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Nos levantamos temprano para poder aprovechar al máximo nuestro día en París. Habíamos quedado en que hoy subiríamos a la Torre Eiffel, veríamos el Louvre y luego por la noche veríamos una iluminación que hacen en la Torre Eiffel.
Así que eso hicimos. Iba medio adormilada por las calles de París, mientras nos dirigíamos a nuestra primera parada: el museo del Louvre.
Mientras caminábamos, Leo iba haciendo de guía. O lo intentaba, al menos.
- Bueno, pues aquí está el Louvre, por donde pasaron la Mona Lisa, momias egipcias y ahora yo, Leonardo DiCaprio.
- ¿Acabas de llamarte "obra de arte"? - le pregunté
- Oh, muchas gracias por el cumplido, señorita Amber. - respondió él, siguiendo a lo suyo. Vaya tío esta hecho... - Ahora, si me acompaña, procederemos a ver el museo.
Te voy a ser sincera: ES UNA PASADA!
La cantidad de cuadros y cosas interesantes que hay allí no es ni medio normal.
Cuando pasamos por delante de la Mona Lisa me quedé estupefacta, porque tenía muchas ganas de verla por fin.
- ¿Sabes que es una réplica? - me dijo Leo
- ¿En serio?
- Sí. La real la intentaron robar, creo que al final incluso la robaron, pero no estoy seguro. Y para protegerla, expusieron una réplica. Si te fijas bien en el cristal, lo verás.
- Anda, mira tu mi guía personal, que se ha informado y todo.
- Las cosas si se hacen se hacen bien.
Seguimos mirando todo lo que había expuesto allí. Sarcófagos egipcios, obras maestras de arte, esculturas, jeroglíficos... Una pasada, vaya.
Salimos del museo y, después de casi dos horas, todavía tenía la sensación de que no lo había visto todo.
Fuimos a comer y después nos dirigimos a la Torre Eiffel, pero en lugar de subirla, nos quedamos en el parque de delante.
Leo me estaba haciendo fotos cuando vio a un niño chico con un pájaro que le dabas cuerda, lo tirabas y volaba.
- Ey, yo quiero uno de esos - exclamó Leo - ¿Donde puedo conseguir uno de esos?
- Leo, sabes que aquí hablan francés, verdad?
- ¿Como se dice pájaro en francés?
- Oiseaux
- ¿Como?
- Oiseaux. Se pronuncia como "vazzoo" o algo así.
- Vale. - y entonces, cuando encontró a quien los vendía, le dijo - Oye, me das un vazzoo?
Me reí al ver la cara de confusión del vendedor, así que me acerque y se lo pedí en francés. Leo pagó y se fue tan contento con su pájaro.
- Mira - me dijo mientras daba cuerda al pájaro con tanta fuerza que parecía que lo iba a romper. Luego lo lanzó y se puso a intentar cogerlo - ¡Vamos, venga!
Cuando cayó, se fue a por él y le dio cuerda de nuevo.
- Te sientes libre - dijo, poniéndose filosófico - al ver al pájaro este volar - y lo tiró de nuevo, intentando cogerlo. Cuando creíamos que volvería, se le acabó la cuerda y le dio a alguien - Uy, le dimos a alguien.
Gracias a dios que estaba grabando esto, porque cuando llegue a casa pienso verlo cuarenta veces y me seguiré riendo como la primera vez.
Fuimos acercándonos a la Torre Eiffel con la intención de subirla cuando unas chicas le reconocieron. A ver, mucho habían tardado en reconocerlo siendo Leo quien era.
Una de ellas, sin embargo, me preguntó en francés:
- ¿Es él una leyenda?
- ¿Qué si soy qué? - dijo Leo, que lo había escuchado.
- Una leyenda - repitió la chica, aún en francés.
- ¿Qué significa "legende"? - preguntó, diciendo leyenda en francés.
- Que si eres una leyenda - le aclaré. Esto también estaba grabado, a saber lo que diría ahora...
- Oh, en serio? - exclamó él, distrayéndose con el pájaro de nuevo - Sí, supongo que lo soy.
- Leonardo el más humilde - dije, con sarcasmo, y todos nos reímos.
Las chicas se hicieron una foto con él (bueno, se la eché yo para que salieran las dos) y se fueron.
Sin darme cuenta de que todavía estaba grabando, fui a darle a parar el vídeo cuando Leo dijo:
- ¿Quieres subir la Torre Eiffel?
- Sí, claro.
- Pues vamos - respondió, e hizo un movimiento raro con el pelo que me hizo gracia. Apagué el móvil y fuimos corriendo hasta la torre.
Una vez allí, cogimos el ascensor (aunque Leo, bien loco que está, quería subir por las escaleras) y llegamos hasta lo alto de la Torre Eiffel.
Desde allí se podía ver toda la ciudad, la cual era tal y como las pelis lo retrataban.
Le hice un vídeo a Rachel con las vistas y se lo mandé junto a las fotos.
Podía estar contenta, yo ya había cumplido.
Empezaba a hacerse tarde, y Leo insistió en que fuésemos a cenar y a cambiarnos para no perdernos la iluminación de la Torre Eiffel, así que eso hicimos.
Yo me puse un pantalón blanco largo con unas botas y una camiseta marroncita de manga larga. Con su correspondiente chaqueta, que ya hace frío.
Cogí el bolso y nos fuimos a cenar a un restaurante que habíamos visto esta mañana que quedaba cerca de la Torre Eiffel. Pedimos la comida y cenamos tranquilamente mientras el cielo se iba oscureciendo poco a poco.
- Hoy me lo he pasado muy bien, Leo
- Me alegro de que así fuese.
- También tengo grabado todo lo del pájaro y tal, para reírme un rato - dije, burlándome un poco de él.
- No se por que no me extraña - respondió sonriendo.
A eso de las once de la noche, fuimos al parque de la Torre Eiffel y nos sentamos por allí a esperar. Cuando empezó la iluminación, me quedé boquiabierta.
Hacían patrones en la torre, de diferentes colores y formas, con tamaños diferentes y música de fondo para acompañarla.
Fue flipante. Estaba casi igual que ayer viendo lo de Disney.
En ese momento, Leo bajó la mirada un microsegundo, y luego me dijo:
- Oye, Amber. Puede que esto no te lo esperes, pero ahora es un momento bonito y creo que es el idóneo para decírtelo.
- ¿Decirme que? - pregunté, extrañada. Ya me esperaba lo peor, cuando un tirón de esos volvió a sacudir mi estómago.
- Que... me gustas. Mucho.
Si las luces no me habían dejado sin palabras, esto sí que lo hizo.
No podía estar pasando lo que creo que está pasando.
- Y... te quería pedir...que... fueses mi novia. ¿Quieres serlo?
Se le veía nervioso, y mi silencio no hizo más que aumentar su nerviosismo. Me miraba como suplicando que dijese que sí.
Y eso fue lo único que pude decirle:
- Leo, pues claro que quiero.
Ya sonriendo los dos, me acerqué a él y, no sé de donde, pero saqué el coraje suficiente para acariciarle la mejilla y darle un beso corto en los labios.
Una noche perfecta.
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