Al llegar a la otra orilla de Waterfall, se sentía poderoso, ahora ya podría ir a cualquier rincón del lago sin dificultades. Podía salir y respirar aire fresco cuando quisiera, e incluso luego podía volver a sumergirse en el agua y volver a repetir todo de nuevo. Ya tranquilo se detuvo para observar una costa en la que se podía observar un imponente castillo de fondo. No se daba cuenta que allí estaba un monstruo con una brillante armadura cual carbón. Se asustó ocultándose rápidamente para que no lo notara, entró en pánico. Respiró tratando de calmarse y asomó su cabeza. Luego de unos segundos mirándolo detenidamente, el monstruo se giró y lo observó abriendo sus cuencas como platos para acercarse al borde del estanque. El contrario se quedó congelado, no sabía que hacer, hace muchos años que no convivía con nadie. 

Al fijarse en la sangre que emanaba de su cavidad preguntó. - ¿E- Estás bien? - La expresión del con bufanda cambió a una más temerosa. - P- Por favor, n- no tengas miedo, no te voy a hacer nada, no te preocupes - Sonaba lo más calmado posible para no alterarlo.

Geno se sorprendió, acercándose un poco pero aún mantenía distancia, aún no estaba seguro si podría confiar en él.

- ¿C- Cuál es t- tu nombre? - Decía suavemente al ver como las facciones del de huesos blanquecinos se relajaba.

Lo observó frunciendo levemente el ceño, dudando en contestar.

- Ya te dije que no te haré daño - Su tono aún era calmado. - Es la primera vez que veo... ¿Una sirena? Pero si eres mitad esqueleto y mitad pez... - Pensó un momento. - ¡Oh! ¡Escuché de ustedes! Oí leyendas en donde eran miles, todo Waterfall estaba lleno de sirenas y tritones. ¿Qué pasó? Todo está... Tan vacío... - Terminó algo triste, ya suponía cual era la causa.

Al escuchar eso le vino una marea de recuerdos a su mente. Cuando todo era normal, cuando tenía una familia feliz, una familia completa y maravillosa. Recordó la masacre de todos los habitantes, incluyendo su querido hermano. Sin darse cuenta, lágrimas ya bajaban sus pómulos. Acercó su mano a su cuenca, por donde brotaban gotas de agua salada. Agarrando su cabeza empezó a sollozar audiblemente, aquellos recuerdos que lo atormentaban volvieron.  

- H- Hey, ¿Estás bien? - Al poco tiempo se pudo dar cuenta de que estaba llorando. - Oh no... Y- Yo realmente no quería hacerte sentir mal... Ammmmm... Espera, voy allá - Se quitó su armadura, su camiseta y su pantalón negro quedando solo en ropa interior. 

No le prestó demasiada atención, su mente se estaba nublando sin poder parar de derramar lágrimas y recordar detalles que no quería vivirlos nuevamente. Estaba estresado, ya no reaccionaba a su entorno hasta sentir esos brazos que lo rodeaban. Un abrazo tan extrañamente familiar que no pudo negarse, correspondiendo después de unos minutos, ocultando su rostro en el hombro ajeno y aspirando ese aroma a café que parecía impregnado en sus huesos.

꧁☆☆ＦＩＮ  ＤＥＬ  ＣＡＰÍＴＵＬＯ☆☆꧂

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