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ⅠⅤ²


*ੈ✩𝐂𝐡𝐚𝐫𝐩𝐞𝐫 04²⋆ ☄.

-ˋˏ Salida y momentos inesperados ˎˊ-


↪ Tras los acontecimientos para obtener la licencia de héroe, y gracias a las influencias de Kayden, la clase 1-A fue recompensada con un merecido día libre. La tensión acumulada durante los exámenes se había disipado, y los jóvenes héroes aprovecharon para relajarse y recargar energías. Sin embargo, mientras sus compañeros se dispersaban para visitar a sus familias o disfrutar de sus pasatiempos favoritos, Kayden se encontraba sumido en un aburrido letargo en su habitación.

Justo cuando empezaba a considerar salir a buscar algo de entretenimiento, la puerta de su habitación escuchó unos ligeros toques. Con un simple gesto de su mano, la puerta se abrió por sí sola, revelando las figuras de Denki y Kirishima.

—Eso me dio escalofríos—Comentó Denki con una sonrisa pícara, mientras se adentraba en la habitación—¿Qué tal, bro? ¿Te habías olvidado de que existíamos?

—Estaba considerando eso—Respondió Kayden en un tono burlón, aunque una ligera sonrisa curvaba sus labios.

—¿Qué te sucede? Te ves como un fantasma—Observó Kirishima, acercándose a su amigo.

—Estoy aburrido—Admitió Kayden con un suspiro—¿A qué se debe su visita?

—Pues resulta que estábamos planeando salir a dar una vuelta y pensamos que te vendría bien un poco de aire fresco—Explicó Denki, lanzándole una mirada cómplice a Kirishima.

—Es mucho mejor que estar encerrado aquí, ¿no crees?—Añadió Kirishima con entusiasmo.

Kayden, aunque dudó por un momento, sonrió mientras asentía. Se levantó del suelo y, con un chasquido de dedos, su piyama se transformó en un conjunto más relajado, perfecto para una tarde de diversión. Abandonaron la habitación, la atmósfera cargada de adrenalina del examen de la licencia, aún resonando en sus oídos. Al cruzar el umbral de la U.A., el aire fresco de la tarde los envolvió, acariciando sus rostros y despejando sus mentes.

Se dirigieron hacia la calle, donde, para su suerte, un taxi amarillo aguardaba en la acera. Con un gesto, detuvieron al vehículo y se deslizaron en los asientos de cuero. Durante el trayecto, hablaban entre ellos, comentando acerca de lo ocurrido con el examen de la licencia de héroes. Denki, con su habitual entusiasmo, presumía de haber salvado a Kirishima y Bakugo, mientras que Kayden escuchaba atentamente, soltando risas ocasionales ante las exageraciones de su amigo.

Al llegar al centro comercial, fueron recibidos por un mar de luces, sonidos y olores que los envolvió como una ola. La multitud bulliciosa y la música a todo volumen crearon una atmósfera electrizante que los invitaba a perderse en la diversión. Se adentraron entre la multitud de personas que se movían de un lado a otro, chocando hombro con hombro.

Visitaron varias tiendas de juegos, donde se divirtieron con las últimas novedades en videojuegos de realidad virtual, y también exploraron las tiendas de ropa, probándose prendas extravagantes y riéndose de sus propios reflejos en los espejos. Sin embargo, después decidieron salir del centro comercial y comenzar a caminar por las calles que poco a poco se iban iluminando. Las farolas proyectaban una luz suave y cálida sobre las fachadas de los edificios, creando un ambiente acogedor.

Llegaron hasta un pequeño restaurante que captó su atención. Se sentaron en una mesa cerca de la ventana y pidieron una deliciosa pizza. Mientras esperaban su comida, continuaron conversando, sobre todo Denki y Kirishima que comentaban sobre sus planes para el futuro y sus sueños de convertirse en grandes héroes. Sin embargo, la alegría se esfumó rápidamente cuando llegó la cuenta.

