
𝟬𝟱. if you want to do it, you do it
05. si quieres hacerlo, lo haces.
WELCOME TO PARIS!!!
where will you find love
and possibly your death too
e n t r e l a l u z y l a o s c u r i d a d
s o l o t ú, m o n a m o u r
e r e s e l p e r f e c t o e c l i p s e
PARÍS, FRANCIA
NOVIEMBRE DE 1946.
En muchos sentidos, Louis consideraba que ellos eran afortunados. París, quién volvía lentamente a la vida, los había aceptado como hijos propios. Dejando atrás la búsqueda constante de otros como ellos, las tumbas poco profundas de la guerra, o incluso mejor; la casa embrujada con el recuerdo de Lestat que incluso ahora lo perseguía.
No es que se quejara, París le había dado una nueva identidad a Louis. Por primera vez en mucho tiempo se sentía feliz por el simple hecho de existir en ese preciso momento y lugar. Podía tener el hobbie que quisiera, hablar con quien quisiera, y vivir su sexualidad como deseará. Incluso se había estado convirtiendo lentamente en un adicto a la fotografía.
Era un nuevo él. Pero por supuesto, Claudia no compartía el sentimiento.
Ella había estado sumida en la decepción y el resentimiento. Su búsqueda fallida y la falta de convicción de Louis a la hora de matar la habían destruido. Y aunque evitaba mostrarlo, él la conocía. Era su hermano y alguna vez, había sido su padre. Claudia era bastante abierta al mostrar sus emociones, incluso cuando no quería hacerlo.
Había estado dando vueltas últimamente, intentando encontrar algo que fuera lo suficiente atractivo para Claudia como para volver a hablarle. No llevaban ni un mes en la ciudad, pero lo único que había obligado a la vampiresa a salir de aquel departamento había sido el hambre. Louis necesitaba sacarla del depresivo lugar donde vivían.
Fue cuando vió el cartel allí, justo cuando estaba volviendo a casa y se le había caído el cigarrillo que estaba a punto de encender. El folleto tirado en el suelo, roto casi por completo excepto en la esquina. La Muse Sombre présente: Jessica Marino.
En su momento de realización, descubrió que había carteles como aquellos esparcidos por toda la ciudad. La imagen de una chica con cabello oscuro que resaltaba en la imagen blanco y negro. Y una gran sonrisa que llamaba aún más la atención e invitaba a la gente a unirse mientras sostenía una guitarra. Era una imagen preciosa; y el plan perfecto para conseguir que Claudia saliera.
Le llevó casi dos semanas convencerla, prometiendo incontables cosas que, ahora temía, quizá no pudiera cumplir. Y toda una semana aguantando las preguntas de cuál era la razón real por la que irían a ver a una mortal cantar sobre el escenario. La música era algo de él, de su creador, y aunque no se permitía pensarlo, quizá, hasta él mismo buscaba un recuerdo que reemplazaran sus noches en aquel piano, que ahora resonaba en su cabeza como un fantasma.
— Creí que te gustaban los hombres —. le insinuó Claudia a Louis una vez. Él solo se río, pero no contestó. Contestar sería empezar una pequeña batalla. Y si Claudia creía que la razón por la que irían a ver a Jessica era él, haría lo mejor que pudiera para guardarse sus chistes gay por un rato.
La noche que la conocieron era un viernes. Habían esperado hasta ese día en específico porque Louis estaba casi seguro de que se presentaría. El panfleto que había conseguido no tenía ni día ni horario, por lo que pregunto en varios puntos de la ciudad cuando se presentaba y todos respondieron lo mismo: cuando ella quisiera.
Era un horario ciertamente peculiar, incluso para alguien como él, quien había convivido con cientos de músicos a lo largo de su vida. Rápidamente le dijeron que se presentaba casi todos los días, pero por alguna razón, la cantidad de tiempo que lo hacía dependía de su estado de humor, he incluso había conocido a un tipo que había viajado hasta aquel bar a escucharla, y tuvo la mala suerte de enterarse que Jessica no se presentaría esa noche, quién sabía porque.
El lugar; un bar gigante de tres pisos ubicado en una esquina conveniente, amontonaba gente hasta las puertas en dirección de la calle, quienes cantaban y bailaban de manera sincronizada, como marionetas cuyos cables eran tirados por la misma persona que se lucía en el escenario.
