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➳ 𝟬𝟰

❝ 그러니까 혹시, 나 다가가도 괜찮겠니... ❞

Había pasado una semana desde que había ayudado al pequeño de cabellos castaños claro en la biblioteca, sin embargo, todavía no volvía a encontrarse con él.

Pasaba todos los recesos buscándolo con la mirada o a veces con su mejor amiga YeJi, pero parecía que nunca saliera del aula, puesto que nunca estaba en el comedor en alguna mesa o en el pequeño parque para recrearse. Se sentía triste cada vez que se ponía a pensar en ello, quería ser su amigo pero parecía que el destino no deseaba que lo fuese.

Llegó el viernes y poco a poco el castaño rojizo perdía las esperanzas, como cada día, solo se bañó de mala gana bajo las advertencias de su madre, se vistió con su bobo uniforme ─según su opinión personal─ y peinó su cabello como pudo, sin atar los cordones de sus zapatos corrió hacia el comedor en donde su mamá lo esperaba; ya su padre había tenido que ir a trabajar pero le había dado un beso sonoro en su frente cuando todavía tenía su poco de baba en sus mejillas.

Se sentó en su silla favorita a tomar su desayuno mientras que su progenitora le daba sutiles caricias en su cabello rojizo. Una vez listo, procedió a atar los cordones de sus zapatos, acomodar su cabello, tomar su mochila, la cual se encontraba en uno de los sillones individuales que estaban en la sala de estar, e ir nuevamente con su madre, para ser llevado hasta su escuela primaria. 

No tardo mucho en llegar en realidad, se bajo del vehículo junto con su progenitora, quien solo veía enternecida a su hijo. 

Justo el día del suceso en donde Junnie conoció ese pequeño, tuvo la oportunidad de escuchar la historia y sabía más que nadie que YeonJun tenía ansias de volver a ver al niño bonito de ojitos grandes, como lo había descrito el castaño rojizo.

Lo que él desconocía es que su descripción coincidía justo con la apariencia del hijo más joven de Kang SeulGi ─su compañera de trabajo, a la cual era muy cercana─.

Hace unos días, durante su descanso, la mayor le había contado como un niño alto con ojos gatunos había ayudado a su bebé a tomar un libro de los estantes de la biblioteca. Ambas sabían que los infantes estudiaban en el mismo colegio, y luego de discutirlo, llegaron a una sola conclusión.

YeonJun había sido el niño que había ayudado a TaeHyun.

Por lo tanto, ambas planeaban hacer que se reencontrarán en el hogar de la mayor después de clases, sin informarle a los niños ya que deseaban sorprenderlos. 

El timbre sonó, sacando de su burbuja a JenNie, solo pudo dejar un beso en la cabellera abundante de su único hijo y correr hacia el vehículo con la esperanza de llegar a tiempo para la reunión en cuanto a las finanzas de su empresa.

Con ese sonido que retumbaba en sus oídos, se dió inicio al primer periodo de clases, YeonJun acomodó rápidamente su cabellera abundante y corrió junto con sus demás compañeros para hacer una formación y así poder entrar al aula.

Una vez que todos entraron, el castaño rojizo se dirigió a su asiento y esperaron a que la profesora los saludase con una reverencia y así poder comenzar con la clase aburrida del día. Todos los infantes sacaron los útiles escolares necesarios, incluyendo al más alto del aula, quien ya se había puesto a dibujar a una pequeña ardilla mientras escuchaba a la señorita JiHyo pasar la asistencia de los estudiantes.

Al terminar, se levantó de su asiento, tomó uno de las tizas ─ligeramente rotas por los descuidos que tendía a tener la profesora al escribir en el pizarrón─ junto con su borrador y comenzó que escribir un pequeño concepto del contenido que tocaba. YeonJun no se hallaba copiando como sus otros compañeros, estaba totalmente inmerso en terminar su dibujo que no se dió cuenta cuando la puerta se abrió, había entrado aquel niño de ojos grandes, TaeHyun, llevaba algunos libros para la señorita Park ─como le había indicado su profesora─.

─Buen día señorita JiHyo, aquí están unos libros que la profesora Kim dijo que necesitaría. 

─¡ChungHa se acordó! Muchísimas gracias cielito. ─le dió un beso en la mejilla y tomó los libros que se encontraban en sus pequeñas manos. 

─No es nada profesora Park, ahora sí me disculpa, tengo que volver a mi aula. 

─Descuida pequeño, anda con cuidado. ─el infante hizo una reverencia y se dirigió a la puerta, dispuesto para salir, hasta que una voz totalmente reconocida para él atrajo su atención.

─Niño bonito, ¡Espera! ─al girar su cabeza, pudo observar que, efectivamente, se trataba del niño enorme de ojitos gatunos que lo había ayudado, quien se estaba levantando de su lugar con intenciones de acercarse a él. 