—Así que por esto me invitaron a salir—Dijo Kayden, fingiendo indignación mientras observaba la cuenta. Sus amigos intercambiaron miradas cómplices.

—Amigo, podrías comprar todo este lugar si quisieras, no seas tacaño—Bromeó Denki con una sonrisa pícara. Kirishima asintió con la cabeza, compartiendo la opinión de su amigo.

—Bien, bien, pero ustedes me invitan algo luego—Concedió Kayden, señalando a sus amigos con un dedo acusador. A continuación, se dirigió a la mesera que los esperaba pacientemente—Tenga, esto me pasó por tener como amigos a unos muertos de hambre.

—¡Oye, eso no se dice!—Exclamaron Denki y Kirishima al unísono, fingiendo indignación.

Salieron del restaurante, la conversación animada desvaneciéndose con el cambio de ambiente. Kayden, el primero en cruzar la puerta, se detuvo en seco, su mirada fija en un punto más allá de la calle. Kirishima y Denki, confundidos por su repentino alto, lo siguieron, sus ojos buscando el motivo de su desconcierto. Al instante, comprendieron. En la acera opuesta, una chica de cabello castaño y ojos llorosos descendía de un coche deportivo, su rostro pálido y contorsionado por la angustia. Sin dudarlo, Kayden cruzó la calle con paso decidido, sus amigos pisándole los talones.

La chica se había sentado en una banca cercana, sus manos temblorosas jugueteando con los dedos. Kayden se detuvo frente a ella, su voz suave contrastando con la intensidad de la situación.

—¿Hola, disculpa, te encuentras bien?—Preguntó Kayden con un tono suave.

La chica lo miró, sus ojos aún húmedos. Parecía sorprendida por su presencia.

—Eh, sí, estoy bien—Respondió su voz apenas un susurro.

Kirishima y Denki se acercaron, rodeándola con una discreta presencia.

—¿Segura? ¿Te pasó algo?—Preguntó Kirishima con un tono preocupado, su voz algo brusca pero con la misma intención.

—¿No quieres que llamemos a alguien?—Propuso Denki mirando a la chica, esperando encontrar alguna señal que le indicara que necesitaba ayuda.

—No, no se preocupen, no me hicieron nada—Dijo la chica mientras se limpiaba las lágrimas con la manga de su sudadera, su voz temblorosa—Estoy muy bien.

A pesar de sus palabras, su postura encorvada y su mirada perdida hablaban de un malestar que iba más allá de una simple molestia. Kayden, percibiendo su angustia, se sentó a su lado, manteniendo una distancia respetuosa. Con ayuda de su don, creo una botella de agua cristalina, el líquido burbujeando ligeramente.

—Ten, está completamente sellada para que no te asustes—Dijo Kayden entregandole la botella.

La chica la tomó, sus dedos temblorosos envolviendo el frío recipiente.

—Gracias, mi novio me echó de su coche, porque peleamos, y no somos de esta ciudad. Estábamos de visita, porque tuvimos una cita—Su voz se quebró al final, y una lágrima solitaria rodó por su mejilla.

—Qué desgraciado—Murmuró Denki, frunciendo el ceño con fuerza.

—¡Hey, qué haces ahí, deja de hacerte la víctima!—Exclamó un chico que venía caminando a paso firme, su voz resonando con arrogancia.

—Ten más respeto con ella—Dijo Kirishima poniéndose frente al tipo, su cuerpo tensándose. Sus ojos, normalmente llenos de calidez, ahora destellaban una ira contenida—Solo la estamos ayudando, porque la dejaste sola.

—¿Y crees que me importa? Me vale una mierda la ayuda de ustedes—Dijo el chico empujando a Kirishima con desdén.

Kirishima retrocedió un paso, pero su postura permaneció firme. Los músculos de sus brazos se tensaron bajo su camiseta, preparándose para lo que pudiera venir. La chica observaba la escena con horror, sus ojos llenos de miedo. Kayden, frunció el ceño y se interpuso entre el chico y la chica.

