⚠️: ¿Podrían votar y comentar mucho o todo lo q quieran? Últimamente no m encuentro muy motivada para escribir y eso me ayudaría mucho 🥹🫶🏻💕

—¡RUE-RUE!— exclamé mientras saltaba por los pasillos del instituto hasta llegar a una morena de rulos.

Ella sonrió al verme. —Hey, hey.— saludó.

—¿Cómo te encuentras?— le pregunté cuando empezamos a andar ambas hacia nuestra clase.

Ella encogió sus hombros. —Tú sabes, ahora estoy bien. Es como si fuese cuestión de rachas, ¿sabes? Primero estoy bien, luego mal, y por último bien de nuevo.— me explicaba.

—Sí, creo que lo entiendo.— afirmé. —No todo el mundo es capaz de hacer un esfuerzo tan grande como el tuyo para dejar las drogas, Rue. Eres una guerrera.

Ella sonrió tímida bajando su cabeza. —Gracias, Mills.

—Te lo digo de verdad.— le contesté sonriéndole.

Pasó su brazo por encima de mis ojos y nos dimos un abrazo bastante largo. Me sentía bien con ella, mucho mejor de lo que me sentía con Maddy, siendo sincera.

—Tía, he tenido una ideaza.— anuncié robando su atención. —Se me ocurrió ayer por la noche, y va a ayudar a que te animes.

—¿Ah, sí? ¿Cuál?— me preguntó con una suave sonrisa.

—Hacer una fiesta con temática de los años 80.— expliqué emocionada. —¿A que es genial?

Ella aplaudió sorprendida. —¡Sí, sí, sí! ¡Qué guay, Dios mío!

—¿A que sí?— reí.

—¡Sí!— dijo casi eufórica. —¿Entonces habrá que ir vestidos como en los 80 no?

Yo asentí. —Ajá, pero ya sabes, tampoco gran cosa.

—Está bien, va a ser genial, tía.— me dijo Rue haciéndome asentir.

—Sí.— concordé.

—¿Una fiesta de los años 80?— me preguntó mi pelinegro mientras conducía con su mano en mi muslo. Yo asentí. —No es mala idea.

—¿No? ¿Te gusta la idea?— pregunté sonriéndole.

Él asintió. —Sí, parece guay. ¿Cómo harás para que la gente vaya a la fiesta?

—Oh pues para eso tengo un plan.— reí mientras lo explicaba. —Se lo cuento a Maddy y para mañana todo el mundo sabe sobre la fiesta.

Él sonrió de nuevo. —Es muy buen plan, la verdad.

—Eh, ¿has visto?— reí.

Estábamos en silencio durante unos minutos, hasta que de repente el móvil de Ash empezó a sonar, alguien lo estaba llamando.

—Cógelo tú.— me dijo dándome su móvil mientras seguía conduciendo.— ¿Quién es?

—Hostia, es el médico.

Él entendió. —Será por los resultados del análisis.

—Habla tú, te ha llamado a ti.— le pedí haciendo que el negase.

—¿Por qué? Habla tú, son tus análisis de sangre.

—Me da vergüenza.— le contesté.

Él se confundió. —¿Vergüenza?

—Sí, sí, no sé hablar con nadie. Voy a tartamudear y hacer el ridículo.

Él me miró confundido al máximo. —Millie, ¿tú eres tonta o masticas agua?

Cuando pensé que respuesta darle su voz me interrumpió.

—¿Quieres hablar de una vez? ¡Va a colgar!— rápidamente descolgué la llamada y puse el manos libres, quería que Ash también se enterase.

—Buenas.— saludé yo.

—Buenas. ¿Mills LeBlanc?— me preguntó el médico a la otra línea del teléfono.

En vez de contestarle miré a Ash sonriendo y asintiendo, tratando de decir "tenías razón, es el médico". Él enseguida hizo un ademán con su mano indicándome que volviese al teléfono.

—Sí, soy yo. Dígame.— le respondí sintiéndome toda una famosa empresaria multimillonaria.

—Soy Antonio, el médico y amigo de su cuñado Fezco que le hizo un análisis de sangre.— yo asentí como si él me pudiese ver a través del teléfono. —Era para decirle que ya tengo los resultados, y que si es un buen momento se lo explico en varios minutos.

