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9

—T-tú... —Comenzó Seokjin, sintiéndose incapaz de terminar la pregunta.

—Yo... ¿Soy quien mandó todo eso? Sí, soy yo. ¿Te gustó? —Dijo Namjoon de forma tranquila, adivinando aquello que el mayor no había podido decir.

—¿Por qué? —No era la intención de Seokjin ignorar la pregunta, pero por fin tenía de frente a la persona que le hacía latir el corazón de manera acelerada, aquél que lo hacía sonreír y sentirse cómodo, necesitaba respuestas.

—Porque me gustas, Seokjin.

—Pero tú y Hoseok...

—Sí me hubieses contado desde antes, si hubieras hablado conmigo aunque solo fuera para golpearme y gritarme en la cara, te lo habría explicado.

| ... ࿆ྃ... |

—¿Sabes lo difícil que es para mí estar con él?

—No puedes estar hablando en serio Kim.

—Claro que hablo en serio. No tienes idea de lo mal que me sienta estar así con él.

—¿Y por qué sigues ahí?

—Es divertido. —Respondió Namjoon encogiéndose de hombros, intentando sonar despreocupado, pero a ojos de su mejor amigo, podía saber lo mucho que eso le dolía.

—¿Y eso es más importante?

—No lo entiendes.

—No, evidentemente no. Tu noviecito merece saber la verdad. —Hoseok se cruzó de brazos, mirándolo de manera reprobatoria.

—¡Que no es mi novio, maldita sea! —Gritó Namjoon, sintiendo su corazón romperse.

—¡Y no entiendo porqué! Ambos se quieren Namjoon. No seas un cobarde, ve y dile lo que sientes.

—¿Y si me rechaza?

—¿En serio me estás diciendo que prefieres seguir viviendo de esta forma? Solo porque es divertido.

—Prefiero mantenerlo así que perderlo.

—¡Te estás haciendo daño! ¿Cómo sabes que él no quiere lo mismo? ¿Lo han hablado tan siquiera?

—No...

—¿Lo ves? Son unos malditos adultos. Por favor compórtense como tal. Habla con él o déjalo de una vez por todas. Detesto verte sufrir.

Hoseok salió del cubículo privado, lucía pensativo y molesto, incluso herido al ver a su mejor amigo sufrir.

Namjoon se quedó parado en su lugar, ideando algún plan para poder declarar su amor de la forma correcta.

| ... ࿆ྃ... |

—¿Entonces tú no estabas jugando conmigo?

—Te lo dije la primera vez que nos besamos. Me gustas Seokjin, claro que no estoy jugando contigo.

—Segunda...

—¿Qué?

—Era la segunda vez que nos besábamos. La primera fue en el salón.

Namjoon sonrió, enternecido por el sonrojo en las mejillas del mayor, que miraba el suelo y jugaba con sus dedos de manera nerviosa.

—Bien, la segunda.

—Así que... ¿La luna?

Namjoon, que había caminado lentamente hasta él, ahora se encontraba a solo centímetros, extendiendo la mano de manera cuidadosa, tomando a Seokjin del mentón para hacerlo levantar la mirada.

—Sí. ¿Demasiado cursi? —Preguntó mientras sonreía y se sentía, por primera vez desde que habló con Seokjin, nervioso de ser rechazado.

Seokjin sonrió, sin poder controlar el sonrojo que le provocaba estar siendo tocado de una manera tan tierna. —Para nada... Es perfecto.

—¿Eso significa que lo aceptas?

—¿El qué?

—Ser mi luna. Que te admire... Ser tu novio.

Seokjin ahora enrojeció hasta las orejas, sintiendo la felicidad en su pecho aflorar hasta sus ojos. Que se cristalizaron, conmovido por la manera delicada y cursi en la que estaba siendo observado.

—Sí... pero... —Namjoon sintió su sonrisa temblar ante esas palabras, sin embargo se mantuvo firme. —¿Puedes perdonarme? Por haber sido tan infantil.

—Sólo si tú me perdonas por no haber hecho esto antes.

Ambos sonrieron, mirándose a los ojos, sonrojados y felices. Como si hablaran telepáticamente, con un par de ranitas como únicos testigos del amor sincero que sus ojos profesaban el uno al otro.