—Hay que ser muy idiota para insultar a tres chicos y encima en una ciudad que no es la tuya—Espetó Kayden, su mirada fija en el tipo—¿Qué te traes con la señorita? Con que le hayas puesto una mano encima, ni tu madre te va a reconocer con lo que te haremos.

—Tienes una hermosa señorita a tu lado, debes respetarla y amarla, estúpido—Dijo Denki, observando la situación con creciente indignación, se unió a la discusión.

Kirishima, asintiendo con la cabeza, se acercó al chico y, con una determinación inquebrantable, le arrebató las llaves del coche.

—Eso es lo que hace un hombre de verdad—Afirmó, su voz resonando con autoridad—Y páseme las llaves, tenga la señorita.

—¡Esto me pasa por salir contigo! ¡Mira en los problemas en que me metiste!—Exclamó, señalando a la chica con un dedo acusador.

—¿¡Qué problemas!? ¡Cómo se te ocurre bajarla del coche en una puta ciudad que no conoce y dejarla sola!—Exclamó Kayden molesto, empujando al chico.

—¿Acaso te caíste de bebé? O de verdad eres idiota—Espetó Denki molesto.

El chico permaneció en silencio, aguantando la tormenta de insultos. Esperaba, con cada fibra de su ser, que aquel momento terminara. La chica, con una sonrisa y las llaves del coche en la mano, agradeció a los chicos y se marchó, seguida de su novio cabizbajo. Denki y Kirishima se sintieron victoriosos, como héroes que habían salvado el día. Kayden, en cambio, solo esbozó una sonrisa. Odiaba ver a las mujeres sufrir por hombres que no las valoraban.

Era hora de volver a la U.A.; las clases empezaban temprano y la energía era necesaria. Denki y Kirishima, cargados de adrenalina y risas, se subieron al taxi que los llevaría de vuelta al dormitorio. Kayden, sin embargo, los despidió con una sonrisa, asegurando que tenía un asunto pendiente, pero que los alcanzaría pronto. Observó cómo el taxi se alejaba, fundiéndose en la oscuridad de la noche.

Con una concentración profunda, canalizó una pequeña fracción de su peculiaridad, cerrando los ojos por un instante. Al abrirlos, se encontró en un lugar completamente distinto: frente a un luminoso letrero de KFC. El aroma a pollo frito lo envolvió de inmediato, despertando nuevamente su apetito. Se adentró en el local, acercándose a la chica que atendía el mostrador.

—Buenas noches, ¿ya sabe qué desea comer?—Preguntó la joven con una sonrisa amable, sus ojos brillando tras las gafas.

—Buenas, sí, me gustaría unas alitas de pollo, por favor—Respondió Kayden, su mirada recorriendo las promociones que destellaban en la pantalla.

—Tiene suerte, es el último combo de alitas de pollo que tenemos—Mencionó la chica, tecleando la orden en la caja registradora. Recibió el dinero de Kayden—Mi compañero le entregará su pedido enseguida. Gracias por elegirnos, disfrute de su comida.

Kayden asintió con una sonrisa y se hizo a un lado, esperando pacientemente su turno. Cuando escuchó su nombre resonar a través del local, se acercó a la barra con un paso ligero. Un joven empleado le entregó el codiciado balde de alitas de pollo, aún humeantes y con un aroma que hacía agua la boca. Ignorando por completo el caos que reinaba en la caja registradora del KFC, salió del local y comenzó a alejarse a paso rápido. Sin embargo, antes de que pudiera avanzar más de unos metros, sintió una mano fuerte posarse sobre su hombro, deteniéndolo en seco. Confuso, se giró para encontrarse cara a cara con Hawks, el héroe número dos.

—¿Te puedo ayudar en algo?—Preguntó Kayden, arqueando una ceja con una mezcla de curiosidad y cautela.

Hawks, con su habitual sonrisa radiante, pero lucia extrañamente ansioso.

—¿Cuánto dinero quieres por esas alitas de pollo?—Preguntó, sacando su billetera del bolsillo.