Yo miré a Ash sin saber que responder, el simplemente levantó su pulgar indicándome que siguiera.

—Sí, sí, perfecto.— afirmé.

—Bien, sus niveles de azúcar y de colesterol están perfectos, este último está incluso por debajo de la media, la felicito por ello. Los adolescentes de su edad suelen presentar casos de colesterol debido a la moda de la comida basura que se da actualmente.— explicó. —Bueno, por lo demás tampoco creo que deba de decir nada, no tiene anemia, las cantidades de glóbulos rojos, blancos y plaquetas están dentro de la media. Al igual que por ejemplo el ácido úrico... este análisis es ejemplar.

La sonrisa que había en mi cara nadie se podía hacer una idea, solo Ash, quien me miraba con algo de miedo por la espeluznante expresión que tenía.

—Pero si hay algo que me ha llamado mucho la atención.— dijo de repente el doctor llamando nuestra atención.

—¿Qué ocurre?— pregunté algo asustada, al igual que mi pelinegro, quien incluso había parado el coche al haber estacionado en un lado de la carretera para escucharlo todo bien.

—Mills, estos análisis dicen que tienes muchísima, muchísima, muchísima, muchísima alergia. Y créeme que me he quedado corto con lo de muchísima.

Mi novio y yo estábamos sorprendidos ante aquello, aunque debo decir que en cierto modo me lo esperaba. —¿A qué soy alérgica?

—A los ácaros del polvo.— me anunció dejándome sin palabras. —Deberás hacer cambios en tu armario a menudo, y la ropa envasarla al vacío. Pero sobre todo, debes mantener limpio tu hogar.

—Está bien, muchas gracias por todo.— le agradecí.

—Un placer.— con esas dos palabras colgué la llamada y miré a Ashtray.

Aquel había puesto de nuevo el coche en marcha y había vuelto a conducir.

—¿Qué coño es un ácaro del polvo?— pregunté confusa.

—¿No sabes lo que es?— me preguntó de vuelta haciéndome negar.

De nuevo me extendió su móvil, para luego depositar su mano en mi muslo izquierdo.

—Búscalo, te va a encantar.— dijo con una sonrisa algo malévola.

Yo desconfiada entrecerré mis ojos. —¿Por qué?

—Nena, solo búscalo y ya lo verás.

Desbloqueé su móvil y me adentré en safari, el señorito tenía un pedazo de Iphone 12 pro Max, lo odio. Tecleé "ácaros del polvo" y las imágenes que aparecieron fueron lo más horroroso que jamás había visto jamás, era un puñetero bicho súper rancio y horrible.

—¿Qué coño es esto, Ashtray? Es un bicho súper feo.— dije sufrida y algo impactada.

Él rió por mi reacción. —¿Quieres que te explique?

Yo asentí interesada.

—Prepárate, vas a tener una clase de biología.

Yo sonreí al verlo tan emocionado por explicarme sobre los ácaros del polvo, aunque la verdad era algo raro, ¿por qué sabía de los bichos esos?

—Bien, para empezar los ácaros del polvo son pequeños animales microscópicos, que suelen medir entre 0'2 y 0'5mm. Y desgraciadamente, cariño, forman parte del grupo de los arácnidos, tu favorito.— dijo sarcástico.

—¿Qué? No, no, qué asco de verdad.— negué. —Continúa.

—Bien, se multiplican fácilmente, y suelen estar por las camas, alfombras, en la naturaleza, roperos, y mucho más.

—¿Entonces cuando estoy durmiendo puede haber un ácaro del polvo al lado mía?

Él definitivamente no se esperaba aquella pregunta. —Eh... claro.

—Oh.

—Lo peor de ellos es que en muchas personas es que al volatilizarse sus partículas y tomar contacto con la mucosa nasal o bronquial produce una inflamación en ellas que deriva en rinitis alérgica o en asma bronquial, aunque muchos casos son ambos.— explicaba mientras que su mano derecha lo acompañaba con unos movimientos cerca de su rostro, ¿qué acababa de decir?

—Vaya, son jodidos los bichos.

