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12.


❝ 𝐘 𝐦𝐢𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐢𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐩𝐢𝐞, 𝐩𝐢𝐧𝐭𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐳𝐮𝐥
𝐘 𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐫𝐫𝐢𝐛𝐚𝐫𝐞́, 𝐝𝐞𝐫𝐫𝐢𝐛𝐚𝐫𝐞́
𝐘 𝐚𝐛𝐫𝐢𝐫𝐞́ 𝐥𝐚 𝐩𝐮𝐞𝐫𝐭𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐢. ❞

𝘌𝘷𝘦𝘳𝘺𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘩𝘢𝘴 𝘤𝘩𝘢𝘯𝘨𝘦𝘥
𝘛𝘢𝘺𝘭𝘰𝘳 𝘚𝘸𝘪𝘧𝘵 𝘧𝘵 𝘌𝘥 𝘚𝘩𝘦𝘦𝘳𝘢𝘯.


𝘾𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙚𝙧𝙖 𝙥𝙚𝙦𝙪𝙚𝙣̃𝙤, 𝙢𝙞 𝙢𝙖𝙙𝙧𝙚 siempre me dijo que mentir era malo. Que las mentiras pueden llevar a tener consecuencias que después uno se pueda arrepentir en un futuro.

Pero también sabía muy bien que estaban las mentiras blancas. Aquellas mentiras que uno sabía que no tendrían mayores repercusiones.

—¿Desde cuando es que bailas bachata?

Soohyun comenzó con su cuestionario apenas pusimos un pie fuera del estudio. Sabía que tendría sus dudas y que al verme bailar de aquella manera quizás se estaría preguntando si yo también fui a clases de ese baile tan particular.

Pero la respuesta es que nunca había bailado. Tampoco sabía que existía un baile así. Toqué mi oreja perforada y pensé en que respuesta darle.

—Desde pequeño que me gusta bailar. — expliqué y en eso no mentí. Siempre me había gustado el baile y en algún punto lo sentí como mi método de escape de la cruda realidad cuando era niño. — soy malo recordando cosas irrelevantes, como por ejemplo nombres de otras personas o palabras que mi cerebro no puede receptar. Pero con las coreografías mi memoria no falla.

—¿Memoria fotográfica para bailar? — preguntó totalmente sorprendida. — ash, que envidia siento. A mi me cuesta un poco mas aprenderme la coreografía y que me salga a la perfección.

—Es que cuando el talento es innato, nada se le puede hacer. — fanfarroneé peinando mis cabellos hacia atrás, ganándome un golpe en el hombro.

—¿Con que otra sorpresa saldrás después, eh?

—Te sorprenderías con un montón de cosas mías.

—¿Sí?

—Ajá. — asentí. — ¿quieres conocerme a profundidad?

Guardó silencio y pude notar como sonrió levemente, quizás creyendo que yo estaba bromeando o algo por el estilo. Siempre me dio como un repelús el tener que compartir con otra gente, pero con Soohyun no me ocurría lo de evadir y cerrarme, en cambio, no temía en contarle cosas mías, como por ejemplo, lo de mi madre. Entonces me preguntaba si estaba haciendo lo correcto.

—¿Cuándo podríamos ensayar? — cambió el tema de forma abrupta, lo cual me hizo suspirar. — tú trabajas, yo trabajo y queda muy poco para el evento.

—¿Es algún tipo de concurso?

—Es un evento en donde habrá demostraciones de diferentes culturas latinoamericanas, entre ellos, el baile. Así que siendo coreana, obviamente quiero demostrar todo de mí y no decepcionar, que sepan que respeto mucho su cultura y me encanta.

—Entiendo. — respondí quitándole el seguro al auto para ingresar y volver a casa. — vives al lado, no creo que sea un problema el ensayar aunque sea unos treinta minutos diarios hasta que sea el evento, ¿o sí?

—¿Te darás el tiempo de ensayar junto a mí diariamente?

—Sí, ¿por qué no? — pisé el acelerador, logrando que el vehículo hiciera un pequeño ronroneo. — ¿o no quieres estar junto a mí diariamente?

—Creo que por ahí va la cosa. ¿Aguantarte media hora todos los días? Es demasiado. — la observé y pude notar como sus labios amenazaban con soltar una sonrisa contenida. Sí que le divertía molestarme.