Claudia le dio una mirada de fastidio, especialmente cuando tuvieron que atravesar toda la pista de baile hasta el segundo piso, donde lograron encontrar una mesa con mucha suerte. No tardaron en llegar meseros, ofreciéndoles distintas bebidas que se vieron obligados a aceptar para mantener las apariencias.
Los colores en tonalidades oscuras combinaban bien con ellos; verdes, bordos, marrones, tonos en color tierra que hacían parecer al bar más antiguo de lo que suponía que era. El único color que no encajaba era el amarillo naranjoso de las luces que hacían resaltar un solo punto. El escenario.
— Es bonita —. Claudia habló por primera vez, de su boca resbalaba indiferencia. Louis no entendió al principio, pero siguió su mirada hasta encontrarse con el escenario, y la chica en él. Que era el centro de atención de todo el mundo.
Cabello y ojos del mismo tono marrón oscuro, con una piel bronceada y unas facciones que la delataban como no parisina, o europea en general. Debía tener ascendencia negra o algo por el estilo. Se notaba que disfrutaba de ver a los demás celebrar su música. Como un gran logro de la vida.
Claudia estaba hipnotizada por ella.
( LOUIS: Aunque no lo dije en ese momento, repasando una y otra vez esa noche, me he dado cuenta, con el tiempo, la razón por la que Claudia hasta parecía... enamorada de Jess.
DANIEL: ¿Lo estaba?
Louis negó con la cabeza.
LOUIS: Todo lo contrario. En la mente de Claudia, Jessica era todo lo que ella, en el cuerpo en el que la condenamos, no podía ser. Bonita. Popular. Exitosa. Claudia sentía envidia.)
La noche transcurrió con mayor velocidad de lo que esperaba. El ritmo de lo que después se conocería como boot stomping resonó la mayor parte de la velada, siendo reemplazada de vez en cuando con alguna canción lenta para los amantes en las esquinas.
Desde aquella mesa en el piso de arriba, Louis disfrutó de cada canción de la noche. Canciones con corazón y alma que, a partir de esa noche, entendió la fascinación de París por ella.
Claudia, aunque callada, nunca hizo un ademán por irse. Tomaba aquella bebida de vez en cuando, demasiado absorta en la música como para darle atención a Louis. Tomó un par de fotos esa noche, aprovechando la oportunidad de no sentirse hambriento, y las miles de emociones que pudo identificar esa noche.
Para el final de la última balada, la mayoría de la gente estaba demasiado embriagada como para seguir, la música lenta llamaba a la gente a dormirse o a las parejas a retirarse a un lugar más... íntimo. No lo admitiría, pero Louis sintió cierta soledad en ese momento. Perdido en sus pensamientos sobre él, poco se dio cuenta de que la música llegaba a su fin, y Claudia lo miraba expectante de su próximo movimiento.
Se había quedado toda la noche junto a él. Lo sintió como una victoria.
Y la idea de darle las gracias a la cantante por aquel momento, se convirtió pronto en una necesidad. Tomando su saco del respaldo de la silla, se levantó rápidamente hasta el escenario antes de que todo el mundo se fuera.
— Vamos a saludar —. dijo con una sonrisa divertida a su hermana, quien enseguida cambió su semblante relajado por uno de incredulidad.
Bajo las escaleras con rapidez, acercándose a los músicos que guardaban sus cosas con tranquilidad y rutina.
— C'était un super... spectacle, une de mes meilleures soirées, sans aucun doute* —. dijo con un francés algo desastroso. Claudia era la experta en idiomas, no él. Y aunque recordaba algo de francés, la verdad es que había perdido la habilidad.
— Merci, nous sommes heureux que cela vous ait plu. Aujourd'hui c'était une bonne soirée, la foule semblait plus animée que d'habitude, même avec les ballades* —. la cantante habló con rapidez, desconcertando a Louis, quien se quedó analizando lo que la chica había dicho. Jessica soltó una risa. Al parecer, había dejado en evidencia su confusión. — Me alegra de que les haya gustado —. dijo en inglés y de manera más sencilla. Tenía un acento notable. Sutil, pero que alguien que presentará la suficiente atención notaria. Aún así, tanto el francés como el inglés parecía que le quedaban cómodos.