—Lo siento, no te venderé mis alitas de pollo—Respondió Kayden con firmeza, dándose la vuelta para continuar su camino. La idea de negociar con el héroe era tentadora, pero no estaba dispuesto a renunciar a su preciada segunda cena.

—Por favor, ¿te daré el dinero que tú quieras?—Insistió Hawks, caminando a su lado—Tengo mucha hambre y tú eres la última persona a la que le vendieron esas alitas.

—Si tienes tanta hambre, compra y come otra cosa—Respondió Kayden con indiferencia, acelerando el paso.

—No, yo quiero lo que tú te estás por comer—Dijo Hawks, plantándose frente al chico y cruzándose de brazos.

Kayden se limitó a observarlo, su mirada fija y serena. Rodeó a Hawks con una calma que contrastaba con la insistencia del héroe alado, y continuó su camino. Hawks, por su parte, se aferraba a su negativa con una terquedad infantil. Las alitas de pollo eran su debilidad, un hecho irónico considerando su peculiaridad de mitad halcón. La escena se tornaba cada vez más absurda a medida que Hawks insistía, su voz elevándose en un tono suplicante. Kayden, inicialmente indiferente, comenzó a sentirse irritado por la persistencia del héroe. La insistencia de Hawks en adquirir su balde de alitas se tornaba cada vez más invasiva, traspasando los límites de lo aceptable.

—Deja de seguirme—Exigió Kayden, girándose para encarar al héroe—Eso es acoso, ¿sabías?

Hawks parpadeó, visiblemente confundido.

—¿Qué? ¡Claro que no lo es!—Replicó, su tono sorprendido.

—Si no dejas de seguirme, voy a gritar y se lo voy a contar a quien más confianza le tenga—Amenazó, su voz firme y determinada.

Hawks soltó un suspiro teatral, dándose la vuelta para alejarse.

—Bien, me iré—Concedió, su tono resignado—Pero sabes, no es fácil estar 24 horas trabajando sin comer nada y cuando por fin quieres comer tu comida favorita, llegue un egoísta como tú.

Kayden lo miró incrédulo. La pose de víctima de Hawks era tan transparente como el agua. Se notaba a leguas que estaba intentando manipularlo, pero Kayden no caería en esos trucos baratos. Con un gesto de desdén, se dio la vuelta y comenzó a caminar a paso lento, su mirada fija en el horizonte.

Hawks, creyendo haber triunfado, esbozó una sonrisa satisfecha. Su plan había funcionado a la perfección, o al menos eso pensaba. Se giró, observando incrédulo de que Kayden se encontraba a una distancia considerable y, que su plan, muchas veces funcionaba, había fracasado por completo. Molesto, elevó el vuelo con un ágil movimiento de sus alas. En un abrir y cerrar de ojos, descendió sobre Kayden, atrapando su mano libre con una fuerza sorprendente y elevándolo por los aires hasta depositarlo sobre el tejado de un edificio cercano.

—Esto fue algo exagerado, ¿no crees?—Espetó Kayden arqueando una ceja.

Hawks, con una sonrisa burlona, respondió:

—No me dejaste opción. Ahora, me darás esas alitas de pollo.

—Tengo tanta hambre como tú—Admitió—Así que hagamos lo más razonable.

—¿Compartir?—Preguntó Hawks, sus ojos brillando de ilusión.

—¿¡Que es eso!?—Exclamó Kayden, señalando hacia el cielo con un dedo.

Confundido, Hawks siguió la dirección de su dedo, pero no vio nada. Volvió a mirar a Kayden, quien aprovechó su distracción para salir corriendo a toda velocidad, saltando de tejado en tejado con una agilidad sorprendente.

—¡Vuelve aquí!—Gritó Hawks, despegando del edificio y persiguiendo a Kayden por los tejados.