—Después no podrás estar sin mi presencia.

—¿Eso crees?

—Lo afirmo.

Soltó una risa y sentí como mi corazón comenzó a palpitar de una manera nueva e inexplorada. Antes, siento que si ella hubiera reído así, me hubiera dolido la cabeza, pero ahora, con mi perspectiva alterada por el incipiente afecto, cada risa parecía llevar consigo una armonía única y desconocida. Me sentía extraño, como si hubiera descubierto un secreto que estaba oculto a plena vista, como si estuviera aprendiendo a entender su esencia de una manera diferente.

Cada risa suya resonaba en mi pecho, y me sorprendí al notar cómo mi propio humor se sincronizaba con el suyo, como si nuestras risas estuvieran bailando en una coreografía íntima y recién descubierta. La familiaridad se mezclaba con la novedad, creando una amalgama de sensaciones y yo no podía sentirme más extraño al respecto.

Sabía que algo extraño estaba sucediendo conmigo y más cuando caigo en cuenta de las cosas que he hecho por ella.


Desde que Soohyun salió de mi casa aquella noche, pude percibir un cambio en absolutamente todo.

Fui al día siguiente para preguntarle como estaba y quizás, si tenía algo de suerte, que me comentara que es lo que le había sucedido realmente. Pero ella no abrió. Y tampoco lo hizo los días posteriores.

—¿Se puede saber porque tienes una cara de perrito triste?

—¿Perrito triste?

Miyeon rodó los ojos y se sentó justo a mi lado en el sofá. Había venido a visitarme y trajo algo para comer luego de no habernos visto hace algunas semanas por su trabajo y por el mío.

—Sí, Jeon. Estás actuando algo extraño y puedo decir con orgullo que te conozco como si yo te hubiera parido.

Suspiré con desgano y me encogí de hombros, no sabiendo como explicar lo que me estaba molestando.

—¿Te conté sobre mi vecina, verdad?

—¿La que te dijo palurdo? ¡Claro! Amé ese insulto.

—Bueno... me ha estado evitando desde hace tres días y no estoy triste por eso... — aclaré de inmediato. — solo es algo raro que esté actuando de esa forma. Te hice caso y comencé a abrirme solo un poco con ella, pero veo que no ha sido la opción mas inteligente, al parecer.

Miyeon me escuchó con atención, para finalmente entrecerrar sus ojos con una sonrisa divertida en su rostro. Tomó un pieza de pollo frito en sus manos y le dio un mordisco borrar su semblante divertido.

—¿Qué es lo que estoy escuchando? ¿Jeon Jungkook teniendo otras amistades?

—No puedo decir que es una amiga. Solo que... creí que podía ser diferente.

—Quizás algo esté atormentando su mente. — dio su punto de vista. — ¿Qué sucedió para que te esté evitando? Esa es la pregunta.

—Le devolví el favor. Sufrió una descompensación y la llevé al hospital, luego la invité a comer algo. — expliqué sin dar mayores detalles de la vida de Soohyun, no es algo que le gustaría que ventilara. Sabía que podía confiar en Miyeon, pero no diría absolutamente nada. — con tantas cosas en mi cabeza y mi pésima memoria, había olvidado por completo que había comenzado con mi publicidad para volver a tatuar. Soy alguien bastante cotizado, había agendado con alguien y simplemente lo olvidé...

—Tú y tu memoria de pez.

—Sí, entonces ella cambió su rostro al ver a la chica parada en la puerta, pidió disculpas y se fue. He seguido tatuando y no sé porque siempre son chicas las que cotizan conmigo...

—¿Realmente me estás preguntando eso? — preguntó incrédula, para terminar soltando una risotada. — Jungkook, no lo digo porque soy tu amiga, pero eres alguien atractivo, fácilmente eres el tipo ideal de todas esas chicas.

—¿Yo?

¿Realmente te estás haciendo el desentendido?

—Es que no es algo que me importe y lo sabes.

—Pues yo creo que te hace falta alguien para que dejes de ser un ermitaño.

—¿Quién?

—Tú, eres...

