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-ˋˏ Castigo y peleas ˎˊ-
↪ Kayden levitaba plácidamente en un pequeño sillón individual, desplazándose suavemente por la habitación mientras sus dedos ágiles deslizaban por la pantalla de su móvil. Con una concentración mínima, movía los muebles de un lado a otro, mientras una escoba flotante se encargaba de levantar el polvo acumulado. Sus compañeros observaban la escena con una mezcla de asombro y curiosidad. Kirishima, sentado en uno de los sofás que Kayden había elevado con su Quirk, rompió el silencio:
—Oye, Bro. ¿Por qué Aizawa-sensei te castigó?
—¿Sí, por qué lo hizo?—Dijo Denki mirando al chico—Sabemos que Bakugo y Midoriya fueron castigados por pelearse, pero ¿y tú?
—¿Será porque no llegaste ese día?—Dijo Mina, ladeando la cabeza confundida.
—No, les contaré, mis queridos amigos—Dijo Kayden con una sonrisa mientras se sentaba correctamente en el sillón que todavía flotaba—Yo, soy una víctima.
Entre los tres se miraron, confundidos.
—Les contaré. Nuestro querido, Aizawa-sensei, es alguien muy envidioso, ya que yo me encontraba en un...—Kayden hizo una pausa dramática, buscando la palabra perfecta para describir su mentira—¿Spa? Sí, eso, y mientras un lindo chico de cabello rubio se encargaba de... Hacer su trabajo, Aizawa-sensei me encontró, ¡incluso se atrevió a golpearme!
—¿¡En serio!?—Exclamaron a coro los tres, viendo cómo Kayden se llevaba las manos al rostro, fingiendo un llanto desconsolado.
—Sí, yo fui una víctima en su totalidad—Afirmó, sacando un pañuelo de su bolsillo y secándose las lágrimas falsas—Además, Aizawa-sensei, me hizo hacer que...
El eco de la voz de Kayden resonó en la sala común, atrayendo la atención de los demás estudiantes que poco a poco se congregaron en torno a él.
—¡Confesar mi amor por él! ¡Imagínense! Yo, un chico de 17 años, y él, mi profesor, queriendo que yo le declarara mi amor—Exclamó Kayden, colocando una mano en su pecho—¡Es una locura! Por supuesto, yo me negué rotundamente. Porque la moralidad, ante todo, mis amigos.
—Así que por eso te castigo—Dijo Kirishima, sorprendido, mirando a Denki y Mina, quienes asentían—Eso no está bien, bro.
Kayden, con una mueca exagerada de indignación, continuó su relato.
—Exactamente, como es posible, que yo, el gran Kayden, esté limpiando el cochinero de todos ustedes—Dijo mientras negaba con la cabeza—Pero, bueno, así es la vida, amigos. A veces tienes que enfrentar situaciones desagradables.
En ese instante, una sombra se proyectó sobre el grupo, interrumpiendo la animada conversación. Todos los presentes sintieron un escalofrío al reconocer la presencia imponente de Aizawa, con el ceño fruncido y una mirada penetrante. El ambiente se cargó de tensión, y cada respiración se volvió audible.
—¿Así que soy envidioso y malvado?—Inquirió Aizawa con una voz baja, pero cargada de autoridad, su tono cortante resonó en el silencio que se había apoderado del lugar.
Kayden, sorprendido por la acusación, esbozó una expresión de sorpresa fingida, pero sus ojos delataban un nerviosismo creciente.
—¿Quién se atrevería a decir tal cosa?—Replicó, tratando de disimular su nerviosismo—Yo, solo estoy limpiando humildemente, por este maravilloso castigo que me dio usted.
—¿Por qué no continúas la historia, Kayden? Apuesto a que a tus compañeros les encantará escuchar acerca de ese chico rubio, ¿no?—Dijo Aizawa, su voz baja, pero cargada de autoridad, tensando a Kayden bajo la mirada de los demás que lucían confundidos y expectantes—Y estoy seguro que les gustará saber lo que estaban haciendo ese chico y tú.
Kayden, solo se limitó a guardar silencio, desviando la mirada nerviosamente. Su rostro se tornó pálido y las gotas de sudor comenzaron a brotar en su frente.
—Tal vez yo deba decir lo que pasó ese día—Continuó Aizawa, disfrutando de la creciente tensión en la habitación—Verán, su compañero Kayden, se encontraba...
Antes de que Aizawa pudiera terminar, Kayden se apresuró a taparle la boca con ambas manos, interrumpiéndolo de manera brusca. Los ojos de Aizawa se entrecerraron tras las manos de Kayden, mientras el joven trataba de recomponerse.