De manera lenta, disfrutando cada aliento que se combinaba entre ellos, sus rostros se acercaron, sin dejar de mirarse a los ojos. Al principio sus labios se rozaron de manera tímida, apenas tocándose, como si pidieran permiso para poder ser besados.

Seokjin terminó por concretar el toque, hundiéndose en la boca del hombre frente a él, que le correspondió de la misma manera pasional y amorosa.

Ambos sonreían en medio del beso, diciéndose sin palabras aquello que tanto anhelaban y no se habían podido decir en lo que les parecían años.

Seokjin pudo sentir su corazón cálido, acelerado y al mismo tiempo, nunca tan en paz como en ese momento.

—Gracias Seokjin —dijo Namjoon cuando se separaron. Tomando la mano del peli púrpura.

—¿Por qué? —Respondió Jin mientras miraba sus dedos entrelazados.

—Por haber venido. Por escucharme y... por escuchar a Jungkook.

—¿Ahora son grandes amigos?

—Algo así, es un buen chico. Pero me costó convencerlo de hacer esto. Dijo que no quería herirte.

—Sin duda es un gran chico. Aunque creo que lo complicaste demasiado.

—Tú tampoco me lo pusiste fácil. Además, soy cursi por naturaleza. Aunque no lo creas.

Seokjin sonrió en grande, dando un fugaz beso en los labios de su novio.

—Vamos... espero que tu amigo no esté golpeando al mío por enterarse de esto. —Dijo Namjoon empezando a caminar de vuelta al campus.

—¿Hoseok sabía todo?

—Claro. Él me ayudó a conseguir los obsequios. Además de también enviar los suyos.

—¡¿Hoseok es el que le manda esas cosas a Yoongi?!

—¿No lo sabías?

Seokjin negó mientras se preguntaba cómo no se había dado cuenta antes, sintiéndose mal por haberse alejado tanto de su amigo.

Cuando llegaron hasta la fuente, Seokjin recogió sus cosas junto a la canasta que Jungkook muy específicamente le había dicho que no olvidara.

—¿Qué es eso?

—¿No lo pediste tú?

—No... se suponía que Jungkook solo debía ayudarte a saber si realmente me querías.

—Oh... dijo que los manda su madre. Es pastel de luna.

—Recuerdame darle un buen regalo en su cumpleaños.

Ambos caminaron mientras comían de aquellos deliciosos pasteles, convidadandose cada que les salía un relleno diferente.

Seokjin podía sentir las miradas de todos aquellos a quienes se encontraban por los pasillos. La mayoría sonreía al verlos juntos de nuevo y todos cuchicheaban.

»‡«

—Tú, gran idiota. ¿Cómo te atreves a dejarme creer que utilizabas a mi amigo?

Yoongi se acercó amenazante hasta Namjoon, importándole poco que este fuera varios centímetros más alto que él.

—Nunca me lo preguntaste. —Namjoon se mantuvo tranquilo, sonriendo y sin soltar la mano de Seokjin.

Yoongi se detuvo a centímetros del peli plateado, mirándolo amenazante.

—Seokjin ¿Le rompo la nariz? —Preguntó sin dejar de ver al más alto.

—No Min, basta, ven a comer un pastel de luna y deja a mi novio en paz. —Yoongi se volteó hacia su amigo.

—¿Novio? ¿Pastel de luna? ¿De qué mierda me perdí? —Seokjin sonrió.

—No de tanto como yo... ¿Ustedes también son novios ya? ¿Cuánto tiempo más pensabas ocultarlo? —Yoongi se sonrojó ligeramente, mirando de manera fugaz a Hoseok.

—Lo siento, yo no quería abrumarte con mis problemas... —Yoongi fue interrumpido a media frase, Seokjin se encontraba abrazándolo por el cuello, impidiéndole hablar.

—Eres un tonto Min. Tú siempre podrás hablar conmigo, no importa si agonizo, estaré para ti. —Seokjin hablaba con sinceridad, estrujando a su amigo, como si con eso pudiese reafirmar sus palabras.

Yoongi correspondió al abrazo, sintiéndose más tranquilo.