—Te preguntó. — pude sentir el golpe en la espalda, lo cual me hizo reír. — tú y tus manos pequeñas que no le hacen daño a nadie.

—¿Te gusta tú vecina?

Mi risa terminó al momento en que escuché la pregunta. A mi amiga le divertía muchísimo esta situación y creo que encontró la manera de tocar mis cojones cada vez que pueda.

—No.

—¿Seguro?

—Seguro. Yo no soy su tipo, ni ella el mio. — aseguré quitando mi mirada para tomar una presa de pollo.

—Entonces te reto a que vayas a hablarle.

—¿Qué? No lo haré...

—Eres un gallina. Estás lloriqueando que ella no quiere hablarte, pero no haces algo al respecto. — me apuntó con su maldito pollo frito en la cara.

—No tengo porque estar detrás de alguien a quien no le intereso, Miyeon.

Y fueron esas palabras con las que Miyeon no volvió a insistir. ¿Por qué demonios la buscaría si ella no quiere hablarme? Y aunque tenia claro mi sentir, una nube de confusión se posaba en mi pecho aunque no quisiera.

¿Qué había sucedido para que su actitud hacia mí cambiara de esta manera?

El eco del silencio y las evasivas se volvía una carga pesada. Mis pensamientos se convertían en un torbellino de preguntas sin respuestas. ¿Había dicho o hecho algo que la hiciera alejarse? ¿Era algo que ni siquiera entendía?

Me atreví a hacer algo de lo cual en otro momento me hubiera golpeado a mi mismo. Porque dije que no estaría detrás de alguien y ahora, caminando detrás de ella como, es que me siento estúpido.

Porque la seguí.

Vi como ella mirada a sus alrededores y yo como toda una rata me escondía para no ser descubierto, siendo un éxito. Pude ver que llegó a una galería luego de caminar bastante, una galería que definitivamente no sabía qué existía. Ella volteó a ver nuevamente, antes de ingresar a un estudio y me quedé con la duda. Con paso sigiloso me acerqué a la ventana, viendo como había un grupo de diez personas mas o menos, en su mayoría extranjeros. Un tipo rubio se acercó a Soohyun y ella le sonrió al momento en que le respondía.

¿Qué era esto?

Soohyun tomó la mano de él y no había que ser un experto para darse cuenta de la química que tenían. Comenzaron a bailar de una manera sensual qué hizo que un malestar se instalara en mi estómago al ver las miradas que se transmitían bailando juntos y la enorme sonrisa que mantenía Soohyun.

Ella se veía feliz.

Y aunque el malestar de mi estómago persistía, me sentí algo mejor al ver que ella estaba bien y disfrutando de aquel baile.

—Disculpe...

Le hablé a la señorita que tenia su estudio justo al frente. Ella giró su rostro y me miró expectante.

—¿Qué sucede, lindo?

—¿Sabe que es lo que bailan ahí?

Ella miró el estudio, haciendo una mueca.

—Bailan bachata.

—¿Bachata? ¿Qué es eso?

—Un baile latino, que al parecer está gustando mucho en los coreanos. — explicó colocando una mano en su cintura. — en mi estudio bailamos salsa, te puedo hacer el treinta por ciento de descuento si te inscribes hoy.

Negué de manera tímida y le agradecí por haberme explicado, para salir definitivamente de ahí, con una idea en la cabeza ya instalada.

—Tú...

Con mi dedo índice golpeé repetidas veces mi frente haciendo un esfuerzo sobrehumano por acordarme de su nombre.

—Lola, señor presidente.

Chasqueé los dedos y le sonreí por haber captado que me cuesta muchísimo el recordar ciertas cosas.

—Lola, bueno, por lo que tú me has comentado, tú vienes de Argentina, ¿no?

—Así es. — asintió y su frente se arrugó levemente. — ¿me citó para eso, señor?

—Verás, tengo un pequeño problema que no es relacionado al trabajo y quería pedir tu ayuda.

Al decir esas palabras, que al captar mucho mejor, me di cuenta que no fueron la mejor elección de frases. Ella me observó con total desconfianza y pude notar como se tensaba.

—¿Para que sería mi ayuda?

