ℂ𝔸ℙ 𝟚𝟝 > 𝕱𝖊𝖆𝖗𝖘
No sé por qué he puesto una foto mía JSUSJSUSJUSJSJS.
COMENTEN Y VOTEN O ME ENFADO
JUJU👺
⚠️Capítulo largo⚠️
Narra Ashtray
ME DESPERTÉ POR UN RUIDO proveniente del salón de una casa. Lo primero que divisé al abrir mis ojos pesadamente fue el cuerpo de Mills semi-oculto por las sábanas mientras dormía plácidamente.
El ruido volvió a sonar, pero esta vez era más cerca. Me levanté de la cama rápidamente y me hice con una pistola que escondía en unos de los cajones de la mesita de noche. Mi corazón palpitaba con fuerza, no sentía miedo por lo que me pudiese ocurrir, lo sentía por lo que le pudiese ocurrir a ella.
Raramente, sentí como algo vagaba por mi mente; era una sensación que me hizo sentir como si todos mis recuerdos los hubiese olvidado y se perdieran en el vacío de mi mente. Únicamente podía recordar mi nombre, quien era la chica que estaba en mi cama y la relación que tenía conmigo. Lo demás no, ni en donde estábamos, como se llamaba mi hermano, qué día era y qué hacíamos allí.
La puerta de la habitación fue derrumbada con facilidad, haciendo que la rubia se despertase asustada. Unos sujetos vestidos con armaduras negras se asomaron a la puerta, llevando varias armas con ellos mientras nos apuntaban.
—¡Ashtray! ¿Qué ocurre?— exclamó asustada mientras se acercaba a mí deslizándose por mis sábanas.
—¡Mills, cuidado!— grité dolorosamente cuando divisé como dos balas atravesaban el cuerpo de mi rubia haciéndola caer en la cama. —¡Millie!
Un enorme nudo se hizo presente tanto en mi garganta como en mi estómago, el insoportable dolor de cabeza lo hacía aún más doloroso.
No sé cómo lo hice pero conseguí deshacerme de todos los hombres de allí mientras disparaba sin tener un objetivo específico. Mis ojos estaban llenos de ira contra ellos, lo único que quería en esos instantes era acabar con todo y con todos. Me habían arrebatado lo único por lo que aún seguía luchando y viviendo.
—¡Millie!— grité acercándome a ella viendo dos grandes manchas de sangre situadas en el pecho. Joder, esa zona es mortal. Gracias a Dios, aún seguía respirando.
Con cuidado, levanté un poco su camiseta de tirantes hasta que pude divisar uno de los disparos, era en su costilla derecha. Solo faltaba uno más, el más jodido seguramente a juzgar por la zona.
Seguí subiendo la camiseta hasta que descubrió todo su sujetador, y allí lo ví, le habían disparado arriba del pecho derecho.
—Joder, Millie...— susurré histérico sin saber qué hacer o cómo actuar.
Como ya mencioné antes, volví a sentir aquella sensación de que había perdido todos los conocimientos de que debía hacer en situaciones como esta. Por ello, me quedé estático al lado de ella mientras se desangraba y yo lloraba desconsoladamente. Sentía como quería correr en busca de ayuda; sin embargo, parecíame que estaba congelado.
—Lo siento, lo siento.— lloré mientras agarraba su mano. —Todo esto es por mi culpa. Perdóname, rubia.
Las lágrimas caían por mis mejillas empapándolas mientras mis ojos no paraban de nublarse; sin embargo, ella gastaba sus fuerzas en sonreírme.
—No es tu culpa, cariño. Nada de esto lo es, debes recordar eso siempre, Ahshtray.— pronunció mientras apoyaba su mano en mi mejilla, y la otra la tenía apoyada en el lugar del disparo.
Desplacé mi mano rápidamente encima de la suya mientras seguía llorando. —Di que me perdonas, Millie. Dime que me perdonas, por favor.— pedí ahogándome al ver como el brillo tan característico de sus bellos ojos se iba apagando poco a poco.
Ella sonrió dulcemente, no había perdido todavía su esencia. —Ashtray, no tengo nada que perdonarte. Eres lo mejor que me ha pasado jamás, en serio. Gracias por todo, Ashy.— dijo mientras sonreía.
