045
Volvemos al hotel temprano para que los chicos puedan descansar. Nos despedimos en la puerta del hotel ya que quería fumarme un cigarrillo antes de ir a dormir.
- Me voy a quedar sin novia antes de empezar si sigues fumando esa cosa- llamó una voz detrás mío. Lando estaba parado en la entrada del hotel con su pijama puesto.
- ¿Qué haces aquí abajo a esta hora?- camina hacia mi sacándome el cigarrillo de la boca y tirandolo al suelo. No había llegado ni a darle una calada.
- Podría decirte lo mismo a ti- replica. Se me queda mirando fijamente. Pasa su mano por mi mejilla- Tienes pintura.
- Charles y Pierre me llevaron a un lugar genial- me abraza por la cintura y yo cruzo mis brazos detrás de su nuca. Ni siquiera tengo que preguntar qué significa esa mirada que me está dando. Sabe que algo no está bien conmigo- Hoy lo vi a mi papá.
- ¿Tu papá?- me pregunta confundido- ¿Segura que era él?
- Si... y no solo eso. Estaba con su hijo en el box de Ferrari- Lando se separa de mi, quiero volver a atraerlo pero no me deja.
- ¿Cómo se atreve? Dios, apuesto que sabes que estás aquí y solo quiere joderte la existencia- sigue despotricando con él pero no lo escucho. Lo único que pienso es en las ganas que tengo de que me dé un abrazo pero me da vergüenza perdirselo- ¿Tú estás bien?
- Si...- digo abrazándome a mi misma- Solo estoy cansada y con unas ganas terribles de que me vea y mandarlo a la mierda.
- Ven aquí- dice extendiendo su mano hacia mi y yo la tomo. Nos funde en un abrazo. Cuelo mis manos debajo de su remera y acaricio su espalda, siento como Lando sonríe contra mi cabello. Sé lo mucho que le gusta que haga eso- No quiero cortar el momento, amor, pero deberíamos dormir.
Entramos al hotel agarrados de la mano e instintivamente nos llevo a mi habitación. Veo a Lando con la intención de despedirse de mi.
- ¿No vas a quedarte a dormir?- cuestiono y él parece sorprendido ante mi pregunta
- ¿Quieres...? ¿Quieres que me quede?- pregunta.
- Quédate- confirmo, ya no es una invitación sino más bien un ruego. No sabía si había sido demasiado directa, tragó saliva con fuerza antes de contestar.
- Siempre.
Después de unos minutos dando vuelta nos acurrucamos y nos ponemos a hablar. De hecho, susurramos como cuando éramos niños y nos contábamos secretos en nuestras pijamadas.
- Estos días sin ti fueron una mierda, Gabs- admitió luego de un rato- Te extrañé cada hora. ¿Y sabes cuál fue la peor parte? Me tomó completamente por sorpresa. Me sorprendía caminando para encontrarte, no por alguna razón, solo por costumbre, porque había visto algo que quería contarte o porque quería oír tu voz. Y luego me di cuenta de que ya no estabas allí, y cada vez, cada vez, era como si me hubieran quitado el oxígeno.
- Lando...- intento cortarlo pero no me deja.
- No, escucha. Sé que dices que ver a tu padre de nuevo te importa una mierda pero sé que no lo hace y no quiero que lo que sea que esté pasando con nosotros sea una carga mental también- tomó mi mentón con su mano e hizo que lo mire- Lo siento por no creerte, lo siento por decir todo eso y lo siento por no darme cuenta de que te estaba lastimando.
No puedo dejar de mirarlo, quiero abrazarlo tan fuerte hasta sentir que nos fundimos. Quiero quedarme aquí acurrucada con Lando hasta el cansancio. Quiero que solo seamos él y yo.
- Ya lo dije ayer, quiero intentarlo contigo, Gabs. Como algo serio. Porque te amo y no quiero volver a dejarte ir- me levanto un poco para mirarlo mejor. Inevitablemente, una voz en mi cabeza dice que es mala idea, que volverá a lastimarme pero decido disiparla- Gabs... di algo- pide nervioso.
- Aún no preguntas nada- le digo sonriendo.
- ¿Te gustaría...? Ya sabes...- veo como lucha por encontrar las palabras. Lando nunca ha sido bueno expresando cómo se siente y eso le ha causando siempre mucha ansiedad así que decido no someterlo a eso.
- Si, Lan, me encantaría- le digo riendo. Él se acerca y me besa despacito, con amor. No estamos mucho tiempo besándonos porque él nos separa.
- Vamos a dormir porque yo me entretengo rápido- dice riendo sobre mis labios.
Nos acomodamos bien para dormir y pegamos nuestros cuerpos al otro. Siento la respiración de Lando en mi cuello y como deja un pequeño beso también.
Y en ese momento, lo comprendí.
Yo no era nada, sino lo que otros decidían que era. Toda mi vida lo había sido. En mi casa, en la escuela, en los circuitos. En todos lugares era un montaje distinto, una máscara que me obligaban a poner. El único momento en el que era yo, algo real y tangible, descubierto y sin vendas que taparan los pedazos de mí que no servían, era con él.
Era yo cuando Lando decía mi nombre y no se refería a la hija decepcionante o la alumna que debía ser estrella o la atracción de circo. Era Gabs. Y lo era solo con él.
holiss, cómo va??
ayer empecé a publicar la historia de George, espero que les guste mucho 🫂
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