—No creo que les guste saber esa parte—Dijo Kayden, su voz temblorosa mientras intentaba mantener la calma.
—A mí me gustaría saber—Dijo Bakugo con el ceño fruncido, mirando a Kayden con una mezcla de curiosidad y enojo—Y bien, ¿qué estaban haciendo tú y ese chico, Kayden?
—Sí, ¿qué estaban haciendo?—Cuestionó Todoroki, su voz fría y penetrante, mientras fijaba su mirada en Kayden.
Kayden giró su mirada hacia Kirishima y Denki, buscando apoyo, pero estos estaban visiblemente incómodos y desviaron la mirada. Kirishima se rascaba la nuca nerviosamente, mientras que Denki silbaba con los labios apretados.
—Traidores—Murmuró Kayden, su voz llena de resentimiento.
↪ El aburrimiento había comenzado a carcomer a Kayden. Confinado en la residencia, mientras Midoriya ya había obtenido su libertad, la monotonía se había apoderado de sus días. Un mensaje de Denki había avivado su interés: los Tres Grandes, especialmente Mirio, estaban a punto de enfrentar una prueba de fuerza. La idea de presenciar tal espectáculo le resultó interesante.
Con los ojos cerrados, visualizó el gimnasio, concentrando su energía en el lugar. Al abrirlos, se encontró justo donde lo había imaginado. Al asomarse, la escena que se presentó ante él fue caótica. La mayoría de sus compañeros yacían en el suelo, exhaustos. Mirio, el centro de atención, estaba de pie, torso desnudo y descalzo, irradiando una energía desbordante.
—¡Vaya, sí que les dieron una paliza!—Exclamó Kayden, sorprendido. Su voz resonó en el gimnasio, atrayendo todas las miradas.
—Kayden, ¿qué haces aquí? Se supone que estás confinado—Dijo Aizawa, su tono serio mientras fruncía el ceño.
—Oh, ya sabe, el aburrimiento...—Respondió con una sonrisa pícara, dirigiendo su mirada hacia Todoroki, quien se encontraba junto a Aizawa—Hola lindo.
Kayden le guiñó a Todoroki, quien simplemente desvió la mirada, un leve rubor tiñendo sus mejillas que intentó ocultar.
—¡Oye, hijo del director! ¡Pelea conmigo!—Exclamó Mirio, con los ojos brillando de entusiasmo.
—Lo siento, no puedo. Estoy castigado—Respondió Kayden, aunque sus palabras no parecían muy convincentes.
—¡Sensei, permítame pelear con él!—Declaró Mirio, mirando a Aizawa con una determinación inquebrantable.
El profesor suspiró, masajeándose la sien. Sabía que si negaba, Mirio insistiría hasta el cansancio.
—Bien, solo por esta vez—Aceptó Aizawa, cruzándose de brazos.
Kayden avanzó un paso, su figura imponente contrastando con la de sus compañeros, quienes, aún adoloridos por los golpes de Mirio, se caminaron hacia Aizawa para no interferir en el combate. Mirio se posicionó, adoptando una guardia defensiva, mientras que Kayden permanecía relajado, su sonrisa burlona desentonando con la gravedad del momento.
—¿Por qué quieres pelear conmigo?—Preguntó Kayden con una curiosidad fingida.
—Supe de tu secuestro—Respondió Mirio, su voz firme, captando la atención de todos—Y sé que saliste ileso y, más aún, que ayudaste a todos. Eso solo me hace pensar que eres un enemigo admirable y peligroso.
—Gracias por el cumplido, se siente bien ser superior—Comentó Kayden con arrogancia—Por lo que he visto, tu don es la permeabilidad, ¿no?
—Así es, puedo atravesar cualquier materia física—Afirmó Mirio con una sonrisa, aunque sus ojos reflejaban una creciente tensión.
—Bien, entonces, dificultemos las cosas—Murmuró Kayden con una sonrisa maliciosa.
Mirio frunció el ceño, intuyendo que algo no andaba bien. Sus sospechas se confirmaron cuando el gimnasio comenzó a temblar levemente, como si un terremoto estuviera a punto de azotarlo. Saltó hacia atrás justo cuando una enorme fisura se abrió en el suelo, dividiendo el gimnasio en dos. El temblor se intensificó, las paredes se agrietaron y el escenario se desniveló, creando un terreno irregular que dificultaba cualquier movimiento.