Levanté las comisuras de mis labios al escuchar aquel tonto apodo que ella me había puesto, en esta ocasión no me molestó, sino que rezaba por poder escucharlo el resto de mi vida.
—Millie, no te vayas por favor. No puedo vivir sin ti.— pedí agonizando mientras la observaba.
Mis lágrimas caían en su estómago y seguían deslizándose después de aquello.
Ella volvió a sonreír haciéndome sentir aún más dolor. —Algún día nos encontraremos, ya lo verás.
Justo cuando iba a responderle negando y volviéndole a pedir que se quedase conmigo, sus ojos se cerraron flojamente, y pude notar como su mano descendió de mi mejilla. Un dolor punzante me hacía presión fuertemente en el pecho, me dolía incluso la garganta. Quería llorar, romperlo todo, me sentía incompleto, ella me llenaba aquel vacío que nadie jamás había podido llenar.
—¡No, Millie!— grité con dolor mientras observaba el cuerpo sin vida de mi rubia.
Lo había perdido todo.
Unos fuertes zarandeos me hicieron volver en mí. Mi cuerpo estaba bañado de sudor mientras mi respiración era agitada.
—Ashtray, ¿estás bien?— me preguntó una voz a mi lado que hizo que todo dolor que sentía en aquellos momentos disminuyese.
—¿Millie?— pregunté sin creérmelo mientras sentía sus manos apoyadas en mis hombros asustada.
—Siento haberte despertado, estabas en una horrible pesadilla por lo que he visto.— comentó algo triste y agitada mientras me acordaba de aquella y asentía. —¿Estás mejor?
Su mano se desplazó a mi espalda mientras depositaba varias caricias allí, haciéndome sentir mucho mejor. Respiré hondo unas cuantas veces tratando de controlarme, cosa que me costó bastante, pero lo conseguí gracias a que tenía a mi gran apoyo junto a mí.
—¿Quieres contarme tu pesadilla? En el campo donde vivía decíamos que si no lo contábamos antes de las doce del mediodía se cumplía. Igualmente, aún te queda tiempo para contármelo si no te apetece ahora.— me dijo con una sonrisa que me alivió por dentro.
—Estábamos durmiendo en mi casa,— comencé a contar. —y de pronto unos hombres aparecieron allí con armas y eso. Intenté defendernos pero te dispararon dos veces.
Hice una pausa mientras las lágrimas volvían a formarse en mis ojos. Millie al darse cuenta se preocupó y se acercó más a mí brindándome tranquilidad y apoyo.
—Moriste en mis brazos.— logré decir antes de estallar en llanto frente a ella, era mi primera vez. —Y no pude hacer nada.
Ella abrió sus brazos acogiéndome y juntándome a ella lo máximo posible. Los abrazos que la rubia daba eran los más reconfortantes que jamás me habían dado.
—Ashtray, cielo...— me dijo mientras ponía su mano en mi cabeza y repartía caricias por ella calmándome.
—No hice nada, Millie...— repetí mis propias palabras mientras yo mismo me hacía sentir peor.
—Ha sido una pesadilla, Ash. No es real, yo estoy aquí y siempre lo estaré, ¿sí?.— me dijo mientras depositaba un suave beso en mi cabeza.
—No puedo hacerme la idea de que si te pasa algo yo...— decía cuando fui interrumpido.
La rubia sonrió. —Tú serías el último culpable, Ashtray, nada sería culpa tuya. Deja de culparte por todo, ¿sí?
Yo asentí algo dudoso mientras bostezaba.
—¿Quieres dormir?— me preguntó haciendo que yo asintiese. —Perfecto.
Ambos nos volvimos a meter debajo de las sábanas mientras yo me situaba al borde de su cama. De pronto escuché su voz.
—Eh.— me llamó pareciendo ofendida. —¿Dónde vas? Ven aquí conmigo.
Me acerqué a ella mientras sus brazos me rodeaban y me acercaban aún más. Joder, se notaba más fuerte, ahora en vez de decirle mami tendré que decirle papi. Ok, eso era broma, ¿sí?
