I
Capitulo 1: Un desastre
En el ancho y hermoso mar se encontraba navegando por el lugar, en este su tripulación entonaba una canción.
Te voy a contar una historia del mar.
Que te va a servir de verdad.
Si una sirena escuchas cantar, te pondrá un hechizo especial.
El joven príncipe se veía maravillado por el mar y el canto de sus marineros, es el cumpleaños del mencionado así que no esperaba más.
—¿No es maravilloso?, El viento salado soplandote a la cara, es un día ideal para estar en el mar—El ruso se giró viendo a su acompañante el cual era su amigo China.
—Si es un día encantador—Menciono entre mareos soltando vómitos en el agua del mar.
El ruso bajo las escaleras para ayudar a uno de los marineros, el cual hablaba sobre el clima.
—El viento fuerte y la mar tranquila, El rey España ah de estar de muy buen humor—Menciono el marinero soltando algunas risas mientras el príncipe ruso se giró con una mirada curiosa.
—¿El rey España?—Pregunto con una sonrisa curiosa en su rostro siendo interrumpido por una explicación.
—El soberano del Reino de las Sirenas, los verdaderos marineros saben quién es el—Un perro conocido como Макс se acercaba a nuestro príncipe.
—Sirenas, Rusia no creas nada de esos disparates náuticos—Dijo el chino mientras acomodaba sus cabellos oscuros mientras era apuntado con un pez recién pescado.
—¡No son disparates, es la verdad, Viven abrazas de la superficie, en una ciudad como nunca!—Menciono mientras se acercaba, el pez que había en su mano se escapó fácilmente saltando al agua.
Mientras tanto bajo el hermoso cielo azul que proyecta el mar, se encontraban varios peces, sirenas y tritones nadando al hermoso castillo de la ciudad de "Altlantica" el reino de las prestigiosas y hermosas Sirenas.
El palacio poco a poco se iba llenando por el Reino, hoy hay un concierto muy importante. Todos llegaron a sus asientos cuando varias trompetas se escucharon llamando la atención del público.
Un pequeño tritón que era el encargado de anunciar la llegada del Rey, se posó frente a las trompetas aclarando su garganta.
—Su alteza real, El Rey España—El prestigioso Rey España, apareció en un pequeño botecito guiado por 3 delfines, con su poderoso tridente creó un pequeño espectáculo de luces que dejaron maravillados al público.
—Y el distinguido compositor de la corte, Felicio Ignacio Anastasio Crustáceo Washington—El mencionado anteriormente salió nadando acompañando a su rey a su asiento.
—No sabes lo que ansió ver esta representación Washington—Dijo emocionado mientras conducía a sus delfines con cuidado y delicadeza.
—Jaja, su majestad este será el mejor concierto que jamás haya dirigido, Sus hijos van a estar espectaculares—Menciono orgulloso mientras el Rey soltaba una ligera risa.
—Especialmente el pequeño México—Fue lo último que dijo ya que tenía que acomodarse para ver el concierto.
—Si, tiene la voz más bonita de todos....si tan solo se apareciera a los ensayos de vez en cuando—dijo por lo bajo mientras se acercaba.
La oscuridad invadió la sala de no ser de un pequeño reflector que iluminaba la presencia del tritón que se acercaba tomando los papeles de nota en sus manos para empezar a dirigir la orquesta.
La música empezó a sonar por los rincones de la sala mientras 3 almejas gigantes aparecían en escena, de esta saliendo varios jóvenes que empezaron a entonar una canción animada y tranquila.
—Somos los hijos de España, el padre amoroso que nos nombró—Cantaron apuntando al rey del mar el cual sonrió.
—Argentina—Al cantar el nombre del tritón salió cantando una bella y delicada nota.
—Bolivia—El mencionado salió cantando otra nota dulce y ceremonial.
—Brasil—El brasileño canto de forma hermosa al ser llamado por su nombre.
—Uruguay, Perú, Chile—Los tres cantaron al ser nombrados para después cantar al unisono debido que llegaba la hora del menor.
—El menor de todos hoy nos acompañará, el último tritón en su estreno musical, que cantará una composición de Washington, nuestro amado Mexi—No lograron acabar de nombrar el nombre de su hermano ya que la almeja en la iba a salir no se encontraba, haciendo que todos se vean preocupados, en especial Washington.
—¡MÉXICO!—
Mientras tanto un tritón se encontraba nadando hasta escuchar un grito detrás de él.
—¡México, espérame!—Grito un pequeño tritón detrás de él, el mexicano solo se giró haciendo una seña.
—¡CDMX, apresúrate!—exclamó para girar la mirada cuando el otro pequeño tritón se acercó nadando de forma apresurada.
—Ya no puedo nadar más rápido—Mencionó cansado debido a nadar mucho, el príncipe sostuvo el mentón del pequeño para que se girará a ver lo que se encontraba viendo.
—Ahí está, ¿no es fantástico?—Menciono emocionado, pero su pequeño acompañante no se veía muy emocionado, se notaba asustado.
—Si claro, fantástico, vámonos de aquí—Dijo asustado preparado para nadar pero fue sujetado por su brazo.
—CDMX no me digas que te está dando miedo—El mexicano tomó la mano del pequeño CDMX de 13 años para llevarlo al barco hundido que se encontraba frente suyo.
—¿Miedo a mi?, Cómo crees, lo que pasa es que el ambiente está un poco...humedo—Dijo mientras se safaba del agarré del mayor por lo cual nadó a su lado llegando al barco.
—Y siento como que me va a dar algo, tengo tos—Dijo empezando a toser un poco mientras el mexicano veía como entrar.
—Bueno, yo voy a entrar, si quieres quédate a cuidar que no vengan tiburones—El mexicano entró al barco dejando al otro tritón afuera.
—Yo cuido, de que no vengan...¿¡QUE TIBURONES!?, ¡MÉXICO!—Gritó asustado tratando de entrar por dónde el mayor había entrado pero se atascó.
—México, no puedo, ¡México ayúdame!—El mencionado se giró viendo al pequeño por lo cual soltó una risa para acercarse a él.
—Oh CDMX—Dijo para tratar de sacar al pequeño pez del lugar en el que se atascó.
—México, crees que no hay tiburones por aquí?—
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