solo se escuchó un suspiro del otro lado, uno no muy alentador.
—¿Salió todo bien, Nat? —limpió su nariz.
—Bueno, a veces lo mejor es no esperar mucho para no decepcionarte.
—¿Tan malo fue?
—Solo tengo unos pocos archivos. No tienen algo que yo no sepa sobre Красная комната, la Habitación Roja.
—Deberíamos hablar sobre esto mañana apenas llegues, ¿te parece?
—Es lo mejor. Estoy que me muero y necesito descansar —comentó mientras se escuchaba un bostezo de su parte.
Se despidieron y, unos 20 minutos después, llegó ____ a la torre. Sentía un frío inmenso, y cómo no; había logrado pescar un resfriado de esos pocos que llevaba a tener, pero de los que te mandan sin duda alguna a la cama.
Subió hasta el piso que daba a los cuartos de la torre, y todo estaba apagado, menos por las luces que se dejaban como auxiliares junto con la poca visibilidad que entraba por los ventanales de la sala de Stark.
Dejó sus cosas encima de la mesa y se sentó en el sillón, cayendo rendida. Sentía hasta el pelo adolorido y la cabeza apenas le daba para pensar.
Todo estaba en silencio. Simplemente eso. Ya que, a esas horas, casi que daban la madrugada, la mayoría ya estaban en la cama o simplemente en sus propios hogares.
______ se quedó dormida en aquel sillón.
Hasta que unos pequeños ruidos, que cada vez se intensificaban más, lograron que abriera los ojos.
—¿Loki...?
No hubo respuesta.
Se levantó y caminó hasta el cuarto de este, pero simplemente no había nadie.
—¡Cuernitos, no te hagas el gracioso! —alzó la voz mientras iba hasta su cuarto, pero todo se encontraba igual.
Un ruido nuevo, que parecía provenir de la cocina, llamó su atención y se dirigió a la planta baja de manera rápida.