Narra Mills
Me desperté con un nudo en el estómago, hoy era el día en el que iba a saber lo que Maddy había negado o afirmado respecto a lo que yo había alegado sobre Nate.
Me levanté de la cama observando como mi pelinegro estaba plácidamente dormido después de haber pasado una mala noche. Tratando de hacer el menor ruido posible comencé a vestirme para ir al instituto.
—¿A dónde vas, nena?— la voz ronca y mañanera de Ashtray hizo que me sobresaltase levemente.
—Tengo que ir al instituto para hablar con el director.— dije mientras me terminaba de poner una camiseta de botones. —Mi madre y Jose no están, puedes dormir un rato más tranquilo si quieres, Ash.
El aún con los ojos entrecerrados me levantó su pulgar dándome un "ok".
—¿Estás mejor de la pesadilla?— pregunté mientras agarraba lo último que me faltaba:
—Mhm, gracias, rubia.— agradeció. —¿Vas sola?
—Sí.— esa palabra fue lo único que el pelinegro necesitó para tratar de levantarse de la cama. —Eh, eh, ¿a dónde vas?
—Contigo.— respondió.
Yo negué. —Quédate aquí a descasar, Ash, has pasado una mala noche. Además, necesito una niñera que cuide de mi hermano y mis pacíficos primos.— reí mientras él sonreía con los ojos cerrados.
—Así que para eso me querías, ¿eh? Para ejercer de niñera, hay que ver cómo me engañas...— dijo él divertido mientras yo reía suavemente.
—Bueno, me marcho ya.— anuncié acercándome a la puerta. —Te quiero.
—Y yo. Ten cuidado, rubia.
Estaba nerviosa, mi pierna derecha no paraba de subir y bajar estando yo sentada en las sillas de afuera de la oficina del director. Sentía gotas de sudor descender de mi frente, las limpié rápidamente con mi mano.
La puerta se abrió dejando ver a una pelinegra salir llorando. ¿Qué había contando Maddy?
El director me llamó y entré en su oficina cerrando la puerta detrás de mí. Me senté en la silla frente a él, su miraba me emanaba una sensación de incredulidad.
—Bien, Mills. Ante todo quiero decirle que yo le creo.— empezó diciendo haciendo que me aliviase algo. —Sé la clase de persona que es usted, y sé que jamás mentiría, y menos en un tema tan delicado como es un abuso físico y psicológico.
Yo asentía mientras un malestar se hacía presente en mí, quería llorar y gritar.
—La señorita Maddy ha aceptado poner una denuncia en contra del alumno Nate Jacobs.— anunció el director tomándome por sorpresa. —Afirmó todo lo que usted me contó, y alegó también que a ella le había ocurrido lo mismo. Por tanto, ambas denunciarán a Jacobs si usted también acepta.
Me tomó un tiempo asumir todo y pensar, pero finalmente accedí. —Sí, acepto ponerle esa denuncia.
—Perfecto, venga conmigo, por favor.— me pidió mientras se levantaba y salía de la oficina.
Hice lo mismo y me encontré con la familia Pérez, la cual brindaba su apoyo a Maddy. Ella se encontraba sentada en una silla mientras su madre le acariciaba la espalda. Instantáneamente eché de menos que mi madre estuviese así conmigo en aquellos momentos. Los nervios que sentía eran inescrutables, me temblaba todo, las piernas me flaqueaban y sentía que en cualquier momento me iba a caer.
—¡Mills! ¡Mills, estoy aquí!— gritó una morena de rulos llamando la atención de todos mientras venía corriendo hacia mí de una manera un poco rara.
Yo confundida pregunté. —Rue, ¿qué haces aquí?
Ella rió. —¿No ves? He venido a brindarte todo mi apoyo, si no, ¿quién lo haría? Acabemos con ese hijo de puta.— dijo tranquila mientras me daba un toque en la punta de mi nariz juguetonamente.
—Gracias, Rue, de verdad.— agradecí sincera mientras nos abrazábamos fuertemente.
—Bah, no es nada.
Una pelinegra dudosa se acercó a nosotras. —Hola, chicas.
Rue la miró de arriba a abajo algo ¿cabreada? —Hola, Maddy.