─¡Choi, vuelve a tu asiento!

─Necesito ir con él, necesito ser su amigo. ─dijo YeonJun, casi en un tono de súplica.

─¡Puedes hacerlo en el receso, ahora siéntate y termina de copiar! ─señaló su asiento y a regañadientes volvió a su lugar, con su corazón acelerado al igual que su respiración, no por el inmenso nudo en la garganta que se le había formado, sino porque su mirada se encontró con la de TaeHyun, el más pequeño quería ir con él, sus orbes hablaban por él, pero sabía que podía meterse en problemas, así que solo movió su mano en modo de despedida y salió del aula. 

Luego de ese momento, el resto de su mañana se basó en intentar prestar atención a la clase, salir al receso a buscar a TaeHyun junto con YeJi, frustrarse por no encontrarlo, comer por órdenes de la más joven, volver al aula y seguir dibujando hasta que la campana sonó nuevamente, indicándole al castaño rojizo que al fin podía salir de ese terrible lugar, recogió todo lo que le pertenecía y salió rápidamente para llegar a la entrada del lugar para esperar a su progenitora. 

En minutos, todos los estudiantes ya se encontraban allí, así que, como podía, intentaba acercarse al vehículo ─que le pertenecía a su padre─ que había pasado justo por su campo visual. Al estar en frente de él, abrió la puerta trasera y se subió mientras que se quitaba su mochila que ya le estaba molestando.

─Hola corazón, ¿Cómo te fue? ─preguntó su progenitora, observándolo desde el retrovisor del auto.

─Bien, creo, ví al niño bonito el día de hoy, pero no pude acercarme a él y creo que me gané un sermón de la señorita Park. ─sus labios formaron un pequeño puchero, no quería que su madre lo regañase también, sin embargo, no quería mentirle diciéndole una mentira.

─Descuida cielo, solo intenta no alterarte cuando lo veas. ─rió levemente, provocando un sonrojo en la mejillas de su hijo─. Todavía no he arrancado porque estoy esperando a SeulGi unnie, hoy iremos a su casa y jugarás con su hijo. ─explicó, sabiendo de antemano que su hijo haría una pregunta respecto a ello.

─¡Oh! No lo conozco, pero debe ser igual de lindo como ella.

─Así es pequeño, ¡Hey, ahí vienen! ─la otra puerta trasera se abrió, entró el hijo de SeulGi y sus ojos no podían creer quien estaba en frente de él.

Ni tiempo le dió al más pequeño de reaccionar cuando ya los brazos del mayor estaban alrededor de él, brindándole un abrazo como había querido hace días. 

─Entonces, ¿Ya se conocían? ─preguntó la mayor de ambas, intentando fingir inocencia, lástima que su actuación fue tan mala que le sacó risas a la castaña. Los infantes las ignoraron y siguieron en su muestra de afecto, hasta que se separaron para poder cerrar la puerta y volver a abrazarse. 

─Yeonye, ¿No lo regañaron por pararse a intentar saludarme? ─el pecho del mayor se sintió cálido en cuanto escuchó ese apodo salir de los labios del menor.

─Solo me mandó a sentarme nuevamente y escribir la clase, eso es todo, tranquilo.─se separaron y por el resto del camino hubo silencio, no incómodo en lo absoluto.

Sin embargo, algo quedó en el hombro del más pequeño y era la cabeza del mayor reposando en el mismo, su rostro se veía angelical, aunque se notaba su cansancio puesto que se había dormido automáticamente al tocar el hombro.

─Mami, ¿YeonJunnie puede quedarse con nosotros? Hoy es viernes y mañana no habrá clases, por favor.

─Ni hemos llegado a la casa, ¿Y ya quieres hacer pijamada? ─asintió sutilmente para no moverse demasiado. ─Dime JenNie, ¿Junnie puede quedarse a dormir hoy?

─Por mí no hay problema Seullie. 

─Entonces sí TaeTae. ─la sonrisa en su rostro era impresionante. 

─¿Escuchó Junnie sunbae? ¡Se quedará esta noche conmigo! ─una pequeña sonrisa apareció en el rostro del castaño rojizo, no estaba dormido, solo le gustaba estar cerca de él.

Llegaron que los pocos minutos, al estacionarse, los infantes fueron los primeros en abrir una de las puertas y correr hacia la entrada del hogar mientras que las mayores estaban cerrando las puertas del vehículo.

─Apenas se han visto dos veces y ya veo que se quieren, serán grandes amigos en poco tiempo. 

─Y tal vez algo más en un futuro. ─la mayor asintió, ya sabían como terminaría todo, así que solo esperarían hasta que llegase el momento. 

Publicado: 17/12/2020
Editado: 02/05/2022

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