—Supe que los latinos son muy buenos bailando... — golpeé el suelo con la zuela del zapato para intentar recordar el nombre del baile. — ¡bachata! Eso, bachata, ¿es así?

Sus hombros se relajaron y una pequeña mueca se formó en sus labios, como si quisiera largarse a reír.

—Eso depende.

—¿Depende de qué?

—No porque seamos latinos quiere decir que todos bailemos bien. — explicó. — Yo no soy experta, pero me puedo defender.

Analicé sus palabras tanto como me fue posible y asentí, conforme con su respuesta.

—¿Tú me podrías enseñar?

Ella arrugó su frente y luego soltó una risa, pensando quizás que yo no estaba hablando enserio. Pero cuando vio que mi semblante se mantuvo serio, es que su risa levemente fue deteniéndose y la sonrisa se eliminó de su rostro.

—¿Me está bromeando?

—¿Tengo alguna cara de chiste o algo por el estilo?

—No, no, señor. Es solo que... jamás creí que me pediría algo así.

Podía comprenderla. Tampoco es que hubiera pedido algo así de no haber visto a Soohyun en aquel lugar. ¿Sería muy obvio si un día llego de sorpresa y digo que quiero bailar? Lo mas seguro es que sí y se burlaría de mí.

Debo evitar esas cosas.

—Yo tampoco.

—¿Puedo preguntar cómo es que le interesó la bachata?

—Pasé de casualidad fuera de un estudio en donde estaban ensayando este baile y lo encontré... bueno... — mentí de manera descarada. — Me interesó, pero no quiero llegar sin tener algún conocimiento.

—Comprendo. Entonces... póngase de pie, bailemos una canción. — Lola estiró sus manos y con algo de duda las tomé. — marcaremos los tiempos, ¿bien?

—Bien.

—Primero iremos a la derecha marcando tres tiempos. Un, dos, tres y arriba.

—¿Arriba?

—Sí. Cuando diga arriba, debe inclinar levemente su cadera izquierda, cuando marque los tiempos de para ir a la izquierda, inclina su cadera derecha. ¿Me entendió?

—La verdad no. — confesé tomando mi cabeza ante la información brindada. Volví a tomar sus manos y respiré profundo. — pero lo intentaré.

—Bien, entonces pondré una canción que estuvo muy de moda y se llama así, la bachata. — tomó su celular para buscar la canción en completo silencio y en concentración absoluta. Cuando la melodía comenzó a sonar, me di cuenta que era muy movida y a la misma vez algo pegajosa. — ahora iremos a la derecha marcando los tiempos, como le había dicho. Un, dos, tres, arriba. Un, dos, tres, arriba..

Mis piernas estaban inútiles o dormidas, porque no fui capaz de marcar un mísero tiempo. Ella me dijo que no me preocupara, que era la primera vez y lo volvimos a intentar no una, no dos, sino diez veces. Todo para marcar bien los malditos tiempos.

—Esto es muy complicado. — me quejé cuando nuevamente mis pies se enredaron solos. Me estaba hartando de que no me saliera esto, cuando siempre fui muy bueno para bailar.

—Creo que tiene la bachata en la sangre. — dijo totalmente seria. Mis ojos se abrieron y puedo jurar que hasta brillaron por su comentario.

—¿Tú crees?

—Sí. Solo falta que le circule.

Enarqué una ceja y aunque quise evitar con todas mis fuerzas soltar una risotada, no pude aguantar mucho tiempo más. Ella literalmente destruyó toda esperanza qué pude haber tenido en un comienzo.

—Despedida.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Por graciosa.

—Señor, no es por nada, pero está demasiado... rígido. — respondió sentándose momentáneamente en la silla que estaba justo detrás de ella. — en este baile no puede estar así, debe soltarse, seguir el ritmo, marcar los pasos.

—Lo estoy intentando. — me justifiqué rascando mi frente.

—Debe ser algo importante si quiere aprender algo en el trabajo, ¿no?

Me quedé en silencio analizando sus palabras. Si pudiera entender el porqué estoy haciendo todo esto, todo sería mas sencillo. Quizás es una manera de compartir algo que pude ver que a ella le hacía completamente feliz. Creo que nunca la había visto con un semblante total de alegría desde que la conozco y me sentí bien por ella, tal vez yo quiera lo mismo para mí.