—Sí, le gusto mucho a Hoseok, así que le daré la oportunidad de tener al mejor novio de toda su vida. —Dijo de manera alegre, separándose por fin del peli purpura.

Hoseok bufó con diversión, robando un pastel de la canasta.

—Con que... el gran Min Yoongi me da una oportunidad. ¿Cómo puedo yo ser digno de tal honor?

—Rascando mi pancita como lo prometiste. —Yoongi se acercó a él rodeando la cintura ajena con uno de sus brazos mientras arrancaba un trozo de pastel con la otra mano.

—Consigan un hotel, chicos. —Se burló Namjoon.

—¿Les parece si vamos a comer? Tengo mucha hambre. —Interrumpió Seokjin, recibiendo una afirmación por parte de todos.

—Hyung, ¿ya tienes un traje para la fiesta de graduación? Será con temática de reyes y reinas, así que debes lucirte.

—Yo siempre me luzco Hoseok. Pero no, aún no lo tengo. —Seokjin volteó hacia su ahora novio—. ¿Me concedería el honor de acompañarme? —Namjoon le sonrió ampliamente.

—Nada me haría más dichoso —respondió mientras se acercaba hasta sus labios, depositando en ellos un suave y sutil toque que hizo al mayor sonrojarse ligeramente.

Todos caminaron hasta la cafetería, encontrándose a sus demás amigos ahí.

—¡Jungkook! —Gritó Jin ganándose más de una mirada molesta.

—¡Hyungs! —Respondió él, levantándose de su asiento para saludarlos con la mano.

—Hey Kookie, Tae, ¿Quieren acompañarnos? Debemos elegir un traje para la fiesta de graduación y ustedes están invitados a ir, así que también deben elegir uno.

—¿No era una fiesta solo para los de último año? —Habló Taehyung por primera vez.

—Claro, pero con la influencia de Hoseok y mi hermoso carisma, logramos convencer a los directivos para que ustedes pudieran venir. —Los hermanos asintieron con entendimiento—. Bien, en ese caso, si nos apresuramos, aún alcanzamos a ver al menos tres tiendas diferentes. Llamaré a Patrick para que venga por nosotros.

Todos vieron a Seokjin alejarse del grupo, pero solo Yoongi entendía todo realmente. El peli purpura volvió poco después.

—Patrick dijo que llegaría en diez minutos. Vamos, yo invito la comida allá. Por cierto, pasaremos por Jimin.

Todos asintieron, recogiendo sus cosas y platicaron animadamente de camino a las tiendas de ropa. Las horas pasaron rápido entre los amigos y las recién formadas parejas, todos se sentían alegres y emocionados.

Cada uno se probó ropa de todo tipo, pasaron horas eligiendo, descartando ideas, combinando estilos, haciendo observaciones y sugerencias, incluso bromeando con llevar vestidos y coronas, desistiendo únicamente por falta de ropa de su talla.

—Bien, creo que tenemos todo. Jiminie, en verdad te gustaron esos botines ¿No es así? —Preguntó Seokjin al ver a su amigo volver a mirar los zapatos que lo habían encantado apenas entró a la tienda.

—Sí hyung, pero tengo unos en casa, así que no importa. ¿Nos vamos? —Seokjin asintió, anotando discretamente la talla y el modelo de los zapatos.

Comieron mientras charlaban animadamente, comentando cosas sobre la fiesta, interrogando a Hoseok, que se negaba a dar spoilers sobre lo que habría.

—Yo quiero hacer un brindis. —Dijo Jungkook alzando su vaso lleno de refresco, acto que los demás imitaron, sin siquiera saber a qué venía tan repentina acción. —Por mis hyungs que por fin confesaron y aceptaron sus sentimientos.

Todos sonrieron, mientras Seokjin y Yoongi se sonrojaban tras sus vasos, sus respectivos novios los miraban con amor y ternura.

—Namjoon hyung, Hoseok hyung... cuiden bien de ellos o voy a quitárselos. —Dijo Jungkook con una enorme e inocente sonrisa en el rostro, provocando que los mencionados se ahogaran un poco y los demás se carcajearan.