Pero todo estaba igual, no había nadie.
—¿Jarvis?
No respondió.
—Esto tiene que ser una maldita broma... —trató de encender cada una de las luces, pero nada parecía funcionar, y las pequeñas luces empezaron a bajar hasta quedar a oscuras.
Todo estaba en completo silencio nuevamente, pero era de esos silencios que te atormentaban porque sabías que algo no estaba bien. Trató de usar sus poderes para crear una linterna o una vela, pero estos simplemente no respondieron.
¿̷̠͎̮͉̈́̆̈́͆͘͠N̴̗͍̭͖͉̯̦͈̠͑̏̀̾͐̄̽͐̐̊͜ǫ̶͍̰̣͖̩̠̟̟͛́̕͝ ̴͕̗̮͒͂̐͂̓͘e̵̻̤͈̒̎͘ͅş̸̥͙̺̭̜̱̙̲̏͋͐̏̉͋ţ̵̤̙͔̟̜͌̅͆̋á̵̟̳͒̊͜s̷̡̮̯͎͉̞̞͈̎̀͌͛͜͜͝ ̸̖͔̪̜̫̙̘̆̒̈̉̊̈́̃̀̌͝ ̵̧̧̙̹̣̮͖͔̠̙͂͆̊͑̂͒̈́̕c̷̛̯̦̭̫̦̝̭̽̿̆̐͆ͅͅͅȁ̷̢͚̭̝͇͈̭̺n̷͚̰̹̪̞͙͑͑̆̃́s̸̤̳̺͖̋̍͑ͅå̸̧͍͙̠͉͐͝d̶̩̅͐͊̇̊͘a̵̫͇͉̲̩͋́͗͠ ̶̧͔̺͚̔̆d̴̢̛̹̥̞̟̫̲͗̎̇ͅͅȩ̸̨̡̝̳̞̦͙̹́̌͊̋̚͝ ̴͍̟̱͕̘͇̤̿̄̾̍͑̍̚q̶͙̳̗̰̺̀͗͋̿͂̇̆̚̚ų̷̦͓̮̗̪͉̥̹̓͋̽̃͐͆̚͜͠ę̴̫̙͂ ̵̛͈̥͗͛͊͐͑́͠t̸̡͉͇̠̱͕̠̮̙͌̾͂̂͒͂͘̕͝o̷͙̠̘̩̎̊̂̎̋́̂͑͝d̶̡̖̹̘̘̠̻̾̂ó̵͖̣̤̙͍̯̥͈̀̾̈́͋͐͝ ̴͕̽̑̉͛̓̈́͠͝g̵͇̮̥͊͆̒̊̐̿̑̚u̶̜͚̻̲͛͊̌͋̇͝ ̵̘̠͙͙̫͛v̷͙͉́̎̽͑͆̇̑͝i̷̧̢̥̫̣̬̦̲͚̖͂̇͛ḑ̵̢̰͇̪̥̖̩̹̂̐̍͒̍̽̀͆͠ă̴̻̜̻͇̤͉̠̯̇̂̈̄̔̓̍͘͜ ̶̤͐̂͊͠s̷̬̝̗͚̜̟͖͚͎̎́̄̄̎į̴̈́͌͠͝g̷̨̛̞̙̲̰̳̮̱̗͙̑̃á̵̞̬̦̼̔̈́͝ ̵̩̟̻͇̲̲̙̣̬̗̈́̅̌͊̅͌̆̀ș̴̤̐̈́̌͂̐̈́́̚̚͠ĩ̷̯͍̤͆̉̈e̵̘͖̰̱̼̝̋͊͆͘n̶̯͑͌͘͘̚d̸̼̟̪͙̽̓o̷͍̹̓̀̄͒͋͘ ̸̧̨̢̢̯̗̗̯̣́̕͜u̵͙̾͝n̸͓̠̦̯͋̔̽̀̽̌̃̀́̉ ̵̼̬͗̀̕m̷̲͈͕̲̣̙̓̽͜ï̴̫̝̝͙̥̟̰ͅṣ̵̨̡͙̬͔̔͋͆̀̈́̃ë̸̱̒̓͝ŕ̴̡̞̹͇͉͚͋̅̅̃̋͆͑͜ỉ̴̞̖̥̱̰̀̒̍̇̒̕͘a̶͓̟̽̈́̾̉͐̏͝?̵̧̞͕̳̺̱̗̪̐́̒
─¿q-quien esta ahí?
Å̵̠̋̇ũ̴͙̭̝̅n̷̨̧̜̳̞͍̥̲̻̎̋̾͝ͅ ̵͇͍̺͓̞̫͌͒̎̍̕ẖ̵̞̄̃͘̚á̸̖̟̜̫̒̐̂ŷ̸̝͖̝̠͔̱̩̰̑͂̈̃͂̇̿ ̸̛̛͔͋̊̐̅̐̋͘͘a̶͚̟̳͇͙̩̓͐̔͌͋́̌͗̐͠l̸̡̬̜̦̬͔͋̅͊̀̉͗̈́̚g̴̯̟̝̪͛̌ỏ̸̥̤̖͝ ̵͇͝q̷̲̈́̈́̆̋̏̌̑͝͝u̸̧̺̗̪̠̬̓̎̅͗͠e̵̡̦̹̠̖͛͒́͝ ̵̡͈̰̩͔̳̰̭̔ņ̷̲̻̳̰̯̃̃̓̈́́͜ͅọ̵̧̞̳͓͔̥̑̍s̵̗̖͙̬̞̎̀̂͝ ̸̝͉̉̋̒̉͒̂̒͝ḑ̸̘̹͓̻̺̐̐͗̾̀͗̏́̅͜ę̶̫͎͉̹̖̮̹̟̏̄̇̔̑̄͝ͅb̶̢̞̤͔̤͈̲̱̈́̈́̅͛̉ͅể̸͈̭̗͕̄́̕s̵͔̓̅̇͐͂̇
─ ¡no se a que te refieres! ¿¡quien demonios eres?!
