NI-KI tenía un hermoso anillo de plata en su dedo anular de la mano izquiera, que se tendía sobre la sábana blanca de la cama matrimonial.

Sunoo descansaba apoyado en su hombro desnudo, cubiertos por una manta suave.

Ambos tenían el cabello desordenado, y la luz de la mañana nublada a penas estaba entrando por la ventana arriba del cabecero de la cama.

Lucky dormía al costado del lecho, sobre la alfombra.

NI-KI abrió los ojos al sentir que el gatito se paseaba por su mano.

No recordaba con exactitud todo lo que había pasado el día anterior. Pero nada borraría de su memoria el hecho de que ahora sería un Kim, porque llevaría el apellido del amor de su vida.

A penas tenía una vaga imagen de Sunoo
debajo de él.

Se sonrojó ante el pensamiento, y la alarma comenzó a sonar, despertando al mayor en el acto.

Sunoo tomó su móvil y leyó lo que aparecía en la pantalla.

Sonrió mientras miraba al chico a su lado.

—Feliz cumpleaños, NI-KI. — El menor se sintió un poco perdido, pero entonces recordó que Sunoo estaba en lo cierto, hoy era 9 de Diciembre.

—Gracias, Sunoo.

Sunoo pasó la mayor parte del día acostado, porque se sentía demasiado exhausto y adolorido como para hacer algo.

Pero al anochecer, llevó a NI-KI a un restaurante para celebrar su cumpleaños como se debía.