La noche cayó sobre el grupito de amigos, que poco a poco se conocían y hacían cercanos, Seokjin pasó a dejar a todos y cada uno hasta sus casas, dejando al último a su novio, con las bolsas llenas de ropa en la cajuela. Habían llegado al acuerdo de usar la casa de Seokjin como punto de reunión en la gran noche.

—Patrick, puedes ir a casa, llegaré después. —Dijo abriendo su puerta.

—Puedo esperarlo, o venir por usted después, solo diga la hora.

—No, estoy bien así. Y por favor, no vayas a mencionarle nada de esto a mis padres, no es como si les importara, pero no quiero que me arruinen la felicidad.

—Claro Joven Kim. Me retiro.

—Gracias Patrick. —Seokjin bajó del auto, siendo recibido por la mano extendida de Namjoon.

Ambos entrelazaron los dedos, sintiendo la calidez que emanaba cada uno.

—¿Tienes miedo? —Preguntó Namjoon rompiendo el silencio, caminando por la calle sin intenciones de entrar a su casa.

—¿De qué? —Respondió Jin, mirando al suelo.

—No lo sé... de tus padres, de que esto no funcione, del futuro...

—Todos le temen al futuro, que esto no funcione no me da miedo, me da miedo no saber hacerlo funcionar y mis padres... me dan completamente igual, nunca han estado verdaderamente presentes, pero no sé qué podrían decirme y ya no me siento con la fuerza de quedarme callado, temo que si me reclaman algo, les soltaré todo en la cara.

Namjoon se quedó en silencio, pensativo, solo acariciando el dorso de la mano del mayor con lentitud, intentando hacerlo sentir comprendido.

—No te preocupes demasiado por no saber hacer esto, iremos poco a poco, te ayudaré, te enseñaré todo lo que quieras, seré tu maestro del amor... porque yo tengo demasiado de eso para ti. —Habló Namjoon luego de un rato en silencio, deteniendo el distraído andar de los dos. 

Seokjin le sonrió y aún en la penumbra de la envolvente noche, Namjoon pudo ver el brillo de esos ojos hermosos que tanto amaba y tan enamorado lo tenían. Acercándose poco a poco hasta su rostro, posó la palma de su mano sobre la mejilla ajena, a lo que Seokjin correspondió inclinando el rostro para recibir más de ese toque.

Ambos se miraron unos instantes, con las estrellas y la luna como únicos testigos del amor que parecía hacerlos flotar. Namjoon besó los esponjosos labios del mayor, permitiéndose ser lento, saborear la dulce saliva del peli purpura y robar diligentemente cada suspiro, cada aliento que el mayor despedía, pegando sus cuerpos cada vez más, deseando poder fundirse el uno con el otro, deleitándose con cada pequeño movimiento luego de haber extrañado aquellos labios como un adicto en rehabilitación.

—Tal vez deberíamos ir adentro —dijo Namjoon a solo milímetros de los labios algo enrojecidos del mayor—. O las estrellas podrían ponerse celosas del brillo en tus ojos.

Seokjin sonrió enormemente, volviendo a los labios de su novio, mordiendo discretamente, a penas rozando con su tímida lengua el labio inferior de Namjoon, que le respondió atrapando su lengua, succionandola de manera morbosa y violenta, arrancando un gemido ronco de la garganta del mayor.

—Namjoon... —Susurró Seokjin con voz agitada y ronca, provocando conscientemente al menor, que ahora lo sujetaba firmemente de la nuca, acariciando lentamente el cabello de su nuca.

—¿Quieres ir adentro? —Preguntó Namjoon. Pegando su frente a la ajena, conteniendo las ganas de volver a besarlo, con miedo a sonar desesperado.

—Sí... —Susurró Seokjin, cerrando los ojos, sintiendo un escalofrío de emoción y nervios recorrerle todo el cuerpo.

Ambos entraron en silencio, sin prender ninguna luz, tomados de la mano hasta llegar a la habitación del menor, que cerró la puerta lentamente, intentando no hacer ruido.

Seokjin iba a preguntar si su familia no se molestaría con él, pero los brazos de Namjoon pegándolo a la puerta lo interrumpieron, una prisión de músculos cálidos y hermosos lo rodeaban, teniendo de frente a su hermoso novio, que lo miraba a solo centímetros, sin siquiera parpadear.