Una frenética persecución se desató aquella noche. Los pocos transeúntes que aún vagaban por las calles observaban asombrados cómo el héroe número dos perseguía a un joven, imaginando todo tipo de escenarios criminales. Sin embargo, la realidad era mucho más mundana: Kayden simplemente quería proteger su preciada comida. El joven utilizaba su Quirk con maestría, esquivando los ataques de Hawks con movimientos ágiles y rápidos. Finalmente, logró despistar al héroe y se refugió en la cima de un edificio lo suficientemente alto como para tener una vista panorámica de la ciudad. Se sentó en el borde, dejando el balde de alitas de pollo en sus piernas.

—¡Te tengo!—Exclamó Hawks pasando volando cuando trató de agarrar el balde, pero Kayden fue más rápido, esquivando al héroe con una agilidad sorprendente—¡Mierda, estuvo cerca!

—Oye, siéntate junto a mí y comamos juntos—Propuso Kayden, mirando con desdén al héroe, como si acabara de ganar una apuesta.

—Gracias por compartir conmigo—Dijo, sentándose a la par de Kayden con una sonrisa.

—Solo lo hice porque me aburriste—Dijo Kayden, tomando una presa de pollo y mordisqueándola con evidente satisfacción—Además, ¿quién más te iba a salvar de morir de hambre a estas alturas de la noche?

—Muy generoso de tu parte—Respondió Hawks, tomando una de las alitas que Kayden le ofrecía—¿Cómo te llamas?

—Soy Kayden—Respondió el joven, sin inmutarse.

—¿Kayden? ¿Sin apellido?—Dijo Hawks, extrañado—Eso es... inusual.

—Mi padre no tiene apellido y supongo que yo tampoco—Dijo Kayden con una indiferencia que contrastaba con la rareza de su situación.

Hawks arqueó una ceja.

—¿Y quién es tu padre como para no tener apellido?—Preguntó con una sonrisa burlona.

—Nezu, el director de la U.A—Respondió con total naturalidad, como si acabara de revelar el secreto más obvio del mundo.

Hawks se atragantó con la comida. Había oído rumores sobre el hijo secreto de Nezu, pero jamás se imaginó que fuera un chico como Kayden. Al ver la reacción del héroe, Kayden añadió:

—Soy adoptado.

—Eso explica muchas cosas—Dijo Hawks soltando una risilla nerviosa.

Kayden y Hawks continuaron su charla, sus miradas perdidas en el horizonte nocturno, a pesar de que el balde de alitas de pollo había desaparecido hacía rato. La risa resonaba entre ellos, alimentada por un balde de alitas de pollo ahora vacío. Sin embargo, una creciente sensación de inquietud comenzaba a ensombrecer la diversión. El azabache sabía que debía haber estado en la U.A horas atrás. La tranquilidad de la noche se vio interrumpida por la vibración de su teléfono. Era Denki. El mensaje, corto y directo, lo sacó de su ensimismamiento: Aizawa lo estaba buscando. La diversión se evaporó, reemplazada por miedo.

—¿Sucede algo, Kayden?—Preguntó Hawks, notando el cambio de expresión en su rostro.

—Ya es muy tarde, y tengo que irme—Respondió Kayden, apagando su teléfono.

—¿Quieres que te lleve a tu casa?—Ofreció Hawks, levantándose y estirándose.

—No creo que sea buena idea. Olvidé mis llaves y no hay nadie en casa—Admitió—Tal vez me quedé en algún hotel o algo por el estilo.

Hawks sonrió amablemente.

—Bueno, puedes dormir en mi departamento, si quieres.

Kayden lo observó en silencio, sobrepensando sus opciones. Podría regresar a la residencia y enfrentar la ira de Aizawa, o aceptar la oferta de un joven y apuesto héroe que le ofrecía un lugar para pasar la noche. La decisión parecía obvia.

—Claro, si no es molestia—Aceptó Kayden con una sonrisa.

—Molestia, para nada—Dijo Hawks, guiñándole un ojo—No podría dejar a un lindo chico que necesita la ayuda de un héroe como yo.



𝐀𝐔𝐓𝐇𝐎𝐑'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄/~♡

⇝ Imagines incluidas en la historia credito a sus respectivos autores.

⇝ Lamento posibles fallas autográficas.

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