Él asintió con una sonrisa suave. —¿Y sabes lo mejor? Es más bien un dato curioso, cada hembra fértil es capaz de aumentar la población sobre unos 25 o 30 ácaros cada 4 semanas.

—¿Qué?— pregunté. Esto era lo último que quería oír.

—Sí, sí, como lo oyes. Son unos cabrones.

Asentí lentamente mientras aún me hacía la idea que esos bichos realmente existían, ¿no nos valía ya con las cucarachas y garrapatas?

—Oye, Ash.— lo llamé al recordar algo.

—¿Mhm?— dijo sin despegar su vista de la carretera.

—¿Cómo sabes tanto sobre eso? Siempre has sabido como explicar cosas de biología.— le pregunté.

Él lamió sus labios rápidamente pensando antes de contestar.

—Bueno... esto no lo sabe nadie, pero no me importa compartirlo contigo.— me decía serio. —Sabes que de niño entré al mundo de las drogas y el narcotráfico.

Yo asentí interesada en lo que contaba, quería que supiese que lo apoyaba en todo, al igual que él a mí.

—Bien, pues aunque yo comenzase a ser un narcotraficante también era un niño. Y a todo niño siempre le interesa algo, y lo que a mí me llamó la atención era la medicina.— vale esto sí que no me lo esperaba.

Yo me sorprendí en el buen sentido. —¿La medicina?

Él asintió con una melancólica sonrisa. —Ajá, siempre me interesó, e incluso me apasionó. Llegué a robar cientos de libros de medicina de bibliotecas solo para llegar a adquirir conocimientos y poder dedicarme a ello en un futuro.— explicaba dejándome cada vez más átonita.

—¡Tú quieres ser médico!— exclamé ilusionada.

—Quería. Con quince años me di cuenta de que mi vida era el narcotráfico, y que una vez que entras a este mundo estás atrapado para siempre, no hay salida.— explicaba de nuevo con aquella sonrisa triste.

Yo situé mi mano en la suya, que seguía en mi muslo apoyada. —¿Qué dices, Ash? Es tu sueño, deberías perseguirlo. Además, estas justo en la edad de empezar carreras y esas cosas, cumples 18 dentro de un par de meses. Con tus conocimientos te iría genial.

Él bufó irónico. —¿Con mis conocimientos? Que sepa explicar lo que es asma y alergias no es nada del otro mundo, Millie.— me explicaba serio.

—Pero, ¿por qué no lo intentas al menos? Es lo que te gusta.— le contesté tratando que razonara.

—Mills, ya te lo he dicho.— ¿me acababa de llamar Mills? ¿Él?— Tengo asumido que ese mundo no es para mí, el que sí es el de la droga.

Yo me incorporé en el asiento debido a la calentura que la conversación se estaba tornando. Ashtray retiró su mano a la vez se suspiraba sabiendo lo que se avecinaba.

—Pero, Ashtray, ¿tú te estás escuchando? ¿Que tu mundo es la droga? ¡Solo tienes 17 años! ¡Ni que tuvieras 45 y llevases 30 años traficando!—
exclamé obvia.

—30 años no, pero llevo casi 10.— me contestó mientras fijaba su mirada en la carretera. —Además, Millie, ya hemos hablado de esto.

—Pero es que no te das cuenta, ¡aún puedes cambiar tu vida y alejarte de este mundo, al igual que Fez!— dije dándole esperanzas.

Él suspiró. —¿Por qué piensas que queremos dejarlo?

—¿Por qué no ibais a querer dejarlo? ¿Acaso os gusta vender sustancias ilegales poniendo en peligro a las personas que lo consumen y a vosotros mismos?

Él pasó su lengua por sus dientes superiores mientras rodaba sus ojos.

—Vamos a dejarlo por hoy, Millie.— me pidió mientras se aclaraba los ojos. —Tienes el examen de C2 en unas horas y tenemos que salir ya.

—Está bien. Pero juro que voy a sacarte de ese mundo, que quede bien clarito.

Él asintió con una suave sonrisa mientras seguía conduciendo dirección a la salida de East Highland para irnos hacia el examen.

—¿Estás bien?— me preguntó Ashtray interrumpiendo el silencio que nos envolvía.