Seokjin se detuvo un instante para admirar esas bellas facciones, ladeando la cabeza de manera tierna solo para poder ver la mandíbula del menor, delineando cada rasgo solo con la mirada, reparando en los hermosos y peculiares ojos de Namjoon.

—Eres hermoso —susurró Seokjin, levantando la mano para acariciar con un solo dedo el afilado mentón ajeno.

Namjoon se dejó hacer, cerrando los ojos para poder concentrarse en el suave toque. Seokjin aprovechó aquello para continuar con su recorrido, subiendo por sus labios, presionándolos con la yema de su dedo, sintiendo el ya algo agitado aliento salir de los labios ajenos. Continuó subiendo, tocando con mayor libertad los pómulos, los párpados cerrados y por último, apartando lentamente los rebeldes cabellos color plata que Namjoon tenía sobre la frente.

Namjoon podía sentir todo su cuerpo temblar, escalofríos recorrerle el rostro por donde el mayor pasaba sus dedos. Seokjin se acercó lentamente a él, observando cada centímetro de piel, deteniéndose a milímetros antes de besarlo, solo para observar sus labios más de cerca. Namjoon sintió el aliento ajeno rozarle el rostro y sin poder aguantar más, se hundió en la boca del mayor, pegando sus cuerpo por completo, aprisionandolo contra la puerta.

Seokjin se sorprendió gratamente al recibir el violento roce, optando por pasar los brazos detrás de la nuca del menor, arqueando la espalda para poder rozar aún más sus cuerpos, suspirando sobre la boca ajena.

Ya no sentía miedo, su corazón latía acelerado por los roces, pero las emociones en su interior estaban completamente en orden, Namjoon le transmitía esa seguridad que tanto buscaba, como si nada que hiciera pudiera estar mal, por lo que, en un arrebato de adrenalina, Seokjin se separó del moreno, que lo miró algo desconcertado mientras veía a Seokjin sonreir.

El mayor lo empujó ligeramente, conduciéndolo hasta la cama en donde Namjoon se dejó caer, mirando desde abajo a un sonrojado, pero valiente Seokjin.

Seokjin se recostó sobre el cuerpo ajeno, colocando una de las fuertes piernas del moreno entre las suyas, comenzando a besarlo de nuevo, de forma violenta, mordiendo y lamiendo los labios ajenos, humedeciendo la zona, saboreando la cálida saliva. Namjoon se atrevió un poco más, aventurando sus manos por debajo de la camisa del mayor, rozando la yema de sus dedos con el plano vientre, subiendo lentamente hasta sentir los pezones ajenos endurecer bajo su toque.

—Ah... Namjoon... —susurró Seokjin contra sus labios, deteniendo sus besos solo para poder concentrarse en ese sutil roce.

—¿Puedo? —Preguntó el moreno, comenzando a quitar la camisa de Seokjin, que solo pudo asentir, concentrado en los ágiles movimientos de los dedos ajenos sobre su ropa—. Ven aquí —dijo, jalando al mayor contra su cuerpo, hundiendo la lengua en sus clavículas, donde poco a poco dejó suaves mordidas, arrancando suspiros satisfechos de los abultados labios de Jin.

Seokjin no se quiso quedar atrás, ordenando solo con sus movimientos que Namjoon se levantara para poder sacarle la prenda por la cabeza, dejando sus abdominales al aire. Seokjin se detuvo un momento para admirarlos, relamiéndose los labios y sin esperar más, volvió a hundirse en su boca, esta vez sin ser tímido, sacando la lengua para poder probarlo en todo su esplendor, en donde Namjoon inició una lucha por tomar la boca contraria, succionando la escurridiza lengua del mayor, provocando que varios gemidos se escaparan de entre sus labios.

Seokjin quiso acomodarse, rozando con su rodilla y por accidente la entrepierna del moreno, provocando que este lo sostuviera de la cadera, inmovilizándolo y respirando agitadamente contra su boca.

—No hagas eso —ordenó, con voz ronca y profunda.