( DANIEL: ¿Acento?
Louis lo miró extrañado. Mirando a Armand quien se encontraba a su lado en el sillón, y quien tampoco entendía el interés de Daniel)
LOUIS: Si. De seguro por el origen latino de Jessica, ¿porque el interés, Daniel?
El periodista se quedó pensativo, pero negó con la cabeza.
DANIEL: Por nada, lo siento, tú... sigue contando.
Los vampiros lo miraron interesados, pero callaron sus sospechas incoherentes y Louis, siguió con el relato)
— Jessica Marino. Puedes decirme Jess —. la cantante estiró su mano para estrecharla.
El vampiro la estrecho con gusto. — Louis.
— ¿Eres fotógrafo? —. Louis tomó su cámara con felicidad. Era la primera vez que alguien se interesaba en su hobbie, aunque no fuera la gran cosa. Asintió con una sonrisa. — Nunca nos había venido a ver un fotógrafo, ¿verdad, muchachos? —. preguntó con diversión a la banda, quienes enseguida contestaron con risas y asentimientos. — Me gustaría tener alguna foto si no es molestía, te pagaré, por supuesto — dijo con una sonrisa amable.
Algo en Jess hacía parecer como si nunca estuviera triste. Hablaba con la soltura que cualquier actor tímido quisiera tener. Era divertida por naturaleza, y se notaba que tenía más carisma de lo que la gente pensaba. Con un ego que salía a flote de vez en cuando, pero, con su talento, a Louis le hubiera sorprendido si no presumiera de ello de vez en cuando.
El vampiro asintió complacido. Nunca le habían pagado por su trabajo. — Será un placer.
Fue cuando Jessica se fijó en Claudia. La vampiresa se había quedado detrás, con la mirada perdida en el piano. Este parecía solitario, con una leve capa de polvo debido al movimiento de las últimas noches.
La expresión de la cantante se suavizó, no perdió aquel brillo alegre, en realidad, todo lo contrario. Parecía como si encontrara en Claudia alguna joya oculta. En su mirada, fue como si encontrara a alguien con quien no se había visto en mucho tiempo. —¿Tocas? —.
Louis pareció reaccionar de repente. — Oh, ella es...
— Claudia —. la susodicha lo interrumpió. — Y si, se tocar —. dijo con cierta altanería.
— Es mi hermana.
Jess soltó una risa, pero Louis noto una mirada extraña en ella. — Si, se parecen. — luego señaló el piano con la cabeza. — Adelante, es tuyo —.
Claudia la miró con una ceja alzada. Y desafiante. — ¿No crees que soy una niña para eso? Demasiado pequeña.
La cantante alzó una ceja, igual de desafiante. — Te gusta tocar. ¿Eres buena?
— Si.
— Entonces, con todo respeto, me importa una mierda la edad que tengas. Si quieres hacerlo, lo haces. Si decides que es para ti, entonces es para ti. No tengas tantas restricciones Claudia, morirás amargada si lo haces. Solo tienes que aprender un par de golpes por si acaso te cruzas con un idiota y listo.
— Si, especialmente si trabajan en un teatro —. Alguien de la banda soltó haciendo que todos se reían, y dejando a Louis con Claudia con confusión.
Jessica puso los brazos en las caderas en forma de jarra, con indignación fingida — Si van a seguir haciendo chistes mejor me voy. Ya pasaron tres meses, parece que lo extrañan más ustedes que yo —. dijo eso último con alegría, mientras les hacía una ademán con la mano restando importancia al comentario. — Un idiota que conocí un vez, no es importante.
( LOUIS: No sabía que hablaba de tí.
ARMAND: No podías saberlo.
DANIEL: Pero en algo tiene razón, si eres un idiota)
Daniel recibió una mala mirada de parte de Armand.)
— El punto es, que si quieres pasar tu vida en un escenario. No esperas a que te llamen para subir a él, simplemente subes. — pasó su brazo alrededor de los hombros de Claudia, quien sorpresivamente no la apartó — Y aprovecha que tu hermano te apoya, el mio nunca lo hizo.
DUBAI, EMIRATOS ÁRABES UNIDOS.