Kayden había manipulado el entorno, convirtiendo el gimnasio en un campo de batalla caótico y desfavorable para él. La permeabilidad, su mayor ventaja, se había vuelto una desventaja, ya que cualquier paso en falso, caería en un abismo sin final.
—Vamos, héroe, veamos si mereces ese título—Retó Kayden, su voz resonando con un tono burlón.
En un abrir y cerrar de ojos, se había teletransportado frente a Mirio, asestándole un golpe certero que lo envió volando contra una pared agrietada. Mirio, aturdido y confundido, trató de ponerse en pie. Por un instante, su Quirk pareció fallarle, dejándolo vulnerable. En ese preciso momento, el suelo bajo sus pies se desvaneció, sumiéndolo en un pozo sin fondo. Kayden, desde lo alto de una plataforma flotante, observaba la escena con una satisfacción enfermiza.
—¿Mmh esto es más sencillo de lo que imagine?—Murmuró Kayden mientras soltaba un suspiro.
Con un chasquido de dedos, la realidad se retorció a su antojo y el gimnasio volvió a su estado original. En medio de ese caos ordenado, Mirio, aturdido y magullado, se encontró de pie frente a su oponente. Sus músculos ardían y su respiración era agitada, pero en sus ojos brillaba una determinación inquebrantable. Kayden, con una sonrisa burlona que revelaba una confianza casi arrogante, se acercó y colocó una mano en el hombro de Mirio.
—Suerte para la próxima—Dijo con una voz suave pero cargada de ironía. Su tono era el de un depredador que acababa de jugar con su presa.
—¡Eso fue increíble, bro!—Exclamó Kirishima, su voz llena de emoción. Denki, por su parte, asentía con la cabeza frenéticamente, su rostro iluminado por una emoción que rozaba la euforia.
Kayden con un aire superior, se dirigió a ellos.
—Obviamente—Afirmó, su voz resonando con un ego desbordante. Señaló a sus compañeros—En cambio a ustedes, pequeños seres inferiores, soy mucho superior.
—¡Oye!—Gritaron algunos, sus rostros molestos y ofendidos. Otros, como Todoroki, simplemente cruzaron los brazos y observaron la escena con una expresión impasible.
Mirio, sin embargo, no dijo nada, permaneció en silencio. Se limitó a mirar a Kayden fijamente, sus ojos con un brillo desafiante. Aizawa, aún recargado contra la pared, observaba todo con una expresión seria y curiosamente atenta, su mirada fija en Kayden.
—Muy bien, eso es todo por hoy. Pueden retirarse—Dijo con voz monótona.
Los estudiantes se dispersaron rápidamente, sus conversaciones animadas llenando el pasillo. Se escuchaban comentarios sobre la demostración de poder de Kayden, quien se retiraba con paso seguro, su brazo descansando sobre el hombro de Todoroki. Tamaki y Nejire, desde un rincón, observaban la escena con una mezcla de asombro y preocupación. Mirio, a pesar de la sonrisa que adornaba su rostro, apretaba los puños con fuerza, conteniendo una emoción que luchaba por salir a la superficie. Su mirada se cruzó con la de Aizawa, quien lo observaba con detenimiento.
—¿Te encuentras bien?—Preguntó Aizawa con su voz monótona.
Mirio bajó la mirada, pero su sonrisa no se desvaneció.
—Kayden... él está en un nivel superior—Admitió con sinceridad. Una pausa tensa se adueñó del ambiente—Incluso, me atrevería a decir que se encuentra en el mismo nivel que un héroe profesional.
—Togata—Murmuró Nejire con una voz suave, pero preocupada.
—Me confié demasiado, y de algún modo, no supe en que momento había perdido la pelea—Admitió Mirió, su voz apenas un susurro—Cuando él me miró a los ojos, sentí... miedo.
Sus palabras resonaron en el silencio que los rodeaba, sorprendiendo a sus dos amigos. Aizawa, al escuchar aquellas palabras, desvió la mirada hacia el techo, recordando la pelea y la sensación de peligro que había percibido. Durante el combate, había notado algo extraño en Kayden, una oscuridad que parecía crecer. Y dentro de sí mismo, a pesar de su fachada impasible, había sentido una inquietud que no había experimentado en mucho tiempo.
𝐀𝐔𝐓𝐇𝐎𝐑'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄/~♡
⇝ Imagines incluidas en la historia credito a sus respectivos autores.
⇝ Lamento posibles fallas autográficas.
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♡*:.。.𝐆𝐑𝐀𝐂𝐈𝐀𝐒 .。.:*♡
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