♡07
Aunque los días siguientes había estado más animada, seguía estando un poco decaída.
Los comentarios ya no me afectaban tanto porque podía desahogarme con Leo.
Supongo que ese era el problema: que me lo guardaba todo para mí.
Aún así, mi prima Rachel notó mi desánimo.
Ella es una persona que no puede aguantar que los que más quiere se sientan mal mientras ella se queda de brazos cruzados, así que habló con Diane y juntas organizaron una "excursión" al centro para pasar la tarde de hoy.
Se la notaba extraña, yo creo que me ocultaba algo. Igual que a Kate, que cada vez que le decía algo sobre mis conversaciones con Leo adoptaba un tono diferente.
Vaya dos... A saber lo que se traerán entre manos...
Bueno, volviendo al tema de antes, Rachel y Diane estaban intentando arrastrarme (literalmente) hasta la puerta de mi casa mientras me iba quejando.
- Vamos, Amber - dijo Diane, desesperada - Tienes que salir de casa, no puedes ser una amargada toda tu vida.
- Pero es que no me apetece...
- Prima, escucha. Yo te quiero mucho, pero no pienso permitir que sigas así. Si hace falta que te ate y te saque así de casa, no te quepa duda que lo haré.
- Ainsh! - me quejé, aunque acabé accediendo a ir con ellas al centro.
Me llevaron a mis tiendas favoritas, y al final, en contra de mi opinión antes de salir de casa, me animé bastante.
Diane me instó a que me probase algunas prendas de ropa que al final acabé comprando, y Rachel propuso ir a merendar a un café que servía las mejores tartas de chocolate de la ciudad.
Nunca le digo que no al chocolate.
Así que nos dirigimos a la cafetería en cuestión y nos sentamos en una mesa fuera y pedimos unos trozos de tarta. Nos los comimos mientras charlábamos, y la verdad es que me sentí mucho mejor después de eso.
Pero todo era demasiado bonito y perfecto como para ser real.
Estábamos charlando tranquilamente cuando un grupo de chicos y chicas de nuestra edad, algunos de nuestro instituto, se paró a lado nuestra. Rachel, molesta, les dijo:
- ¿Qué queréis?
- ¿Nosotros? - preguntó uno de los chicos, con sarcasmo - Solo preguntar una cosita, para aclarar lo que Blair nos ha contado.
- A saber... - dije, harta - Venga, preguntad!
- ¿Es verdad? Lo que dicen por ahí.
- ¿Y qué es, exactamente? - preguntó Diane, usando el sarcasmo de la misma forma en la que el chico lo usó antes - Por ahí dicen tantas cosas...
Rachel y yo nos miramos: ambas sabíamos a qué se referían, pero intentamos evitarlo cómo pudimos. No lo conseguimos.
- Venga ya, Diane. - exclamó Blair, de pronto - Sabes muy bien a qué nos referimos.
En ese momento, Rachel cogió el móvil y se puso a escribir en él compulsivamente. Parecía como si le mandara mensajes a alguien...
- ¿Qué pasa, no respondéis? - espetó la rubia - ¿También os comportáis así con Kate Winslet y Leonardo DiCaprio?
Y ahí fue cuando mi paciencia acabó. Había soportado varios meses callándome todo lo que de verdad pensaba, pero no iba a estarme callada. Nadie, NADIE, me volvería a hablar así.
- ¿Pero a ti qué te pasa? - exclamé, muy enfadada mientras me levantaba - Llevas dos meses así, ya basta pedazo de...
- Eh! Bueno! - me interrumpió de pronto una voz demasiado conocida para mí - Tranquilidad, haya paz.
La cara de Blair lo decía todo. No se lo creía. De hecho, yo tampoco acababa de hacerlo. ¿En serio el mismísimo Leonardo DiCaprio acababa de presentarse a mi lado y evitar que le dijera a Blair cuatro cositas bastante desagradables?
Espero que nos sea un sueño.
- ¿Ya habéis terminado? - dijo Kate al grupito de Blair, que seguía con la boca abierta frente a nosotros.
- S..sí - consiguió articular la propia Blair antes de lanzarle una mirada a sus amigos e irse de inmediato.
Cuando se fueron, Kate se giró hacia mí y me abrazó:
- Ay, Amber. Me han contado todo, lo siento. No te merecías todo lo que te han hecho.
- No es vuestra culpa, en serio.
- Si lo hubiéramos sabido antes... - comenzó a decir Leo, pero Kate lo interrumpió, riendo.
- Tú habrías dejado la peli a medias con tal de venir. Te pones muy intensito cuando quieres.
- Vaya
- Bueno, a ver - exclamó Rachel - ¿Vamos a algún lado?
- ¡YO QUIERO IR A ESA TIENDA! - exclamó Kate, señalando una tienda de ropa.
- Yo también! - le dije, y juntas nos fuimos corriendo.
Seguimos toda la tarde comprando y llendo de aquí para allá por toda la calle comercial.
Al final del día, después de cenar, ya en casa, me fui a la cama.
Me tumbé mirando al techo y me puse a pensar en todo lo que había pasado hoy:
Me había librado de Blair y su panda de bullys gracias a la oportuna aparición de Leo, me había dado cuenta de lo mucho que me quieren Rachel y Diane al intentar animarme de todas las formas posibles y también había descubierto lo mucho que Kate y yo nos parecemos en cuanto a personalidad.
Con amigos como ellos, ¿quién necesita más?
Incluso mi hermano había puesto de su parte, dado que había intentado por todos los medios posibles que me dejasen en paz.
Cosas como estas hacen que me de cuenta de que no estoy tan sola en el mundo.
Me dormí pensando precisamente en eso, con una sonrisa en la boca.
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