—¿Hacer qué? —Preguntó Seokjin de manera burlona, volviendo a tocar aquella zona con su rodilla, haciendo a Namjoon respirar entre dientes.

—Eso —gruñó Namjoon, cerrando los ojos, deleitándose con el roce.

—¿Por qué no? —Volvió a burlarse el mayor, rozando violentamente la ya dura entrepierna del menor, quien solo pudo gruñir en respuesta, arqueando la espalda, moviendo la cadera para seguir con aquél delicioso toque.

—Porque me pones muy duro —respondió, para luego volver a besar sus labios de manera ruda y sucia, propinando besos húmedos, metiendo la lengua en la cavidad ajena, invadiendola con sus morbosos movimientos.

—Y eso... —comenzó Seokjin con la respiración agitada—. ¿Sería muy malo? — Continuó, restregando aún más sus piernas con Namjoon, provocando que la respiración del moreno saliera entrecortada también.

Namjoon no pudo aguantar más, tomó a Seokjin por la cintura y lo cargó brevemente, invirtiendo sus posiciones, ahora el moreno se encontraba sobre el mayor, presionando su pelvis contra el muslo debajo de él, estimulando aún más su ya excitado cuerpo.

—Aaah, Seokjin... —Gimió Namjoon sobre la oreja ajena, haciendo que Seokjin lo presionara aún más contra su cuerpo.

—Estás tan duro Nam... —Le dijo, mordiendo el lóbulo de su oreja.

Namjoon se sentía extasiado, sus sentidos se encontraban completamente inmersos en aquellas sensaciones que tener el cuerpo el mayor debajo de él le producían, gimiendo contra su oreja, moviendo la pelvis a un ritmo lento que solo lograba excitarlo cada vez más.

Sabía que Seokjin estaba en iguales condiciones, puesto que sus manos se movían frenéticamente por todo su cuerpo, rasguñando y estrujando, desabrochando sus pantalones sin mucho cuidado.

Seokjin paseo sus manos por todo el cuerpo del moreno, deleitándose con el calor que éste desprendía. Con manos firmes y dedos hábiles, desabotonó el pantalón del menor, quitándolos del camino junto a la ropa interior, dejándola caer fuera de la cama. Sus manos fueron subiendo lentamente, acariciando las largas y fuertes piernas que aprisionaban una de las suyas contra la cama, estrujando la piel entre sus dedos.

Sus manos tomaron con fuerza la cadera ajena, presionándola contra su muslo, reforzando el delicioso vaivén que Namjoon mantenía, arrancando un gemido ahogado de su garganta.

—¿Te gusta esto? —Preguntó el peli purpura, tomando con firmeza el punzante miembro de Namjoon, que solo pudo gemir en respuesta, mordiendo su labio inferior con fuerza al sentir la mano de su novio comenzar a moverse sobre su erección, estimulando aún más la zona.

—Seok... jin... —Gimió entrecortadamente, suplicando recibir más de aquél contacto, estirando el rostro hacia el cielo y recargando sus manos en el amplio pecho del mayor, que solo sonrió, acelerando el movimiento de su mano, observando el hermoso rostro de Namjoon sin perder detalle alguno de aquellas hermosas expresiones.

—Jin... quiero hacerlo... por favor. —Gimió, dirigiendo sus manos hasta el pantalón del mayor, que seguía en su sitio, aprisionando dolorosamente la palpitante erección.

Esas palabras lograron distraer ligeramente a Seokjin, que comenzó a sentirse temeroso ante lo que esas palabras significaban.

—Nam, y-yo... no sé hacer nada de eso. —Susurró, deteniendo sus movimientos por fin, sacando al menor de su excitado trance.

—Yo te enseñaré, hyung... —Respondió Namjoon, susurrando la última palabra a escasos centímetros de la oreja contraria, dejando una pequeña mordida en el lóbulo y volviendo a besar a Seokjin, despojandolo velozmente de la poca ropa que aún usaba, dejándolo completamente desnudo, deleitando su vista por unos instantes.

Seokjin gimió de manera ronca, sintiendo las manos del moreno tomarlo de los muslos, acariciándole la piel de forma deliciosa y delicada, enviando pulsos eléctricos por todo su cuerpo.

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