Enseguida lo entendí. Rue estaba también cabreada con Maddy por los comportamientos que había estado teniendo los últimos días hacia mí y hacia todos los demás.
—Hey.— saludé esta vez yo secamente.
—Millie.— me giré para verla cuando me llamó.
—¿Sí?
—Gracias por haberme abierto los ojos respecto a Nate.— me agradeció sincera.
Yo bufé algo irónica. —De nada, para eso estamos.
(Ashtray por la mañana dejó a Michael y a los gemelos en una especie de niñera, pero que era en un establecimiento. Allí, fue la madre de Mills a recogerlos a todos cómo estaba previsto. Luego, Mills volvió a su casa y los llevó a todos a casa de Ash y Fezco.)
—¿La has creído?— preguntó Rue mientras íbamos a casa de Ash y Fezco.
Llevaba al pequeño Michael en mis brazos, junto a mis dos primos, quienes aún seguían hospedándose en mi casa.
—No, claro que no. Siempre me la lía y luego viene a pedirme perdón mientras se victimiza. Esto harta de eso, ya me lo ha hecho varias veces.
Rue asintió. —Sí, eso es verdad. Maddy está demasiado cegada por la toxicidad del cabrón ese.
Ambas nos situamos en la puerta de la casa de Ash y Fez, en ella, sonó un pitido que indicaba que Ashtray estaba mirando por las cámaras de seguridad.
—Ashtray, somos nosotras.— le dije sabiendo que podía oírme.
Desde que tuvo la pesadilla anoche ha estado mucho más tenso de lo normal.
La puerta se abrió lentamente mientras dejaba ver a un pelinegro con una pistola en la mano.
—¡¿Qué coño haces con una pistola?!— exclamé una vez ya dentro.
El pelinegro se enfadó. —¡¿Qué haces tú trayendo a los niños aquí?!— me exclamó de vuelta mientras se acercaba a mí y señalaba a los
pequeños.
—¡Si prefieres, los dejo solos en casa!— respondí haciéndole perder la paciencia.
—Santo cielo, parecéis una pareja de cuarentones con cinco hijos.— comentó riendo la de rulos.
El pelinegro situó su mano en mi mandíbula sin ejercer ningún tipo de fuerza, solo era para mirarle. —Escúchame, ¡habéis venido en un muy mal momento!
—¿Esa pistola es de verdad?— preguntó John mientras la miraba con atención.
El pelinegro pensó unos segundos. —No, es de agua.
—¿Tienes una piscina?— preguntó ahora Ryan emocionado. —¿Podemos bañarnos?
Pude notar el cabreo de Ashtray aún más, definitivamente algo iba mal.
—¿Qué ocurre, Ash?— preguntó Rue algo alterada y con miedo.
—La pandilla de Mouse,— comenzó a decir cuando la imagen de aquel muerto vino a mi cabeza. —vienen hacia aquí.
—¡Joder!— exclamé con miedo mientras me tapaba la boca.
—¿Mouse era aquel calvo? Otra pregunta, ¿por qué se llama Ratón?— preguntó Rue haciendo que ambos la mirásemos mal. —Perdón.
El pelinegro nervioso volvió su vista hacia mí. —Tenéis que iros, tienes que llevarte a los niños lejos de aquí, ¿vale? Irse lejos, y llévate también a Rue.
La morena se confundió. —¿A mí? Yo me quedo con vosotros y...
—No, tú también te vas, no voy a dejar que os pase nada a ninguno. Vamos, irse.— dijo el pelinegro mientras se asomaba. —Joder.
—¡Has dicho una palabrota!— gritó John mientras señalaba a Ashtray, quien lo miró con mala cara.
Yo me giré hacia mi primo. —¡Cállate, John! ¡No es el momento!— exclamé histérica.
—¡Eso! ¡Cállate, John!— gritó ahora Ryan divertido mientras señalaba a su gemelo.
El motor de un coche se hizo presente en mis oídos. —Ashtray.— lo llamé mientras mi voz temblaba. —Están aquí.
—Mierda.— dijo tapándose la cara sin saber que hacer nerviosamente. —Bien, ya sé qué hacer.