2022
— Claudia y yo volvimos muchas veces al bar luego de esa noche. Por fin, había encontrado algo que nos uniera un poco más. Jessica se convirtió... en un gancho para nosotros. Nos obligaba a unirnos un poco más.
— ¿Por qué querría eso? — preguntó Daniel con interés.
Louis se encogió de hombros — Quizá por el hecho de que ella nunca fue unida a su familia, quizá porque notaba ese hueco entre nosotros, no lo sé. Pero cada noche que íbamos, sentía que Claudia y yo nos volvíamos un poco más cercanos, por unas horas, éramos tan mortales como ellos. Y en poco tiempo, encontré en Jess algo que no había tenido en mucho tiempo. O quizá nunca. Un buen amigo.
PARÍS, FRANCIA
31 DE DICIEMBRE DE 1946
— ¡Louis! ¡Rápido, te perderás de los fuegos artificiales! —.
Louis tomó la cámara con rapidez, acercándose al balcón de donde se podía ver a Claudia sosteniendo un fuego artificial en la calle. Jessica estaba a su lado con un reloj de mano, cronometrando los segundos.
— 5... 4... 3... 2... 1... ¡Corre, corre, corre! —. Claudia prendió el fuego artificial, que salió a toda velocidad hacía el cielo, los pasos de ambas se escucharon por la escalera, llegando con Louis en un abrir y cerrar de ojos. El fuego de color rojo se expandió por todo el cielo, provocado las risas de los tres —¡Feliz año nuevo! — Jess los abrazó por los hombros a ambos, dejando un beso en la mejilla de cada uno. — Me alegro tanto de haberlos conocido.
14 DE FEBRERO DE 1947
Louis abrió la puerta del departamento. Tanto él como Jessica se quedaron sorprendidos de verse del otro lado de la puerta.
— Creí que tendrías una cita con un chico —. soltaron ambos a la vez.
Reírse fue inevitable.
Claudia apareció en la sala, mirándolos como si estuvieran locos — ¿Y ahora ustedes de qué se ríen?
Jessica y Louis se calmaron para soltar a la vez. — Estamos muy solos —.
Claudia rodó los ojos ante las estupideces de los otros dos, antes de volver a leer a su habitación.
( DANIEL: — Jessica, de alguna manera, reemplazó a Lestat — Daniel comentó con tanta naturalidad que sorprendió a Louis, quien luego de pensarlo un momento, asintió.
LOUIS: Pero él seguía ahí)
— Tú nunca estás solo, mon cher. Yo estoy a tu lado. — el fantasma de Lestat se apoyó en la pared — Y dile que cambie un par de palabras del coro que te enseño la otra vez, se escuchan raro. Fuera de eso, es una gran canción, como las anteriores... Pero no mejores que las mías —.
Louis rodó los ojos.
DUBAI, EMIRATOS ÁRABES UNIDOS.
2022
— Suenan felices.
— Lo éramos.
— ¿Cuándo llegó el desastre? Porque siempre llega.
La mirada de Louis se perdió en la nada; En el sol saliendo por aquellas ventanas que lo protegían. La tristeza le pegó de golpe,
— Claudia y yo, vivíamos como humanos. Nos olvidamos de nuestra verdadera naturaleza. Hasta que... esa naturaleza nos encontró a nosotros. — Louis le dio una mirada a Armand — Y... después de todo — volvió la mirada al ventanal — Incluso los ganchos más fuertes... se pueden romper.
PARÍS, FRANCIA.
ABRIL DE 1947.
Jessica se encontraba caminando por las calles de París, deambulando por partes que antes no había visitado en busca de inspiración. Era una noche de lluvia, por lo que llevaba su paraguas, observando a la gente correr despavorida para no mojarse.
Las luces de un cartel fluorescente captaron su atención enseguida. Notando cómo la gente corría en dirección hacía allí, con más felicidad que otra cosa. Se acercó a paso lento, intentando descifrar lo que decía entre las gotas que volvían su vista borrosa.
No fue hasta que se paró frente al cartel para observar el nombre que resplandecía en la oscuridad de la noche.
"Théâtre des Vampires"
* Fue un gran... espectáculo, una de mis mejores veladas, sin duda.
* Gracias, nos alegra que te haya gustado. Hoy fue una buena velada, el público parecía más animado que de costumbre, incluso con las baladas.
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