Estábamos en su habitación. Ya era de noche, y estábamos apunto de dormir. Él estaba mirando hacia arriba con su brazo debajo de mi cuello, y yo estaba de lado y agarrada a él.

Sobre el examen, me fue bastante mal. El reading, use of english, listening y writing me salieron más o menos bien. Tenía en mente clavar el speaking para subir la media a pesar de supuestamente haber aprobado, pero las cosas no fueron así. Mi compañero de Speaking apenas me dejaba hablar, y en un ejercicio que debíamos interactuar los dos consumió todo el tiempo él, sin haberme dejado hablar. En fin, creo que he suspendido el examen y salí llorando de él.

—Sí, estoy bien.— le respondí con una sonrisa triste.

Lo miré y él ya estaba mirándome.

—Rubia, seguro que apruebas, eres una máquina del inglés.— me halagó haciéndome sentir mejor.

—Tú sí que eres un maquina del inglés.

Él bufó. —Eso es porque yo soy nativo, ¿pero a que no se me nota?

—No, para nada.— negué sincera mientras sonreía.

—Te digo yo, que seguro que apruebas.— anuncio mientras yo negaba. —Si apruebas te doy una hostia en la cabeza. ¿Trato hecho?

—Trato hecho, ya verás como te lo doy yo a ti.— respondí riéndome.

Pasaron varios minutos y a la mente de la rubia vino algo.

—Oye, Ash.— lo llamó mientras él seguía mirando al techo.

—¿Mhm?

—¿Estás mejor de tus pesadillas?— le pregunté suavemente.

Él sonrió. —Sí, ya apenas tengo. Ahora estoy mucho mejor.

Le di un breve análisis y sentí un sentimiento como si me estuviera mintiendo.

—No me mientas, Ashtray.— le pedí mientras él se disponía a preguntarme cómo lo sabía. —Te conozco muy bien, me estás mintiendo.

A pesar de que le dije aquello, fue con una suave y confiable sonrisa. No quería abrumarlo, solo quería que se expresara acerca de cómo se sentía y comprenderlo, porque realmente lo necesitaba.

—No te miento.

—Sí, lo haces. Y sabes que puedes contarme lo que sea.— le dije agarrando su mano suavemente.

Debo decir que esperaba que la soltase y me dijese que no le ocurría nada, tratando de evitar hablar de sus problemas, pero no fue así.

Él suspiró mientras pensaba qué iba a decir. —Es complicado... sigo teniendo pesadilla. Cada vez duermo peor por culpa de ellas, me da miedo cerrar los ojos y vivir aquellas imágenes.

—¿Te ocurren a menudo?— pregunte al haberlo escuchado hablé con semejante tristeza.

—Sí, casi todos los días. Me hacen sentir como que son una señal diciéndome que lo que sueño en un futuro se hará realidad.— me explicaba.

—Joder, ¿y de qué tratan?— le pregunté.

Él negó mientras cerraba sus ojos diciéndome que no quería decírmelo.

—¿Sobre Fez? ¿Las drogas?— le preguntaba yo mientras seguía negando. —¿Sobre... Mice?

Él suspiró y mojó sus labios con su lengua algo nervioso para comenzar a hablar. —Mis pesadillas suelen ser sobre perderte, y jamás me podría hacer la idea de ello.

Y allí me di cuenta, ni viviendo cien vidas podría llegar a merecer a ese chico. ❤️‍🩹

HOLIIIISSSSS, pues este es el cap d hoy. Lo siento pero m encanta la última parte ayyy😩

Ácaros del polvo eh? Si alguien no sabe lo q es q no lo mire en google si no se hace una idea, a mi casi m agarra algo 💀

Esta historia va llegando a su fin :( pronto conoceremos a Marita!! 🤑🤑

¿Podrían votar y comentar mucho o todo lo q quieran? Últimamente no m encuentro muy motivada para escribir y eso me ayudaría mucho 🥹🫶🏻💕

Por cierto, las frases que aparecen en blanco casi al final del cap, mientras hablan Mills y Ash las cogí de Los Juegos del Hambre. Debo decir que jamás lo he visto, pero al leer aquellas dos frases me he enamorado e interesado en ello.

~Pauu👺👺