LOS OJOS CASTAÑOS DE LA CHICA VAGABAN POR LA VENTANA DE SU HABITACIÓN CON GENUINA CURIOSIDAD.

Summer había prometido practicar en su teclado pero había algo más que la tenía más entretenida o más bien alguien. Su vecino Percy Jackson estaba al otro lado de la calle en su habitación dando vueltas por todos lados.

El siempre le había parecido atractivo desde que llegó hacia un tiempo, un par de años exactamente, era lindo y se veía que era alguien gentil. Lo había visto aparecerse en su departamento con su madre un par de veces cuando ella iba a la tienda y el la ayudaba, otras veces lo había visto charlar con su padre.

Pero lo curioso es que ambos casi nunca se habían dirigido la palabra a excepción de saludos y miradas con sonrisas discretas. Pero nada más.

Y eso le causaba curiosidad.

También le parecía un poco raro, a veces desaparecía de pronto y volvía a aparecer de la nada.

Pero en ese momento Summer se dio cuenta de que el la estaba mirando.

Mierda.

A la chica no le quedo de otra más que sonreír y saludarlo con la mano disimulando que había pasado quince minutos mirándolo.

El afortunadamente hizo lo mismo y ella lo agradeció mentalmente. Summer temía verse como una maldita acosadora, ella desvió la mirada y vio las partituras que tenía cerca de ella e hizo una mueca.

—Summer!–la voz de su madre retumbó sacándola de su ensoñación con el chico.

La susodicha se vio obligada a darse la vuelta con su silla y mirar a su mamá quien la miraba con una mirada de desaprobación.

—Se suponía que debías estar practicando—hablo su madre.

Ella temía por su vida, ¿qué tal si su madre si se había dado cuenta de que llevaba quince minutos mirando al guapísimo de su vecino? Ella se encogió de hombros mientras daba vueltas en su silla.

—Lo lamento—dijo ella tímidamente.

Haley de cruzó de brazos y asintió mientras se sentaba en su cama, Summer guardo silencio.

Ella sabía lo que vendría, su mamá tratando de ser comprensiva, Summer estaba un poco harta de eso.

—Tú papá quiere que vayas a Seattle para navidad—dijo la mujer con suavidad.

La castaña abrió los ojos de golpe y luego miro a su madre sorprendida. Seattle estaba al otro lado del país.

—Eso es en un par de meses—contestó la chica.

Su mamá fue esta vez la que guardo silencio, la mujer simplemente la analizó y luego asintió.

Summer sabía que su mamá sospechaba que ella estaba seria, la verdad es que Haley no se equivocaba, su hija había estado molesta desde que su padre se había ido. Porque ella lo engañó.

—Piénsalo Summer, la verdad es que es una buena opción tu padre te ama y creo que le encantaría tenerte en ese remolque.

—Lo pensaré—se limitó a decir la menor antes de volver a poner la silla en su lugar.

—Tengo que ir a trabajar, ¿de acuerdo? Tienes pizza congelada y un poco de soda, se que no es saludable pero es viernes—explicó la mujer.

Summer suspiró y luego se sintió mal consigo misma por haber sido tan cruel con ella.

—Ve con cuidado—dijo la chica.

Summer volvió a mirar hacia la ventana con la esperanza de que su vecino siguiera ahí.

Pero el chico ya no estaba

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La chica se sentía un poco sola, no se movía de su sofá, tenía una cobija sobre ella mientras un capítulo más de su serie favorita se reproducía en la televisión.

Summer llevaba sintiéndose así desde que sus padres se habían separado, ella sentía que su vida no tenía mucho sentido. Y haberse quedado con su madre lo había empeorado todo.

Entonces Sumner decidió que no era buena idea quedarse en casa, así que se puso sus converse y una sudadera y salió del departamento.

Las calles estaban decoradas con calabazas y adornos pr Halloween, New York siempre había sido muy optimistas con las festividades.

Y eso en cierto modo la hacía sentir peor.

Llegó al parque que estaba cerca de su apartamento y ahí lo vio. Sentado en un columpio mientras admiraba el atardecer.

Summer sintió que su mundo se iluminaba, así que discretamente se sentó en el columpio a un lado de él.

—¿Summer?—el pregunto mientras la volteaba a ver.

La chica sonrió tímidamente y se encogió de hombros

—Hola yo...lamento si te moleste solo quería dar un paseo y te vi aquí...—ella explicó pero el la interrumpió.

—No me molestas—el se apresuró a decir con una sonrisa.

La chica sonrió y suavemente se comenzó a columpiarse en el columpio, Percy estaba haciendo lo mismo solo que el estaba mirando al suelo

Dios el era tan guapo que parecía irreal.

—¿Vas a ir a una fiesta de Halloween?—ella se atrevió a preguntar.

El rió y no respondió, el bajo la mirada y una mueca de curiosidad se dibujó en el rostro de Summer.

—Mis amigos no viven aquí—se limitó a decir.

La chica no pudo evitar sentirse mal por el, ella lo había notado desde hace tiempo el era solitario.

—Podrías ir a mi fiesta de Halloween, puedes conocer a mis amigos creo que ellos te agradarían—ella sugirió.

Ella no sabía porque estaba haciendo eso, regularmente ella no invitaba a alguien que no fuera su amigo a sus fiestas.

Ella temía que el la rechazara, tal vez lo haría y ella quedaría como una payasa. Tal vez el tenía novia y no se lo había dicho.

—¿Hay algún tema en específico?—el pregunto.

Summer levantó la mirada sorprendida, ¿será que el lo estaba considerando? No te ilusiones, no te ilusiones.

—Máscaras—ella respondió suavemente.

Percy arqueó una ceja y sonrió un tanto burlón, pero no lo estaba haciendo de mala manera.

—¿En serio? ¿Máscaras? Eso es un tanto elegante, pero estoy seguro que te verás bien con un vestido y una máscara—dijo el suavemente.

Summer casi se atragantó con su saliva y sintió sus mejillas sonrojarse. ¿El estaba coqueteando con ella? No, obvio que no solo estaba jugando.

—¿Vas a ir?—ella pregunto siguiéndole un poco el juego.

El sonrió y ella sintió sus mejillas arder, no podía creer que ella lo estuviera invitando a una fiesta de Halloween.

—Por supuesto que iré—el respondió.

Los ojos castaños de la chica se iluminaron, ella quería gritar y llorar de la emoción. El iría a su fiesta de Halloween, y eso la hacía sentir tan feliz, dios ni siquiera ella sabía cómo es que pudo mantener la compostura.

Summer iba a decir algo pero volvió a mirar a Percy pero la sonrisa del chico había desaparecido y había sido remplazada por una mueca de disgusto.

—Summ necesito que te vayas—dijo el un poco serio.

Summer no entendía lo que pasaba así que lo miro confundida, ella no sabía que hacer.

—¿Por qué?—pregunto ella con la voz temblorosa.

—Hazme caso Summ, por favor—dijo el suavemente.

Pero en ese momento un hombre apareció, Summer hizo una mueca, este señor no se veía normal, tenía algo extraño.

—Shh chiquillo no me molesta que tu amiguita se quede, se ve que es hermosa—dijo el hombro.

—Aleja tus sucias manos de ella—dijo el chico amenazante.

A Summer le sorprendió, ella nunca lo había visto molesto, obvio que el se veía que su humor era el sarcasmo pero las pocas veces que ellos hablaron el siempre fue amable con ella.

—Yo...tengo que ir a casa seguramente mi mamá ya llegó—dijo la chica tratando de no sonar asustada.

—Mañana te veo Summ.