Todos miramos a Ashtray, quien su cara emanaba seriedad. —Millie, sabes de la pequeña habitación que hay junto a la mía, llévalos a todos allí, ¿vale? Y no hagáis ningún ruido.
Yo asentí rápidamente mientras conducía a los pequeños y a Rue a través de la casa. —Ash, ten cuidado.
Él sonrió dulcemente. —Siempre, rubia.
Conduje a todos a aquella habitación de la que Ashtray habló. —Bien, tenemos que quedarnos aquí, ¿vale? Callados durante un rato.
—Y entonces, ¿por qué hablas ahora?— preguntó John divertido hasta que vio mi horrible cara. —Perdón, Mills.
—Hacedle caso a Mills, por favor, es la más madura de aquí, desde luego.— comentó Rue haciendo que todos se callasen. —¿Cuánto tiempo crees que vamos a estar aquí?
Yo encogí mis hombros nerviosos cuando escuché la puerta principal. —No lo sé, no tengo ni idea, Rue.
Tras varios minutos esperando y siendo consumida por mis nervios, ¿estarían bien Ashtray y Fezco? Curiosamente, no podía escuchar nada. De repente, Michael empezó a llorar fuertemente, era uno de sus berrinches que eran prácticamente incontrolables.
—Joder, Michael, ahora no, por favor.— pidió la rubia nerviosamente mientras trataba de calmarlo.
Unos pasos se hicieron presente en la habitación de Ashtray. —¿Quién diablos hay aquí?
Fue cuestión de segundos que un hombre alto y gordo y otro más delgado y bajo (Custer) abriesen la puerta de aquel cuarto encontrándonos.
—¡Hostia!— exclamó Custer divertido.
El calvo parecido a Mouse se sorprendió. —Vaya, mira a quienes tenemos por aquí...
—Tío, esta es la novia de Player.— dijo Custer animado mientras me señalaba, ¿player era Ashtray?
—No jodas.— contestó riéndose. —¿En serio?
—Sí, tío. A esta nos la llevamos, y a la pelo rizado también, que es amiga de los hermanos.
—Hola, me llamo Rue.— comentó Rue levantando su mano mientras que el calvo sonreía.
—Hola, yo soy Mice.— contestó aquel sonriendo.
—Tío, ¿qué haces? Para.— ordenó Custer haciendo que el semblante de Mice se volviese serio de nuevo.
—Llévatelas con Player y Fez, ya me ocuparé de los niños luego.— Custer nos agarró a Rue y a mí mientras nos arrastraba en contra de nuestra voluntad.
—¡No! ¡A ellos no!— grité yo histérica sabiendo que todos los presentes en la casa me habían escuchado gritar. —Déjalos a ellos tres, por favor. A ellos no les hagas nada, por favor, por favor...— pedí con un hilo de voz temblorosa.
Mice pareció dudarlo mientras Custer negaba; sin embargo Mice asintió en respuesta. —Está bien. Custer, no toques a los niños.
—¿Cómo? Estarás de coña.— dijo el pelinegro incrédulo.
—No, no lo estoy. Vámonos, con ellas dos es suficiente.
Durante aquellos infinitos minutos no ocurrió nada, realmente no entendía el porqué ellos nos querían en el salón junto a Fez y Ash. Todo acabó con Fez echándolos de la casa mientras Ashtray estaba ansioso de apretar el gatillo y librarse de aquellos dos.
—Hemos denunciado a Nate Jacobs.— solté de repente mientras Ash y yo íbamos caminando de la mano con rumbo a mi casa.
A pesar de que le quedaba un brazo libre, había cargado a Michael por más de diez minutos, realmente tenía los brazos muy trabajados. Los gemelos iban delante jugando pero tranquilos.
—¿Cómo?— preguntó confundido mientras me miraba.
—Hemos denunciado a Nate Jacobs.— volví a repetir atenta a su reacción.
Aquella fue mayoritariamente sorpresa y luego fue acompañada de confusión. —Eso es magnífico, pero, ¿hemos? ¿Quién más?
—Pues es quien menos te lo esperas.— respondí sonriendo suavemente.
Él pelinegro arrugó un poco su cara. —¿Maddy?