—Lo es. — afirmé aflojando mi corbata. — creo que el traje no ayuda.

—Claro, el traje es el culpable.

Le dediqué una mala mirada antes de tomar su mano y levantarla de la silla, dejándola sorprendida. Con mi cabeza hice un movimiento indicando que le pusiera play a la canción, para volver a intentarlo las veces que sean necesarias.

Y así estuve casi una semana completa, hasta que de manera orgullosa puedo decir y afirmar que el alumno superó al maestro.

Ahora, debía mostrar mis habilidades.

Sonreí de costado al recordar todo lo acontecido estos días y me concentré en llegar a casa. Se pudo decir que valió la pena aprender aquel baile, porque es como si con Soohyun no hubiera sucedido absolutamente nada, como si no hubiéramos dejado de hablar. Y me agradaba.

Llegamos, me estacioné y ambos fuimos hasta el elevador para subir a nuestro piso.

—Lo siento por haberte evitado, no fue con intención.

Abrí mis ojos y elevé una ceja.

—Admites que me evitaste.

—Estaba pasando por un mal momento y tiendo a aislarme de la gente. — confesó mirando el piso del ascensor. — aunque suene algo loco, tú has sido el único que ha seguido a mi lado. ¿Por qué lo haces? No deberías...

—Tú no puedes decirme que hacer o que no, bruja. — acoté. — y para serte sincero, no entiendo porqué lo hago. Quizás en un comienzo tuvimos nuestros encontrones, pero algo dentro de mí empatizó contigo y eso no sucede muy a menudo.

—Eso quiere decir que... ¿podemos ser amigos?

Sonreí asintiendo. Era algo que nunca me hubiera atrevido a hacer.

—¿Cómo que no lo éramos ya?

Las puertas se abrieron para finalmente salir y al final del pasillo, pude ver el cuerpo de un hombre en la puerta de Soohyun. De reojo pude ver que ella estaba sorprendida. Era el tipo que estaba ese día de la cena y fue todo un idiota.

—¿Seungi?

—¿Estás bien con eso? Si quieres, puedo espantarlo, no tengo problema...

Ella no respondió y el imbécil cuando notó su presencia, se acercó a paso apresurado.

—Hola, bonita, ¿cómo estás?

¿Por qué mierda yo estaba tan tenso?

—¿Qué haces aquí? — preguntó ella.

—¿Podemos hablar?

Los ojos mieles de Soohyun repararon en él y luego en mí. No creo que eso sea la mejor opción, no cuando él y todo su grupo han sido unos malditos infelices con ella. Creí que ella se negaría, que quizás había aprendido algo.

Pero estaba totalmente equivocado.

—Está bien. — aceptó. — Jungkook, muchas gracias por todo.

Cerré momentáneamente mis ojos, para abrirlos sintiendo como el enojo comenzaba a invadir mi cuerpo.

—No hay de qué. — mis palabras salieron más cortantes de lo que realmente quise y ella lo notó. No dijo ninguna otra palabra y caminó al lado de aquel idiota que no dudó en hacerme una mueca de diversión.

Por mi parte, ingresé lo mas rápido que pude a mi apartamento con un malestar triplicado. El dolor agudo se instaló en mi estómago, retorciéndose como una serpiente venenosa y no me estaba gustando. Estaba actuando como todo un idiota y no me gustaba para nada la actitud que estaba teniendo. A veces sentía que debía volver el antiguo Jungkook, aquel que no tenía este tipo de encrucijadas en su mente.

El antiguo, que no preocupaba de más por gente que no le importaba. Pero había que caer en la realidad y esa era que Soohyun me importaba mas de lo que yo quería aceptar.

Y eso me asustaba.


Y yo dije QUEE


Yo dije que este capítulo tendría respuestas al anterior y creo que solo una lectora le achuntó a quien estaba siguiendo a la Soohyun 🤣.

Lola volvió a aparecer KAJAKSJ LolaBritez26 dime q se siente enseñarle a Jungkook a bailar bachata 🧘‍♂️.

Creo que el final fue muy importante, díganme que tal les pareció y que creen que sucederá mas adelante 🥰.

Las quiero muchoooo❤️.

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