Hoy te acercaste a mí, me preguntaste si me pasaba algo, y por más que quise decirte todo lo que siento, lo mierda que creo que soy, y lo enamorado que estoy de ti, solo te miré y sonreí.

— No me pasa nada — Respondí simplón.

Es una frase típica que dicen las mujeres, cuando está pasando de todo. Hoy hice uso de ella, y... Vaya que funcionó, no lo notó, no volvió a preguntar, tan solo me sonrió y se fue.

— ¿Nunca le dirás? — Me pregunta BangChan una vez estuvo a mí lado mostrándome esa expresión de compasión en su rostro.

Sonreí.

— No — Dije tras un suspiro.

Mis sentimientos por él son poderosos, hasta ahora tengo la esperanza de poder superarlo, pero será complicado, demasiado, y sé que incluso no pueda lograrlo, ¿Cómo podría hacerlo? Estuve cinco años guardando todo aquello que me lastimaba y sé que podrían pasar otros cinco más sin decir nada. Podría pasar otros cinco años más en silencio sufriendo.

«Ridículo, Jisung. Eres ridículo»

El silencio puede ser el grito más desgarrador que tiene una persona.
Y por más estúpido que suene, para mí el silencio puede llegar a ser tan asfixiante, como relajante.

Los pensamientos te agobian, gritan de alguna forma, se aglomeran y comienzas a cuestionar tus acciones, te comienzas a criticar, a pensar.
Y sé, que hay veces que no es bueno hacerlo, porque te puedes dañar más. Mucho más. En mi caso, lo hace.

No me gusta pensar, porque cada uno de mis pensamientos se va hacia el lado oscuro

Cuando caminaba a mi casa, te vi a lo lejos, tenías aquel polerón sujeto en tus manos, lo mirabas con una sonrisa, tal vez recordando a tu novia, tal vez recordándome a mí.

Pero luego la vi, corriendo hacia ti, te abrazó, la besaste, se lo diste.

Nuevamente me repito en mi mente.

Es sólo poliéster.

Y es increíble que algo tan insignificante como eso me logre hacer llorar.