—Ajá.— asentí. —Y yo que pensaba que había negado todo lo que yo había alegado.
El joven sonrió y canturreó. —Te lo dije.
—Sí, me lo dijiste.— acepté la derrota ante él.
Él esperó unos segundos más para seguir hablando. —Y, ¿cuándo vais a poner la denuncia?
—Mañana por la mañana.— respondí.
Unos segundos de silencio se dieron entre nosotros hasta que él decidió hablar.
—Rubia, lo de hoy...— empezó a decir cuando yo lo interrumpí parando de andar.
Le sonreí dulcemente mientras apoyaba mi mano en su hombro. —Ashtray, te lo he dicho ya. No le des más vueltas, ¿sí? Estamos todos bien.
—Está bien.— accedió mientras me daba la mano y empezábamos a andar de nuevo. —¿Tienes algo que hacer esta noche?
Yo contesté emocionada. —Sí, Rue y yo hemos quedado para un concierto. Consiguió dos entradas, y encima tenemos consumición gratis de cualquier cosa.
—¿Ah, sí? ¿Un concierto? ¿De quién?— preguntó el pelinegro mientras me miraba atento.
Pude notar levemente como su mirada descendía desde mis ojos hasta mis labios, y luego volvían a mis ojos.
Yo traté de mantener mi compostura. —De Harry Styles.
—¿Harry Styles? ¿Ese no es el que te gustaba?— preguntó confundido mientras yo asentía. —Oh, eso es genial. ¿Tenéis a alguien que os lleve?
—No, ese es un problema que tenemos. Pediremos un taxi supongo.— contesté encogiéndome de hombros.
—Desde luego, mira que dejar para el último día buscar quien os lleve...— ¿me acababa de regañar?
—Uy, suenas como mi padre.— comenté divertida mientras él sonreía, pero no supe interpretar ese tipo de sonrisa.
—Podemos llevaros y recogeros nosotros, Fez y yo.— me dijo haciéndome negar.
—No, claro que no. No vamos a haceros ir allí solo por nosotras, Ash.
—Déjate de tonterías, sabes que no nos importa nada llevaros.— contestó el pelinegro sin importancia.
—¿Estás seguro?— pregunté algo tímida.
—Ajá.
—Tened cuidado, ¿sí? No queremos tener que pegarnos con alguien o algo de eso.— repitió Fez por quinta vez en el día mientras aparcaba.
—Sí, Fez. No te preocupes.— dije mientras abría la puerta del coche.
—Tía, se me ha pillado un rizo en la cremallera del top.— comentó Rue de repente algo cansada mientras todos la miramos.
—Voy.— me giré hacia ella cuando me di cuenta de que aquel mechón estaba medio arrancado. —¡Joder, Rue, qué puta salvajada te has hecho!
—¿Está muy mal?— preguntó mientras intentaba desenredarlo todo, cuando caí en algo.
—La verdad es que sí. Espera... ¿llevas así desde que salimos de casa?— pregunté mientras ella parecía miedosa.
—No, claro que no. Lo hubiera dicho.
—Oh, claro que sí lo has hecho. La cremallera únicamente la has subido cuando te pusiste el top en casa, después de eso no la has tocado. O sea, llevas así desde que salimos.— empecé a reír mientras quitaba el poco pelo del mechón que le quedaba. —Uy, tienes una calva.
—¿¡Qué!?— exclamó asustada mientras se giraba hacia mí.
Yo solo reí negando. —Es broma, perdón.
—Desde luego.— se quejó levemente mientras se bajaba. —Lo tuyo no son las bromas.
Yo deslice mi mano abierta situándola debajo de mi barbilla mientras sonreía y ladeaba mi cabeza.
—Bueno, vámonos. Tenemos que estar en las primeras filas, Rue-Rue, porque si no no voy a ver nada.— anuncié mientras bajaba del coche agarrando mi bolso.
Me acerqué a la ventanilla de Ashtray, la cual estaba ya abierta esperando algo que yo sabía. Incliné mi cabeza suavemente y deposité un suave y corto beso, bajo las miradas atentas del pelirrojo y la morena.
—Ugh.— se quejó divertido el pelirrojo mientras miraba hacia delante con una mueca de asco.