Ţ̶̛͙͇̥̼͌͆̈̾͊͑͝͝ư̶̦͕͕̳͓̫͈̐̓̎̚ ̴̠̹̰̤͈͇͂͋́̄̈̐a̸̯̖̽͑̂̏̈́͊̓̀̔͘m̵̛͈̭͉̲̲̺̫̻̲͖̽́̎̆͠ä̴͕͛̿͋̚d̴̨̯̮̒͑̏͊̃͒̒̆̈̑ơ̸̧̜͍̩̰̂̿́̈́͗͜,̷̻͙̖͊ ̶̧̼̫̼̉͒ė̵͔͙̠͚̝̱̞͐̍ḷ̵̢̹̍̓̏ͅ ̸̡̨̧̺͇̻̱̦̞̅̂̚͜e̶͇̘̳͈̦̜͎̿͌͌͆̊́s̶̥͗͋͋ț̸̜̩͍̀̀̂̌̐͐ą̴̮̻͔̹̥̋̉ ̵̢̛̫̖̱͙͑͑͌͑́̓̀̑c̷̙̞͈̮͜͜͜͠ò̶̢̠̦̫̭͙͎̥̫̗͐̑̏̄̋̀̕n̴̖͎̟̰͑́͑͋̆͌͘t̵̩̲̲̲̫͗̈́ͅi̵̲̱͗̊̀g̷͉̳̩̻̽̏̎͋̏o̵̦̯̘͇̾̑̅͑̓͂̇̚͠ ̷̝̹̣̩͎̫͕̈̈́͌͆¿̷̤͎̝̘̣͉̗̰̖̥͑͒͠ṉ̴̛̣̖̹͉͙͓͎̃͌̿̅̏̆̓̂̀ͅͅo̸̧̰̝̗͑̏̀̒ͅ ̵̥̮̏̓̅͊e̴̗̻͖̙͙͋͒̾̑̄̊͝s̷̡̼̱͕͓̫̒̍̐͒̊̊̎̉̅͝ ̸̮̪̖͍̗̜̻̱̣͒́ͅa̵͈͉͕̱̠̓̈́s̵̨̪̜̥̣̠͓̎͆͋̚͝í̵̡̩̲͉̫͚̫̽̇?̴̝̟͔̽̑͐̈́̚͘
...
─¿Que tiene que ver loki con todo esto?
Ṱ̵̨̢̢̗̙͙̍̀̀̌̇̓̚o̴̥͕̠̙͍̙͛̂́̏̏̋͘͝d̴̨̡͕̙̭̰̩̼̈ò̷͉͔̲̫̖̥͈̄̚ ̷͚̅̂̄̂̀́͠ț̵̢̧̟̹̲̏̈́̑̓̎̽̍͘̕i̸̧̟̤͍͈̠̅̐̊̓̃́̍͝͝ͅè̷̢͈̩̺̰̬̯̱̎͌̓̂n̶̛̟̩͍͖̩̣̱̺̽̐͛̀̌ẽ̷̳̦̺͖̦̪̰̊̓̂̎͝ͅ ̶̱̂̓̈́̍̏̄̈́̈́̔͘û̸͚̘̺̠̠͓̎̓͑̎̚ͅn̷͍͕̯͔̪̆͝ ̸̞̖̯͓͓͚̩̠̏̎͑͜p̷͙̤͍̅̀́̌̔̓r̶͔͎̞̥͚̳͉͈̽̑̈́̕ę̶̗̣̖̠̰͉̜͐͌̊̀͛̈́͑̏ͅc̵̪̼̜̟͖̠̎͊̇͜͜ị̷̛̰̙̩̱̈́̈́̂ǫ̷̺̲̠̹̯̦̤̯̠͑,̵̡̛̥͕̹̪̥͑̅̀͆̾̀ ̶̛̲̞̏̀͂͌̉e̷͚̼̙͓̤̫̳̅ĺ̷̡͉̟͙̦̮̈́̐͐̆͂͋ ̴̪̭̪̹͐̓̃̆͝t̵̰͔͚̱̹̲̠͙͗̃̅̋͘r̴͕̈̑̄͆̓̽̈͛̂͠a̷̧̛͍̞̫̭̾̂͒̂̌̒̿̀e̶̢̫͖̼͈̊r̸͖̭̝̝̘̯̫̭͎̾͐ ̵̢̢̢̉̍̐͛̒a̸̡̫̭̥̔̈͆͐͝ ̶̢̛͖̬̲̤̰̽͊̽͝͠͝ű̵͚͉̹̲̲͕̞͉̻̓ń̶̨͕̰̏͐̑ą̵̼͍̬̃̓̌̀́̑͑̉̓͠ ̷̨͓̪̹̭̥̼̅̇̉̂̆̒͋̀͜͝v̸͎̑̎̃̓͗̏̓͠i̴͍̘͚͓̖͖̒̉̄̔̆̀͜͠ḑ̸̡̖̫͓̺̱̖̻̏̈͆͐̕a̸͓̗͋͂̈̿̇ ̷̨͍̰̯͛́̇̈́̑d̴̛͚̥̭̑͗̊̀̓̍e̷̜͠ ̷͓͕̰͖͓͕̘͍̜̯͋v̸̡̨͕̲̪̔̂̎́͝u̴̳̺̪͎̒̇͗͊̍̀̚͝͝ė̵̛̳̯͒͂́̓̑̿̕ͅļ̵͕̳͛̑͆̒̂̀̔t̴̢̞̗͚͙͕̙̒̅̋͂́̈å̸̛̖̓̅͗̒̈́͝ ̵̨̛̙̘̺̂ě̸͙̹̞̠̬̠̱̣̓͆̍͛̈́̀͊̕͝s̵̘̗̪͆̿͒͆͐̀̾͠͝ ̵̧̲̝͕̮̞̰̰͛̔̇͘͜ù̵̢̢͖͉̟̲̦̇́̍̌̀͘ͅn̵̜̤̜̓́̽͆̋̉̌̐̃ơ̸̢̂̇̍̔̚ ̷͍̠̞̂̔̅̈̒̐̈́͐͠d̶̨͇͉̲̹̣̰͇̘͈̀̉͗e̸̬̱͆͗̎̎̅̈́̅͠ ̴̡̦̮͙͉͙̠̠̻̏̾͗̎̔l̴̗̘̻̦͐̌̈́̉̔̂͗̌͝ō̵̤͇͓̤̎͌̂s̶̢̛̪͈̠̯͙̭͈͛̊̅ ̴̞̟̤̫͚̓̂̄m̴̮̮̦̞̼̳̺̼̩͔̃̾̅̐͒͒á̵̘̪̣̜͋͂̍̃̋̃͒̽̓̕ͅͅś̴̡̙͚͇̺̖̈́̃ ̷̞̯̠̖͇̠̦̼̩̝͌͌͋̇̄̽̿̈́̊͠g̸̞̪͈̏̅̀̿͘r̷̻̗̲͍̿͒̋̎̋̽͗͐͜a̷̙̓̀̌̏̎͗̿̌̈͝ņ̷̠͈̻̮̉͒d̵̖̔̎͝ẽ̴̛͔͇̳̩̹̙̫̌̑̾͘͜͝s̶͙̲͇̠̙͍̖̙͊́̓̅͗͌̀̽͑͜͠
Y tu deberás pagarlo.
.
─ ¿______?
.
─ ______, despierta
.
─ STARK DESPIERTA
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Y estamos de vuelta mis corazones 🙈 prontito subiré la siguiente parte así que quedensen al pendiente ❤️
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