—Vamos, Fez, no hagas como que no te gustaría estar así con Lexi...— dejé caer en el aire mientras Ashtray abría sus ojos exageradamente, al igual que los otros dos restantes.
—¿Cómo?— preguntó el adulto algo nervioso mientras reía.
Yo sonreí divertida mientras lo señalaba. —¡No lo ha negado! Lo sabía, lo sabía, ¡te lo dije, Ashtray!
El pelirrojo miró sorprendido a su hermano. —¿Tú también estabas metido en esto, bro?
El pelinegro sonrió levantando sus manos en señal de inocencia. Era maravilloso ver cómo Ashtray se sentía cómodo y feliz cuando estaba con gente de confianza. Se le notaba más energético y más vivo desde hacía ya unos meses, cosa que sus cercanos agradecíamos sin parar.
Yo siempre lo había pensado, y aún lo seguía haciendo. El corazón de Ashtray es el más puro que vas a encontrar alguna vez. Tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
—Tened cuidado, ¿vale?— ambas asentimos y comenzamos a andar hacia el local.
Allí, entregamos nuestras entradas y yo tuve que entregar mi documentación ya que era aún menor.
—Tío, ¿es verdad lo de Lexi?— le preguntó Ashtray mientras estaba sentado en el sillón de su casa.
—Claro que no, son tonterías de nuestra Mills.— respondió el pelirrojo mientras agarraba una cerveza fría del frigorífico.
—Ella nunca se equivoca con sus supersticiones.— comentó el pelinegro algo interesado en la vida amorosa de su hermano. —Además, estabas muy feliz cuando te invitó a una obra de la cual es directora.
—No pienso decirte nada, bro.— negó el pelirrojo mientras se sentaba divertido. —Bueno, ¿y tú con Mills?
—¿Qué quieres saber?
—No sé, tal vez, ¿desde cuándo estáis juntos?— preguntó el pelirrojo obvio.
—Desde hace un par de semanas, a principios de septiembre.
—Oh, y no me lo has contado hasta ahora...— dijo ofendido el adulto.
—Yo no te he contado nada, lo has descubierto tú.
—Sois demasiado obvios.— rió mientras agarraba el mando de la televisión y la encendía.
Por arte de magia, el canal que apareció era el concierto de Harry Styles, lo estaban emitiendo en directo.
—No puede ser, me descojono.— dijo el pelirrojo dejando el canal puesto. —A que te apuestas a que salen Mills y Rue.
El joven se mantuvo callado atento mientras buscaba entre el público a las dos mujeres de su vida.
Segundos más tarde, la cámara las enfocó. Estaban cantando "As it was", ambas jóvenes tenían un brazo encima de los hombros de la otra mientras bailaban animadamente. Las dos en la otra mano sujetaban un vaso de bebida alcohólica.
—Le dije que no bebiera, que mira cómo acabó la última vez.— se quejó Ashtray poniendo su mano en su frente.
—Confía en ella, parece que no está borracha aún.— dijo divertido el pelirrojo. —¿Está llorando?
El pelinegro fijó su vista en ella tratando de ver. —Hostia sí, está llorando un montón.
Y así era, la rubia tenía literalmente dos ríos debajo de los ojos mientras se centraba en cantar aquella canción, la cual tenía un significado muy especial para ella. Rue solo reía fuertemente mientras la miraba.
—¡Deja de reírte de mí, Rue!— exclamó la rubia mientras lloraba aún más.
—Perdón, perdón.— se disculpó a pesar de seguir riéndose aún más fuerte.
—Desde luego, son de lo que no hay. Nos ha tocado el premio gordo con las dos.— comentó divertido Fezco sacándole unas carcajadas al pelinegro.
Holissss, pues hasta aquí el cap de hoy, que de emociones y sentimientos😭😭
⚠️Mills y Rue? O Mills y Maddy? Tenéis q elegir una porfiss lo necesito >>>>
(yo voto mills y rue jaushsu)⚠️
No se olviden de votar y comentar porfa, me costo mucho escribirlo.
Son las casi dos d la mañana en españa, no tengo ganas d revisar las faltas d ortografía JAJAJAJA.
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